Introducción
Hablar del término o estilo Art Deco como tal, es, en gran parte, explicar un conjunto de diferentes manifestaciones estéticas que aparecieron en la renombrada Exposition Internationale de Arts Décoratifs et Industriels en 1925 en Paris. Esta reforzaría la posición de Francia como la cuna del arte mundial, que se había visto de momento amenazada por el surgimiento de nuevas expresiones artísticas en todo el continente europeo y en Estados Unidos.
Poster de la Exposición de Paris de 1925
La intención era mostrar los adelantos, tanto en materia de artículos de decoración como en productos industriales, destacándose materiales novedosos y diseñadores que se coronaron como grandes exponentes del Art Deco.
Los pabellones de la exposición albergaban toda clase de productos y disciplinas, asi como también de empresas, diseñadores independientes y artistas, que promovían la creación de un nuevo estilo de vanguardia, moderno y lujoso, al que sólo una elite caprichosa podía acceder.
Las tiendas más renombradas de Paris (Louvre, Au Printemps, Galerías Lafayette y Au Bon Marche) se lucieron con sus pabellones en los que se exhibió lo más depurado del diseño Art Deco. La suntuosidad de la decoración y el uso de nuevos materiales abrieron las puertas a lo que sería gran parte de la decoración de este nuevo estilo. En ellos se observan elementos en común, como lo son el uso predominante de líneas verticales, figuras geométricas, líneas que se tranforman en leves curvas, esquinas ochavadas, todos estos tanto en el diseño bi como tridimensional, conformando un conjunto de armonías geométricas y asimetrías decorativas. También distinguimos elementos ornamentales inspirados en la naturaleza, el uso de vitrales y los frisos. Los cuatro pabellones son expresiones del gusto francés por el lujo y la calidad.
En oposición con estos pabellones resaltan, por un lado, el Pabellón de Turismo, que se caracterizaba por tener poca decoración y resaltar la funcionalidad de la arquitectura: los casi únicos elementos decorativos eran unos paneles con relieves y las ventanas de diseño cubista; por otro lado el pabellón del Espirit Nouveau, de Le Corbusier y Amédée Ozenfat, que era la antítesis de la exposición: la decoración. Este pabellón negaba cualquier adorno superfluo, proponiendo una desnudez decorativa y exaltando las concepciones puristas de sus creadores. Debido a que su pabellón era para Le Corbusier el símbolo de la más alta modernidad, declaró: " Después de 1925 los amantes de las antigüedades virtualmente habrán terminado sus vidas y el esfuerzo productivo industrial estará basado en lo nuevo ".
Sin duda no hemos ahondado en la descripción de los pabellones y hemos omitidos otros que también fueron importantes dentro de la Exposition Internationale de Arts Décoratifs et Industriels, destacando el aspecto más relevante al que se quiere llegar: el planteo del comienzo de una estética, de un estilo, que desde sus inicios muestra tanto elementos, patrones y temáticas que se repiten, como también contradicciones.
Paul Maenz, uno de los primeros tratadistas sobre este tema, sostiene que "El estilo Art Deco, como tal, jamás existió. El término aparece por primera vez en 1966 con ocasión de la muestra retrospectiva Les Annés 25 celebrada en el Musée des Art Décoratifs de París. Desde aquella Exposición de 1966, cuantas manifestaciones artísticas se produjeron entre las dos guerras mundiales, o sea, entre 1920 y 1940, quedaron englobadas bajo el común patronímco de Art Deco. Desde el Espirit Nouveau de Le Corbusier, hasta el Stream-Line Camp de Chicago. Tan Art Deco han acabado siendo el hechizo coreográfico del ballet ruso de Diagilev de principios de los años veinte, como la fascinación constructivista del cubismo de finales de siglo o la exaltación arcaizante de los años treinta. Doctrinas estéticas que se confrontaron con fervor casi religioso, se ven ahora condenadas desaprensivamente a compartir un mismo rasero".
A pesar de esta consideración, podemos mencionar ciertas características distintivas de este estilo que, en rasgos generales, buscó la decoración por encima de la funcionalidad.
En primer lugar, observamos el empleo de la línea recta en diferentes combinaciones, principalmente en la de zigzag, que aparece generalmente duplicado y rotado en diversos diseños. Las líneas verticales predominaban por sobre las horizontales, y se ubicaban varias de forma paralela, resaltando la altura de objetos o construcciones y dirigiendo la mirada del espectador de abajo hacia arriba. Ejemplos de esta operación se ven en la arquitectura, de la mano del Chrysler Building, concentrándose la atención en su majestuosa cúpula, que se apoya en las líneas que recorren verticalmente el edificio. En el diseño de indumentaria femenina se repite el patrón de la línea vertical, también en ocasiones oblícuas o diagonales, interrumpidas únicamente por un cinto ubicado en la zona de las caderas. De esta manera el cuerpo aparecía estilizado, remarcándose más la parte de los hombros y la cara, que incluso, a la manera de la cúpula del Chrysler Building, resaltaban debido al uso de exhuberantes joyas, sombreros y maquillaje.
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