La hipótesis
Ciertamente, si tuviera que poner titulo a este párrafo de la Escritura sin duda seria: «Dios es inmutable y este siempre fue su plan». Reconozco que en una primera lectura superficial del texto, quizá no es la primera idea que viene a la mente. De hecho, muchas otras ideas parecen recoger mejor la esencia de lo que Pablo esta hablando. Ideas tales como la justificación por la fe o la obra redentora de Cristo Jesús etc. Pero, si entendemos que cada frase contiene una idea y el conjunto de frases per synécdoque forman otra en forma de párrafo, veremos como Pablo en este párrafo está evidenciando una realidad que va mas allá de lo meramente dicho. A pesar de que cada frase en sí contenga su propio mensaje, el conjunto de ellas nos revela otra verdad a su vez.
Lo que yo propongo, es notar que los cinco versos seleccionados para este breve articulo exegético apuntan a una realidad, «la salvación es por gracia, mediante la fe», pero Pablo, al hacer repetidamente uso del Antiguo Testamento para reafirmar esta verdad, está dejando en evidencia otra cuestión importante, «La salvación siempre fue mediante la fe». Esto contrasta con el mensaje principal de la carta. La idea es; «Cristo nos ha liberado de la maldición de la ley, ya no somos esclavos de ella». Mi hipótesis es que el mensaje encierra otra verdad que se manifiesta en estas lineas; «Dios sigue siendo el mismo, y sigue salvando a los que tienen fe en Cristo, tal y como a los antiguos».
Soy consciente de que hasta ahora, probablemente no habré convencido a ningún lector de que mi interpretación del texto es correcta –como mucho, algún lector estaba de acuerdo conmigo previamente a leer esta introducción– pero es necesario exponer el contenido de nuestro texto, para así poder justificar lo que digo.
Introducción
2.1. Periodo en el cual se debió escribir Gálatas.
Esta epístola tuvo que escribirse antes del concilio de Jerusalén que se nos narra en Hechos 15 (a pesar de que no es la única postura entre los eruditos, sugiero que es la mas verosímil).[1] La deducción de que esto fue así se basa en que en el concilio se hizo un escrito firmado por Pedro, Juan y Jacobo –no sabemos si algún apóstol mas, además del propio Pablo– (Véase: Hechos 15:23–29), en contra de la circuncisión a los gentiles (entre otros temas) y desacreditando a los judaizantes, que tomaban el nombre de los apóstoles falsamente. De estar ya escrito este documento ¿no era mejor enviar-lo a Galacia, antes que escribir esta epístola? El hecho de que esté firmado por los principales líderes de la iglesia ¿aparentemente no le da mas autoridad y credibilidad? Yo pienso que el hecho de que Pablo escriba esta carta para reprender a los Gálatas por judaizar y no haga mención de este escrito, apunta a que la epístola tuvo que ser escrita sobre el año 48 d.C.[2] Es decir, inmediatamente antes del concilio de Jerusalén.
2.2. ¿Cual fue la motivación de Pablo para escribir la epístola?
Para acabar de ponernos en situación, hemos de tener en cuenta cual era el problema. Pablo escribe a la iglesia de Galacia porque está asombrado de lo rápido que se han apartado del evangelio de Jesús para irse a otro "pseudo-evangelio" (1:6). Esto era por causa de los ya mencionados judaizantes. El movimiento era dirigido por judíos (probablemente de la secta de los fariseos) que supuestamente habían aceptado a Jesús, pero resultaban ser falsos hermanos, ya que querían imponer a los gentiles que cumpliesen todas las obras de la ley para agradar a Dios.[3] Probablemente estos perturbadores –como les llama Pablo (1:7)– tenían un líder.[4] Esta tendencia era tan fuerte y estaba tan extendida entre la comunidad judía, que incluso Pablo tiene que reprender al propio Pedro por obligar a judaizar a los gentiles (2:14). Estos perturbadores, habrían venido a los Gálatas posteriormente a que Pablo partiera de entre ellos.
2.3. ¿Quienes son los Gálatas a los cuales escribe Pablo?
Galacia era una región considerablemente grande. Existe un debate entre si la iglesia a la que Pablo remite, se encontraba entre los pueblos montañosos del norte o los pueblos del sur. De estar en el norte los miembros de la iglesia tendrían un origen galo (la actual Francia), y de ser del sur, tendrían una mezcla de culturas a la par que un gran politeísmo. A mi me parece lógico pensar que eran del sur porque, como dice Harrison «es mucho más probable que Pablo escribiese a iglesias sobre las cuales Lucas ha dado un informe, que a iglesias de las cuales carecemos de todo testimonio explícito respecto a su establecimiento» (Véase Hch 16:6).[5] Pablo les dice que están volviendo a los mismos rudimentos que tenían con sus antiguos dioses (4:8,9). Los Gálatas tenían dioses para todo, a los cuales debían agradar para que estos obraran a su favor (ya sea el dios de la lluvia, de la fertilidad etc.). En definitiva, lo que estaban haciendo al judaizarse, era intentar agradar a Dios por medio de obras (cumpliendo la ley mosaica en este caso) y no reconociendo la gracia de Dios al salvarlos mediante la fe.
Análisis y comentario
3.1. Gálatas 3:10.
Por eso Pablo les recuerda que «Todos los que están bajo las obras de la ley están bajo maldición» y lo reafirma citando Deuteronomio 27:26.[6] Aquí me gustaría hacer un pequeño paréntesis; ¿Quien son todos los que permanecen bajo las obras de la ley? A simple vista, puede parecer que son los judíos y judaizantes, es decir, los que intentan cumplir la ley. Yo no estoy de acuerdo con esto, mas bien diría que son todos los hombres que no han recibido la salvación mediante la fe en Cristo Jesús.[7] Ya que, todos los hombres van a ser juzgados a través de esa ley (Véase Ro 2:12–15), y nadie es capaz de cumplir la ley sino Cristo. Por eso los que viven bajo la ley están bajo maldición. Nadie que haya entendido la revelación de Dios, desearía seguir viviendo bajo las obras de la ley.
3.2. Gálatas 3:11.
El orden natural del mensaje en si, nos lleva a la evidencia de que nadie será salvo por la ley ya que «El justo por la fe vivirá» (Véase: Hb 2:4).[8] Podríamos tomarnos la licencia de cambiar la palabra «justo» por el termino «justificado» ya que justos por méritos propios, no somos ninguno. De hecho el significado distintivo de la palabra justificar en el Nuevo Testamento (gr. dikaioo) es «declarar justo»[9]. Pero todos ciertamente somos injustos bajo la ley –ya que la ley no es de fe, sino de cumplimiento– pero los que tenemos fe en la obra de Cristo en la cruz somos justificados (es decir, declarados justos).
Es evidente el antagonismo que existe entre el ser justificados por la gracia de Dios con la idea intentar ganarse el favor de Dios mediante al cumplimiento de la ley.
Recordemos que Pablo está citando el Antiguo Testamento –en este caso son palabras del profeta Habacuc– y esto evidencia una vez mas que el hecho de que «El justo por la fe vivirá», ya era una realidad desde antes de que Cristo viniera a este mundo a redimirnos.
3.2.1. ¿Que es la ley?
Pablo mas adelante aclara que la ley es nuestro ayo que nos lleva a Cristo. Un ayo «era originalmente un esclavo que llevaba a los hijos de su amo a la escuela».[10] Es decir, la ley para los judíos había sido la guía para llegar a Cristo. Hoy en día, la ley también es ayo para llevar a las personas a Jesús. No por el cumplimiento de ella en sí, sino porque la ley refleja la santidad de Dios. Dios es Santo y para poder tener compañerismo con él hay que ser santos (Véase 1P 1:15s). Cuando te comparas a la santidad de Dios, te das cuenta de cual es tu verdadera condición como hombre, y eso te capacita para recibir el mensaje del evangelio. Me gusta resumirlo en esta frase: No estas preparado para recibir la gracia de Dios, hasta que eres consciente de cuan necesitado estas de la gracia de Dios.
3.3. Gálatas 3:12.
Con esta idea en mente de lo que es la ley, se hace mas llevadero entender lo que el Pablo expone acerca de que la ley no es de fe. La ley en sí es de cumplimiento; «El que hiciere estas cosas vivirá por ellas» (Véase Lv 18:5).[11] El problema es que nadie puede hacer "estas cosas" sino Cristo. Por tanto, como dice Macdonald «esto es un axioma o ideal teórico, pero es imposible de alcanzar».[12] Lo que Pablo aclara aquí es que ley y fe son cosas distintas. «La ley dice; Haz y vivirás, la fe dice; Cree y vivirás».[13] Por otro lado, Jochem Douma comenta que «La ley se entiende en toda su profundidad sólo cuando la vemos cumplida en Cristo».[14] Ese axioma que es el cumplimiento de la ley para nosotros, no lo fue para Jesús, ya que el cumplió la ley a la perfección. No solo la cumplió sino que es llamado el "Gran Interprete de la ley" porque mostró la verdadera profundidad espiritual que esta refleja.
3.4. Gálatas 3:13a.
Ya hemos visto que vivir bajo las obras de la ley es una maldición, pues al ser pecadores natos somos incapaces de vivir por ella, por eso Pablo aclara que «Cristo nos redimió de la maldición de la ley». Aquí me gustaría abrir otro paréntesis. ¿A quien redimió Cristo de la maldición de la ley? ¿Solo a los neotestamentarios? ¿O a los creyentes de todos los tiempos? A caso ¿los santos de la antigüedad cumplieron la ley a la perfección? Evidentemente no, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios (Ro 3:23) además la Biblia es clara en cuanto a pecados de grandes hombres de Dios. Así que, Cristo redimió a todos los hombres en todos los tiempos de la maldición de la ley mediante la fe en él.
3.5. Gálatas 3:13b.
Redimir es recuperar y liberar pagando el precio.[15] Dios es un Dios justo, así que para redimirnos de la maldición, Jesús se tubo que hacer maldición por nosotros al colgarse de un madero.[16] Wayne Grudem expone que en cuanto a la expiación convergen dos atributos de Dios, su amor y su justicia. El la define de la siguiente manera: «La expiación es la obra que Cristo hizo en su vida y muerte para ganar nuestra salvación».[17] Cristo no solo murió por nosotros, sino que cumplió en todo lo que Dios demanda de nosotros. Dios fue perdonando los pecados a los hombres mediante la fe en él durante el tiempo antiguo, así como en el nuevo, pero era necesario que Cristo padeciera para que manifestara la justicia de Dios. Un Dios justo, no puede pasar las cosas por alto.
La propia ley a la cual los Gálatas se estaban sometiendo, especificaba que lo que sufrió Cristo fue una maldición, ya que fue colgado de un madero. Pablo trata de exhortar a los Gálatas de que Cristo fue hecho maldición, para librarles del castigo por no cumplir la ley. La maldición que padeció Cristo, era el precio que había que pagar para poder redimirles. Lo cual es un acto de amor de Dios.
3.6. Gálatas 3:14.
Todo esto redunda en que el propósito de la muerte del Señor es para que la bendición (o la herencia) de Abraham alcanzase a los gentiles (Véase Gn 22:18). O dicho de otro modo; Para que la bendición de Abraham tuviera un carácter universal (Véase Hch 2:39; Ro 9:24–26; Ef 2:11–22). Así pues, mediante la fe en Cristo Jesús recibimos la promesa del Espíritu Santo. En otras epístolas, Pablo habla de las arras del Espíritu (Véase 2Co 1:22; 5:5; Ef 1:13s). Como dicen Vila y Escuain «Las arras del Espíritu son una prenda del cumplimiento de las promesas divinas».[18] El Espíritu Santo es la «paga y señal» (si es que podemos llamarlo así) de la herencia que hemos de recibir, los que hemos sido redimidos. Es la prueba de que Dios no se va ha «echar atrás» respecto a la decisión de librarnos de su ira. Por tanto, recibir el Espíritu Santo es la garantía de que ya somos salvos por toda la eternidad, y ya empezamos a vivir aquí la vida eterna.
Conclusión
Ordenemos ciertas ideas para concluir. Es cierto que los temas a tratar en estos versos son; La justificación, el uso de la ley, la promesa a Abraham, la obra redentora de Cristo en la cruz etc. Si, pero estos puntos también son los temas principales en los cuales versa toda la epístola. Lo que trato de decir es que la aportación de estos versos al conjunto del mensaje de Pablo en esta carta, es que a través de Cristo la relación con Dios ha cambiado en cuanto a la forma, pero sigue intacta en cuanto a esencia y sustancia.[19] Mas adelante Pablo se ve obligado a aclarar para que sirve la ley (Véase Gál 3:19ss). Pero no es mas que la explicación o aclaración de lo que está diciendo Pablo previamente en nuestro texto.
Dicho esto, creo que solo queda aclarar porque después de la cruz, cambia la forma en la cual tenemos comunión con Dios. Un texto paralelo que podría aportarnos algo de luz en cuanto a esto, son las palabras de Jesús a la samaritana. Jesús dijo que adoraríamos al Padre «en espíritu y en verdad» (Jn 4:23). Los antiguos adoraban a través de «simbología» lo que no conocían (Véase He 10:1). Esto se traduce en que, después de la cruz, la forma en la que tenemos de adorar (y agradar a Dios en general) pasa a ser de forma espiritual, por la verdad que ha nosotros si nos ha sido revelada.
De tal modo que pienso que el mensaje de Pablo es un tanto paradójico. En resumen el apóstol viene a decir; Dejaos de esclavizar a la ley, porque a través de la obra redentora de Cristo Jesús todo ha cambiado y somos salvos mediante a la fe en él. Pero en el fondo, la esencia del mensaje divino fue este desde el principio, ya que Abraham tubo fe y le fue contado por justicia (3:6). La salvación para los antiguos siempre fue mediante fe en la simiente. Y ahora la salvación es para nosotros mediante la fe en la obra de Cristo en la cruz que nos ha sido revelada.
La aplicación para nuestras vidas es que hemos de depositar nuestra fe solo en Cristo Jesús. A los Gálatas y judaizantes en general, no les bastaba con aceptar la salvación por la gracia de Dios, que es el favor inmerecido que habían hallado delante de él. Ellos querían salvarse –o ganarse el favor de Dios– en la medida que les fuera posible por sus méritos. Seamos agradecidos a Dios por el regalo que nos ha dado y tengamos a Cristo como único y suficiente salvador para nuestras vidas.
La gracia de Dios ha sido lo único que ha podido traernos salvación en todos los tiempos. Pero la fe siempre ha sido el requisito indispensable para recibir la herencia.
Bibliografía
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Autor:
Samuel García Pertíñez
Profesor: Matthew Leighton
2 de mayo de 2014
[1] Véase D.A. Carson–Douglas J. Moo, Una Introducción al Nuevo Testamento. pp. 392–395. Además véase Everett F. Harrison, Introducción al Nuevo Testamento. pp. 272s. Y también Merrill C. Tenney, Nuestro Nuevo Testamento p. 320.
[2] Véase D.A. Carson–Douglas J. Moo, Una Introducción al Nuevo Testamento. p. 395. Carson y Moo se apoyan en varios autores que sostienen esta teoría, a saber: George Ogg, Ronald Y. K. Fung y John W. Drane.
[3] Véase la descripción de los judaizantes que hace Pablo en Gálatas 2:4s.
[4] Véase Everett F. Harrison, Introducción al Nuevo Testamento, p. 267
[5] Everett F. Harrison, Introducción al Nuevo Testamento, p. 270.
[6] Cita textual de la Versión LXX.
[7] Roberto Jamieson–A.R. Fausset–David Brown, Comentario exegético y explicativo de la Biblia – Tomo II: El Nuevo Testamento, p. 450.
[8] Pablo cita la Versión LXX.
[9] Wayne Grudem, Teología Sistemática, p. 759.
[10] Samuel Vila–Santiago Escuain, Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado.
[11] Cita de la Versión LXX.
[12] Wiliam Macdonald, Comentario al Nuevo Testamento, p. 826.
[13] Wiliam Macdonald, Comentario al Nuevo Testamento, p. 826.
[14] Jochem Douma, Los Diez Mandamientos, p. 23.
[15] Véase Wiliam Macdonald, Comentario al Nuevo Testamento, p. 826.
[16] Véase Deuteronomio 21:23.
[17] Wayne Grudem, Teología Sistemática, p. 595.
[18] Samuel Vila–Santiago Escuain, Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado.
[19] Véase Jochem Douma, Los Diez Mandamientos, p. 23.