- Orígenes de la noción de la interculturalidad
- La interculturalidad en el Estado boliviano
- Experiencias desde el Estado para incorporar la Interculturalidad
- Contraposición de visiones en el Estado boliviano
- Bibliografía
En el presente ensayo, se trabaja la noción de interculturalidad, Estado y Educación. Este último visto como un elemento articulador y re/productor del Estado en la socialidad de la cotidianidad o de las prácticas diarias.
De manera general el Estado fue comprendido formalmente como "población, poder y territorio" o también como aquel que "monopoliza el uso legítimo de la fuerza". Sin embargo el Estado es más complejo que la simple confluencia de tres elementos y por tanto se constituye en algo poco útil para el actual momento histórico. Se requiere, como el mismo PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) lo manifestó en su estudio: un vocabulario hecho en Bolivia para reformular el problema que está detrás de las demandas de autonomía, los debates en torno a recursos naturales y la emergencia de derechos ciudadanos interculturales.
Una serie de teorías describen "el Estado" como si fuera uno solo –monolítico en cualquier lugar y para cualquier función–. No obstante, el Estado es más complejo, atravesado por el ámbito de las diferentes culturas que lidian incesantemente por su pervivencia.
A continuación queremos mencionar las doce características del Estado, tal como fue propuesto por el PNUD (2007):
1. El Estado boliviano no es un Estado "fallido" ni "inconcluso". Tampoco es un Estado "fuerte" ni "homogéneo". El Estado realmente existente está en continuo proceso de construcción y refleja la complejidad de la propia sociedad boliviana.
2. El Estado boliviano se asemeja a un Estado "con huecos" por la accidentada extensión territorial de su autoridad legal y burocrática. En los "huecos" se negocia la autoridad legal estatal con organizaciones sociales, indígenas, locales y regionales.
3. El Estado "con huecos" boliviano tuvo capacidad de adaptarse a balances de poder existentes –identidades locales, regionales, sociales y étnicas– pero no ha logrado construir un espacio público común de autoridad, legitimidad y soberanía estatal. Por ello, subsiste un arraigado pluralismo institucional.
4. El Estado "con huecos" pone en cuestión la "debilidad", "dependencia" y "centralismo" del Estado boliviano. Elites políticas débiles, organizaciones sociales fuertes y una dependencia estructural de recursos naturales primarios dieron forma accidentada al actual Estado boliviano.
5. El fortalecimiento del Estado boliviano no significa la simple extensión funcional y territorial de la autoridad legal y burocrática. Implica, más bien, construir un Estado que refleje el pluralismo estructural de la sociedad. Gran parte de esta tarea no discurre dentro del Estado sino entre el Estado y una sociedad y economía de base ancha y una democracia ampliada.
6. Las prácticas cotidianas del Estado reproducen mucho de la estratificación social y cultural de la sociedad boliviana. Al subordinar, el Estado desiguala. Sus prácticas diarias son más fuertes que sus intenciones abstractas.
7. En sus prácticas cotidianas, el Estado boliviano ha fortalecido el ejercicio colectivo de los derechos ciudadanos y ha debilitado el ejercicio individual de ciudadanía: los bolivianos "demandamos" tierra y territorio pero "rogamos" por nuestra cédula de identidad.
8. Las expectativas sobre el Estado boliviano son cada vez más altas. Ya no es suficiente "construir un camino", el camino debe ser intercultural, participativo, transparente, eficiente y comunitario.
9. El Estado boliviano ha vivido entre la ficción de la "tecnocracia" y la ficción de la "política". El cambio social demanda nuevas prácticas técnico-políticas. Futuras reformas del Estado no pueden obviar la construcción simultánea de capacidad técnica y legitimidad política.
10. Los imaginarios populares sobre el Estado boliviano son mucho más complejos que los imaginarios de los líderes políticos y sociales. El Estado "padre", el Estado "instrumento de poder" y el Estado "cotidiano" conviven uno al lado del otro sin disonancia.
11. Los discursos de los formadores de opinión y de los líderes políticos y sociales organizan fragmentos de los imaginarios populares y los convierten en "verdades" sobre el Estado y la sociedad.
12. Los imaginarios sobre el Estado definen los criterios de legitimidad de las acciones estatales y por esto delimitan los márgenes de lo que "puede" hacer el Estado. Definen el mapa simbólico de autoridad, legitimidad y soberanía del Estado realmente existente.
De todas estas características o temáticas del Estado boliviano, solamente queremos detenernos a pergeñar una temática, el de la cultura y su implicancia inmediata, la interculturalidad. Es así que en el presente trabajo, repararemos sobre este punto.
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