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El problema de la identidad y su relación con el consumismo

Enviado por fliagra


Partes: 1, 2

  1. Introducción y fundamentación del tema
  2. Socialización y consumo
  3. Identidad y mercado
  4. El papel de la educación en la formación de la identidad
  5. El poder del consumo
  6. Crisis de identidad en Argentina
  7. Conclusión
  8. Bibliografía consultada

1. Introducción y Fundamentación del Tema

Asumir una identidad determinada exige aceptar además la aprobación y la desaprobación de los otros en un juego especular que nunca termina. Esta evaluación depende del sentido común dominante en la sociedad que define los valores orientadores de las relaciones sociales, como también las instituciones destinadas a producir el ordenamiento social. La aceptación de dicha evaluación por parte del socializado proviene del reconocimiento de los otros como significativos en principio por imposición, aunque esa significación admite luego una selección condicionada por la búsqueda de confirmaciones y de compatibilidades sociales, económicas e ideológicas.

Las diferencias de las sociedades provienen de sus particularidades y características, las cuales se denominan cultura y constituyen la identidad de la sociedad.

El ser humano desde su nacimiento consume como forma de satisfacción de sus necesidades básicas. Pero a medida que el individuo se desarrolla, a estas necesidades básicas se le suman nuevas necesidades de origen social por razones externas a su naturaleza, sino para crear una identidad.

Este será el proceso explicado a continuación.

2. Socialización y Consumo

El individuo nace con una predisposición hacia la socialidad, y luego llega a ser miembro de una sociedad. Asume el mundo donde ya viven otros comprendiendo los procesos subjetivos momentáneos y comprendiendo el mundo en el que vive.

Socialización puede definirse como la inducción amplia y coherente de un individuo en el mundo objetivo de la sociedad o en un sector de él.

En toda sociedad hay una vida cotidiana y todo hombre, sea cual sea su lugar ocupado en la división social del trabajo, tiene una vida cotidiana.

El particular nace en condiciones sociales concretas, en sistemas concretos de expectativas, dentro de instituciones concretas. Debe aprender a usar las cosas, apropiarse de los sistemas de usa y de los sistemas de expectativas. No todos aprenden a usar las cosas e instituciones, a orientarse en el marco de los sistemas de uso de igual medida. Cuanto más dinámica es la sociedad, mas esta obligado el hombre a poner continuamente a prueba su capacidad vital.

La socialización primaria es la primera por la que el individuo atraviesa en la niñez; por medio de ella se convierte en miembro de la sociedad.

La socialización secundaria es la adquisición del conocimiento específico de roles, lo que significa la internalización de campos semánticos que estructuran interpretaciones y comportamientos de rutina dentro de un área institucional.

El carácter de una socialización secundaria depende del status del cuerpo de conocimiento de que se trate dentro del universo simbólico en conjunto.

Una circunstancia importante que puede plantear una necesidad de intensificación es la competencia entre los encargados de definir la realidad en diversas instituciones. Existe la competencia de lo que subjetivamente aparecerá como el mundo "materialista" y de "cultura de masas" de la "lucha competitiva" con la necesidad de "técnicas artificiales" dominadas por un monopolio.

3. Identidad y Mercado

La inestabilidad de la sociedad moderna se compensa en el hogar de los sueños, donde con retazos de todos lados conseguimos manejar "el lenguaje de nuestra identidad social"

Las identidades han estallado, pero en su lugar no esta el vació, sino el mercado, y quien no puede realizar allí sus transacciones queda fuera del mundo.

El deseo de lo nuevo es algo inextinguible, se impone en forma perpetua: Quien tiene el dinero para invertir en él como consumidor, es una especie de coleccionista al revés. En lugar de coleccionar objetos, colecciona actos de adquisición de objetos, mientras que el coleccionista del viejo tipo sustrae los objetos de la circulación y del uso para atesorarlos. Para el coleccionista al revés, su deseo no tiene objeto que pueda conformarlo, porque siempre habrá otro objeto que lo llame. Colecciona actos de compra-venta.

También existen los excluidos del mercado, que pueden soñar con consumos imaginarios La identidad transitoria afecta tanto a los coleccionistas al revés como a los menos favorecidos coleccionistas imaginarios: ambos piensan que el objeto les algo de lo que carecen en el nivel de la identidad.

Aquello que los hace deseables, también los vuelve volátiles. La inestabilidad de los objetos se origina en los saberes de la moda quien los codifica cada temporada. El tiempo fue abolido en los objetos comunes del mercado porque son completamente transitorios.

Los objetos crean sentido mas allá de su utilidad o su belleza, o mejor dicho, su utilidad y su belleza son subproductos de ese sentido que viene de la jerarquía mercantil.

Siempre el puntaje de una marca, una etiqueta o una firma tiene otros fundamentos, además de sus cualidades materiales, de su funcionamiento o de la perfección de su diseño. La libertad de quienes los consumimos surge de la necesidad que tiene el mercado de convertirnos en consumidores permanentes.

La infancia casi ha desaparecido y la primera juventud se prolonga hasta después de los treinta años.

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