- Resumen
- Introducción
- El Fondo de cooperación y financiamiento de empresas asociativas
- El Programa de inserción del joven y la mujer de escasos recursos al proceso productivo
- El Programa de promoción y apoyo a la economía popular
- Implicaciones de la desconcentración del programa
- El agotamiento del optimismo
- Los efectos de la incertidumbre
- Propuestas para desbloquear el programa
- Un final para recomenzar…
- El programa de fomento a la economía solidaria
- Conclusiones
Ponencia al Primer Congreso Interamericano del CLAD para la Reforma del Estado y la Administración Pública, celebrado del 7 al 9 de noviembre de 1996 en Río de Enero, Brasil, y aparece publicada en el segundo tomo de la Memoria de este Seminario. Forma parte de la investigación evaluativa realizada mediante el Convenio de Investigaciones FONCOFIN-Escuela de Gerencia Social y el apoyo institucional de la Universidad Central de Venezuela. Ver César Barrantes, El Apoyo a la Microempresa Popular en Venezuela. Hacia una Política Social Orgánica de Estado? Cuadernos de Investigación No.14, Escuela de Gerencia Social, Caracas, 1994. Para una versión ampliada, ver César Barrantes, El Apoyo a la Economía Popular en Venezuela ¿Hacia una Política Social Orgánica de Estado? Fondo Editorial Tropykos, Ediciones FACES, Universidad Central de Venezuela, Caracas, 1997.
RESUMEN
Se trata de un abordaje con perspectiva sociopolítica de la microfísica del poder en uno de los aparatos oficiales de política social en Venezuela. La trayectoria analizada permitió dar cuenta de una periodización que marca, por un lado, el paso de una descentralización mediatizada por el centralismo a una sinérgica incipiente que pasó por una desconcentración pletórica de bloqueos, y, por otro, el cambio de concepciones paradigmáticas aupadas por diversos grupos de poder político-técnico, ideopolítico y burocrático que, gravitando en el ámbito público =civil y oficial= se constituyeron, no sin heterogeneidades y debilidades, en torno a ideologías y enfoques que, siendo cooperantes en la teoría y en la práctica del buen gobierno, vienen siendo asumidas como antagónicas en la antitética práctica gubernamental del "borrón y cuenta nueva". Se trata de las denominadas Economía Asociativa, Economía Popular y Economía Solidaria cuyo referente transideológico y metaempírico es la producción popular, individual y colectiva, formal e informal, sesgada hacia el intercambio mercantil a micro y pequeña escala de valores intangibles y tangibles, especialmente agroalimentarios (producidos también a mediana y gran escala por sectores no populares para ser comercializados a precios populares, hoy denominados solidarios por el gobierno de Caldera) y de primera necesidad para las familias depauperadas.
INTRODUCCIÓN
Este documento ofrece un análisis con perspectiva sociopolítica[1] de la trayectoria organizacional seguida por uno de los aparatos de la política social de un estado que ha venido siendo reducido al simple gobierno que administra lo dado[2]: el Estado venezolano. Se trata del rector de los programas oficiales y civiles de promoción y apoyo a la Economía Popular: el Fondo de Cooperación y Financiamiento de Empresas Asociativas, FONCOFIN, durante el periodo que va desde su creación en mayo de 1987 hasta marzo-abril de 1995, cuando se inició, esta vez bajo el signo ideopolítico de la solidaridad social postulada por el nuevo gobierno de Caldera, su quinta restructuración política, programática y administrativa.
Aquí analizamos el proceso mediante el cual, en aras de cumplir con su misión, FONCOFIN =una fundación de derecho público adscrita al Despacho de la Familia= organizó, asignó y usó recursos tangibles e intangibles, transformó insumos y recursos y aplicó tecnologías organizativas para la obtención de resultados intraorganizaciones y finales[3] y cierto tipo de impactos con el afán de contribuir a la creación de cadenas de producción y mercadeo locales y regionales, al abaratamiento del consumo y al incremento del empleo, el ingreso y la calidad de vida de familias y comunidades populares urbanas y rurales.
No obstante, consideramos a estos nueve años como una larga y costosa inversión inicial a la cual aún no se le vislumbra el punto de retorno de su rentabilidad económica, social y política la cual ha estado muy vinculada, por lo demás, a los avatares del sistema político[4] y de los ingentes esfuerzos que auparon las transformaciones no cristalizadas, primero, del Ministerio del Trabajo[5], y, al resultar inviable éste, del Ministerio de la Familia (Exministerio de la Juventud) en Ministerio de Desarrollo Social [6]y su Programa de Promoción y Apoyo a la Economía Popular en una Política Social orgánica de Estado[7].
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