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Descenso del Ozono sobre América Central (página 2)


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No obstante, no fue si no hasta la década de los años 90´s cuando se contó con los primeros datos de ozono atmosférico para zonas tropicales, provenientes de la nueva generación de satélites de la NOAA (Agencia para los océanos y la atmósfera de los Estados Unidos de América) y la NASA (Agencia Espacial del mismo país).

Fig.2. Detalle de la plataforma ADEOS y del instrumento TOM

Los sensores de este satélite miden la cantidad de ozono en la columna de aire. Fuente: NASDA.

Hasta el año 2000 se tiene acceso público a esta información. Consiste en una serie de 5 años de datos continuos y confiables sobre los niveles de ozono atmosférico. En este reporte se han tomado los datos de una estación NASA ubicada en el Canal de Panamá, la cual recibe sondeos de satélite diariamente, provenientes de localidades ubicadas en una región ubicada en un radio de 300km a la redonda, la cual es también representativa de la radiación sobre América Central.

Resultados importantes:

el ozono disminuye naturalmente hacia el hemisferio sur (valores negativos de latitud),

los valores mínimos sobre áreas pobladas, se da en los trópicos durante todo el año,

en febrero se tiene los valores más bajos, alcanzando el mínimo planetario a los 10 grados de latitud norte -justo sobre América Central-.

Fig.4. Concentración de ozono atmosférico

Corresponde a datos de los últimos 6 años sobre América Central. Fuente: elaboración propia.

La figura señala hechos importantes:

·        Durante la época seca -noviembre a marzo-, se tiene los valores más bajos de ozono.

·        El mínimo en esta serie se alcanzó para el período de finales de 1997 e inicios del año 1998. Esta situación repite entre el año 2002 y el 2003.

·        Los valores son tan bajos, que alcanzan los niveles críticos de la periferia del hueco de ozono en la zona polar.

Por lo tanto, América Central se encuentra en una situación delicada, especialmente durante los meses de diciembre a febrero, pues la protección que debiese dar la capa de ozono, se reduce a un 50% respecto de países en otras latitudes, incrementado la radiación UV-B en un 100%, tal como se deriva de la Fig.5.

Fig.5. Incremento de radiación ultravioleta con la perdida del ozono para la columna de aire. Fuente TOMS/NASA. 

Esta Figura presenta resultados de un estudio hecho entre 1991 y 1992 en el Polo Sur. Fuente: EPA-USA.  Esta indica la evidencia científica de que la reducción de la capa de ozono en la estratosfera, induce un incremento de la radiación ultravioleta. Note como la curva sube más rápido para valores de reducción de ozono mayores a 40%.

¿Qué consecuencias tiene?

Múltiples: daño genético en insectos y formas de vida menores, daños en plantas – especialmente a ciertos cultivos -, cáncer de la piel, ceguera y daño a la vida marina.

Vida marina

Más del 30% de la proteína animal que consume el ser humano proviene del océano. El fitoplancton marino (microorganismos vegetales abundantes en el Pacífico costarricense entre noviembre y marzo) absorbe la mayoría del CO2 que se emite en el Planeta, evitando concentraciones que impedirían la vida del ser humano sobre la superficie. Pero además estos microorganismos son la base de la pirámide alimenticia en los océanos. Y son los más afectados por el exceso de radiación UV-B. Se ha calculado que tan solo una pérdida del 16% del ozono, causaría un 5% del fitoplancton, lo cual equivale a perder 7 millones de toneladas de pescado por año.

Estudios recientes han demostrado que el exceso de radiación UV-B ha inhibido la fotosíntesis de las algas. También se ha encontrado que causa daños en los estadíos larvarios de peces, camarones, cangrejos y anfibios.

Ya que América Central produce enormes cantidades de plancton en su zona económica exclusiva, de la cual depende la productividad pesquera, es de esperar que los aumentos de radiación nociva tengan un efecto negativo en los rendimientos pesqueros de la flota de altura.

Plantas

Son afectados los procesos fisiológicos y de desarrollo. Si bien las plantas tienen mecanismos para aminorar estos efectos e inclusive pueden aclimatarse a niveles altos de radiación, su crecimiento se ve afectado.

La respuesta a UV-B varía entre especies. Por ello los cultivos agrícolas deben buscar las más tolerantes a los patrones de alta radiación UV-B. En bosques y pastizales, se presentan cambios en la composición de las especies. Por lo cual hay cambios en la biodiversidad en los diversos ecosistemas.

Cambios indirectos en la forma, la distribución de masa en los diversos órganos de la planta, alteración de fases del crecimiento y afectación al metabolismo, son consecuencias más serias.

Hay otras consecuencias, tal como la interacción del CO2 con mayor densidad de radiación UV-B, las cuales pueden influenciar el clima local y variar los ambientes de los ecosistemas.

Salud humana

Se conoce que la radiación UV-B daña la córnea y el cristalino. Exposiciones durante varios años son causa de cataratas.

Algunos componentes del sistema inmunológico presentes en la piel son afectados. Experimentos con animales muestran que la exposición a la radiación UV desarrolla cáncer de piel, agentes infecciosos y otros antígenos.

En poblaciones con exposición acumulativa y prolongada a radiación ultravioleta, este es un agente de riesgo para el desarrollo de cáncer de piel no-melanoma (NMSC). Este riesgo se estima en un 2% de incremento, por cada 1% de descenso del ozono atmosférico. Para el cáncer de piel melanoma, la relación no es tan precisa. Este parece estar más bien relacionado a altas dosis de UV-B por explosiones solares -o por una reducción notable del ozono, lo cual es un efecto equivalente -.

Referencias

Se han utilizado datos de la estación de la Agencia Espacial de EE.UU. (NASA) en Balboa, Panamá.

Algunas figuras y referencias a trabajos científicos han sido tomados de la Agencia para los Océanos y la Atmósfera de los EE.UU. (NOAA), de la Agencia Espacial Japonesa (NASDA), de la Agencia para la Protección del Ambiente de EE.UU. (EPA) y del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

http://toms.gsfc.nasa.gov/

http://www.ciesin.org/

http://www.nas.nasa.gov/About/Education/Ozone/

 

 

Autor:

Guillermo Quirós Álvarez

Oceanógrafo Físico

Instituto de Costas. Universidad San Juan de la Cruz, Heredia, Costa Rica.

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