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Jean Itard y su influencia en La Escuela Nueva

Enviado por Ariel Milstein


Partes: 1, 2, 3

  1. Resumen de la propuesta
  2. Introducción
  3. La (micro) historia: de Itard a Montessori
  4. Un origen en común: la Medicina
  5. De la Medicina a la Pedagogía
  6. El caso del Niño salvaje de Aveyron
  7. Itard y sus aportes
  8. Revisión del caso
  9. Trascendencia y legado del caso del niño salvaje de Aveyron
  10. Elementos comunes en los trabajos de los tres pedagogos
  11. María Montessori y la Escuela Nueva
  12. Principios centrales de La Escuela Nueva
  13. María Montessori y sus aportes
  14. Aplicación del método Montessori
  15. La Educación Especial y la Escuela Nueva: dos corrientes con fuertes vínculos
  16. Conclusiones
  17. Bibliografía
  18. Anexos

edu.red

Jean Itard: un precursor de la Escuela Nueva

Resumen de la propuesta

La Escuela Nueva, así es como se conoce al movimiento que tuvo como objetivo la ruptura con el sistema educativo tradicional, caracterizado por la pasividad de los a-lumnos, su excesivo intelectualismo y su magistrocentrismo. Sin embargo, este trabajo no se centra en las rupturas que pudo tener la Escuela Nueva, sino en las continuidades. Sumergiéndonos más aún en el pasado, pueden encontrarse importantes contribuciones al movimiento pedagógico innovador, que contribuyeron a preparar el escenario en el cual surge la Escuela Nueva. El precedente que se estudia aquí, es el del francés Jean Itard, quien fuera el educador del niño salvaje de Aveyron. Su valiosa contribución, dada por su programa analítico especialmente ideado para el niño abandonado, sería retomada por su discípulo Séguin y estudiada luego por María Montessori, una de las líderes de la Escuela Nueva. Será objetivo de este trabajo abordar y profundizar en las "huellas" que dejara Itard en los principales aspectos filosóficos y metodológicos de La Escuela Nueva.

Los procesos educativos no han sido nunca ajenos a los contextos históricos. Entre los desafíos que se le han asignado a la educación, uno de los mayores ha sido de poder llevar a cabo la didáctica magna, el "enseñar todo a todos". Es por esto que, principalmente con la proclama de Comenio y el advenimiento de la Modernidad, la educación de niños en situación de marginalidad ha sido una preocupación central.

Sin embargo, el abordaje de este problema no fue siempre el mismo. Tal como plantea H.Lane, siglos atrás el trato hacia los sujetos con capacidades diferentes era otro: "en estos años, todos los enfermos mentales de la región parisina eran encerrados en el hospital Hotel-Dieu, situado en el centro de la ciudad. Sus salas cavernosas recibían tanto a los dementes como a los epilépticos y a los retrasados mentales. El tratamiento consistía en baños de agua fría, sangrías y purgas. Si los pacientes no mostraban ninguna mejora en unas pocas semanas, los hombres eran enviados a Bicetre y las mujeres a La Salpetriere, dos asilos de las afueras. Aquí los pacientes eran encadenados en inmundos cubículos, sin aire y sin luz. Muchas celdas estaban en el sótano, eran húmedas y estaban infestadas de ratas. Las enfermedades abundaban por doquier" (1976: 62).

La ambición de querer incluir a todos, llevó necesariamente a tener que repensar analíticamente los programas educativos. Poco a poco, el "todo a todos" sería sustituido por una educación con mayor ponderación de la individualidad, algo así como "educar a cada uno según sus necesidades". Cabe aclarar que no se considera este cambio de rumbo como algo general de todos los ámbitos educativos, sino que se trata de una coexistencia entre ambas tendencias. Interesará en este caso, ahondar en uno de los caminos trazados en pos de una educación especializada y enfocada: el camino que delineó Itard, continuó Séguin y luego reforzó Montessori.

Como ya se ha anunciado, es menester de este trabajo el poder profundizar en los lazos que existieron directa o indirectamente entre los médico-pedagogos Jean Itard y Edouard Séguin, con la pedagoga italiana María Montessori.

Jean Marc Gaspard Itard, el primero de los tres en dejar su huella en la historia, nace en Abril de 1774 en Durance, Francia. Luego de formarse como médico y cirujano en la marina, llega a París en 1796. Allí conoce entre otros al padre Sicard, director del Instituto imperial de sordomudos. En aquella institución comienza a tener consulta, siendo allí su primer contacto con niños cuya educación requería medidas especiales.

Luego de descubrir que los niños sordomudos eran confinados en una especie de vida vegetativa, Itard se interesa particularmente por el tema. No sólo se consagra el estudio del lado fisiológico de la sordomudez, sino que se apasiona por los problemas pedagógicos que surgen de la educación de los sordomudos. Sin embargo, la llegada a París de un niño de once años de edad conocido como el salvaje de Aveyron, terminaría por consagrarlo como el fundador para muchos de la educación especial.

Según algunas opiniones, Itard habría sido como educador, el primero en someter a un verdadero examen clínico a su discípulo. Sin embargo, se le atribuye a Séguin y no Itard el honor de haber establecido un sistema racional de educación de niños con deficiencia mental.

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