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La niña de Coronel Dorrego, Argentina: El zarpazo de la bestia – ¿Es necesario un registro de violadores? (página 2)

Enviado por Hugo Marietan


Partes: 1, 2

Mauro Emilio Schechtel, por las dudas, se había ido a la casa de la hermana, en un pueblo que se llama, irónicamente, "El perdido". Y en la madrugada, a las 3.45, uno de los grupos policías, lo localizó. Schechtel hizo un amago de escapar. Inútil. Era demasiado lo que había hecho como para que le dejaran alguna posibilidad. Ya en la patrulla les dijo que cuando la violó, la nena se desmayó y él se asustó; por eso la quemó. Qué les iba a decir, si ellos no entenderían nada. A cargo del operativo, el Capitán Rincón ya había sumado varios indicios: una maestra vio a la nena subir al R12 naranja, a eso de las cinco de la tarde; en el R12 había una manguera con restos de combustible; un jean y una zapatilla con restos de sangre; pelos en una gruesa llave de acero Stilsson, que tal vez usó para golpearla en la cabeza; y ropa mojada, recién lavada. Rincón también recogió los antecedentes: un intento de violación de una nena en Coronel Suarez, en el 2001, y alguien recordó que Schechtel también había intentado someter a una nena de Monte Hermoso, zona de Bahía Blanca. Rincón lamentó que Schechtel no estuviese registrado en la nómina de los violadores reincidentes.

Registrado hubiese sido más fácil identificarlo y capturarlo. Es más, tal vez esta violación no hubiese ocurrido, porque lo tendrían bajo vigilancia, y varias autoridades de la comunidad también lo hubiesen vigilado. Con Schechtel en el registro, por ejemplo, la maestra que vio que la nena subía al R12 naranja, hubiese hecho la denuncia de inmediato, y se hubiera podido evitar que destrozaran a una nena de 10 años. Pero el Capitán Rincón aventó todas estas posibilidades: no había en Argentina ningún registro de violadores reincidentes. Recordaba que el proyecto de ley se había presentado, pero fue rechazado por el tema de los derechos humanos: no querían crearle un estigma social al violador. Ahora, el estigma social que queda en esta nena de 10 años (si Dios quiere que sobreviva) y de todas las otras niñas violadas, eso corresponde a una categoría de derechos humanos no contemplados por los señores legisladores.

Análisis de este caso:

La forma en que fue ejecutada esta acción, por sí misma, ya tipifica de psicópata al ejecutor. La cosificación de la niña es neta: se la usó para satisfacer su necesidad especial, y luego se la desecha, y, para evitar, las pruebas, trata de borrarlas a través del fuego.

El necesita violar una nena y busca una, la sale a cazar; así de sencillo. Su psiquis le permite una ampliación de libertad interior, en donde fallan los diques inhibitorios "de esto no se debe". Para el psicópata todo es posible con tal de satisfacer sus necesidades especiales. Sólo debe tomar las precauciones mínimas para no ser visto o para zafar de las consecuencias. Sus códigos propios le evitan la culpa.

Es plenamente conciente de lo que está haciendo: entiende la naturaleza del hecho y pude dirigir, astutamente, sus acciones. Es plenamente conciente del daño que inflige a su víctima. Sabe que lo que hace está mal. Que si lo agarran, será encarcelado (como ya lo fue en un caso parecido).

Tampoco se puede alegar el concepto de impulso irresistible o de compulsión (es decir lucha interior entre hacerlo y no hacerlo). Esta acción fue bien planificado y llevada a cabo tomando los recaudos necesarios para evitar el reproche social (se alejó de la ruta, intentó quemar a la nena para borrar las huella, lavó su ropa, se escondió en la casa de la hermana…).

Usó actuación y seducción con la nena al presentarse como el que la ayudaría a ir al hospital. No presentó una postura bestial frente a ella, lo que la asustaría y hubiese luchado para no subir al auto. No. Usó la seducción, actúo de bueno, para que su presa no sospechara sus verdaderas intenciones. Mintió con profesionalidad, como miente un psicópata.

El rasgo de la repetición está plenamente probado: Hay dos intentos previos, uno de ellos lo llevó a la cárcel por tres años. Y, seguramente, debe haber otros casos no denunciados.

El tiene una modalidad, un perfil, caza niñas de determinada edad, deben tener, además, otras características externas que saldrán a la luz con el expediente judicial. Usa una triquiñuela para atraerlas: un juguete, ahora un pseudoaccidente…

El depredador deambulaba con el viejo Renault 12 naranja buscando su presa.

¿Es un enfermo?

No, no es un enfermo mental ni físico. Es una forma de ser en el mundo. Anormal, es cierto, pero no enferma. Al considerarlo enfermo, se amortigua la verdadera concepción de estar personalidades. Y descarga la piedad social de ciertos profesionales intoxicados de abstracciones que suelen indicar terapias "para tratar esta enfermedad".

No es una enfermedad. El psicópata sabe lo que hace y por qué lo hace. Conoce la ley, distingue entre el bien y el mal, es plenamente conciente de sus actos en el momento de accionar psicopáticamente sobre su víctima. Asume el riesgo de la posibilidad de ser castigado porque apuesta a que no lo agarrarán, que podrá hacer y zafar de las consecuencias.

El psicópata cosifica. Esto es, le quita la jerarquía de persona al otro. Para él, el otro es una cosa. Algo para usar y tirar. Algo descartable. ¿Necesito una nena para satisfacer mi necesidad sexual? Pues bien, salgo a cazar una, lo hago y luego la mato y la quemo.

La empatía, la capacidad de colocarse en lugar del otro, es cero en el psicópata. No le interesa en lo más mínimo qué puede estar sintiendo su víctima, que qué secuelas le pueden quedar de resultas de su acción. Desde el momento es capaz de matarla, y luego quemarla, queda claro que la empatía de Schechtel es cero.

¿Puede Schechtel repetir la acción psicopática si queda libre?

Sí. Volverá a hacer lo mismo. Ya ha estado preso, y repitió.

¿Hay alguna manera o terapéutica que evite que Schechtel repita las violaciones?

No hay medios lícitos en Argentina que consigan esto. En otros lugares se ha probado con la castración física. En otros se intenta con medicación, pero esto es aleatorio: ¿quién se asegura que la tomará? Y si toma la medicación: ¿quién asegura que dará resultado en el cien por ciento de los casos?

¿Schechtel puede aprender de la experiencia (cárcel, castigos), y no violar más?

Ni premios ni castigos modifican este tipo de personalidad, ya está probado esto a lo largo de la historia del tema de psicopatía. Si hay algo que aprenden estos seres con la experiencia es a perfeccionarse y ejecutar el acto psicopático cada vez de mejor manera y cuidando más detalles que lo incriminen. Por ejemplo, Schechtel, aprendió a rasurarse el bello pubiano para evitar dejarlo como muestra en el lugar de la violación, aprendió a lavarse la ropa para borrar las huellas, aprendió que si quema al cadáver las huellas se borran. Sí, estos psicópatas aprenden con la experiencia.

¿Es necesario un registro de violadores reincidentes?

La sociedad tiene pocas defensas contra los psicópatas. Y todo lo que se puede hace para prevenir es bienvenida. El registro sería de mucha utilidad para ejercer una vigilancia permanente sobre el violador reincidente a fin disminuir los casos de reincidencia. Pero debe ser un registro amplio, esta información debe estar disponible a través de Internet, por ejemplo, para que toda la población esté enterada de quien es un violador reincidente. Toda la población debe tener esta herramienta preventiva para salvaguardar a sus hijos.

¿Pero un registro así, público, no vulnerará los derechos humanos del violador una vez que cumplió su condena? ¿No le creará un estigma que le impida su reinserción a la sociedad?

El hecho, comprobado en toda la literatura mundial sobre este tema, de la reincidencia de los violadores, habilita el recuro del Registro.

El daño físico de la persona violada es intenso (incluso puede llegar a la muerte), y ya quedan secuelas sobre esto. Pero, más traumático que esto, es el daño psicológico que se realiza sobre la persona violada. De esto ninguna persona se recupera. Puede, con una terapia adecuada, lograr convivir con el trauma. Pero jamás se desligará de él. Una violación, arruina para siempre a una persona. Es decir, el derecho humano de esta persona ha sido vulnerado para siempre. Siempre le quedará el estigma, no sólo privado, sino también público si se da a conocer la violación.

Por otra parte, cuando una persona violada hace la denuncia, debe pasar por una serie de análisis y exámenes que constituyen en sí, vejaciones y humillaciones, que también deja su trauma psicológico. Además, en otros casos, sobre todo de adultos, siempre ronda la duda en las autoridades, si la violación no fue respuesta a una provocación de la víctima.

Por todo lo antedicho, queda claro que Schechtel es un psicópata, que obró en con plena conciencia de lo que hacía, que trató de zafar del reproche social, que no le interesó en absoluto los derechos y consecuencias sobre la niña de 10 años, que intentó matarla y que, de quedar libre, en algún momento, repetirá el hecho.

Fuentes consultadas:

Diario Clarín

Diario La Nación

Diario Página 12

Diario Perfil

 

 

Autor:

Hugo Marietan

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