En la Cordillera de Turbians, en el Alto Bergada (Catalunya), hay una iglesia dedicada a San Miquel que fue consagrada en el año 839, segun consta documentalmente en la Biblioteca de Baga. Mas tarde fue trasladada al emplazamiento que hoy ocupa, en la cima de una loma de rocas, envuelta por los contrafuertes de la Sierra de Gliscareny y por la vertiente norte de la Riera de Saldes.
Hay un precipicio por el lado de poniente y del mediodia, pero por el norte y por el levante tiene unos amplios prados de verde hierba, que llegan hasta la montaña donde se encuentra la Cordillera de Turbians, que es la que le da el nombre. Hasta mucho despues de la Guerra Civil española de 1936 servia de parroquia, supeditada a la de Gliscareny.
Su arquitectura, a pesar de que ha sufrido muchas modificaciones a traves de los siglos, conserva las particularidades de un romanico austero. El abside encara al levante, la puerta da al lado del mediodia. Un portal de doble arcada y un campanario de planta cuadrada en la parte contraria del abside.
Delante del portal hay un espacio de unos cinco metros de anchura que en su tiempo debia estar enlosado y que separa la iglesia de la pared del cementerio, que tiene escasamente un metro de altura. En su centro se alza una tosca arcada donde se encuentra la puerta de acceso al cementerio. Las tumbas estan todas en la tierra y se ven algunas cruces de hierro, las unicas que han resistido el paso de los años.
En ese conjunto romanico vive un personaje: el ermitaño de San Miquel de Turbians. Su nombre, Hermano Ramon. Sus dichos, sus hechos y sus sentencias son sacadas de la sabiduria de la gente sencilla y de la de aquellos que por profesion o por ministerio han intentado comunicarla, de manera entendible y agradable, a todos aquellos con los que han tratado.
Si leeis con atencion las paginas que siguen, seguro que os sentireis identificados con Jaime, el narrador personal de estas conversaciones, por sus interrogantes, perplejidades y misterios que le preocupan, pero a las que seriamente busca la respuesta y el esclarecimiento. Igual que estas conversaciones me han hecho mucho bien a mi, pienso que tambien os lo haran a vosotros. Y, sin son buenas, señal de que son de Dios.
Francisco Cima y Garrigo
Gisclareny, 1989
01 Primer encuentro con el ermitaño.
Ermitaños he conocido mas de uno, pero ninguno como el de San Miquel de Turbians, alla por el norte del Bergada. La primera vez que lo vi, solo durante unas cuantas horas, yo iba con un grupo de jovenes monitores de Colonias, que habiamos ido a almorzar junto a la fuente de su ermita.
Era alto y huesudo, con una abundante cabellera de un gris blancuzco, un poco insolita para la edad que debia tener, aunque nadie podia adivinarla. Llevaba un habito semejante al franciscano que quizas habia sido de color marron, pero que ya parecia de color "hormiga que huye". Se le vei saludable, con su cara colorada por el sol y con una barba gris, mas espontanea que pulida, que hacia pensar en la de San Francisco.
Era un hombre hecho al silencio, pero que cuando respondia a las preguntas que le planteabas, hablaba con sabiduria. Nosotros, jovenes como eramos entonces, teniamos la boca llena de preguntas y le hicimos hablar todo el tiempo que pudimos.
Acababamos de comer y el llego a la fuente para llenar dos cantaros de considerables dimensiones. Aprovechamos la ocasion para hacerle mil preguntas sobre su manera de vivir, a las cuales respondio laconocamente. Pero cuando, mirando hacia el Pedraforca, salio a la conversacion la muerte de un escalador que habia muerto despeñado el año pasado, uno de nosotros exclamo: Es triste morir joven.
Se hizo el silencio, roto solo por el ermitaño, diciendo: La muerte siempre es triste, pero no deberia serlo.
Por que?, respondi yo.
Por que que?, dijo el ermitaño. Por que siempre es triste o por que no deberia serlo?. Por las dos cosas, repuse yo.
Cambio el cantaro en la fuente y se sento sobre la piedra, diciendo:
Yo diria que siempre es triste porque es un adios. Nunca acostumbra a ser alegre, siempre significa una separacion y, sobretodo, cuando se ama; eso es triste. Pero la esperanza cierta de que la separacion no es definitiva, sino solamente un "hasta la vista", deberia mitigar nuestra tristeza.
Ademas todos sabemos con certeza que hemos de morir, pero nos defendemos no pensando en ello, y cuando llega la hora nadie esta preparado, ni el que ha muerto ni los que se quedan. Y eso es malo.
Es que eso de pensar en la muerte todo el tiempo….., aventure yo.
Tal como tu lo dices, realmento no suena bien, dijo el. Deberiamos tener las ideas muy claras.
Mirad, el hecho de morir es mas dificil por el hecho de que es un viaje hacia lo desconocido. Y eso siempre impresiona. Dice Guardini que si un bebe a punto de nacer le dejasen escoger…. No naceria nunca !. Para el, el hecho de salir del interior de la madre donde vive tranquilo y seguro y en donde se encuentra caliente y comodo, y saber que debe emprender el viaje hacia algo desconocido para el (donde encontrara, eso si, una independencia, que el aun no sabe lo que significa) se lo pensaria mucho, seguro. Seria para el algo muy dificil de aceptar y de decidirse.
Para nosotros la muerte se parece mucho al nacimiento: viene a ser una especie de parto hacia la vida eterna. Y que nos espera? Como sera esa nueva vida? Como sera el encuentro con Dios? Como sera el Juicio?.
Pues bien, si la actitud de un bebe que no quisiera nacer por miedo fuera equivocada, hemos de admitir que tambien es equivocado nuestro miedo de atravesar la puerta de la muerte porque desconocemos experimentalmente aquello que nos espera en el otro lado. Hay que tener presente que Dios nuestro Señor nos ha creado para la vida eterna.
Jesus nos lo dice bien claro: "Venid, benditos de mi Padre, recibid en herencia el Reino preparado para vosotros desde la creacion del mundo". Es el cielo nuestro destino. No es ni el vientre de nuestra madre ni esta precaria vida actual.
Todos estabamos pendientes de su hablar tan vehemente, pero el aun no habia acabado y prosiguio.
Tambien es una equivocacion temer a la muerte por lo que conocemos de negativo en ella, sin pensar en lo que tiene de positivo.
Del segundo cantaro ya hacia rato que sobresalia el agua. El ermitaño tomo los dos, dispuesto a irse, pero uno de nosotros lo detuvo con la siguiente pregunta:
Quieres decirnos que tiene de positivo la muerte?
El encontraria importante la pregunta, por lo que dejando los cantaros en el suelo, le respondio con calma:
Mira, muchacho, materialmente hablando, nada. Pero a la luz de la Fe (fuera de lo que es fruto del pecado) todo lo que corresponde a la muerte es positivo. Haced, si quereis, una lista de cosas negativas sobre la muerte y despues las traduciremos a la luz de la Fe.
Aquello parecia un juego y nos gusto a todos. De pie aun, fuimos diciendo cosas. A cada concepto el respondia con lo que la Fe daba:
Nosotros deciamos: El decia:
Despedida Hasta la vista
Fin de la vida Comienzo de la vida
Separacion Encuentro
Dejar cosas por hacer Tenerlo todo hecho Dejarlo todo Poseer lo que es definitivo Dejar el trabajo Tener vacaciones eternas
Descomposicion del cuerpo Promesa de un cuerpo incorruptible
Falta de certeza en el futuro Certeza de una eternidad feliz
No saber donde vamos A la Casa del Padre
Cada vez me costaba mas encontrar cosas negativas, pero recuerdo que la ultima fue: Encuentro con la Justicia de Dios Abrazo eterno y misericordioso de Dios
Habiamos acabado el repertorio y se hizo un corto silencio, pero que a todos nos parecio muy largo. Por fin uno de nosotros dijo:
Pienso que el Juicio de Dios sera terrible.
El ermitaño, tomando de nuevo los cantaros, comento: No me hagas reir ! Lo decis en broma?, repuso el que hizo la pregunta.
El ermitaño volvio a dejar los cantaros y, muy cordial pero energicamente dijo:
Dios me guarde de ello!. Pero las cosas como el Juicio son demasiado serias para entenderlas a medias.. Mira, Dios sera Justo, pero sin dejar de ser Amor Infinito para cada uno de los que seremos juzgados. Si tienes en cuenta eso, tu expresion anterior daba risa, por no decir que hacia llorar, porque desgraciadamente son demasiados los que piensan y hablan como tu.
Y dirigiendose a todos, añadio:
Fijaos bien que incluso hablamos de encontrarnos con la Justicia de Dios. No, muchachos, no; con Dios no nos encontraremos. Nos tiraremos hacia El con los brazos abiertos, atraidos por su Amor infinito, como quien espera abrazar al mejor de los amigos, a la mas querida esposa o a la madre mas tierna. Y hablar de la Justicia de Dios, separandola de su otros atributos, tambien es hablar de Dios a medias. Porque en El el Amor, la Misericordia y la Justicia no pueden separarse. En El todo es Uno. Son El mismo.
Y como si lo dijera a parte, añadio: Y suerte que tendremos ! Bueno, los santos si, pero los que no lo somos…., dijo uno
Para los que no lo somos, tambien, finalize el ermitaño.
Y con un cantaro en cada mano empezo a caminar hacia la ermita diciendo con mucha cordialidad:
Adios, y hasta luego !!
02 La primera despedida.
El ermitaño sabia que teniamos que ir a recoger nuestros sacos de dormer, que estaban en el patio de su casa. La ultima parte de la conversacion la habiamos tenido estando de pie y, al irse el ermitaño, nos quedamos mirandolo. Cuando ya cerca de la iglesia el desaparecio de nuestra vista, nos dimos cuenta de que como si fueramos hechos de palo, no habiamos dejado de contemplarlo sin decirnos ni una sola palabra.
Ahora, cuando lo pienso, reconozco que aquel hombre tan original, pero no excentrico, la coherencia de su pensamiento y de su formar de obrar, la claridad de sus razonamientos y la firmeza de sus convicciones, nos habian causado un impacto de aquellos que perduran durante toda la vida.
Recogido todo lo que teniamos en la fuente fuimos a buscar los paquetes para continuar nuestra ruta de aquel dia. Le encontramos ocupado con maderas y clavos y, aun con el martillo en la mano, nos ayudo a cargar las mochilas.
Le dijimos: Bueno, gracias por tu acogida y por tu conversacion. No hay de que, repuso el con sencillez.
Y añadio: Tambien yo quiero agradeceros vuestra forma de ir por el mundo. Con seguridad sois buenos educadores de vuestro grupo. Haced que amen la naturaleza; eso es basico. Despues de esto todo lo bueno puede arraigar en cualquier niño.
Gracias por todo, repusimos. La verdad es que tenemos ganas de regresar. Uno de nosostros, bromeando le dijo: Mi compañero aun teme el Juicio y quiere volver para aclararlo. Todos nos pusimos a reir y el ermitaño, con una abierta y limpia sonrisa, dijo:
Os tendria que haber explicado una "historia" que hace muchos años me conto un viejo ermitaño y que quizas os habria quitado el miedo que teneis. Pero ahora no, porque se os haria tarde.
No, tarde no, repusimos, porque para llegar a Coll de Bauma nos sobra tiempo y claridad de dia. Por que no la contais?
El sentido era unanime. Y dicho y hecho; fuera mochilas y sentados en tierra listos para oir la historia. El ermitaño, delante nuestro, se quedo de pie apoyado en la pared del cementerio. Y mirando a lo lejos, por encima de nuestras cabezas, despues de una pausa como si rebuscara en la memoria lo que nos queria explicar, empezo diciendo:
Me conto el viejo ermitaño que un santo varon dedicado a la oracion y a la penitencia, quien fue el primer anacoreta de una iglesia hoy ya derruida, habia pasado por una experiencia inefable: de muy joven sufrio un colapso y le dieron por muerto, pero a las pocas horas regreso a la vida. Hasta aqui, el hecho de quedar como muerto y regresar no tendria demasiada importancia, pero el caso es que el recordaba con mucho detalle lo que habia visto y sentido al otro lado de la muerte.
Contaba que lo primero que encontro fua a su angel de la guarda y que lo reconocio como quien se encuentra con un amigo de toda la vida. Recordaba que tuvo la certeza de que avanzaba hacia un objetivo determinado, que el creyo que era Dios. Dijo que por el camino encontraron otro angel, mas grande que el suyo, y a pesar de que no podia definir la cara ni la forma, le parecio que parecia mas experimentado que su angel custodio. Entendio que debia seguirle y asi lo hizo.
Avanzaban, de eso estaba seguro, y por el trayecto hablo con el. El ermitaño decia que aquel angel se las sabia todas. Respondia con una sobriedad y con un aplomo que parecia que estaba de regreso de todo.
Yo estaba inquieto, explicaba, y el angel se me acerco como si quisiera ponerme la mano en la espalda, y me dijo:
Paz, amigo, paz.
Es que no se que debo decir cuando este en presencia de Dios ! Yo si lo se, tranquilo.
Si lo sabes, por que no me lo dices? Lo mismo que todos, amigo.
Con eso no me dices gran cosa…. si yo fuera santo…..
El angel no le dejo terminar:
Le diras lo mismo que los santos. San Francisco, Santa Teresa, San Ignacio, San
Ramon….
Y el que me dira?
Lo mismo que les ha dicho a todos los santos. Tranquilo !
Quieres decir que ……. ?
El angel ya no respondio. Acababan de detenerse. Dios estaba alli, visible, patente, inmenso, amable !!! Nunca supo explicar la vision de Dios de otra manera. El ermitaño se postro y dijo:
Señor, gracias por tu misericordia.
El angel dijo, como si no estuviera ahi: Lo ves? Lo mismo que todos los santos.
Dios le abrazaba con un Amor Infinito mientras le decia: Gracias, hijo, por haberme pedido perdon tantas veces.
El angel hizo su comentario: Lo ves? Igual que a todos.
Este es el hecho que me conto, y sea o no sea verdad… lo que quiso decir si que es cierto.
Porque Dios es asi.
El ermitaño, diciendo eso, sonrio abiertamente manifestando una gran complacencia.
Uno de los nuestros dijo: No entiendo la respuesta de Dios; eso de dar gracias por haberle pedido perdon tantas veces…. !
Yo si lo entiendo, replico el ermitaño. Habeis de saber que a Dios "le hace feliz" perdonar porque es la mayor expresion de amar, y El es amor!. Cada vez que suplicamos su misericordia pidiendole perdon le damos la oportunidad de ejercitarla, y El es entonces glorificado en nosotros.
De ahi viene la actitud del salvado: "Gracias por vuestra misericordia". Y la actitud del Salvador: "Gracias por tantas veces como me has pedido perdon". Podriamos decir que Nuestro Señor se siente mas Padre, mas Amigo, mas Amor, cuando perdona. Recordad que Jesus dice: "Hay mas alegria en el cielo por un pecador que se convierte que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de conversion". Y como si se lo dijera a si mismo, añadio: Si, a Dios le hace feliz perdonar.
Este es un misterio muy grande, dije dando el tema por terminado.
Pero el ermitaño aun respondio: Topamos con el misterio porque medimos a Dios con nuestra medidas. Deberiamos poder decir como San Juan "hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creido". No dice "lo hemos entendido", sino "hemos creido".
Pienso que desde el conocimiento de su Amor para cada uno de nosotros reaccionaremos amandolo con toda nuestra capacidad, y el abrazo de Dios sera de amor y de perdon. Esta bien claro: a Dios le hace feliz el hecho de perdonar.
Y mirando a lo lejos, como si lo dijera para si mismo, volvio a decir: si, a Dios le hace feliz perdonar. Nadie volvio a preguntar nada mas.
Renovados los agradecimientos y la despedida, empezamos la subida hacia el camino que nos llevaria a Coll de Bauma. Recuerdo que caminabamos silenciosos. Mirabamos mucho el paisaje, pero seguiamos en silencio. Llevabamos demasiadas palabras dentro del espiritu y era mas sencillo hablar con Dios que entre nosotros.
Aquel atardecer me hice el proposito de volver a visitar al ermitaño, y cuanto antes mejor!. La ocasion se me presento pasado el mes de julio. Disponia de quince dias y regrese a San Miquel de Turbians.
03 El regreso a San Miquel de Turbians.
Grande era la ilusion que me llevaba a San Miquel de Turbians por segunda vez. Ahora, si las cosas salian segun mi deseo, me quedaria unos quince dias para descansar, orar mucho y hablar tanto como pudiera con el ermitaño, que tanto me habia impactado anteriormente.
El ya sabia de mi llegada. Al pedirle si podia quedarme alli unos cuantos dias, no puso ninguna objection. Para mi fue una sorpresa encontrarme con un hombre mucho mas simpatico de lo que me habia figurado. Me conformaba conque fuera cordial y preciso como en la anterior ocasion, pero me encontre con eso y con mucho mas.
Los tratos ya estaban hechos por adelantado: el no me distraeria a mi para nada y yo tampoco a el. Si teniamos que converser lo hariamos al atardecer. El me llamaria Jaime y yo le llamaria Ramon o Hermano Ramon, tal como le llamaba la gente de los alrededores. Plante la tienda junto a la iglesia al cubierto de poniente que, segun el ermitaño, era de donde procedia el viento menos deseable de aquellos parajes. En caso de mal tiempo podia refugiarme en el patio, donde habia un espacio al que el llamaba "el taller".
Tu mismo, muchacho, ya eres suficientemente mayor. Si te hace falta algo ya me lo diras, me dijo el ermitaño. Asi de claro y asi de sobrio, pero siempre con la sonrisa a flor de labios. Asi me reencontre con el Hermano Ramon.
Aquel mismo atardecer ya estabamos charlando. Respondi a todas sus preguntas acerca de como iban las cosas por el mundo. De aquel dia solo recuerdo lo que me dijo en la oracion: Se que vienes a orar mucho. Esto esta bien. No te de miedo hablar con Dios de las cosas pequeñas, porque el solo hecho de hablar con El ya es una gran cosa. Pero piensa que orar significa no solo hablar con Dios, sino dejar que tambien El hable. No solo pedirle cosas, sino dejar que tambien El te las pida. No solo buscarle, sino dejar encontrarse por El. Piensa que en el fondo de nuestra alma se encuentra El. Si haces meditacion profunda no es para encontrarte a ti mismo, sino sobretodo para encontrarle a El de un modo muy real, presente, eficaz….. esperandolo todo de ti para enriquecerte de verdad haciendote poseerlo todo.
Mi cara debia estar muy apagada, porque añadio: Sabes que? No hagas mucho caso de lo que te he dicho. Encomiendate a la Madre de Dios y Ella, que es muy amiga del Espiritu Santo, te hara entender con toda claridad lo que Dios quiere y espera de ti.
Lo que tambien recuerdo de aquel dia es que me fije en sus ojos y en su manera de mirar. Ojos oscuros, penetrantes y profundos. Era una mirada limpia y transparente. Cuando te miraban fijamente no te atravesaban, no llegaban a quitarte nada; mas bien sentias que te lo venian a dar todo. Y mas que sentirte explorado, parecia que se abrian para que tu vieras a traves de ellos desde el fondo de su corazon, y tenias la sensacion de que mirabas lo mas profundo de su alma, que imagino tan limpia como su Mirada. Recordando, pienso siempre que los ojos de Jesus debian mirar asi.
04 El ermitaño de San Miquel de Turbians.
Nadie sabia gran cosa de quien era, o quizas si lo sabian, pero no de donde venia ni lo que habia sido antes. Sabian que el Obispo de la Dioceses le conocia bien y que no solo le habia autorizado a que se hiciera ermitaño, sino que incluso le habia bendecido. Todos sabian que el Obispo le tenia en gran estima y que a menudo le enviaba sacerdotes de los alrededores, y otros que venian de mas lejos.
Aquellos sacerdotes no iban para inspeccionar lo que hacia, sino para darle el apoyo de su ministerio, de los sacramentos y de la palabra. Procuraban asegurarse de que conservara buena salud y que no le hiciera falta nada de lo necesario.
Por cierto, al Hermano Ramon no le hacia falta nunca nada, segun el, y no es que tuviera de todo. Su "todo" era el Señor, como el decia. Es cierto que no tenia necesidad de demasiadas cosas porque vivia en plena pobreza evangelica de una manera tan alegre, que dejaba edificados y casi perplejos a quienes le visitaban. Que a finales del siglo veinte pudiera vivirse como el vivia, con aquella alegria y paz en el alma que se le notaba, era un testimonio de valor extraordinario.
Es seguro que tenia estudios. Un dia hablo de la Facultad de Teologia. Su vocabulario y su mirada inteligente y vivaz asi lo hacian entender, pero el esfuerzo por adquirir la sencillez de los niños, y el hablar de quien tiene las ideas claras, no dejaban entrever ninguna preparacion universitaria o superior, si bien no puede descartarse que no la tuviera.
Durante los dias de mi segunda estancia en Turbians conoci a tres de los sacerdotes que le visitaban periodicamente. Todos me manifestaban la admiracion que sentian por el Hermano Ramon, sobretodo cuando celebraban la Santa Misa.
Se la toma muy seriamente, me decia uno. Se nota que es lo mas importante de su vida, me decia otro. El parroco del otro lado del Pedraforca, que iba mas asiduamente que los otros, me dijo: Venimos mas a recibir que a dar. Le dejaban el Sagrario bien provisto para que pudiera recibir la Eucaristia diariamente, que el mismo se administraba por una concesion del Obispo de la Diocesis. Yo tambien la recibi de sus manos cada dia mientras estuve alli.
Los sacerdotes le informaban de las novedades mas importantes del pais y del mundo. El les escuchaba con una gran atencion, mas que por curiosidad, porque le ayudaban a rezar, decia el.
Aunque muchas veces, cuando eran de lo que denominamos "malas noticias" (sobre todo las que provenian de la malicia de los hombres, como guerras, asesinatos, hambre, terrorismo) estas le entristecian hasta el punto de que le hacian exclamar: "Pobre Nuestro Señor".
Un dia le pregunte por que lo decia, y me lo explico.
05 Pobre Nuestro Señor!.
Al preguntarle por que lo decia, me respondio: Hijo, hay cosas que Dios no las quiere, a pesar de que deba tolerarlas, ya que todo pasa enfrente de sus ojos. Pero si a mi, que solamente amo un poco a las personas, hay cosas que me entristecen…. Como no han de ser dolorosas a los ojos de Dios que nos ama infinitamente !.
Y adelantandose a mi pregunta dijo: Y no me digas que Dios no puede sufrir, aunque no como nosotros. Pero para dar sentido al dolor humano, que simpre nace del pecado, tomo una naturaleza humana en la Persona de su Hijo unigenito, y en El y con El podemos decir que Dios sufrio casi infinitamente, aunque solo fuera en el Getsemani, que ya seria bastante !.
Ya se habia animado y como para si mismo exclamo: Cuantos sufrimientos de Jesus por nosotros!. Oh, cuando descubriremos el Amor que Dios nos tiene!.
Hermano Ramon, añadi yo, si Dios ya lo sabia podia haberse ahorrado todo eso al no crearnos.
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