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El relieve es el común denominador entre la geología y la guerra

Enviado por Jesus Santiago


    1. Resumen
    2. Geomorfología para la guerra
    3. La tecnología del presente
    4. Referencias

    Resumen

    Cualquier actividad humana posee una localización sobre el espacio geográfico y en cualquier sitio bajo nuestros pies debe haber alguna forma de relieve. El escenario de los conflictos bélicos requiere también de la existencia de dichas formas, las cuales son el producto de la interacción de procesos geomórficos externos e internos. Las actividades militares bien planificadas necesitan de la asesoría de especialistas en geociencias, lo que puede ser útil en tareas como: la determinación de accesos, la ubicación de materiales para la construcción de barricadas, definición de limitaciones naturales del terreno, etc. La tecnología de los países avanzados parece que los hace alejar de los campos de batalla tradicionales; sin embargo, una región de naturaleza indomable puede convertirse en un escudo protector para sus habitantes y, a su vez, en una desventaja para los ejércitos invasores.

    Palabras clave: relieve, geociencias, guerra convencional, procesos geomórficos, vegetación.

    Introducción

    Cualquier actividad humana posee una localización geográfica determinada y, de igual manera, cualquier actividad antrópica demandará de un uso particular de las múltiples formas de relieve de nuestro planeta. De tal forma que los conflictos bélicos, convencionales o no, jamás podrán escapar de la regla antes mencionada. La guerra es, pues, muy dependiente de las características del terreno en donde se desarrolla. Un conflicto militar bien planificado deberá ser liderado bajo el apoyo parcial de especialistas en geociencias. Sin ánimos de promover la contraparte de la paz en el mundo, el objetivo del presente escrito es el de informar al lector sobre cómo la geomorfología, así como otras ramas de las geociencias, pueden ser aplicadas dentro del campo de las acciones militares.

    Geomorfología para la guerra

    Según Erdmann (citado por Thornbury, 1969: pág. 565), "el terreno es el común denominador de la geología y la guerra". Esto significa que el terreno o, mejor dicho, las formas de relieve van a ser el escenario de las distintas actividades que caracterizan a las campañas militares. Las formas de relieve son el resultado de la combinación de procesos geomórficos tanto externos como internos. Un militar sin formación en geociencias podrá diferenciar un cerro de una llanura, pero difícilmente podrá explicar el origen de tales relieves. Por otra parte, el especialista en geociencias puede que tampoco sepa nada en absoluto acerca de estrategias militares, por lo que, en consecuencia, deberá llevarse a cabo un intercambio de información, a partir de la cual los especialistas se entenderán. El geocientista podrá asesorar a los militares en aspectos muy particulares del terreno; por ejemplo, es posible que maneje información sobre la profundidad de los suelos, en caso de que se requiera de la construcción de trincheras sobre las laderas de algún relieve positivo. Dicho profesional tendrá un conocimiento más certero sobre donde ubicar materiales para la construcción de barricadas; mediante el uso de mapas o de imágenes será capaz de definir mejores rutas de acceso y de ubicar puntos de vigilancia; asimismo, mediante el uso de aerofotografías podrá fácilmente definir los tipos de cubierta vegetal que puedan servir de escondite o camuflaje a las tropas involucradas. El geocientista puede ir mucho más allá todavía, en el caso de que sepa interpretar la información climatológica del área en conflicto: los meses de mayor precipitación pudieran arruinar el acceso a lo largo de una llanura sujeta a las inundaciones estacionales; las nevadas pudieran limitar severamente el rendimiento de las tropas, al igual que aquellos días de calor intenso. La sequía del verano pudiera obstruir el acceso de embarcaciones a lo largo de los ríos; de igual forma, el abastecimiento de agua para el consumo pudiera verse seriamente afectado. El mal tiempo y una topografía accidentada serán motivos de entorpecimiento para las operaciones aéreas que sirvan de apoyo a las tropas acantonadas dentro del campo de batalla.

    El cuerpo de ingenieros de un ejército moderno deberá contar entonces con un personal multidisciplinario en áreas cómo: geología, geomorfología, hidrometeorología y vegetación. Los geógrafos serán hasta cierto punto los profesionales más estratégicos del grupo, ya que éstos son capaces de enfocar los problemas a partir de la interacción de múltiples variables. El geógrafo posee una formación básica en geociencias; cuenta además con el manejo de la geografía humana, en aspectos como: distribución de la población, distribución de actividades económicas, vialidad, servicios, etc., y debe ser por excelencia el más hábil fotointérprete del conjunto.

    La tecnología del presente

    Tanto los agentes de inteligencia como los distintos profesionales de las Ciencias de la Tierra de las grandes potencias, cuentan hoy en día con poderosas herramientas de trabajo, productos del avance de la ciencia y la técnica de sus países. Cabe mencionar la existencia de los satélites artificiales "espías", enviados al espacio por E.U.A. con la simple misión de escudriñar áreas pequeñas de la superficie del globo. Por medio de estos medios de observación, a cualquier persona que sale a la calle se le puede contemplar desde el cielo, sin que ésta se dé por enterada.

    Por otra parte, los países avanzados se alejan cada vez más de las batallas tradicionales, ya que la tendencia es la reducción de las luchas cuerpo a cuerpo, en sustitución de bombardeos con misiles "inteligentes". La historia parece demostrarnos que no se pueden hacer invasiones como la de U.S.A. a Vietnam o como la de la U.R.S.S. a Afganistán, ya que el hombre del lugar, aliado con la madre naturaleza que le vio nacer, ha terminado siendo el vencedor.

    Pese a todo lo que la tecnología sofisticada representa, el relieve terrestre sigue estando allí y los procesos geomórficos continúan en su incesante actividad. Las bombas serán capaces de hacer impacto en un lugar preciso, pero no darían nunca en el blanco si la información de los satélites no tomara en cuenta las desigualdades topográficas. Los bombardeos no serán siempre efectivos y en ocasiones será necesaria la introducción directa de equipos y tropas que se vean cara a cara con la verdadera naturaleza del terreno.

    Para dar un ejemplo, a raíz de la intervención militar estadounidense en Afganistán, luego de los ataques terroristas en Nueva York en septiembre del 2001, la búsqueda de Bin Laden se convirtió inclusive en un problema interdisciplinario. Poco después que apareció en una entrevista realizada por la agencia de noticias Al Jazeera, un geólogo norteamericano que visitó alguna vez Afganistán, afirmó que conocía el área donde afloraban las rocas que se observaban a espaldas del árabe, mientras éste hablaba ante las cámaras. De manera que el hombre más buscado del mundo, debió de haberse mudado rápidamente hacia otro sitio de diferente litología. Es de suponer, por lógica, que los que huyen hoy en día ante el acecho de los E.U.A. deben evitar a toda costa exponerse al cielo abierto y, en su lugar, deben moverse sobre áreas cubiertas de bosque. En Afganistán se estima que el 3% del país posee una vegetación de coníferas ubicada por encima de los 1.830 metros de altura (Enciclopedia Microsoft, 1999). Junto a esas manchas de vegetación boscosa, habría que demarcar en las imágenes de satélite el área donde afloran las rocas calcáreas, las más proclives al desarrollo de cavernas. Y es seguramente allí donde la CIA sospechaba que se encontraba para entonces el más sagrado de sus objetivos. Por eso no fue extraño que a finales de la ofensiva norteamericana en Afganistán, una región montañosa que sirvió de guarida a los combatientes de Al-Kaeda, fue sometida a intensos bombardeos, creyéndose para entonces que Bin Laden había perecido en tales ataques.

    Lamentablemente, y por lo que se ve, la guerra también puede servir de fuente de trabajo para una multitud de profesionales. Pero es, en definitiva, la paz la que garantiza el progreso y un mejor nivel de vida a las comunidades humanas.

    Referencias

    Asociated Press. 2001. Confusión sobre paradero de Bin Laden. Diario El Nacional, Nº 20.912, 18 de noviembre, Cuerpo A, pág. 7. Caracas.

    Microsoft Corporation. 1999. Enciclopedia Microsoft Encarta 99. (Disco compacto).

    Thornbury, W. 1969. Principles of Geomorphology. John Wiley &Sons, Inc. "2nd Edition. Indiana. 593 p.

    CNN. 2001. Panorama Mundial. www.cnnenespanol.com. 11 de noviembre. Atlanta.

     

     

    Jesús Enrique Santiago