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El Nuevo Pacto


Partes: 1, 2

    1. El nuevo pacto
    2. Legalidad del pacto

    INTRODUCCIÓN

    Estimados hermanos, una vez más estamos con un estudio bíblico, y como todos los estudios bíblicos, es de mucha importancia. Hasta ahora hemos podido analizar con cierta profundidad el cómo nos hacemos hijos de Dios para que nos podamos comunicar con Él sin ninguna dificultad. También analizamos qué hace Dios en el momento en que nosotros nacemos de nuevo y qué significa el nuevo nacimiento.

    Ahora que somos hermanos, porque supongo que ninguno de los que leyó estos estudios ha dejado de nacer de nuevo, no hay nada qué perder, más bien mucho qué ganar, ahora podemos entrar en temas de conocimiento general para que sepamos qué hacer ahora que somos cristianos en el más puro de sus significados, sin religiones de por medio.

    Uno de estos temas de conocimiento general es el del Nuevo Pacto. Cuando Dios les dio las tablas de la Ley al pueblo de Israel a través de Moisés, comenzó un pacto; este pacto lo declara Dios mismo en el Antiguo Testamento, y de ahí en adelante el Señor se encargó de decirle al pueblo de Israel cada cierto tiempo que no se olvidaran del pacto que Él había hecho con ellos. Este pacto antiguo es la Ley. Como en todo sitio, debe haber leyes para poder tener cierto orden. El mundo no escapaba a esto; era necesario poner orden y para esto Dios da la Ley.

    Al principio, cuando Dios le dice a Adán que no comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal, le dio solamente un solo mandamiento. Luego Adán podía hacer lo que quisiera porque no estaba mal; lo único malo era comer de dicho árbol. Pero no obedeció y entró el pecado al mundo. Dios tuvo que dar diez mandamientos a Moisés para ordenar un poco las cosas. Ya no era un solo mandamiento, sino diez. Hoy en día tenemos la Biblia entera para guiarnos en el cómo vivir.

    Esto realmente no es bueno, porque nos hemos denigrado a tal punto que es necesario que nos digan en la Biblia hasta en qué pensar. Una analogía de esto es la siguiente, imaginemos que por primera vez tenemos al niño del vecino en nuestra casa porque se iban a una fiesta un viernes en la noche. Al principio, cuando el niño se portaba bien, no era necesario darle órdenes porque el niño actuaba con sentido común; pero cuando empezó a familiarizarse empezó a quebrantar algunas normas que el sentido común dictaba, como el no saltar en la cama con los zapatos puestos, por ejemplo.

    Ahí se tuvo que dar la primera orden que era no saltar en la cama con los zapatos puestos. Y así fue la rutina, hasta que el niño se siente como en el parque y hace cosas que normalmente no haría; a un niño así hay que limitarlo en todo lo que haga para que no dañe a nadie, ni nada. Esto es lo que ha pasado con nosotros. Ahora tenemos la Biblia entera para poder saber qué hacer en las diferentes circunstancias de nuestras vidas.

    Pero la Ley sólo señalaba el pecado y había que hacer cosas, penitencias y sacrificios para ser purificados, según lo señalaba la Ley. La Ley es lo suficientemente estricta como para que NADIE la pudiera cumplir a cabalidad. Siempre de alguna manera la gente transgredía la Ley. Por este motivo el Señor quiso sellarnos con un Nuevo Pacto. Este Pacto es Jesucristo mismo. En este Nuevo Pacto tenemos la opción de ser perdonados y justificados por medio de la Sangre Poderosa de Jesucristo. En Él tenemos la ayuda para cumplir con la Ley, porque Él mismo es el que hace que la cumplamos. Amén.

    EL NUEVO PACTO

    • Jeremías 31:27 – 40

    "He aquí vienen días, dice Jehová, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá de simiente de hombre y de simiente de animal. Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y derribar, y trastornar y perder y afligir, tendré cuidado de ellos para edificar y plantar, dice Jehová. En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera, sino que cada cual morirá por su propia maldad; los dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias tendrán la dentera. He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado. Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente. Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra, también yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehová. He aquí que vienen días, dice Jehová, en que la ciudad será edificada a Jehová, desde la torre de Hananeel hasta la puerta del Ángulo. Y saldrá más allá el cordel de la medida delante de él sobre el collado de Gareb, y rodeará a Goa. Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y todas las llanuras hasta el arroyo de Cederrón, hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, será santo a Jehová; no será arrancada ni destruida más para siempre".

    En este pasaje bíblico, el Señor nos enseña que desde el Antiguo Testamento, o sea, desde antes de Cristo, Él ya había dicho que iba a instaurar un nuevo pacto con Su pueblo. En este nuevo pacto Dios iba a tener cuidado de edificar y plantar; esto significa que Dios mismo iba a edificar al hombre, en otras palabras, le iba a enseñar las cosas Él mismo. Esto lo hace hoy en día a través del Espíritu Santo: "Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí" (Juan 6:45). "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Juan 14:26). "Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado permaneced en él" (1° Juan 2:27). Así se demuestra que Él mismo nos enseña todas las cosas para los que hemos nacido de nuevo. De la misma manera, Dios plantó en nosotros su Espíritu Santo para que hagamos Su voluntad, tal y como lo enseñamos en el estudio de "Cuerpo, alma y espíritu".

    Antes de que Cristo viniera, cuando alguno que tenía jerarquía cometía un error grave, toda la familia o pueblo sobre el que él tuviera jerarquía moría junto con su líder. Por esto, ahora cada quien dará cuenta ante el Señor de todas nuestras acciones. Es por esto que Dios dice que hará nuevo pacto con su pueblo, un pacto diferente, no como el de la Ley, sino el de Cristo.

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