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Educación y conciencia histórica (página 2)


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Es una vieja idea, una hermosa idea, que no la tenemos necesariamente presente (aquí hay una cita que es muy evocativa del tema, por eso yo la traigo a colación, es la de Humboldt, cuando hablando de los lenguajes, decía que el papel del lenguaje es permitirnos o permitirle al hombre enlazarse con el mundo, entonces aquí tenemos un punto): ¿cómo yo me enlazo con el mundo?, ¿con qué lenguajes me enlazo con el mundo?

Ese ha sido un problema de formación; ese si es un problema que no es -precisamente hablando- de la ciencia, sino de la educación. ¿Pueden ustedes formar personas capaces de enriquecer su lenguaje para enriquecer así su mundo?, es una pregunta, ¿es la tecnología?, o más bien ¿la tecnología es la negación de esta posibilidad humana?, ¿no estaría acaso en una debida -porque no suficientemente resuelta- orquestación del lenguaje, entre los llamados lenguajes denotativos, los lenguajes que pueden provenir de la capacidad del hombre de entender las cosas, de explicarlas analíticamente, con otros lenguajes?, esos lenguajes llamémoslos genéricamente simbólicos, que no tiene presencia explícita en el desarrollo de la capacidad de pensar (en el sentido en que lo estoy diciendo), de pensar en el sentido de permitirme construir una relación rica con ese mundo, por lo tanto de asomarme a ese mundo con pensamientos, no solamente con instrumentos.

Puede estar en la literatura, puede estar en la pintura, puede estar en la música, ¿dónde están esos lenguajes en el proceso de formación?, no de información, sino de formación; ¿cómo se articulan con los demás lenguajes?

En este problema se puede traducir muchas de las consideraciones anteriores, todo esto que estaba diciendo que se había perdido desde el siglo XVII y XVIII, de esta capacidad de colocarse frente al mundo, esta necesidad de recuperarla, para recuperarnos como Sujetos en el contexto del siglo XXI, que es un contexto de enorme crudeza, de enorme desafío, un contexto donde el hombre esta solo consigo mismo frente a su propio destino, cuando ha dejado de pensar o de creer en los dogmas o en las ideas felices de los progresos que le resolvían el problema por sí mismo.

En ese contexto estoy recuperando el problema de enriquecer la capacidad de vincularnos con el mundo a través de enriquecer nuestra capacidad de enlazarnos con el mundo, y uno de los mecanismos de enlace -si no el único- es el lenguaje, ¿dónde está eso presente en los procesos formativos? es una pregunta que yo me formulo desde afuera, y que tendrá enormes consecuencias.

Esta y otras son algunas inquietudes deshilvanadas e incompletas que se derivan, desde luego, de una reflexión acerca de lo que ha significado el conocimiento científico, no solamente para la ciencia, de lo que ha significado el conocimiento científico en cuanto a contribuir a enriquecer al ser humano concreto, no solo al científico, ¿en qué medida el mayor conocimiento que el hombre logra de la naturaleza y de la sociedad lo hace, -como decía hace un momento atrás- mejor sujeto? Esa es la pregunta inicial de todo, es lo que me lleva (a quienes están preocupados de estos temas también, desde perspectivas diferentes) a tratar de contestarnos la pregunta, ¿en qué sentido, vivir a principios del siglo XXI expresa un Sujeto humano más rico que el Sujeto humano que vivió a fines del siglo XIX?

Esas son algunas interrogantes que yo quisiera compartir con ustedes, en el entendido que, como empresa intelectual de esta naturaleza, no admite conclusiones precipitadas, sino la capacidad primero de plantearnos los problemas, no tenerles miedo y con tal serenidad buscar las respuestas. Muchas Gracias.

* Exposición del Dr. Hugo Zemelman Merino en la conferencia magistral de apertura del Tercer Encuentro de Investigación Educativa, organizado por la Unidad Pachuca de la Universidad Pedagógica Nacional. Transcribió la grabación en audio y editó como texto en enero del 2012, para la Maestría en Educación Básica de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Tlaquepaque: Isidoro Jiménez Camberos.

 

 

Autor:

Hugo Zemelman Merino

Enviado por:

Isidoro Jiménez Camberos

 

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