Título original: Trabajo Penitenciario-criminológico y el Sindrome de Bournout -¿Padecen los trabajadores del Sistema Penitenciario Costarricense del Síndrome de Bournout o de algo peor?
"Ese día me presente a trabajar, había sido nombrado como oficinista en la Penitenciaria Central, ya había visto la peni desde lejos cuando iba con mi mama al mercado central a hacer las compras, había oído sobre las cosas que ahí sucedían, los motines, asesinatos, las bandas de criminales, los hijos del diablo, sin embargo extrañamente no sentía temor, ni miedo, tanta era mi necesidad de trabajar, ese día me despedí de mi madre ella me persigno, y me bendijo, note que tenia más miedo que yo por el extraño lugar al que su pequeño hijito iba a ir a trabajar, baje la cuesta de la calle primera y después pase el puente y comencé a "subir la cuesta de la peni", al acercarme un extraño temor se apoderó de mi, me presente al oficial que estaba en una especie de malla, me paso adelante y se abrió la puerta del castillo una puerta inmensa para mis ojos de juventud, así también el guardia de la puerta me pareció como el gigante del cuento, me dijo que se le ofrece, con voz tímida le conteste que venia a trabajar que me habían nombrado y que ahí estaba para ver que tenia que hacer, el hombre se sonrió y me dijo muy amablemente bienvenido, cerro fuertemente la puerta y le paso la aldaba, sentí que nunca iba a salir de ese lugar, me sentí aislado, ese sonido de esa puerta cerrándose me impacto, ese era el contacto y la salida a mi mundo habitual, pense ojalá pueda salir hoy, dese la vuelta para requisarlo, me dijo, que ?? replique, es rutina enséñeme lo que trae en el maletín, me hizo una requisa corporal y me mando a hablar con el secretario de la peni, era un hombre bajito de estatura pero de gran experiencia y sabiduría, me dijo, "miré aquí no le haga favores a nadie porque por hacerle favores al diablo con llevárselo le paga", era un preludio al mundo de corrupción, tristeza y dolor que iba a presenciar aquello era como un mercado persa, gente que entra y sale, nunca había visto tantos seres extraños juntos, mendigos, alcohólicos, marihuaneros, sucios, mal olientes, desgreñados homosexuales, travestis, otros que parecían hombres y eran bien playos, nunca había estado tan cerca de gente tan rara a pesar de que nací y crecí en un barrio marginal, algunos me gritaban manden ese guila, sentí miedo, me sentí acosado no por una mujer sino por hombres perversos, sentí miedo y pense hay Táctica Dios a donde me has traído, algo estoy pagando(sea lo que sea era muy joven para merecerlo).
Otros compañeros me vinieron a dar la bienvenida, y me mostraron la Peni, la Universidad del mal, el hotel mas barato de Costa Rica, como decía don Pepe Figueres, que tour más maquiavélico, me sentí en el infierno Dantiano, no olía a azufre pero casi, olía a agrio, a gente hacinada, a desesperación, a dolor, a incertidumbre, a maldad, a muerte, han olido esos olores o que será que esta vivencia fue tan impactante que mis sentidos percibían todo esto o me volví loco desde el ingreso, se oían gritos, un herido, 2 muertos, asaltaron a varios, violaron a otros, parecía como estar en un panal de avispas, no había campo, habían 1700 almas presas, algunos me di cuenta después eran buena-gente presos por las circunstancias de la vida, otros por viciosos estaban allí, otros por irresponsables por no pagar la pensión pero otros eran los legítimos hijos del diablo, malos hasta los huesos, me sentí ambiguo por un lado el instinto de sobrevivencia me decía salga soplado no vuelva nunca y por otro lado pense que podría ayudar a algunas personas de estas para que fueran mejores ciudadanos, estaba perplejo pero era mi destino ser Criminólogo, el miedo se me inhibió, fue mas fuerte las ganas de ayudar y de aprender, me fascino el tema de la Criminología, pese a los asesinatos, lesionados, incendios, motines, intentos de corrupción, chorizos y el mal ambiente me quede sin saber lo que pasaría años mas tarde, yo pense dentro de cuatro años me voy con el cambio de gobierno y heme aquí, mas viejo, el pelo se me cayo y la pensión la veo cada día más largo, he estado en varios centros, las cajitas de Alajuela, La Reforma, San Sebastián, y ahora estoy en un centro de confianza, me siento contento, feliz, como el reo que después de muchos años preso sale a confianza, a veces tengo pesadillas sueño que estoy otra vez en un centro cerrado. No se si padezco de alguna psicosis tal vez, lo que si les puedo decir es que me he desarrollado durante los últimos años de mi vida juventud, y senectud en un medio nada común, enfrentando los problemas de la criminalidad, al delincuente y asesino de carne y hueso, atendiendo al alcohólico y al homosexual con el mismo amor que mi humanidad cristiana a sido capaz, pude estudiar y hacerme un profesional, y aun no se si mi vida es normal o si estoy psicopateado, perdí el miedo a la cárcel, el miedo a los delincuentes, y esto si creo que es patológico."
Biografía inconclusa de un trabajador penitenciario
Los investigadores han estado buscando como estructurar un perfil de un síndrome muy particular que hoy se conoce como el Síndrome de Burnout en adelante SB, para lo que han tratado de describir y establecer si existe una relación entre las características socio-demográficas y laborales son el SB y proponer medidas institucionales que minimicen los efectos del mencionado síndrome en los individuos.
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