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La neurociencia del ego

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2, 3

  1. Lo que aquí nos concierne
  2. La auto-consciencia. Lo que aquí nos concierne
  3. La noción del ego
  4. En resumen
  5. Bibliografía

Aunque la expresiones castellanas "ego", o "persona", carecen del poder expresivo de su equivalente inglés, "self", aquí las usaremos por falta de algo más apropiado, que exista en nuestro idioma, para los fines de esta lectura.

La auto-consciencia y la consciencia propia, o de uno mismo, son conceptos de índole trascendentales para el entendimiento único del ser humano — especialmente, en la acepción clínica de la expresión.

De antes, nuestros entendimientos filosóficos y nuestras tendencias éticas, encontraban sus explicaciones en las palabras que quienes, pretendieran hablarnos en nombre de un dios, pronunciaran.

Los falsos profetas abundaban…

Cuando dudábamos, siempre recurríamos a la Biblia. Pero, cuando deseábamos saber quiénes fuéramos como entidades individuales y únicas, no había nadie a quien, recurrir, pudiéramos.

Estábamos solos. Solos, contemplando el rompecabezas de nuestras existencias, sin explicación plausible o, sin aclaración posible para resolver el conflicto del significado de nuestras vidas.

Los estados de ansiedad, los de angustia y las depresiones existían. Como testimonio de hecho, la historia corrobora.

Pero ¿Con qué contábamos para asistirnos en nuestros dilemas existenciales?

Entonces teníamos las escrituras sagradas. Pero, éstas eran oscuras; y quienes, las "entendieran" nos decían que en ellos restaba el "derecho" exclusivo a su acceso — razón, por la que nos la dosificaban, en esfuerzo a controlarnos.

Si ustedes conocen a alguien quien, hoy, lea la Biblia. Ustedes son muy privilegiados. Y, si conocen a algún psiquiatra que entienda a Freud. Mucho me alegra — porque, entonces, conocen a mi maestro Louis B. Shapiro, decano de los psicoanalistas norteamericanos.

Hoy, aunque nosotros, quienes en ella creemos con la mayor convicción, preferimos no abusar sus poderes, confiamos en las neurociencias — como la única vía disponible — para dar respuestas a las preguntas de orden tan legítimo, que en seguida formulamos.

La auto-consciencia. Lo que aquí nos concierne

Como concepto progresivo, esta función consiste en una noción que deriva de las actividades neurales de todo el cerebro.

Lo que a los investigadores que tratan de establecer su esencia, siempre intriga, es dónde reside, cómo funciona y, más que nada, cómo aplicar su entendimiento a nuestra percepción propia.

Algo, de índole compleja.

Para muchos de los pensadores formales en este campo; la auto-representación que la consciencia implica; consiste en esa capacidad de ponderar en lo que se piensa, cuando acerca de sí mismo uno reflexiona.

Esta última noción, puede que haya derivado de un contexto social, como ya veremos.

 

Que esa habilidad para la introspección, haya evolucionado específicamente, en el ser humano, sería para proporcionarnos la ventaja evolutiva de permitirnos crear "teorías de las mentes de otros", para poder lograr predecir y entender sus intenciones para con nosotros — pudiendo, de esa manera, presagiar sus comportamientos, permitiéndonos actuar de manera ventajosa y defensiva.

Es complicado, pero se entiende mejor, si pensamos en la empatía o en el lenguaje de los gestos.

La noción del ego

El ego, es un substrato esencial en la metodología del psicoanálisis, de donde deriva su popularidad y aplicación actual, aun en el campo de la neurociencia.

Das Ich, para Freud, significaba literalmente, "el Yo".

Para mejor entenderlo. En su síntesis psicoanalítica, el ego, constituye la parte de la mente que contiene la conciencia o auto-conocimiento. Lo que más tarde, en escritos avanzados, se conceptualizaría, como un conjunto de funciones psíquicas que involucraban juicio, tolerancia, la evaluación de la realidad, auto-control, previsión, planeamiento, defensas inconscientes, síntesis de información, función intelectual y memorias.

Inevitablemente, para comprender estos conceptos, tenemos que buscar explicaciones en elementos aplicados a nuestros entendimientos de la empatía, como ya hiciéramos en mis tesis paralelas de: Las Actividades de las neuronas de Espejo (I) y Teorías de la mente (II).

Parecería lógico, que en una especie, cuya supervivencia está imbricada de manera tan íntima a su intelectualidad, que nuestra capacidad de intuir las intenciones de otros o de responder de manera apropiada a lo desconocido serían facultades innatas de importancia vital.

Las neuronas espejo nos prestarían una asistencia de orden primordial en este respecto, ya que nos permitirían formular, predicciones paralelas a los comportamientos que, involuntariamente reflejamos.

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