En los momentos que preceden a la competición el entrenador debe dedicarse a resaltar lo que se espera del deportista, reforzando la idea de esfuerzo y minimizando la importancia del resultado. Esto motivará al deportista, sin presionarlo.
Durante la competición puede influir, tanto la comunicación verbal del entrenador como la no verbal, es decir, todas aquellas instrucciones transmitidas con firmeza, gestos y posturas corporales y faciales que muestren una actitud luchadora, un control del estrés visible, una postura de estar centrado en lo que ocurre en la competición, ayudarán a que el deportista esté motivado por la realización. El deportista lo reflejará en la competición, por lo que la labor del entrenador durante este período de tiempo cobra una importancia incalculable. Unas instrucciones adecuadas en el momento puntual pueden ser el elemento motivador para cambiar la actitud del equipo o deportista.
Una vez que finalice la competición, el entrenador debe estar al lado del deportista y, si lo considera apropiado, dirigirle unas palabras. Cuando el resultado ha sido positivo la motivación es alta, mientras que, cuando ha sido negativo, existen más probabilidades de que el deportista esté desmotivado. El entrenador debe acercarse al deportista para que se sienta apoyado. La proximidad física, independientemente del resultado obtenido, aumenta la motivación y fortalece la relación entrenador-deportista,
Déficit en la Motivación y el trabajo psicológico.
El trabajo específicamente dirigido a esta variable no suele incluirse en la planificación de la temporada de los deportistas, por lo que la motivación de éstos, fluctuará dependiendo de las circunstancias que se sucedan a lo largo de la misma (Por ejemplo, la motivación disminuye tras perder tres partidos de fútbol consecutivos, pero al ganar el cuarto se recupera y los jugadores vuelven a sentirse muy motivados). La falta de control de la motivación desencadena déficit que se aprecian, frecuentemente, en el contexto de los entrenamientos y competiciones. Algunos de los más comunes los describe Buceta (1999), indicando cuál s la mejor forma de trabajar desde la psicología aplicada a la actividad deportiva:
Falta de interés por la actividad:
Se puede considerar que un deportista padece este déficit de la motivación cuando el esfuerzo que realiza en la actividad es inferior al que realmente podría hacer para mejorar su nivel de forma.
Este condicionante puede darse en cualquier deportista, tanto de forma continua como temporal. La pérdida de interés viene determinada, generalmente, por conflictos con otras actividades, por un coste elevado de la misma o por beneficios (objetivos) no suficientemente potentes.
Por este motivo, el trabajo psicológico se centrará en el establecimiento de objetivos y en la utilización de modelos a imitar. Los objetivos deberán ser de resultado y presentar cierta dificultad, con la intención de despertar el interés del deportista. Los modelos a imitar pueden ser deportistas con habilidades similares, que han alcanzado objetivos importantes, modelos con los que se sienten identificados, o ellos mismos en competencias en las que obtuvieron un buen resultado.
Falta de Confianza:
Los deportistas que presentan poca confianza en sí mismos, tienen mayor probabilidad de desmotivarse, por lo que el psicólogo y los entrenadores deben estar pendientes para que esto no ocurra. Es importante distinguir que aunque el deportista tenga baja confianza en sus posibilidades, el interés por la actividad puede ser alto, por lo que el procedimiento empleado, anteriormente no es el más apropiado.
El trabajo específico para solucionar este déficit debe ir dirigido a aumentar la confianza, para lo que se pueden utilizar objetivos de realización, con la intención de que el deportista aprecie que va consiguiendo mejoras en su rendimiento (lo que implica aumento de confianza). Igualmente, la utilización de modelos cercanos para el deportista puede ser adecuado, siempre y cuando tengan unas características similares (o perciba así) y pertenezca a la misma categoría.
Desánimo:
Suele producirse por los resultados en los entrenamientos o las competiciones. No implica necesariamente que el deportista padezca falta de interés o falta de confianza, sino que es la consecuencia de que (pese a estar esforzándose al máximo) las cosas no salen como desea.
Se suele producir cuando el cuerpo no reacciona de forma adecuada al entrenamiento, no se compite al nivel esperado, se producen varias lesiones, contratiempos, etc., y no se encuentran soluciones. Los deportistas experimentan un malestar por la situación que puede acabar con el abandono de la actividad.
Tres estrategias son recomendables para estos casos: dejar pasar un tiempo, recuperar lo perdido (si todavía es posible) y buscar nuevos incentivos. Cuando se produce una "mala racha" a veces lo más adecuado es dejar pasar un tiempo, lo que suele tener un efecto positivo para comenzar de nuevo con el esfuerzo de la actividad y estar motivado.
En otras ocasiones, e importante hacer un análisis realista de la situación, procurando detectar si todavía es posible recuperar lo que se ha perdido y cómo realizarlo.
Por último, si el deportista no está motivado y muestra un desánimo total por la actividad, lo más propicio es encontrar nuevos incentivos, lo suficientemente potentes como para que la motivación vuelva a instaurarse en el día a día.
El poder de la motivación es tal que, si un deportista consigue encontrar algún objetivo suficientemente atractivo, puede pasar de estar desanimado a estar altamente motivado por la alternativa.
Agotamiento psicológico:
El agotamiento psicológico suele coincidir con la etapa final de un macro ciclo, cuando ya se han realizado algunas o todas las competiciones para las que se ha preparado el deportista. Puede ir acompañado de agotamiento físico o surgir independientemente de éste.
Los deportistas de modalidades con competiciones periódicas (todas las semanas) tienen mayor probabilidad de padecer este déficit. El problema fundamental radica en el hecho de que se produzca antes de llegar a las competiciones importantes o, en competiciones periódicas, durante las mismas. Suele ser el resultado de la exigencia de los entrenamientos y las competiciones (Por ejemplo: la evaluación del entrenador, la necesidad de auto superarse, el procurar demostrar el estado de forma en los entrenamientos, el exceso de viajes, etc.), que poco a poco van "cargando la mente" del deportista.
Las repercusiones se pueden hacer notar a nivel físico, mostrándose desidia en los entrenamientos y pocas ganas de competir. Suele ser el momento que escogen entrenadores y deportistas para descansar.
A nivel psicológico, el objetivo fundamental será recuperar la energía, por lo que se recomienda realizar una pausa temporal de entrenamientos y/o competiciones para recargar las pilas y vaciar la carga mental. Sin embargo, en ocasiones, esto resulta imposible y el psicólogo del deporte debe procurar minimizar el estrés que están produciendo las situaciones que agoten psicológicamente al deportista.
Alteraciones psicopatológicas:
Pueden estar relacionadas con la actividad deportiva y afectar notablemente a la motivación del deportista. El deporte de competición actual tiene elementos potencialmente dañinos para los participantes, que deben controlar los psicólogos y/o los entrenadores. Tanto el entrenador como el psicólogo del deporte, ante la sospecha de que un deportista pueda padecer algún tipo de sicopatología, deben derivarlo a un especialista, pues una intervención inadecuada podría tener consecuencias nefastas.
Definición de la Autoeficacia
La Autoeficacia (convicción que el deportista necesita para realizar con éxito la conducta necesaria que lleva a un determinado resultado) sería también un elemento fundamental que determinaría un cierto estatus motivacional. Muchos trabajos científicos se han centrado en la mejora de al Autoeficacia, más aún en el "modelado participante, las experiencias vicarias, y otros antecedentes".
Es un mecanismo cognitivo que media en la motivación de las personas, en los patrones de pensamiento y en la conducta.
Teoría de la Autoeficacia.
ࠠ ųta teoría ha sido las más utilizada para la investigación en los tópicos relacionados a la motivación en el deporte que originalmente fue propuesta como una explicación a varios procesos de interacción efectuados en el tratamiento de la ansiedad y posteriormente utilizada para explicar la conducta de ejecución en el deporte.
David y sus colegas (1984) realizaron una investigación diseñada para identificar las variables psicosociales que podrían predecir la participación en programas de prevención de la salud. Plantearon la hipótesis de que la insatisfacción con un nivel normal de forma física y el intento de cambiar, se encuentran relacionados con la conducta de ejercicio esporádica. Los resultados señalaron que los individuos con una baja eficacia percibida reportaban una mayor insatisfacción con su nivel de forma física, y mostraban un mayor deseo de cambiar su figura que aquellos que poseían una lata eficacia personal. Shephard (1985) hallo que aquellos individuos que se apuntaron a un conjunto de programa de puesta en forma, exhibían creencias más fuertes sobre su habilidad para mejorar la salud.
Desde la teoría de la Autoeficacia, un defecto importante en los estudios descritos anteriormente es que ninguno presento una definición operacional apropiada del constructo.
El término de Autoeficacia fue utilizado por Bandura (1977) para describir la convicción que la persona necesita de un determinado resultado.
Feltz (1982) manifiesta que la Autoeficacia no se refiere a las habilidades propias en sí mismas, sino a los juicios de valor sobre lo que la persona pueda hacer con sus propias habilidades, constituyéndose en la razón por la que algunos psicólogos deportivos han utilizado el término autoconfianza como sinónimo de Autoeficacia. Valley (1986)
El mecanismo motivacional de esta teoría es la valoración de las propias capacidades para realizar a un nivel determinado, en un contexto de logro valioso para el deportista. En conclusión, la expectativa de maestrías influye en la ejecución según Bandura (1977).
La investigación en el deporte se ha centrado en uno de estos dos temas: a) métodos utilizados para crear Autoeficacia y b) relación entre Autoeficacia y ejecución. Estas áreas de investigación han tipificado unas medidas de ejecución como dependientes. La investigación que se ha centrado en los métodos de mejora de la Autoeficacia, han determinado que el modelado participante, las experiencias vicarias y otros antecedentes han dirigido la Autoeficacia en las direcciones pronosticadas. Sin embargo, según Feltz (1988) no todos los estudios sobre la relación de la Autoeficacia con la ejecución positiva, pero más modesta que lo que la mayoría de los investigadores admiten.
Bandura (1986) y Feltz (1988) reseñan que los resultados generales sugieren que, mientras la Autoeficacia ha dejado ver que es un ser fiel a una predictores de la ejecución deportiva, otros mecanismos pueden contribuir a un cambio conductual.
La Autoeficacia según varios investigadores se enmarca en el área del ejercicio y que es un mejor pronosticador de la ejecución cuando la misma se define en términos de persistencia, como en los escenarios del ejercicio. Por otra parte, no existe convicción total sobre la eficacia de la Autoeficacia en el deporte.
En relación a lo observado en el estudio de las variables Motivación Extrínseca, Motivación Intrínseca al conocimiento, Motivación Intrínseca – Estética, Motivación Intrínseca de Auto superación, Motivación Intrínseca al cumplimiento, Amotivacion y Motivación Integral – Deportiva los sujetos se sitúan en más hacia la Amotivacion lo que significa que los atletas no perciben las contingencias entre sus acciones y los resultados que ellos se proponen.
Se observo que la Motivación Extrínseca arrojaron resultados de nivel medio lo que quiere decir que si existe una recompensa externa atractiva que hace que aumente la probabilidad de esta misma.
En cuanto a la Motivación Integral – Deportiva se evidencio un nivel bajo en los atletas .
Se realizo una correlación entre las variables evidenciándose que no hay homogeneidad es decir, que son independientes la una de la otra.
Desarrollar programas de intervención psicológica para fomentar el desarrollo de aspectos personales, emocionales, sociales que puedan favorecer el autoconocimiento del atleta y así generar un adecuado grado de motivación general.
Realizar talleres para trabajar las deficiencias que los atletas de Atletismo y Nado Sincronizado presentan en relación a la Autoeficacia y la percepción que tienen de sí mismo y lo que pueden alcanzar.
Efectuar diversos programas que ayuden aumentar la motivación de los atletas.
Orientar al equipo técnico en la implementación de herramientas como el uso de reforzadores –feedback- en momentos como entrenamientos y competencias.
Realizar investigaciones con planes de intervención psicológicas guiadas al tratamiento de ambas variables en los atletas.
BABLER, J; SCHWARZER, R y JERUSALEM, M. Spanish Adaptation of the General Self-Efficacy Scale. Autoeficacia Generalizada. 1993.
BRIERE, N; VALLERAND, R; BLAIS, M y PELLETIER, L. Escala de Motivación en el Deporte.
DOSIL, Joaquín. Psicologia de la Actividad Física y del Deporte. Editorial Mc Graw Hill. España, 2004.
ROBERTS, Glyn C. Motivación en el deporte y el Ejercicio. Editorial Desclee de Brouwer, S.A. Bilbao, 1995.
Autor:
Mgs. Gaelú Echeverría
Psic. Adriana Valbuena
Maracaibo, Agosto 2009.
Institución y Estado: Cenacade Zulia
MINISTERIO PARA EL PODER POPULAR PARA EL DEPORTE
INSTITUTO NACIONAL DE DEPORTES
DIRECCION DE MEDICINA Y CIENCIAS APLICADAS AL DEPORTE
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