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La Responsabilidad: papel preponderante en la estabilidad y recuperación de los valores morales, éticos y religiosos


Partes: 1, 2

    1. La responsabilidad
    2. Voluntad libre y libertad
    3. Responsabilidad cívica
    4. Responsabilidad civil de la administración
    5. Teología moral
    6. Educación y enseñanza
    7. Responsabilidad ante el mundo
    8. Conclusiones
    9. Bibliografía

    Introducción

    La responsabilidad consiste en responder a dar cuenta de la función o tareas encomendada, por este motivo, el objetivo principal de nuestro trabajo monográfico esta orientado a mostrar a la responsabilidad como fruto de la libertad, que solo se da en el hombre dorado de razón y de voluntad libre, capaz de concebir y captar valores, internalizados y ponerlos en practica en su vida de relación con sus semejantes.

    Ante un mundo que avanza tan de prisa, queremos hacer un alto, ya que parece urgente volver a plantear la formación de valores, en especial la de la libertad, para responder a nuestras funciones dentro de la familia, democrática de las nuevas generaciones.

    Estamos seguros de que la responsabilidad desempeñará un rol de importancia en la construcción de sólidos valores universales.

    En el presente trabajo monográfico hemos tenido en cuenta los diversos campos donde la responsabilidad tiene un papel preponderante en la estabilidad y recuperación de los valores morales, éticos y religiosos y así poder afrontar los grandes desafíos de la vida modernas.

    Esperamos que este trabajo monográfico fruto de nuestro dedicado y organizado trabajo pueda colmar las expectativas, esperando sus atinadas sugerencias para perfeccionar nuestra obra, nuestro gratitud por anticipado.

    La responsabilidad

    La responsabilidad es una consecuencia necesaria de la libertad de la voluntad y de la imputabilidad fundada en ella. En virtud de ésta, la personal moral, como causa decisiva de sus obras bueno y malo, debe responder de sus actos ante su conciencia, el mundo ético circundante y sobre todo ante el juez divino y aceptar las inevitables consecuencias de su conducta. El sujeto de la responsabilidad es la persona capaz de acción moral.

    El objeto lo constituye la acción peculiar y plenamente humana procedente de la parte esencial espiritual del hombre a través de su voluntad libre. Los fenómenos espontáneos de la actividad correspondiente a la impulsividad sensitiva (movimientos de ira, concupiscencia) no son libres en cuanto tales, pero la voluntad libre pueden refrenándolos, influir en ellos.

    La ordenación fundamental de la voluntad al bien en general y a la meta suprema de la felicidad es ciertamente voluntaria porque procede de la voluntad, pero insuprimible, sólo cae bajo la libertad el dirigir esta tendencia fundamental hacia determinados fines particulares de tal manera que la voluntad podría también prescindir de ellos.

    Sin embargo, la persona sólo es capaz de imputabilidad y, por lo tanto, responsable cuando se da el conocimiento moral suficiente y el querer libre no está entorpecido por el impulso demasiado poderoso o la sorpresa. También disminuyen o suprimen enteramente la imputabilidad y la responsabilidad diversas clases de perturbaciones mentales. En la responsabilidad se manifiesta la nobleza de la persona humana.

    La responsabilidad pertenece siempre esencialmente a la persona. Este concepto se basa en la reflexión de la misma sobre sus propios actos. La responsabilidad es el orden moral, lo que la imputabilidad al orden jurídico; así, el derecho juzgará como actos imputables legalmente, sólo los actos exteriores del hombre.

    La persona en cuanto totalidad, es responsable en cambio, de todos sus actos, aún de los más íntimos, ejecutados, en el ámbito de su conciencia.

    Voluntad libre y libertad

    La libertad presenta dos problemas que podemos llamar, en términos agustinianos, el problema de la voluntad libre y el problema de la libertad. El primero es un problema de mecanismo, y se refiere al poder de elegir, esencial a toda criatura espiritual, a la que hace dueña de sus actos, de sus objetos y de sus juicios. El segundo es un problema de significado u objetivo, y se refiere a la capacidad de auto realización que caracteriza a la persona, a la que le permite responder a su vocación y realizar su destino. Los dos problemas se imbrican uno en el otro como un problema parcial dentro de otro total, como un problema de medio y otro de finalidad. Porque la voluntad libre es un medio para la libertad, y poder de elección está para servir al poder de auto – realización.

    De acuerdo con esta concepción, la voluntad libre o el poder de elección entre valores opuestos, no es un fin en sí mismo, es sólo un medio.

    Su finalidad es la adquisición de la libertad perfecta. Esta libertad consiste esencialmente en lo siguiente: los actos ilícitos y conscientes de nuestra voluntad han de coincidir más y más con las tendencias naturales e inconscientes de la misma facultad. Las tendencias naturales o inconscientes de nuestra voluntad se dirigen necesariamente hacia el bien absoluto, que es Dios. Cada vez que utilizamos nuestra voluntad libre en el sentido correcto, eligiendo libremente lo que es moralmente bueno y rechazando lo moralmente malo, nuestra actividad ilícita y consciente coincide con las tendencias fundamentales de nuestra voluntad.

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