- Ser en el mundo:
- La libertad.
- La angustia y el miedo.
- Angustia y valores.
- Mecanismos defensivos y complejos en Análisis Existencial.
- Mala fe y sinceridad.
- Bibliografía Consultada.
Dice Sartre: "Ser en el mundo no es escaparse del mundo hacia sí mismo, sino escaparse del mundo hacia un allende del mundo que es el mundo futuro".
¿Para quién soy? Es una de las preguntas clave para la existencia. La respuesta egoísta sería: "Para mí", pero en nuestra particular y cotidiana existencia nos damos cuenta (aunque no siempre ni en todo momento) de que dicha respuesta no es efectiva ni funcional, que por el contrario necesitamos de otro que no habilite y que además necesitamos participar en y de la vida de ese otro.
Decimos "ser en el mundo" y en esa partícula lingüística "en" se encuentra marcada una unidad relacional biunívoca entre ser y mundo, estableciéndose una relación de mutua reciprocidad más que de simple contigüidad.
Ser es distinto a estar o a ser "junto a". El ser es "en" y no "junto a". Si pudiésemos conocer el mundo como algo diferente a nosotros mismos, entonces si podríamos hacer una separación demarcativa entre sujeto (hombre) y objeto (mundo), entre sujeto que conoce y objeto que es conocido. Pero en realidad ser y mundo son ambos sujetos. En el primer caso, sujeto vs. objeto, habría una relación de contigüidad, por cuanto uno está al lado del otro; pero en el segundo, al ser parte co-constitutiva y co-creadora de ese mundo, la relación sería de mutua interdependencia.
En este sentido Merleau-Ponty decía que con el otro estamos en reciprocidad perfecta, queriendo entender con esto el que ambas partes buscan lo mismo, aunque dicha reciprocidad no sería del todo perfecta si nos centramos sobre los logros obtenidos, pues dándose lo mismo se puede llegar a resultados diferentes (contrapuestos o complementarios).
Permanentemente sería el otro quien nos confirma nuestro lugar en tanto la imposibilidad para uno mismo de ser testigo externo de su propia singularidad existencial. Somos testigos del existir de los otros, al tiempo que somos conscientes de que los otros son testigos de nuestro existir y es por ello que decimos que los otros confirman nuestro lugar. O sea, soy en tanto que tengo conciencia de que hay otro que me reconoce como otro ser diferente a él, pero similar en cuando a especie.
En la práctica de la psicoterapia, por ejemplo, en una persona psicótica, a diferencia de la persona "normal", el psicótico se considera el mundo y en consecuencia no reconoce diferenciaciones para con los otros seres, no es con el otro.
La libertad.
Somos libres en tanto no existe nada que pueda determinarnos plenamente ni obligarnos a mantener una conducta, aunque si pueden llegar a haber múltiples y diferentes tipos y matices de condicionamientos, siendo los más incisivos aquellos que se encuentran enlarvados en el ámbito inconsciente, ya sean en el propio y/o en el colectivo. Si bien puede obligársenos en ciertas áreas de nuestra existencia a un cierto actuar físico y/o mental, siempre existen y existirán espacios en donde no podrán haber condicionamientos de ningún tipo. Inclusive, ante un mismo condicionamiento, por ejemplo el que experimentamos ante los medios de comunicación masiva, no siempre resulta la misma respuesta, tanto a nivel individual como grupal (micro y macro).
Por lo tanto si bien en forma potencial soy el que seré, realmente no soy el que seré. De ser el que seré me separa la temporalidad, tiempo este que puede o no llegar a ser (y lo que no es, es nada). Por consiguiente lo que me viene a separar de lo que seré es una nada potencial. En consecuencia, ningún existente actual puede determinarme (aunque si condicionarme) en lo que seré, es decir, nadie puede planificar pautas de acción ciertas en tanto que es imposible establecer lo que será (y seremos) cada uno de nosotros. Y ese futuro es de lo más incierto por dos motivos: a) no sé si seré porque puedo no ser y b) aceptando que sea en ese futuro, no sé que voy a ser.
Decía Heidegger que hay para el "Dasein" (ser en sí mismo) una posibilidad permanente de encontrarse frente a la nada y descubrirla como fenómeno. Eso sería la angustia.
La forma en que nos cabría enfrentar la nada, la cura de ese no-ser es la angustia. La posibilidad de seguir existiendo frente a esa nada es lo que estaría dado por la angustia.
Decía Freud: "Pienso que la angustia se relaciona con el estado subjetivo abstraído de cualquier objeto, mientras que en el miedo la atención está dirigida precisamente hacia un objeto". En cambio, para Sartre, somos angustia y el miedo sería un sentimiento en relación a los otros. La angustia para este filósofo francés sería más un sentimiento dirigido hacia uno mismo. Para Heidegger en la angustia es donde sentimos el mundo en su mundaneidad, es decir, como algo externo.
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