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El flujo de tesorería como mecanismo de control financiero de la empresa


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Los mecanismos de control financiero
    3. El flujo de caja
    4. Conclusiones

    Resumen

    Cuando hace unos pocos meses se destapó la "caja de pandora" de las "hipotecas basura" engendradas en el poderoso gigante del norte, la voz de alarma corrió por todo el planeta como la pólvora encendida. La debacle financiera que se ha establecido en el mundo desarrollado, ha superado con creces las expectativas y en un corto espacio de tiempo se han pisoteado cada uno de los pronósticos relativos al impacto negativo sobre la economía de los países desarrollados. De la desaceleración al estancamiento y del estancamiento a la crisis, esa ha sido la evolución de la situación, con los consiguientes efectos negativos en el orden económico y social.

    En medio de este panorama las empresas sufren en mayor o menor medida los embates de la crisis, no solo por la contracción del mercado, sino también por la insuficiente disponibilidad de recursos monetarios, imprescindibles para garantizar el cumplimiento de sus obligaciones y el nivel de actividad. Lamentablemente, de las crisis se sabe cuándo comienzan, pero no, cuándo terminan ni cuál será el saldo definitivo. Para las empresas se traduce en un importante reto hacer frente a un panorama caótico, donde la organización, la dirección estratégica y el control sobre los recursos, fundamentalmente los financieros, resultarán acciones imprescindibles para garantizar la supervivencia. De eso se trata: supervivir como organización.

    Introducción

    La crisis que vive desde el pasado año el mundo desarrollado, en principio debiera no causar mucho asombro -aunque como las epidemias siempre causará estragos y dejará víctimas-, si se tiene en cuenta que éstas forman parte del ciclo económico, es más, contribuye en cierta medida a realizar ajustes y correcciones ante las desviaciones que la originan. De esta manera, la economía se ha ido ajustando en función a las causas y resultados de este fenómeno, posibilitando un paso más en el desarrollo del sistema. Sin embargo, la actual crisis tiene su origen en una situación puntual: la banca, o tal vez debiera decir, las finanzas. El abuso de los mecanismos financieros empleados por la banca y otras entidades para fomentar la demanda del sector inmobiliario alcanzaron el límite y, como se ha querido graficar, "la burbuja explotó", con el consiguiente desmadre en toda la economía. A pesar de que el sentido común indicaba que la sobrevaloración de los bienes inmobiliarios sobrepasaba los límites lógicos, no se produjo una acción oportuna que intentara evitar que esta desproporción terminara por ocasionar daños tal vez irreversibles al sistema económico.

    No me atrevo a plantear que el capitalismo como sistema económico haya sufrido un revés irreparable, porque semejante afirmación me parece demasiado comprometedora, pero lo que sí parece evidente es que será necesario reformar profundamente el sistema, porque de lo contrario sus bases se verán seriamente afectadas. De todos modos, me parece que el sistema ha estado avanzando a formas de hacer que han elevado el nivel de complejidad de la solución, sobre todo pensando en soluciones duraderas.

    Ahora bien, independientemente a las causas de la situación económica actual, lo importante será, por un lado, aplicar las medidas que permitan superar la crisis y encontrar nuevamente el camino de la recuperación económica, todo esto en el menor plazo de tiempo posible; mientras que por otro, está la capacidad de las empresas para hacer frente a las consecuencias nefastas de la crisis. Desde el punto de vista global no puede olvidarse la necesidad de que a la par de ir implementando acciones en pos de superar la actual coyuntura, será necesario introducir cambios estructurales en el sistema.

    ¿Y las empresas?

    De todos es sabido que en situaciones como estas, las empresas, como eslabón básico de la economía, son las que en primera instancia sufren el impacto de la desaceleración, el estancamiento y el retroceso económico. A partir de aquí se generan un sin número de efectos negativos que abarcan como es lógico a la sociedad.

    Ante una situación de crisis económica el entramado empresarial se resiente inevitablemente, pero las que peor preparadas estén serán las primeras en sucumbir, independientemente a que las afectaciones pueden ser más o menos generalizadas. El proceso de "selección natural" se impone y las más débiles desaparecerán, mientras que otras serán capaces de reinventarse, de adaptarse rápidamente -aunque no sin esfuerzo- al nuevo escenario.

    Lamentablemente existen empresas y empresarios que no son capaces de en tiempos de bonanza prepararse para los tiempos de escasez, algo que también sucede a nivel macroeconómico. Parece una verdad de Perogrullo, pero por elemental que sea no deja de ser cierta. La euforia parece no dejar lugar a la previsión y la precaución. También la audacia puede que no ayude a percibir que vivimos en un mundo cada vez más complejo, menos previsible, donde la perspicacia, el olfato y la osadía siguen siendo cualidades imprescindibles para un negocio y para un buen empresario, pero hay que saber conjugarlas con otras, como la organización, el control, la correcta dirección y la previsión.

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