Los Sistemas de Inteligencia Estratégica en contextos críticos (página 2)
Enviado por Eugenio Martín Ganduglia
Las diversas lecturas que permite la acción descripta, sea que se la analice a nivel táctico, o estratégico, exhiben la indudable necesidad de un enfoque sistémico, si es que se pretende su apreciación correcta.
Así, hemos visto como la defensa en particular, puede resultar victoriosa y derrotada sucesivamente, según como se vea el cuadro. Y la confusión a la que se conduce al lector del artículo, trasladada al teatro de operaciones, a sus comandantes con sus respectivas fuerzas desplegadas en el terreno, presenta consecuencias de inestimable gravedad.
Frente a todo ese "movimiento" la información, entendida a estos efectos como inteligencia estratégica, se convierte una vez más en un elemento clave en su función de arrojar luz sobre el enemigo y su accionar, sus capacidades, y en menor medida, posibilita en base a un amplio conocimiento acumulado, una suposición respecto de cuáles pueden ser sus intenciones reales.
Cuál ha sido la inteligencia estratégica en apoyo de la defensa ?.
Se ha basado en un sistema deficiente, en el que se ha visto saturada, su capacidad de procesamiento de los volúmenes de información recibida en tiempo válido. Sumando a esto, que el adoctrinamiento de las cabeza de sistema (los comandantes) lo han tornado rígido e impermeable al análisis de situaciones que no concordaren con lo "esperado".
De esta forma, al detectar acciones del enemigo, que no cuadraban con lo estipulado en el planeamiento, no se pudo pensar en un "plan adversario" como motor de las penetraciones, conduciendo a la subestimación del oponente y la desestimación de la información recibida (problema de filtrado).
No se percibe, de hecho, un sistema[1]del modo en que lo entendemos, como el elemento aglutinante y ordenador de partes interrelacionadas que confieren al todo un sentido propio.
No se encuentran presentes los principios reguladores del sistema: equifinalidad, totalidad, retroalimentación, control y contexto.
La equifinalidad -entendida como proceso que a partir de la definición de misiones y objetivos, permite crear equilibrio– no se configura y es su ausencia la que determina la imposibilidad de la defensa de lograr "flexibilidad" frente a situaciones cambiantes. Así, hasta la retirada en sí misma se convierte en un proceso desordenado, caótico, costoso en términos de vidas y recursos, y siempre tardía.
La totalidad, no sumatividad, tampoco se ve configurada. Las partes parecen autónomas, no logran interrelacionarse en un sistema como tal y por lo tanto sus esfuerzos, aciertos y errores se exhiben como piezas individuales del rompecabezas del OTRO.
Tampoco parecen estar presentes los conceptos de retroalimentación positiva y de control. Quizás podamos, en cambio, advertir una suerte de retroalimentación lineal negativa y táctica, cuya aplicación unilateral conducirá (y condujo) al propio desequilibrio.
La ausencia de control puede vincularse con el primero de los conceptos aquí analizados, toda vez que al no haber un pensamiento sistémico no pueden controlarse ni las interrelaciones de las partes ni el flujo de información entre ellas.
No hay control, no hay equilibrio y por lo tanto tampoco habrá libertad de acción. Esto es, precisamente, la situación que se describe en Blitzkrieg.
Finalmente, el contexto no tiene mayor significado en este conjunto de partes no sistematizadas, pudiendo impactar aisladamente en cada una de ellas sin efecto sobre el todo.
Las consecuencias de la inobservancia de estos principios del sistema de inteligencia estratégica sencillamente autofomentan el desequilibrio que el enemigo debía procurar. Y confiere una importancia decisiva, a la finta del adversario, no siendo percibida por la defensa.
Aquí la defensa hace la tarea del enemigo – adversario, al no hacer la propia.
La tarea del conductor estratégico es no sólo provocar el desequilibrio del adversario sino también conservar el propio equilibrio. En ambos flancos, la defensa ha fracasado y la información, crítica a esta altura, ya no le sirve.
Llega tarde, falsa, confusa y en volúmenes imposibles de procesar cuando la realidad del combate exige respuestas en tiempo real.
Llega a comandantes y jefes del Estado Mayor de una defensa formada bajo el prejuicio de una respuesta lineal, y, lo que resulta aún más grave, que presume que su enemigo tiene idénticas intenciones a las propias. Ni siquiera se plantea que el enemigo puede estar realizando una maniobra que pueda implicar otra acción.
En este punto es factible pensar en la interrelación con la noción de "concepto" pues los comandantes de la defensa tenían internalizado que constituía una torpeza o al menos un grave error táctico avanzar con tanques en columna al interior del espacio enemigo2. Inteligencia defensiva, incapaz de aceptar los hechos según la información que iba recibiendo y trabajarlos más allá del concepto, optó por ignorarlos o bien subestimarlos, con lo cual se vio superada por los acontecimientos. Ese mismo concepto sería el que les hace entender, aunque tarde, que no habría tal ataque frontal.
Entonces se produce una suerte de paradoja donde la defensa, ávida de información para "sobrevivir" en la maniobra termina siendo derrotada precisamente por ésta. La información se transforma entonces en el arma más poderosa de la guerra.
El comando de defensa se esfuerza por procesar la información con rapidez suficiente para generar un cuadro de situación válido, casi en tiempo real. Si la defensa gana esa carrera (la de la información) si su capacidad de asimilar y analizar información no resulta desbordada, todavía existe oportunidad de lograr la victoria.
La saturación de los canales informativos de la defensa, proveniente de las fuentes más cuestionables, de menor calidad y precisión, en cantidades que paralizan a los comandantes, sin ningún tipo de organización o filtro y el mismo clima de tensión, constituyen los componentes del cóctel de la derrota, o, en el mejor de los casos, de uno que posibilite aún la retirada.
Paralelamente el bando ofensivo casi no precisa información.
El sistema de inteligencia había sido previamente estructurado por un conductor que conoce sus necesidades y ha sabido transmitirlas. Las comunicaciones no son multivía, sino que van desde el frente a la retaguardia y son los propios comandantes quienes adoptan las decisiones sobre el terreno. Son escasas las órdenes en sentido contrario, sólo cuando resultan imprescindibles. El sistema de inteligencia estratégica de la ofensiva denota calidad.
Los conductores, por cierto no sistémicos de la defensa, no pudieron "crear el acontecimiento" por medio de la estrategia. No han podido crear la situación estratégica de nivel operacional apta para la consecución de los objetivos de guerra iluminados por los fines políticos.
Y así, los acontecimientos los siguió produciendo el enemigo mientras ellos se preguntaban sobre esos mismos acaecimientos.[2]
Para concluir, comentaremos la apreciación de las capacidades del enemigo que efectuara la defensa.
Sin dejar de coincidir en que el análisis de inteligencia está impregnado de dificultades y problemas[3]entendemos que en el caso considerado el error principal consistió en la falta de ponderación o tal vez de incorrecta ponderación de las intenciones del adversario. Las cuales, También entendemos, pudo configurarse el supuesto de medir intenciones del enemigo contra intenciones propias, sobre el que abundaremos más adelante.
En primer lugar, entendemos que una comparación válida supone la identidad de sus términos, principio que ya aparecería vulnerado al considerar uno de los errores de la defensa: capacidad vs. intenciones.
Admitiendo esa comparación a los fines del presente estudio01.01.2011, diremos que la defensa evalua las percepciones del enemigo de acuerdo a su propio método operacional lineal. Entonces presume que el enemigo presentará batalla en la forma en que lo hará la defensa, tal como ésta piensa el combate. Y así la incorrecta apreciación de inteligencia de la defensa en los primeros momentos condujo a que las columnas de blindados siguieran avanzando desde diversos frentes. Aquello que bajo el "concepto" de la defensa era irracional se alineaba perfectamente en las intenciones del enemigo.
En este pseudo análisis, cualquier maniobra del enemigo u oponente será interpretada de modo de sostener el prejuicio propio, de corroborarlo pues lo contrario implicaría "desaprender", proceso por cierto más complejo y de jerarquía superior desde el punto de vista lógico y cognitivo.
En este punto la interpretación de la acción enemiga puede llegar a forzarse. Inclusive puede ser analizada con prescindencia del contexto, por ejemplo ignorando o aislando otras maniobras menores que en el marco de un pensamiento estratégico de tipo sistémico, cumplen un rol significativo.
El método operacional lineal que exhibe la defensa es el fruto de años de "capacitación", planeamiento y ejercitaciones. Ha sido aquello que se ha "aprendido". Y a cada maniobra del enemigo se buscará una explicación que satisfaga al "conocimiento". Pareciera un acto de tipo reflejo condicionado casi "pavloviano", automático, finalmente irracional para un conductor.
Aún el papel de la duda tan apreciado para algunas escuelas de pensamiento, en este tipo de método, parece irrelevante. Y es aquí donde los argumentos suelen apuntar directamente a la inteligencia, descalificando en general a su productor.
Por ultimo señalar, que la estructuración del sistema de Inteligencia depende en gran medida del comandante, y que éste, con su forma de pensar y percibir la realidad, puede trasladar sus limitaciones personales, a todo el sistema de apreciación para la toma de decisiones, constituyendo esto una enorme restricción al sistema de inteligencia en sí mismo.
Pero la inteligencia complementa y apoya una mejor toma de decisiones. El peso, la responsabilidad de las mismas no puede ser transferida.
Autor:
Eugenio Ganduglia
Agosto 2003
[1] Conforme Nota T?cnica 008 Aproximaci?n a la estructura del sistema (Villanueva, Carlos, ?Bases para el Pensamiento Estrat?gico? ESG,1993?
[2] Seg?n ese concepto, los abastecimientos de las columnas se cortar?an al cerrarse nuevamente la brecha en el frente por donde se filtraron. El prejuicio de la defensa en relaci?n al concepto arraigado, les impidi? actuar r?pidamente, de manera acorde a las circunstancias evitando el desenlace final. El manejo tard?o de la informaci?n, por parte de Inteligencia de defensa, propici? que se viera superada en el c?rculo de OODA, por lo que la inteligencia ofensiva pas? a tener la supremac?a en el control de la situaci?n.Quien domine el proceso OODA, dominar? la situaci?n.
[3] Blitzkrieg: recompensas y riesgos de la maniobra, manual de Inteligencia Estrat?gica pag. 18. Boyd, ciclo OODA
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