Las actividades en su trabajo se tornan más difíciles ya que no podía concentrarse. Empezó a notar que perdía cabello, se le cayeron las pestañas y las cejas, empezaron a deteriorarse sus dientes, constantemente se encontraba estreñida y cada vez, según referencia de la madre, ella estaba más delgada y pálida; motivos por los que empezó a tener más control por parte de su familia para que no vaya al baño o a su cuarto a vomitar después de las comidas. Sus familiares entonces la llevan obligada a un centro sanitario donde es valorada por medicina interna. Según referencia de la paciente, le indicaron que se encontraba con palidez mucocutánea, pérdida importante de peso y reflejos rotulianos disminuidos concluyendo con los diagnósticos de úlcera péptica, gastritis y abolición en la secreción de ácido clorhídrico y anorexia nerviosa, último diagnóstico que rechazó y no quiso aceptar; recibiendo en esa oportunidad tratamiento con metoclopramida 10 miligramos vía oral, 1 comprimido 30 minutos antes de las comidas, tratamiento que la paciente incumple pese al control que tenia de sus familiares en su domicilio durante las comidas y su medicación.
Con esta conducta de vómitos postprandiales provocados continúa hasta los 20 años, escapando del control de la familia, refiriendo que sentía que no tenía el peso adecuado y necesariamente debía bajar de peso; continuando con la conducta de comer pocas veces al día tomando por lo menos un litro de agua cada día y realizando ejercicios en forma intensa cada vez que podía incluso en su fuente laboral. A los 21 años empieza una dieta de pan con té en la mañana y la noche y cuando se sentía ansiosa y preocupada ella comía en forma exagerada, principalmente cuando sus familiares le llamaban la atención respecto a su conducta, vomitando posteriormente todo el alimento que ingería. Durante este tiempo no podía concentrarse en los estudios ya que pensaba durante el periodo de clases qué alimentos comería al salir del colegio y luego llegar a su casa y considerar la forma más fácil de vomitarlos.
Anorexia nerviosa. Caso clínico psiquiátrico
Autor:
Anorexia nerviosa. Caso clinico psiquiatrico.1
Anorexia nerviosa. Caso clínico psiquiátrico.
Dr. Ramiro Eduardo Guzmán Guzmán. Especialista en Medicina Familiar.
Introducción.
La anorexia nerviosa es una enfermedad grave que se manifiesta, fundamentalmente, por un rechazo radical hacia la ingestión de alimentos, causa por la que los pacientes sufren pérdidas de peso de un 20 a un 40% por debajo del peso que les correspondería por sexo, talla y complexión. La edad de inicio suele estar entre los 12 y los 18 años y es mucho más frecuente en mujeres. La incidencia de la Anorexia Nerviosa aumentó en las últimas décadas desde 0,37 por año y por 100.000 habitantes en los años 60 a 6,3 por año y por 100.000 habitantes en la década de los 80. Se estima que su prevalencia en España es del 0,3% en mujeres de 12 a 21 años.
Se presenta este caso clínico por la importancia biopsicosocial que todo medico de consulta externa debe tomar en cuenta, realizando un manejo de tipo integral y no solo de tipo biológico, porque todo seguimiento y control de la enfermedad posterior a la internación de cualquier paciente con estas características depende exclusivamente del Médico Familiar, que será el responsable de su evolución global.
Datos personales.
Lugar y fecha de nacimiento : La Paz, prov. Murillo, 21/01/1978.
Edad : 28 años.
Sexo : Femenino.
Estado civil : Casada.
Residencia actual : La Paz – Bolivia
Ocupación actual : Administradora
Fecha de internación : 20 de marzo del 2007
Fuentes de información.
Es la propia paciente, que aporta información confiable en 3 entrevistas.
La madre de la paciente, que aporta información en dos entrevistas.
Motivo de internación.
Ha sido evaluada en consultorio externo e indicado posteriormente su internación en el servicio de Psiquiatría. Los motivos de su ingreso fueron:
"Vomito todos los días", "Estoy deprimida", "He bajado de peso", "Ahora estoy con bulimia", "Quiero salir adelante por mi hija", Irritabilidad, Vómitos postprandiales, Pérdida importante de peso, Alteraciones menstruales, Ideas de desesperanza e impotencia
Historia de la enfermedad actual.
Paciente con un cuadro de evolución desde los 14 años de edad, época en la cual es víctima de burlas de su profesor de educación física, quien le decía que estaba muy desarrollada y gorda; en inicio ella no hizo mucho caso a estos comentarios pero empezó a sentirse despreciada y sentirse con sobrepeso cuando sus amigas se burlaban de ella, pese a que ella refiere que sus familiares le decían que no estaba con sobrepeso. Cada día al levantarse y mirarse al espejo ella percibía que tenía la cabeza muy grande y redonda además consideraba que su silueta corporal era desagradable ya que no tenía la figura deseada ni cintura: por esta razón decide alejarse de sus amigas de colegio y aislarse evitando de esta manera las burlas que recibía de ellas, además le afecto demasiado en esa época el apodo de "moustrito" que sus compañeros de colegio le dieron porque tenía los ojos hundidos y la consideraban gorda.
"Yo era coqueta" refiere pero al verme al espejo veía una persona que no podía ser bella por tener una cara tan redonda con los ojos hundidos y un cuerpo sin forma, es por esta razón que empieza a ocultar la comida que le daban en bolsas plásticas para después botarla a la basura.
Durante este tiempo nota que su periodo menstrual se torna primero irregular con periodos de catamenio de 2 a 3 días, luego 1 a 2 días y finalmente desaparece por lapso de 10 años.
Comienza a trabajar en una fotocopiadora, lugar donde conoce a su primer enamorado, con el que empieza una relación de bastante confianza. Él le decía que estaba un poco gorda y por eso la llamaba "globito", "gordita", "garrafita", lo que empezó a preocuparla más. Su enamorado le decía que estaba mejor que cuando la había conocido, pero ella desconfiaba de esa expresión por lo que decide intentar provocarse vómitos después de ver un documental de televisión donde una joven se provocaba vómitos metiéndose la mano a su boca. Primero intenta el vómito provocado con un dedo y una vez al mes, luego la frecuencia fue aumentando a una vez a la semana, una vez cada dos días y finalmente en forma diaria y sin darse cuenta ella menciona que incluso ya podía meter a la boca toda la mano para provocarse el vomito, describiendo incluso que tenia marcas de los dientes en la mano y los dedos.
Las actividades en su trabajo se tornan más difíciles ya que no podía concentrarse. Empezó a notar que perdía cabello, se le cayeron las pestañas y las cejas, empezaron a deteriorarse sus dientes, constantemente se encontraba estreñida y cada vez, según referencia de la madre, ella estaba más delgada y pálida; motivos por los que empezó a tener más control por parte de su familia para que no vaya al baño o a su cuarto a vomitar después de las comidas. Sus familiares entonces la llevan obligada a un centro sanitario donde es valorada por medicina interna. Según referencia de la paciente, le indicaron que se encontraba con palidez mucocutánea, pérdida importante de peso y reflejos rotulianos disminuidos concluyendo con los diagnósticos de úlcera péptica, gastritis y abolición en la secreción de ácido clorhídrico y anorexia nerviosa, último diagnóstico que rechazó y no quiso aceptar; recibiendo en esa oportunidad tratamiento con metoclopramida 10 miligramos vía oral, 1 comprimido 30 minutos antes de las comidas, tratamiento que la paciente incumple pese al control que tenia de sus familiares en su domicilio durante las comidas y su medicación.
Con esta conducta de vómitos postprandiales provocados continúa hasta los 20 años, escapando del control de la familia, refiriendo que sentía que no tenía el peso adecuado y necesariamente debía bajar de peso; continuando con la conducta de comer pocas veces al día tomando por lo menos un litro de agua cada día y realizando ejercicios en forma intensa cada vez que podía incluso en su fuente laboral. A los 21 años empieza una dieta de pan con té en la mañana y la noche y cuando se sentía ansiosa y preocupada ella comía en forma exagerada, principalmente cuando sus familiares le llamaban la atención respecto a su conducta, vomitando posteriormente todo el alimento que ingería. Durante este tiempo no podía concentrarse en los estudios ya que pensaba durante el periodo de clases qué alimentos comería al salir del colegio y luego llegar a su casa y considerar la forma más fácil de vomitarlos.
Se casó a escondidas de sus padres y familiares en la ciudad de Cochabamba por lo civil a los 25 años de edad con un varón de 23 años, manteniendo su estado civil en secreto de sus familiares por un mes, después del cual formalizaron su relación. La relación conyugal de inicio fue adecuada, vivieron juntos por el lapso de 6 meses, después de los cuales deciden ir a vivir con la madre de la paciente porque no tenían los recursos económicos para solventar una familia en forma independiente.
El año 2003 sus relaciones conyugales se tornan conflictivas, debido a problemas relacionados con su actividad laboral inestable, aparente robo de dinero de unos 1.000 dólares de la empresa de su cuñado y conflictos familiares con la suegra porque empieza a traer objetos de valor a la casa, sabiendo que él no trabajaba. Finalmente, con el problema aparente de robo de dinero y antecedente de haber sustraído dinero de la suegra, el esposo decide ir a vivir con su madre hasta la fecha. Tuvieron 1 hija que actualmente tiene 2 años y medio. Profesa la religión cristiana, la que practica. Busca consuelo hablando con los pastores y otras personas sobre sus dolencias. Detalla sobre sus habilidades manuales: tejido, repostería, cocina, lectura de la Biblia, actividades que aun las realiza. Su vida sexual no fue satisfactoria, debido a que el esposo en muchas ocasiones la obligaba a tener relaciones sexuales, a pesar de que ella se quejaba de fuertes dolores durante el coito (dispareunia). Actualmente no le atrae este tema.
Antecedentes familiares.
Padre: de 62 años, rentista jubilado de una fábrica de fósforos. Tiene el antecedente de haber sido internado en esta institución por un aparente trastorno de adaptación ansioso depresivo hace unos 30 años posterior a accidente de trabajo que ocasiono ablación de 2º y 3er dedos de mano derecha. Actualmente vive en la ciudad de Cochabamba. Separado con la madre de la paciente desde hace 10 años, debido a un problema de salud, por el diagnóstico de eritrocitosis. Mantiene una relación paternal distante de tipo cordial y amable actualmente con la paciente.
Madre: de 59 años, realizo estudios solamente a nivel primario, desarrolla actividades laborales en su hogar. Antecedente de controles en Consultas Externas de esta institución por haber presentado periodos de desorientación, lenguaje incoherente, alucinaciones auditivas y visuales que siguen con un periodo de amnesia, siendo diagnosticada posteriormente de Neurocisticercosis. Su relación con la madre es buena.
Los Padres de la paciente se encuentran separados desde hace 10 años, por malas relaciones conyugales por consumo de bebidas alcohólicas, maltrato físico y por aparente infidelidad durante el matrimonio de parte del padre. Sin embargo según la madre la separación que mantienen es debida solamente a problemas de salud del padre de la paciente.
Es la última de cinco hermanos de padre y madre.
Antecedentes personales patológicos.
No refiere antecedentes quirúrgicos.
Diagnosticada y tratada por mastitis izquierda a la edad de 14 años. Antecedente de amenaza de aborto a las 7 semanas de embarazo por emesis. Antecedente de internación por desnutrición y anorexia el año 2004 en el LUO y el año 2005 en el HMI.
No tabaquismo. No consume alcohol. Asegura no haber consumido drogas.
Antecedentes gineco-obstétricos.
Menarquia: 13 años Gesta 01 Para 01 Abortos 0 Cesáreas 0. Fecha última menstruación: 20/04/06-3/05/06. Catamenio: irregular: entre los 13 a 14 años tuvo un periodo regular, amenorrea desde los 14 a 24 años. Desde los 25 años hasta la fecha mantiene periodos menstruales irregulares con diferentes fechas al mes y con periodos de duración que oscilan entre 1 a 2 días, 3 a 5 días, 5 a 6 días.
Examen físico de ingreso.
Paciente en mal estado general. Mal estado nutricional. Piel y mucosas pálidas, levemente deshidratadas. Facies pálida, terrosa. Los signos vitales: TA 90/60 mmHg, FC 84 latidos por minuto, frecuencia respiratoria 24 ciclos por minuto. Peso 32 kg., Talla l.55m. Índice de masa corporal (IMC) 13.3 kg/m2.
Cabeza normocránea, relación cráneo facial conservada. Conjuntivas pálidas, labios resecos, pelo sin brillo, opaco, piezas dentarias residuales en mal estado de conservación. Cuello con relieves musculares acentuados, no adenopatías ni ingurgitación yugular. Glándula tiroides de aspecto normal.
Tórax simétrico, con ruidos cardiacos taquicárdicos, rítmicos, normofonéticos. No soplos. Murmullo vesicular conservado sin adventicios. Se advierten relieves óseos marcados. Abdomen excavado, simétrico blando, depresible, doloroso a la palpación profunda a nivel de epigastrio. No se palpan visceromegalias. Ruidos hidroaéreos normoactivos.
Genitourinario: puñopersusión bilateral negativa, puntos renoureterales superiores y medios negativos. Miembros con tono y trofismo disminuidos. No edemas ni trayectos varicosos. Relieves óseos realzados.
Al examen neurológico paciente orientada, con FCS conservadas, memorias conservadas, praxia y gnosis conservadas. Glasgow 15/15. Sin datos de alteración en pares craneales. El sistema motor conserva la movilidad de las cuatro extremidades. Reflejos musculo-tendinosos simétricos. No reflejos patológicos. Reflejos superficiales conservados. Sin datos de irritación meníngea. Adecuado control de esfinteriano anal y vesical. Marcha normal. Romberg negativo.
Examen mental de ingreso.
Paciente con regular presentación personal. Aparenta enfermedad física y mental. Aparenta menor edad de la que tiene cronológicamente. Coopera poco con la entrevista. El sensorio: orientada en persona, espacio y tiempo. Memorias en apariencia conservadas. Presta poca atención a la entrevista. Realiza las pruebas de abstracción y cálculo. Su expresión emocional: irritabilidad y tristeza, con tendencia al llanto. Manifiesta sus preocupaciones acerca de persistir con los atracones y los vómitos. Ha referido ideas depresivas de desesperanza, impotencia, minusvalía. Confiesa haber meditado pensamientos recurrentes de muerte. Con una severa alteración de la imagen corporal. No ideas delirantes ni alteraciones sensoperceptivas.
Diagnóstico de ingreso.
Ejes:
Anorexia nerviosa F50.0
Diferido
Desnutrición moderada, anemia clínica
Sin estrés agudo identificable
Grado de actividad funcional actual del 55%.
Examen físico actual.
Paciente en regular estado general. Mal estado nutricional. Piel y mucosas pálidas, levemente deshidratadas. Facies pálida, terrosa. Los signos vitales: tensión arterial (TA) 90/60 mmHg, frecuencia cardiaca 84 latidos por minuto, frecuencia R 24 ciclos por minuto. Peso 31.500kg., Talla 1.55m. Índice de masa corporal (IMC) 13.13 kg/m2.
Cabeza normocránea, cabello seco sin brillo, fácilmente desprendible y quebradizo. Conjuntivas tarsales y bulbares pálidas, labios resecos. Ojos hundidos. Boca con labios delgados, levemente pálidos, mucosa oral normo coloreada piezas dentarias residuales en mal estado de conservación. Cuello delgado, con evidencia de relieves óseos. No se palpan adenopatías cervicales ni glándula tiroides, no ingurgitación yugular. Tórax caquéctico, simétrico, corazón con ruidos cardiacos rítmicos regulares, no se auscultan soplos. Pulmones con ruidos respiratorios conservados en ambas regiones infraescapulares sin adventicios. Se advierten relieves óseos marcados. Abdomen excavado, simétrico blando, depresible, doloroso a la palpación profunda a nivel de epigastrio. No se palpan visceromegalias ni masas abdominales. Ruidos hidroaéreos normoactivos. Genitourinario: puñopercusión bilateral (-), puntos renoureterales superiores y medios (-).
Miembros con tono, trofismo y fuerza muscular disminuidos. No edemas ni trayectos varicosos. Relieves óseos realzados. Se evidencia notable disminución de masas musculares.
El examen neurológico:
Examen del estado mental: paciente atenta que es evaluada adecuadamente. No se evidencia déficit cognitivo. Orientada en tiempo, espacio y persona. Las memorias a corto, mediano y largo plazo, habilidades verbales y matemáticas, juicio y razonamiento conservados. Es capaz de seguir órdenes complejas que implique tres partes del cuerpo, discrimina entre izquierda y derecha. Conserva la denominación de objetos simples y partes del cuerpo. Sin alteraciones en lectura, escritura y repetición.
Exploración de los pares craneales: sin alteraciones.
Exploración del sistema motor: no déficit motor. Atrofia muscular y tono disminuido en las cuatro extremidades. La fuerza muscular: disminuida. Coordinación sin alteraciones. La postura es normal. La marcha sin alteraciones. Sensibilidad: superficial y profunda conservadas. Sin datos de irritación meníngea ni focalización neurológica. Dominancia cerebral derecha.
Examen mental actual.
Con aseo y arreglo personal adecuados. Aparenta su edad cronológica. Aparenta enfermedad física. Coopera con la entrevista en forma adecuada. El sensorio: orientada en tiempo, espacio y persona. Sin deterioro en memorias. Mantiene un foco adecuado de atención a la entrevista. Realiza en forma adecuada las pruebas de cálculo y abstracción. Su expresión emocional es de ansiedad, preocupación, indicando que los problemas con su familia la ponen en ese estado, debido a que su madre y su hermana le recriminan el haber bajado de peso en los últimos días, refiriendo que ella tiene un problema psicológico del cual no podrá establecerse. Continúa conflictuada con la actitud de su esposo, el cual la presiona para que desista en la decisión de separarse de él. En estos días refiere que se siente más ansiosa debido a que se ha enterado que su madre reacciona con agresividad y no tiene paciencia con su hija por lo que ha considerado el ir a vivir con su hija a otro departamento. Periodos esporádicos con estado de ánimo de tristeza con tendencia al llanto. Sin alteraciones psicomotoras. Lenguaje coherente, no acelerado. Relativa autocrítica de su enfermedad. No ideas delirantes. Niega alteraciones sensoperceptivas al momento.
Diagnóstico.
Ejes:
Anorexia nerviosa tipo compulsivo purgativo (CIE–10: F 50.0; DSM IV: 307.1).
Familia disfuncional
Diferido.
Desnutrición secundaria
Anemia carencial secundaria
Enfermedad por reflujo gastroesofágico
Severo infrapeso
Factor estresante aparente: problemas en su relación conyugal y problemas familiares con la hermana y su madre
GAF actual del 60%.
Justificación diagnóstica
Anorexia nerviosa tipo compulsivo purgativo (CIE–10: F 50.0; DSM IV: 307.1).
La anorexia nerviosa es una enfermedad grave que se manifiesta, fundamentalmente, por un rechazo radical hacia la ingestión de alimentos, causa por la que los pacientes sufren pérdidas de peso de un 20 a un 40% por debajo del peso que les correspondería por sexo, talla y complexión.
La restricción de alimentos puede ser tal que haga peligrar su vida o, sin llegar a esos límites, que sufra síntomas físicos como el estreñimiento con frecuente abuso de laxantes y/o diuréticos, vómitos y otros como debilidad muscular, enlentecimiento del ritmo y volumen cardíaco, así como trastornos en la menstruación. Estos enfermos muestran tendencia a retraerse de la vida social y a negar su enfermedad: se consideran normales y se enorgullecen de las pérdidas de peso; tienen mucho miedo a aumentar de peso (fobia de peso), presentan hiperactividad motora y, a pesar de su mal estado físico general, son capaces de realizar actividades deportivas intensas.
La edad de inicio suele estar entre los 12 y los 18 años y es mucho más frecuente en mujeres. La incidencia de la Anorexia Nerviosa aumentó en las últimas décadas desde 0,37 por año y por 100.000 habitantes en los años 60 a 6,3 casos por año y por 100.000 habitantes en la década de los 80. Se estima que su prevalencia en España es del 0,3% en mujeres de 12 a 21 años. No existen datos paralelos respecto a la población masculina ni adulta de ambos sexos. Es casi inexistente en países del tercer mundo.
Algunas de las características distintivas de la anorexia nerviosa son:
Comienzo, en general, en la pubertad o la adolescencia
Disminución de peso superior al 25% del peso ideal
Actitud obsesiva respecto a la alimentación.
Persistente deseo de adelgazar sin considerar el peso que se tiene
Distorsión de la propia imagen (siempre se ve gorda)
Negación de la enfermedad
Ausencia de otra enfermedad, física o psíquica, que justifique los síntomas
Al menos otros dos síntomas de la serie siguiente:
– amenorrea (falta de la menstruación)
– lanugo (alteración de la calidad del cabello, con aparición de vello fetal)
– trastorno endocrino, hormonal, alopecia…
– bradicardia (ritmo cardíaco lento)
– hiperactividad física o intelectual.
– vómitos autoinducidos o espontáneos
– uso compulsivo de laxantes y/o diuréticos
Los criterios diagnósticos del DSM IV son:
Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal considerando la edad y la talla (peso inferior al 85% del esperado, no ganancia del peso esperado en prepúberes).
Miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obeso.
Alteración de la percepción del peso o la silueta corporales, exageración de su importancia en la autoevaluación o negación del peligro que comporta el bajo peso corporal.
En mujeres postpuberales, presencia de amenorrea (ausencia de al menos tres ciclos consecutivos).
Distingue dos tipos:
Tipo restrictivo: durante el episodio no recurren regularmente a "atracones" (apetito irrefrenable) o purgas (vómitos inducidos o abuso de laxantes, diuréticos o enemas).
Tipo compulsivo/purgativo: durante el episodio recurren regularmente a atracones o purgas.
Los criterios diagnósticos del CIE-10 son:
Pérdida de peso significativa. En prepúberes, fracaso en la ganancia de peso esperable.
La pérdida de peso es autoinducida mediante evitación de alimentos que engorden y dos o más de los siguientes síntomas: vómitos autoinducidos, toma de laxantes, exceso de ejercicio físico, uso de inhibidores del apetito y/o diuréticos.
Una psicopatología específica según la cual persiste como idea sobrevalorada e intrusiva el horror a la gordura y/o la flacidez, y la paciente se impone un umbral de bajo peso.
Un trastorno que involucra el eje hipotálamo-hipofisario-gonadal que se manifiesta en la mujer como amenorrea y en el varón como falta de interés sexual e impotencia. Puede haber niveles elevados de GH y cortisol, cambios en el metabolismo periférico de la hormona tiroidea y anormalidades en la secreción de insulina.
Si la aparición es prepuberal, se interrumpe el crecimiento. En las niñas no se desarrollan los pechos y hay amenorrea primaria, en los niños los genitales permanecen juveniles. Con la recuperación generalmente se completa la pubertad pero se retrasa la menarquia.
Tipo purgativo/compulsivo:
Este subtipo se utiliza cuando el individuo recurre regularmente a atracones o purgas (o ambos). La mayoría de los individuos que pasan por los episodios de atracones también recurren a purgas, provocándose el vómito o utilizando diuréticos, laxantes o enemas de una manera excesiva. Existen algunos casos incluidos que no presentan atracones, pero que suelen recurrir a purgas, incluso después de ingerir pequeñas cantidades de comida. Parece ser que la mayoría de las personas pertenecientes a este subtipo recurren a conductas de esta clase al menos semanalmente, pero no hay suficiente información para poder determinar una frecuencia mínima.
Estos sujetos tienen más probabilidades de presentar problemas de control de los impulsos, de abusar del alcohol o de otras drogas, de manifestar más labilidad emocional y de ser activos sexualmente. El curso y el desenlace del trastorno son muy variables. Algunas personas se recuperan totalmente después de un único episodio, otras presentan un patrón fluctuante de ganancia de peso seguido de recaídas y otras sufren un deterioro crónico a lo largo de los años.
Diagnóstico diferencial
- En enfermedades médicas (como enfermedad digestiva, tumores cerebrales, neoplasias ocultas y síndromes de inmunodeficiencia adquirida) puede producirse una pérdida de peso importante, pero las personas con estos trastornos generalmente no tienen una imagen distorsionada del cuerpo ni un deseo de adelgazar más.
- El síndrome de la arteria mesentérica superior (caracterizado por vómitos postprandiales secundarios a obstrucción intermitente del vaciamiento gástrico) debe diferenciarse de la anorexia nerviosa, aunque este síndrome aparece algunas veces en individuos que presentan aquélla (debido a su emaciación).
- En el trastorno depresivo mayor puede haber una pérdida importante de peso, pero la mayoría de los individuos con este trastorno no tienen deseo de adelgazar ni miedo a ganar peso.
- En la esquizofrenia, se observan patrones de alimentación bastante raros; los enfermos adelgazan en ocasiones de forma significativa, pero rara vez temen ganar peso ni presentan alteración de la imagen corporal (necesarias para establecer el diagnóstico de anorexia nerviosa).
- Algunas características de la anorexia nerviosa forman parte de los criterios para la fobia social, trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno dismórfico. Los enfermos se sienten humillados y enojados al comer en público (al igual que en la fobia social); pueden presentar obsesiones y compulsiones con relación a los alimentos (al igual que el trastorno obsesivo-compulsivo) o pueden estar muy preocupados por un defecto corporal imaginario (como en el trastorno dismórfico).
- Cuando el individuo anoréxico tiene miedos sociales limitados a la conducta alimentaria, no debe establecerse el diagnóstico de fobia social, pero si existen fobias sociales no relacionadas con la conducta alimentaria es necesario realizar el diagnóstico adicional de fobia social.
- Debe efectuarse el diagnóstico adicional de trastorno obsesivo-compulsivo si el anoréxico presenta obsesiones y compulsiones no relacionadas con el alimento.
- Debe diagnosticarse con trastorno dismórfico sólo si la alteración no está relacionada con la silueta y tamaño corporal.
- En la bulimia nerviosa los individuos presentan atracones recurrentes y conductas encaminadas a no ganar peso (como vómitos) y se encuentran muy preocupados por su silueta y peso corporal. Sin embargo, a diferencia de los enfermos con anorexia nerviosa (tipo purgativo/compulsivo) los bulímicos mantienen su peso igual o por encima de un nivel normal mínimo (DSM-IV).
Este diagnóstico diferencial debe realizarse sobre la base del peso, episodios de sobreingesta, método de control de peso preferido, distorsión perceptiva, insatisfacción y evitación de situaciones por la imagen corporal, comidas prohibidas y ansiedad después de comer.
Al menos otros dos síntomas de la serie siguiente:
– amenorrea (falta de la menstruación)
– lanugo (alteración de la calidad del cabello, con aparición de vello fetal)
– trastorno endocrino, hormonal, alopecia…
– bradicardia (ritmo cardíaco lento)
– hiperactividad física o intelectual.
– vómitos autoinducidos o espontáneos
– uso compulsivo de laxantes y/o diuréticos
Los criterios diagnósticos del DSM IV son:
Rechazo a mantener el peso corporal igual o por encima del valor mínimo normal considerando la edad y la talla (peso inferior al 85% del esperado, no ganancia del peso esperado en prepúberes).
Miedo intenso a ganar peso o a convertirse en obeso.
Alteración de la percepción del peso o la silueta corporales, exageración de su importancia en la autoevaluación o negación del peligro que comporta el bajo peso corporal.
En mujeres postpuberales, presencia de amenorrea (ausencia de al menos tres ciclos consecutivos).
Distingue dos tipos:
Tipo restrictivo: durante el episodio no recurren regularmente a "atracones" (apetito irrefrenable) o purgas (vómitos inducidos o abuso de laxantes, diuréticos o enemas).
Tipo compulsivo/purgativo: durante el episodio recurren regularmente a atracones o purgas.
Los criterios diagnósticos del CIE-10 son:
Pérdida de peso significativa. En prepúberes, fracaso en la ganancia de peso esperable.
La pérdida de peso es autoinducida mediante evitación de alimentos que engorden y dos o más de los siguientes síntomas: vómitos autoinducidos, toma de laxantes, exceso de ejercicio físico, uso de inhibidores del apetito y/o diuréticos.
Una psicopatología específica según la cual persiste como idea sobrevalorada e intrusiva el horror a la gordura y/o la flacidez, y la paciente se impone un umbral de bajo peso.
Un trastorno que involucra el eje hipotálamo-hipofisario-gonadal que se manifiesta en la mujer como amenorrea y en el varón como falta de interés sexual e impotencia. Puede haber niveles elevados de GH y cortisol, cambios en el metabolismo periférico de la hormona tiroidea y anormalidades en la secreción de insulina.
Si la aparición es prepuberal, se interrumpe el crecimiento. En las niñas no se desarrollan los pechos y hay amenorrea primaria, en los niños los genitales permanecen juveniles. Con la recuperación generalmente se completa la pubertad pero se retrasa la menarquia.
Tipo purgativo/compulsivo:
Este subtipo se utiliza cuando el individuo recurre regularmente a atracones o purgas (o ambos). La mayoría de los individuos que pasan por los episodios de atracones también recurren a purgas, provocándose el vómito o utilizando diuréticos, laxantes o enemas de una manera excesiva. Existen algunos casos incluidos que no presentan atracones, pero que suelen recurrir a purgas, incluso después de ingerir pequeñas cantidades de comida. Parece ser que la mayoría de las personas pertenecientes a este subtipo recurren a conductas de esta clase al menos semanalmente, pero no hay suficiente información para poder determinar una frecuencia mínima.
Estos sujetos tienen más probabilidades de presentar problemas de control de los impulsos, de abusar del alcohol o de otras drogas, de manifestar más labilidad emocional y de ser activos sexualmente. El curso y el desenlace del trastorno son muy variables. Algunas personas se recuperan totalmente después de un único episodio, otras presentan un patrón fluctuante de ganancia de peso seguido de recaídas y otras sufren un deterioro crónico a lo largo de los años.
Diagnostico diferencial
- En enfermedades médicas (como enfermedad digestiva, tumores cerebrales, neoplasias ocultas y síndromes de inmunodeficiencia adquirida) puede producirse una pérdida de peso importante, pero las personas con estos trastornos generalmente no tienen una imagen distorsionada del cuerpo ni un deseo de adelgazar más.
- El síndrome de la arteria mesentérica superior (caracterizado por vómitos postprandiales secundarios a obstrucción intermitente del vaciamiento gástrico) debe diferenciarse de la anorexia nerviosa, aunque este síndrome aparece algunas veces en individuos que presentan aquélla (debido a su emaciación).
- En el trastorno depresivo mayor puede haber una pérdida importante de peso, pero la mayoría de los individuos con este trastorno no tienen deseo de adelgazar ni miedo a ganar peso.
- En la esquizofrenia, se observan patrones de alimentación bastante raros; los enfermos adelgazan en ocasiones de forma significativa, pero rara vez temen ganar peso ni presentan alteración de la imagen corporal (necesarias para establecer el diagnóstico de anorexia nerviosa).
- Algunas características de la anorexia nerviosa forman parte de los criterios para la fobia social, trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno dismórfico. Los enfermos se sienten humillados y enojados al comer en público (al igual que en la fobia social); pueden presentar obsesiones y compulsiones con relación a los alimentos (al igual que el trastorno obsesivo-compulsivo) o pueden estar muy preocupados por un defecto corporal imaginario (como en el trastorno dismórfico).
- Cuando el individuo anoréxico tiene miedos sociales limitados a la conducta alimentaria, no debe establecerse el diagnóstico de fobia social, pero si existen fobias sociales no relacionadas con la conducta alimentaria es necesario realizar el diagnóstico adicional de fobia social.
- Debe efectuarse el diagnóstico adicional de trastorno obsesivo-compulsivo si el anoréxico presenta obsesiones y compulsiones no relacionadas con el alimento.
- Debe diagnosticarse con trastorno dismórfico sólo si la alteración no está relacionada con la silueta y tamaño corporal.
- En la bulimia nerviosa los individuos presentan atracones recurrentes y conductas encaminadas a no ganar peso (como vómitos) y se encuentran muy preocupados por su silueta y peso corporal. Sin embargo, a diferencia de los enfermos con anorexia nerviosa (tipo purgativo/compulsivo) los bulímicos mantienen su peso igual o por encima de un nivel normal mínimo (DSM-IV).
Este diagnóstico diferencial debe realizarse sobre la base del peso, episodios de sobreingesta, método de control de peso preferido, distorsión perceptiva, insatisfacción y evitación de situaciones por la imagen corporal, comidas prohibidas y ansiedad después de comer.
Factor estresante aparente: problemas en su relación conyugal y problemas familiares con la hermana y su madre.
GAF actual del 60%.
El deterioro en lo social, laboral, conyugal es evidente. Su grado de actividad funcional corresponde a la cifra porcentual.
Conclusiones
La anorexia nerviosa constituye un trastorno relevante dentro del grupo de los diversos trastornos de la conducta alimentaria. Es una enfermedad multicausal donde interaccionan aspectos biológicos, psicológicos, familiares y socioculturales con una falla en la adaptación al medio social que intenta ser compensada por conductas patológicas vinculadas a la alimentación y preocupación excesiva por el cuerpo.
En este trastorno, en algún momento aparecen trastornos orgánicos, aún cuando el organismo mantiene un equilibrio a pesar de la pérdida de peso cuantiosa por mecanismos de autorregulación. Incluso se observan alteraciones clínicas y de laboratorio a partir de pérdidas de peso mayores al 25% pudiendo llegar a ser mortales. Quienes desarrollan anorexia nerviosa son mujeres con problemas de autonomía, baja autoestima, perfeccionistas pero con miedo a madurar y rasgos familiares con poca comunicación.
Este trastorno incide en mujeres adolescentes y jóvenes que reciben gran influencia social y cultural, respecto a la moda y en prototipo de belleza. El sentirse gordo es una de las causas más frecuentes de la aparición de trastornos alimentarios, no es necesario que lo sea en realidad, sino que el individuo lo considere y que esto le afecte.
Observamos que el entorno de las relaciones interpersonales, sobre todo la familia desempeña un rol decisivo – en muchos casos- en la aparición y mantenimiento del trastorno.Los rasgos familiares que pueden conducir a producir anorexia son poca comunicación, imposibilidad de resolver conflictos, sobreprotección de los padres, reglas rígidas, límites generacionales inexistentes y alta expectativa hacia los hijos, entre otros.
Es necesario brindar un tratamiento integral que incluya a diversos profesionales de la salud, ya que si bien es cierto en un inicio tiene origen social y psicológico, una vez que está presente en la vida de una persona la variable biológica desempeña un rol trascendente en el mantenimiento de este trastorno.
Tratamiento propuesto
El tratamiento de la anorexia no corresponde a una única especialidad, debe basarse en la cooperación del médico de familia, psiquiatras, psicólogos, endocrinos y ginecólogos. Estos podrían ser los pilares fundamentales:
Reeducación de hábitos alimentarios: prescribir una dieta inicial de 1000-1500 calorías e ir aumentando el contenido calórico hasta cubrir sus necesidades. La paciente no debe comer sola ni saltarse ninguna comida, sin presionarla.
Control de peso: pesarla desnuda o en ropa interior para evitar engaños bajo la ropa. La ganancia esperada es de 250-500 gramos por semana.
Ejercicio físico: eliminarlo inicialmente e introducirlo progresivamente
Control analítico para vigilar las complicaciones.
Terapia farmacológica: no hay actualmente ningún fármaco específico para la anorexia nerviosa. Se usan antidepresivos, benzodiacepinas, neurolépticos, según el cuadro clínico predominante en la paciente. Estudios realizados con Fluoxetina y Amitriptilina frente a placebo no demostraron eficacia alguna de estos fármacos. El tratamiento con ISRS tras la recuperación de peso parece relacionarse con una disminución en las recaídas. No hay estudios sobre la eficacia de los neurolépticos.
Psicoterapia: encaminada a modificar los pensamientos y hábitos respecto al peso, imagen corporal y la alimentación. Se usan: la terapia cognitiva-conductual, la psicoanalítica, la interpersonal y la de grupo, que puede usarse en combinación con las otras o como único tratamiento. Los estudios comparativos existentes no encontraron diferencias significativas entre los distintos tipos de terapia. Existen también las asociaciones de familiares donde intercambiar experiencias, conocer mejor la enfermedad, etc.
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