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Transformaciones del psiquismo en la latencia

Enviado por jose cukier


Partes: 1, 2

    1. Objetivo del trabajo
    2. Bibliografía

    Objetivo del trabajo

     El desarrollo de esta presentación estará centrado en el estudio de las transformaciones del psiquismo en la fase de la latencia. Tomaremos como causa generadora a la en-señanza-aprendizaje escolar en el marco de la educación institucional. En su "Introducción a Oskar Pfister", (1913b), Freud nos dice "[…] La educación quiere cuidar que de ciertas disposiciones {constitucionales} e inclinaciones del niño no salga nada dañino para el individuo o la sociedad […] el educador podrá […] notar los primeros indicios de un desarrollo hacia la neurosis o la perversión […]". Ferenczi, (1908), sostenía que la mala educación es un verdadero caldo de cultivo para la

    neurosis. Para el estudio de la influencia que tiene la enseñanza-aprendizaje escolar como agente de cambio psíquico, seguiremos el siguiente ordenamiento:

    Concepto de agente. Entendemos como agente al promotor, facilitador o introductor del cambio. La palabra agente subraya al carácter activo. Para desplegar qué tipos de agentes son promotores, tomaremos como paradigma las razones que cita Freud en "El malestar en la Cultura", (1930a), donde dice que el sufrimiento nos amenaza por tres lados; desde el propio cuerpo, del mundo exterior y de las relaciones con los otros seres humanos. Desde esta perspectiva podemos pensar en  agentes biológicos, sociales y psíquicos. Para que el agente opere necesita encontrarse con la disposición individual.

    Como agente biológico de cambio podemos considerar a la pubertad y la menopausia, (1937c); como agente psíquico, a la pulsión, que tal como lo recordaba Freud, (1920g), "[…] 'tiende indomado siempre hacia adelante' (Fausto), […]" ; por fin como agente social, las imposiciones culturales, (1928b). La enseñanza y el aprendizaje escolar en el marco de la educación institucional son agentes sociales de cambio psíquico. Se vuelven eficaces, si están dadas las condiciones psíquicas y biológicas que piden el estímulo educativo, (1933a).

    -Concepto de cambio. Entendemos por cambio a la modificación de un estado psíquico. El cambio que ofrece la enseñanza escolar puede operar sobre el Yo y el super yo del educando, (1923b).

    Los cambios en el Yo, pueden darse por modificación de las defensas o por complejización psíquica, ambos pueden combinarse, como por ejemplo  el  destino de la desmentida, (1927e). Se trata de una defensa normal hasta alrededor de los ocho años de edad y que luego con la maduración evolutiva que ocurre durante la escolaridad, desaparece, pero puede ser sostenida por la acción patógena de ésta. La acción de la enseñanza sobre las  defensas puede hacerse de manera concordante con éstas, y en consecuencia inadecuada; por ejemplo reforzar defensas excesivas, mantener las normales prolongadamente como es el caso de la desmentida y con ello la escisión del Yo, o suprimirlas cuando se hace necesario reforzarlas como es en el caso de las patologías transgresoras. Puede operar de manera complementaria al yo, aportándole a éste aquellas defensas que le faltan, o bien suprimir las que están en exceso.

    En cuanto a los cambios sobre el superyó recordemos previamente que las funciones del mismo son; la formación de ideales, la autoobservación y la conciencia moral. La enseñanza escolar puede estimular modificaciones sobre estas tres funciones, combinándose la acción de manera estática o dinámica para crear formaciones de articulación mixta y cambiante.  La estructura de los ideales puede estudiarse desde el punto de vista de su forma y de su contenido, D. Maldavsky, (1991). Según su forma, en un grado de creciente complejización podemos considerar al ideal totémico, mítico, religioso, de la cosmovisión y científico ético. Según el contenido y siguiendo el ordenamiento de las etapas de la evolución libidinal, Freud, (1905), Abraham, (1924), consideramos: el ideal de la verdad -con fijación oral primaria-, del amor -con fijación oral secundaria-, de la justicia, -con fijación anal primaria-, del orden -con fijación anal secundaria, de la dignidad -con fijación fálico uretral-, y la belleza -con fijación fálico genital-. Un mismo contenido puede expresarse en diversas formas así como una forma puede combinarse con contenidos distintos.

    El educador tiene la posibilidad de regular los momentos sucesi-vos de aporte o de frustración inevitable que provoca la rea-lidad. No es la simple interacción la que produce aprendizajes, internalizaciones y modificaciones. Son las predicciones que se suscitan en el encuentro con los otros que al entrar en conflicto con las limitaciones de la realidad, facilitan el desarrollo de una lógica de acción. Desde ésta se confrontan diferentes estrategias.

    Los cambios pueden darse como resultado de la fatalidad del desarrollo y pueden ser de naturaleza psíquica o biológica.

    Entre los  cambios psíquicos como resultado de la fatalidad del desarrollo podemos considerar: el sentimiento de culpa, (1930a), la transformación de familiar en extraño, (1919h); la desapari-ción de la desmentida, (1927e); la coerción del placer en el juego con las palabras, (1905c). En éste último artículo Freud dice que el niño, tiene placer cuando experimenta jugando con las palabras, independientemente de sus sentido. Posteriormente, cuando es estudiante no prescinde de ésta actitud como expresión de su rebeldía ante la "[…] coerción intelectual que le significa el estudio […]". Cuando es hombre maduro, en los congresos científicos, toma a burla los conocimientos adquiridos para compensar las nuevas coerciones intelectuales. En el artículo "Sobre la psicología del colegial", (1914f), destaca la decepción de los padres producida por la educación, cuando el estudiante comprueba, en el encuentro con sus maestros, que su padre ya no es ni el más poderoso ni el más sabio. También la desestimación es un mecanismo normal de la infancia y que luego desaparece, (1918b). Entre los cambios biológicos, nombraremos la organización neuronal del sistema auditivo, que es  anterior a la posibilidad de repetir motrizmente la palabra oída, (1891); la anticipación de la excitación pulsional respecto de la posibilidad de descarga, (1905d).

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