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La nueva formación en las policías locales


Partes: 1, 2

    1. La formación continua en las policías locales
    2. La formación especializada de las policías locales

    De los tres elementos fundamentales constitutivos de un proceso formativo en las Policías Locales (los objetivos, los contenidos formativos y los criterios de evaluación), sin duda alguna son los "contenidos formativos" los que tradicionalmente han merecido mayor atención; y no sólo por parte de los profesionales de la formación, sino también por parte de los estudiosos en cuestiones didácticas. Dicha atención ha llegado al extremo de producir la apariencia de que el currículo se reducía a los contenidos formativos; más aún, en un tipo determinado de contenidos formativos, a saber, los relativos a hechos y conceptos.

    Más allá de estas exageraciones reduccionistas, resulta evidente que los contenidos formativos constituyen la parte nuclear de la función instrumental que le corresponde desempeñar a cualquier currículo formativo. En efecto, la formación siempre es para algo. Los objetivos del currículo definen dicho "algo"; los contenidos formativos identifican los instrumentos para alcanzarlo y constituyen el objeto del aprendizaje; y los criterios de evaluación no hacen sino medir o valorar en qué medida se han logrado alcanzar los objetivos del currículo.

    Así pues, los contenidos formativos son los instrumentos básicos que deben procurar la consecución de los objetivos del currículo formativo. Un buen currículo policial es aquel que incluye aquellos –y sólo aquellos- contenidos formativos, cuyo aprendizaje y dominio procura y facilita de la forma más eficaz posible la consecución de sus objetivos. Y, en el caso que nos ocupa -el de un currículo basado en la competencia, esto es, un currículo cuyos objetivos son la competencia especificada en los perfiles profesionales- este requisito general es todavía más determinante, por lo que los contenidos formativos deben relacionarse estrechamente con los estándares de competencia del perfil correspondiente, en este caso los agentes de la Policía Local.

    Entre las diversas taxonomías existentes sobre tipos de contenidos curriculares o formativos, esta metodología adopta –de acuerdo con el enfoque desarrollado en la reforma del sistema educativo promovida por la LOGSE- la consideración de tres tipos de contenidos formativos:

    . Los contenidos relativos al saber o de carácter factual y conceptual (contenidos del tipo hechos y conceptos: como datos, hechos, informaciones, conceptos, teorías, leyes, principios.)

    . Los contenidos relativos al saber hacer o de carácter procedimental (contenidos del tipo procedimientos: como realizaciones, habilidades, técnicas, destrezas, rutinas.)

    . Los contenidos relativos al saber ser (estar) o de carácter actitudinal (contenidos del tipo actitudes valores y normas: como empatía, cooperación, compromiso, disposición para el trabajo en equipo.)

    A este respecto, debe advertirse que, por lo general, los contenidos del último tipo (actitudes/valores/normas) no han sido tradicional -ni frecuentemente- considerados en los currículos de las enseñanzas profesionales; pero debe insistirse en que forman también parte fundamental de los contenidos formativos de dichas enseñanzas y, en consecuencia, deben ser objeto de la atención que merecen, sobre todo porque de los que se trata es de formar profesionales que van a ejercer competencias policiales, y la formación actitudinal, debe ser considerada parte esencial en el proceso formativo.

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    ELEMENTOS DE LA FORMACIÓN

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    TIPOS DE CONTENIDOS DE FORMACIÓN

    La metodología para determinar la formación asociada a los perfiles profesionales de la Policía Local debe apoyarse en los siguientes principios básicos:

    Primero: en la determinación de la formación asociada a los perfiles profesionales debe contarse con la contribución de expertos ocupacionales de las correspondientes áreas profesionales, que sean capaces de "leer" qué instrumentos formativos requiere la obtención de los estándares de competencia integrantes del perfil profesional; así como de expertos en diseños y desarrollos curriculares, capaces de identificar, elaborar y organizar los currículos que mejor articulen los respectivos procesos de enseñanza-aprendizaje.

    Segundo: de acuerdo con las referencias clave que caracterizan a la elaboración de cualquier currículo, la determinación de la formación asociada a los perfiles profesionales debe realizarse atendiendo a dichas referencias clave: para qué se enseña-aprende (objetivo del currículo formativo), qué se enseña-aprende (contenidos del currículo formativo) y de qué forma se evalúa lo que se enseña-aprende (criterios de evaluación).

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