INSTINTOS VIOLENTOS (ALIMENTIVIDAD)
No es menos violento el instinto de conservación que el de alimentividad, sino que aquel tiene sus frenos en los cargos del Patriarcado y Matriarcado, que quieran que no, los hombres preconciban esa tremenda carga que les acarrea la fusión del hombre y la mujer.
Pero los instintos de alimentividad, sobre todo provocados por las necesidades irresistibles e impostergables del hambre y la sed, pone a todo ser dispuesto a jugarse la vida y honor por satisfacer el pedido riguroso de su caldera vital: el estómago.
Por millones de millones existen las causa y procesos judiciales de delitos cometidos por esas necesidades, que jamás debieron conocer los hombres, y no las hubieran conocido sino hubieran creado la propiedad individual; pero para que ésta no hubiera nacido era necesario que no hubieran existido las religiones, porque entonces el parasitismo y los acaparadores no podían nacer.
Mas el grado de violencias de estos dos instintos en un solo caso, nos lo retrata en su desnudez Emilo Zola, en su "Germinal". En su relato hace ver la pasión con que ama un joven a una niña. Pone en conocimiento de las luchas sostenidas por una alimentación deficientísima hasta llegar al robo, a la trampa y al asesinato. Hace asistir a una horrorosa catástrofe en el fondo de una mina, donde se encuentra aquel apasionado luchando con una muerte espantosa, en las negruras de la mina inundada y en ese estado, topa con la niña, que también había quedado atrapada.
Desde ese encuentro comparte con la niña su escasísimo alimento, viéndose precisados a comer astillas y correas, si encontraban a tientas, en sus correrías por las obscuras galería que el agua iba invadiendo.
Han resistido días y más días en esa critica situación y respeta el honor de la niña, hasta que perdida toda esperanza de ver la luz del sol de nuevo y viéndose morir de inanición y angustia, por la suerte de la niña, le declara su amor y se abrazan y funden sus almas, entre el espasmo de la muerte, engendrando una vida.
Ha expirado el padre y queda en los brazos de la madre, en el momento que han roto la pared de la galería, salvando a la joven, que exige primero sacar el cadáver del padre del ser que se que se había sentado en sus entrañas, en circunstancias tan insólitas.
Grandes profundidades de la sabiduría encierra este caso, escrito novelescamente, pero que encierra toda la metafísica de la creación, a la par que retrata los instintos violentos del ser humano.
Pero con titular de violentos, los instintos de la alimentividad, resulta más violento el de la procreación; pero éste es de necesidad primaria y el de alimentividad, secundaría; éste no tiene freno; aquél sí; que además del cargo grave de patriarcado que lleva aparejado, está el amor y el respeto que le es el freno suave, como ha sido demostrado en ese pasaje del "excomulgado Emilio Zola".
INSTINTOS DE ADQUISIVIDAD
Las tendencias iniciales de los órganos musculares y de los sentidos y que tienen por objeto el ejercicio de las funciones de relación, sensibilidad y movimiento, son también instintos que yacen en el organismo y el alma, pero que al contagio, obrarlos otro ser despiertan aquellos mismos instintos de adquisividad.
La mímica expresiva de las sensaciones interna y la adquisividad que tienden a satisfacer las necesidades, son los instintos más caracterizados de este grupo, que, por su vulgaridad, no es necesario ser más extenso; sino señalar que lo mismo que los demás instintos , viven en el hombre y que, pueden estar dominados por no haberles llegado su turno en sus funciones y también por estar dominados y saciados de su ley.
De modo que puede establecerse que si estaban dominados por no haberles llegado su momento de acción, el despertar es de ley; y el momento es aquel en que la reflexión de un instinto semejante los llamó obrándolo quien los obrase y no al acaso sino fatalmente por mandato de la ley.
ORDEN EN QUE APARECEN GENERALMENTE LOS INSTINTOS
Todos los instintos son conexos a la vida trascendental y Psicológica del hombre, pero entre ellos, los más sentidos son los que siguen el orden en que generalmente aparecen.
Los de conservación en forma emocional y defensiva, como ser el miedo y sus variedades mórbidas y la astucia para burlar al enemigo. (Biofilia, Fobias)
Los de combatividad, que son los mismos de conservación pero en forma ofensiva, cuyos caracteres son, la cólera y los impulsos destructores.
Los de simpatía, bajo las formas de emoción de ternura afectiva y tendiente a la imitativa.
Los de jugo, tendencias a gastar las energías y actividad sobrantes; bien en forma de ejercicios, aventuras de toda índole, como también de placeres de azar, estéticos y belicosos.
Los de curiosidad, atracción de los estímulos exteriores. Si este instinto es bien educado, es acaso el más beneficioso, porque lleva al estudio y comprobación de los fenómenos de la vida en general.
Los del egoísmo, concretados en el amor a sí mismo.
Los de amatividad y filogenitura, o sexuales, conservadores y protectores de la prole; son los más meritorios desde que tienden a la formación de la sociedad, por el amor a familia.
Los de localidad, que si no es primario, merece formar en su escala, porque por él nace el deseo justo de la comodidad del hogar o casa para la prole.
Desde luego, entre cada uno de esos instintos, hay siempre en función infinidad de otros instintos que sirven de apoyo y también antagónicos; por lo cual muchas veces se hace una obra con facilidad o con demasiado sacrificio, según dominen los instintos de ayuda o los antagónicos.
DIVISIÓN DE LOS INSTINTOS
Estos se dividen en naturales (primitivos) y en modificados (adquiridos).
Los naturales se manifiestan en general como si fueran un producto forzoso a demostrarse por el organismo: son innatos; están dentro de la especie y son anteriores a toda experiencia individual.
Los modificados son igualmente innatos, pero difieren de los primitivos en que se presentan como resultado de la adaptación impuesta por el medio ambiente, (contagio).
Todos los hombres, desde el más estúpido o imbécil, aparente o real, hasta el más perfecto sabio, son constituidos por las mis sustancias de la naturaleza y no puede faltar en ninguno la concurrencia de todos los instintos de todas las criaturas y seres de los tres reinos de la naturaleza.
Las causantes de las diferencias de la posición y grado son del progreso mayor o menor de cada espíritu y no hay dos iguales; pero esto no es porque uno tenga más instintos ni menos que otro.
Será uno más viejo que otro en la vida individual, habrá trabajado más, habrá hecho más meritos, se habrá hecho más sabio y conquistado mayor belleza, todo lo cual le hará ser más culto y hombre trino. Pero eso no dirá que tenga más o menos instintos que el retrasado o el más joven.
¿COMO ACTÚAN LOS INSTINTOS Y PRODUCEN LAS PASIONES?
Está sentado y probado que, el hombre, constituye el universo completo y que viven en él todos los instintos de todos los seres y cosas de los tres reinos de la naturaleza.
Sentando pues, que cada instinto, hasta que se sacia en sus derechos, no obedece más que a su ley; la cual, el espíritu, no desconoce ni es quien puede cometer la injusticia de prohibir ni cohibir a ningún instinto de los que en el hombre conviven. ¿Se puede comprender la terrible lucha que debe sostener el espíritu, para poner en orden semejante jaula (arca de Noe) donde están encerados todos los seres de la creación?
Cada uno de estos seres es un Ego y no atiende más que a su vida, a su conservación, ya sea que haya de tomarla de la materia inorgánica (amoviente) bien de la orgánica (moviente) en cuyo caso, vive de la vida los otros inferiores.
Estos también se resisten a ser pasto de aquellos y forman sus repúblicas defensivas, antagónicas por lo tanto; pero en esa ley de fuerza bruta, el derecho es del más fuerte; de cuyo resultado, nace la pasión en el más fuerte, que dura, hasta que los apasionados se sacian; y si rebosan sus medida, nace la concupiscencia que es fuera de toda ley, por lo cual no puede haber saciamiento. Pero como la concupiscencia al no poder saciarse, roba cada vez más derechos a los inferiores y aun a los mayores por que son más nobles, o por que han reconocido la ley inflexible y representa por armas el odio del que ya pasaron o no tuvieron felizmente, y llevan por baluarte el Amor.
Estos instintos, ya son consciencia del espíritu y protegen a los inferiores, estableciendo una lucha resistencia defensiva, pero la concupiscencia lo mismo que la virtud, se contagian y se forman bandos políticos y religiosos; los de ideas liberales y avanzados y los de los parásitos. Los trabajadores, suman los sentimientos y de aquí se entablan las contiendas, las revueltas y las guerras, consideradas hasta en los hombre, dentro del hogar, en los bandos de la población, de una provincia, de una nación y aun mundial como lo presencia el mundo todo hoy, porque cada hombre, odia a los demás hombres.
Esta es la metafísica de los instintos formando la metafísica de los sentimientos que, según formen o no la concupiscencia, dan la paz o la guerra al mundo todo, por que cada hombre, está en la paz o en la guerra consigo mismo.
Bajando ahora a la parte científico-filosófica de los sentimientos que, son los impulsos característicos de una volición (voluntad) y son dos clases; los instintos tratados y de los que preceden los movimientos instintivos individuales, primero, para convertirse por contagio en movimientos de masas, por clases o universales, a causa de la concupiscencia; y los sentimientos en general, causa de los movimientos espontáneos por convicción. Pero que esas dos clases instintivas, en rigor, son dos grados de un mismo sentimiento y todos pueden cooperar en los movimientos reflexivos.
La diferencia está en que, los instintos, dan por fruto la sensibilidad de las emociones simples; mientras que cuando ya forman sentimientos, se presentan acompañados de emociones compuestas y pueden formarse:
Por mezcla de elementos homogéneos como ocurre en el amor, considerado en sus demostraciones de atracción física, sin precisión estética, simpatía, admiración, amor propio, ternura, etc., y de elementos heterogéneos como los celos entendiéndolos como de placer por la posesión ideal, temor del despojo, cólera contra el autor del despojo imaginario, etc.
Por combinación de elementos que se funden en una unidad irrebatible, como la melancolía significada como una especie de evocación placentera y agradable, dentro de un estado de tristeza,, y como la sublimidad, entendida en una forma de depresión y exaltación simultáneas, dentro de un estado de pavor, confusión y admiración estéticas, y
Por la evolución, la que da y a la debemos cinco grandes grupos de sentimientos que son: Sentimientos sociales; malos o buenos; sentimientos religiosos, siempre malos; sentimientos estéticos, siempre buenos; sentimientos intelectuales, siempre buenos; sentimientos espirituales, que harán buenos o malos a los otros sentimientos.
Aquí surge una pregunta del más grande interés. ¿Cómo es que, siendo el hombre sólo por el espíritu, aparecen los últimos los sentimientos espirituales? A la lógica pertenece la contestación y dice: que como el espíritu no desarmonizar su misma economía manifiesta su voluntad en el todo de sus sentimientos, fundados en los instintos y serán buenos si ya dominó la terrible jauría; y malos si la concupiscencia impera en ella y él se plega a la concupiscencia de los instintos.
La contestación encierra un infinito índice de estudio metafísico, hasta el borde de lo abstracto; punto en cual, entra al estudio el "espiritismo luz", que no admite el misterio y pronto comprueba que no lo hay, por que ni aun el Creador queda en el misterio, cuando no existe el prejuicio.
Autor
Pedro Sandrea
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