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Insuficiencia renal crónica terminal y sinusitis (página 2)


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D) OQUEDADES SINUSALES. La dinámica del proceso evolutivo, en el sentido de haber propiciado y mantener aún sin modificación alguna, la conformación de oquedades en el interior de varios huesos craneofaciales denominadas  senos paranasales,  para ser ocupadas original y naturalmente tan solo por aire caliente recambiado en cada espiración, lo que colabora naturalmente desde luego, en el mantenimiento promedio de la temperatura en el extremo craneano del cuerpo humano, necesidad básica que implica  la principalísima misión de coadyuvar con el mantenimiento  de la temperatura de las intracraneanas estructuras encefálicas, arrimando calor hasta la base craneana. Oquedades  óseas que resultan finalmente obsoletas, puesto que  el proceso evolutivo no ha podido  evitar su cambio de  uso, por lo que  se han convertido en trampas letales, como producto del encierro y maduración  de la desnaturalizante mucopurulencia infecto/tóxica sinusítica, que obstaculiza variablemente el tránsito  de la necesaria  columna de aire pulmonar espirada y por supuesto, hace dificultoso su intercambio en el interior de los mismos senos, debido a  mantenerse éstos siempre acuosamente  mal ocupados,  todo lo cual nos confirma que la presencia de la infección  SINUSITIS en estos aposentos, aparentemente es muy  posterior al cierre de la hermética armazón cráneo-facial que contemporáneamente conocemos. La restitución de su natural  y original funcionalidad, mediante  tratamiento  moderno antisinusítico, permite además el cambio de la respiración bucal a la nasal, al erradicar la habitual rinitis y, al mismo tiempo, estimula el desarrollo  del macizo máxilo-facial, condición importante  y necesario para que reine la natural  armonía cráneo/facial. 

E) Que el hueso ESFENOIDES es un condominio, cuya parte inferior está ocupada propiamente por sus senos paranasales y  encima de éstos, la glándula HIPOFISIS, ambos apartamentos tan solo separados por una laminilla ósea del grosor de una cáscara de huevo, la cual funciona como techo de estas oquedades sinusales y a la vez, como el piso de la silla turca,  asienta  natural de  esta glándula.  Dentro de parámetros saludables, esta laminilla de grosor milimétrico, es inobjetable como techo/piso separador anatómico entre estos senos y sus vecinos: la hipófisis,  el hipotálamo,  el nervio  óptico y el quiasma entre otros, pero….. lo inevitablemente crítico  es, que  este vecindario de estructuras neurológicas, se constituye en el blanco natural de los impactos radiantes irrito-tóxicos esfenosíticos, cuyos dardos dinámicos  tienen potenciales nocivos  hasta  distancia  significativa perimetralmente, por lo que con total facilidad impactan a todas estas organelas cercanas, provocándoles procesos inflamatorios fríos, que acarrean secuelas inicialmente disrregulantes como concretamente  es el caso del II par craneano, que acusa habitualmente fotofobia y potencialmente por extensión Retinitis pigmentaria;  pero aún mayores son las consecuencias  desarticulantes sistémicas,  cuando  resulta afectado variablemente el líder HIPOTALAMO, lo que habitualmente  acusa un  entrabamiento en su programación ordinaria, situación laberíntica que conlleva  automáticamente a descoordinaciones centro-periféricas complejas,  que terminan  en primer lugar,   agotando a este eje hipotálamo/hipofisario, situación de inestabilidad cuya onda expansiva por supuesto, inevitablemente  alcanzará paulatinamente a todo el sistema viscero-glandular sin excepción alguna, todo lo cual conlleva a irregularidades iniciales distróficas, como consecuencia de desencuentros que obstaculizan el imprescindible feed back centro-periférico-centro.   

F) EL SISTEMA VISCERAL GENERAL, está integrado propiamente dicho, por todo el conglomerado orgánico, que  entre  sus componentes estructurales histológicos participa tejido muscular liso y/o glandular (y por extensión el miocardio), por lo general, están resguardados dentro de las cavidades naturales del cuerpo huma (cráneo, órbita, tórax, abdomen, pelvis). Por lo tanto, estos componentes víscero/glandulares o sencillamente viscerales, son:  el cerebro,  globo ocular, por sus músculos ciliar y pupilar; las oquedades sinusales y las fosas nasales, por estar revestidas por  la pituitaria, membrana mucosa que posee diversidad  glandular; el oído: con sus músculos  lisos: tensor del tímpano y los respectivos de cada huesecillo, más las glándulas seruminosas; todos los integrantes de los aparatos: digestivo y sus anexos; del respiratorio; el corazón; el sistema sexo-reproductor; el sistema glandular interno; la glándula mamaria y el resto del sistema glandular general externo. Todo este archipiélago víscero-orgánico, tiene como denominador común, su dependencia del Sistema Nervioso Autónomo, jefaturado por el HIPOTALAMO, por lo que esta dinámica vital ininterrumpida, transcurre de manera subconciente por autónoma,  mediante intercambio feed back entre otros, que exige continuamente respuestas centrales precisas, puntuales  y oportunas a partir de estímulos viscerales prioritarios, pero que inevitablemente terminan siendo entrabadas por el PDS/H.

 

 

 

 

Autor:

Dr. Virgilio Blanco M.

Médico otorrino y neuroanatomista.

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