- Instinto de conservación (vegetativos)
- Instintos violentos (alimentividad)
- Instintos de adquisividad
- Orden en que aparecen generalmente los instintos
- ¿Cómo actúan los instintos y producen las pasiones?
Estos se manifiestan en tendencias primitivas y específicas, cuyo fin es la conservación y protección inmediata del individuo y de la especie. Por lo cual, los movimientos instintivos defensivos se manifiestan desde la primera edad y aun desde el momento del nacimiento, cuando en el individuo aun no se puede apreciar conciencia.
El lloro del infante no es más que la demostración de su instinto de conservación, pidiendo el alimento y también la defensa, a sus padres o a quien lo oiga.
Los movimientos constitutivos de dichos actos, se denominan instintivos; y los respectivos impulsos son los instintos y aunque se manifiesten aparentemente inconscientes, radican por siempre en la conciencia; por lo cual, jamás son desapercibidos esos movimientos por el ser conciente, nuestro yo inteligente, que es quien constantemente hace moverse cada instinto y en plena conciencia, aunque parezca rutinaria, mecánica.
Por esto, cuando Hartmann define estos movimientos "Sin conciencia" aumenta el error del estudio de los instintos. Pero ya no han podido menos sino de afirmar, de pararse y reconocer, que "esos movimientos llamados inconscientes, se realizan en todos los casos en forma de actos conformes a un fin, que no admite dudas de que son movimientos de la consciencia.
Pero no han querido reconocer la conciencia al espíritu que es el único conciente y es su archivo eterno, y por fuerza únicamente formado por los instintos de los que, cada ser de la naturaleza tiene uno: pero el hombre tiene todos los instintos de todos los seres.
Aquí es forzoso exponer la aparición del hombre en la tierra pero no cabe en los cursos de filosofía: pertenece a una exposición más completa y probatoria. Pero algo hay que decir de este punto, del que debe partir todo estudio de la naturaleza humana, sin errores ni prejuicios; pero lo haremos en el párrafo 5º, para no salir de la pauta; pero es necesario sentar bien en la mente, que El hombre tiene en sí todos los instintos de los tres reinos, por lo cual, su evolución es más lenta; porque esa evolución representa la evolución total de todas las cosas.
Sí en el hombre están todos los instintos de todo lo que alienta, que anda, vuela o se arrastra, y cuando cualquier especie cumple el instinto propio, en el hombre repercute, porque en el hombre viven todos, en su alma y cuerpo, los que se componen de las esencias de todos los tres reinos. ¿Qué algarabía habrá en el hombre, hasta que el espíritu logra dominar la mayoría de los instintos, formando de ellos un rico archivo, que es su consciencia? Muy lejos se encuentran las ciencias y aun casi todas las filosofías, de este tópico. Por esto no han podido tampoco ver, (ni aun los Teólogos) dónde se forman las pasiones, las que sólo tienen principio en el antagonismo de unos y otros instintos, cuando aun no se han satisfecho de su ley; porque sólo cuando un instinto se ha saciado, se deja dominar y corregir; antes de saciarse, ni la pena de muerte creada en los códigos, (para vergüenza de los jueces y legisladores) logra corregir a nadie; y la prueba es que se han ajusticiado millones de hombre por asesinato y otras causa más triviales y sin embargo, los hombres comenten en aquel mismo instante los mismos delitos. Todo lo cual confirma esta doctrina de que sólo la hartura, el saciamiento cesa el instinto en su antagonismo con los otros instintos y las pasiones se convierten en virtudes.
INSTINTO DE CONSERVACIÓN (VEGETATIVOS)
Estos, son los primeros instintos que tocan a la conservación de la vida, cuyo avisador o centinela constante del miedo, el que en sí, no es otra cosa que la ley de conservación o de defensa.
Efectivamente, el miedo a la muerte por inanición, que el instinto trae a la mente da la voluntad de comer a la que ayuda el gusto y el olfato que, antes de probar el alimento no da la percepción.
Pero de este párrafo, lo más esencial es la procreación, cuyo instinto innato se impone en todos los seres con tal fuerza irresistible, que es el instinto que más crímenes ha cometido, por innumeras causas de oposición y atracción.
La oposición es siempre por una educación errada en la mujer, por el egoísmo máximo de los hombres y por una falsa virtud religiosa, que ningún religioso puede cumplir a pesar del voto irracional, el que significa renegar de la ley de la vida.
La atracción es de dos índoles, imperativas e indomables: 1º por la afinidad y la justicia de la compensación; y 2º por el mandato inflexible de la ley de "Creced y multiplicaos" cuyo cumplimiento trae el equilibrio de la humanidad.
Pero la ley manda las cosas en medida justa y se falta a la ley por demás y por de menos, para cuya medida está la razón y sobre todo la moral y la salud.
Cuando se han organizado bien los instintos, la medida es fácil de llenarla; mientras los instintos viven revueltos, sin entrar a formar la consciencia, las pasiones se desatan y la medida rebosa o no se llena, y en cualquiera de los dos casos, no se cumple la ley. Pero en nuestro "Código de Amor Universal" se señala la edad y cantidad del uso y el tiempo, un tanto más claros y avanzados que las leyes de Manú o Sánscrito, también ley de Seth.
Los demás instintos conservadores de la ley orgánica, son tan necesarios como el señalado de la procreación; pues tiene por objeto la vida sana, como la nutrición moral e intelectual, digestión, secreción, etc., y tiene su gran influencia los contagios, como se pueden observar, que si uno como al otro le abre el apetito; si uno ríe los demás ríen y así sucesivamente.
En la escala animal, no es el hombre el más fuerte físicamente o materialmente; y aun además se puede asegurar que sus órganos y fisiología, son materialmente más pobres y débiles que los de todos los animales, al menos considerados por la finura y delicadeza de su constitución y substancias más puras.
Sin embargo, los animales, aun los más corpulentos, viviendo en su libertad del bosque, sólo sienten el "celo" en una época del año, y entre todos, cubren la ley de la reproducción de las especies en todo el año, y el hombre, siendo mucho más débil en materia, siente el "celo" en todos los instantes del año, aun sin provocación visual. ¿Cuál es la causa? La apuntada ya en el párrafo I, de este capítulo: que el hombre tiene en sí todos los instintos de los tres reinos de la naturaleza. Y como el instinto de procreación y conservación de la especie lo tienen todos los seres y todos conviven con el hombre en su cuerpo y alma, estando en el hombre tan vivo y activo los instintos del caballo, del león, el pez y el ave, etc., tan pronto entra en el celo una especie, en el hombre repercute en el instinto del animal celoso. Y como no pasa un instante del tiempo sin que una especie o más esté en el celo de su conservación, el hombre siente el celo y deseo en todos los instantes también, y es en rigor de ley, porque el caballo, el león, etc., sólo son un ser del universo, pero el hombre es el universo entero y completo. Y basta de este punto, aun no expuesto ni abordado por nadie, porque no había sido hora hasta hoy.
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