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La teodicea leibniziana y las demostraciones de la existencia de Dios (ITER) (página 2)


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Como disciplina filosófica la teodicea se puede precisar como teología natural, es decir, como conocimiento racional de Dios.

"La teodicea o teología natural es una disciplina filosófica; puede definirse: la ciencia de Dios obtenida por la luz natural de la razón; o más explícitamente: la ciencia por la cual Dios, en cuento causa del ser, es conocido por la luz natural de la razón." [3]

De esta manera, la teodicea se distingue de la teología sobrenatural que tiene como punto de partida el dato revelado por Dios, adquiriendo entonces, carta de presentación propia, como una especulación de carácter racional. En el punto de partida de la teodicea define a Dios como causa de los seres, por eso tendrá que mostrar que las cosas, no tienen la razón de existir en sí mimas, sino que su ser es dado por otro Ser, que es principio supremo, es decir, argumentar que Dios es la causa de los seres reales. También tendrá que deducir o teorizar sobre los atributos de Dios, esto tiene que ver con lo que se le denomina ser por sí o ser perfecto.

"Dios es ser por sí, él mismo es su razón de ser; es el ser perfecto, no solamente como un acabado en cierto orden, sino el ser sin limites desde cualquier punto de vista; el absoluto, en el sentido más fuerte del término, plenamente libre de toda condición y de todo vinculo, con aquella total independencia que garantiza la plena libertad de su acto creador." [4]

El filósofo de Leipzig, toma dos cursos para elaborar las pruebas de la existencia de Dios, estos son la naturaleza a priori y a posteriori. En el argumento denominado cosmológico Leibniz parte de una observación empírica de la realidad fenoménica, este argumento está principalmente elaborado sobre la premisa del principio de razón suficiente, en donde afirma que nada es sin razón; a saber que todo lo que existe tiene una razón suficiente para ser tal cual es, y no de otra manera, en este mismo argumento Leibniz llega a la idea de un Ser Necesario mediante la noción ontológica de la contingencia del mundo y de los seres, cabe destacar, que él entiende por contingente, aquello que por negación no implica contradicción, es decir, aquello que podría ser de otra manera sin que por ello se incurriese en un absurdo lógico.

"Para crear el mundo, Dios se baso en el principio de razón suficiente." [5]

"En el caso de los seres contingentes, el paso de la esencia a la existencia, exige una causa. La causa suprema del universo es Dios. Y Dios crea libremente." [6]

En el desarrollo de este argumento se pone de manifiesto que el universo tiene en Dios su causa y que pudo ser de cualquier otra manera posible, ya que no tiene en sí su propia causa, y si la tuviera no fuera contingente, su causa es dada por un Ser Necesario.

"Cada conjunto de posibilidades, constituye un mundo posible, y el número de los mundos posibles, que vienen dados con el ser de Dios, es infinito." [7]

"La razón final de las cosas ha de buscarse en una sustancia necesaria (?) y a eso es lo que llamamos Dios" [8]

Con lo anterior se puede deducir entonces que, si existe un mundo contingente, existe un Ser Necesario que es Dios, luego Dios existe; desde lo contingente se infiere lo necesario.

El principio de razón suficiente constituye el fundamento de este argumento, basándose en lo anterior, el mismo Leibniz asevera que hay infinitos mundos posibles, pero sólo existe uno, por tanto, ha de haber una razón suficiente por la que Dios escogiera éste y no otro. La razón suficiente es que este mundo, es el mejor de los mundos posibles, pues entre todos los que aspiraban a la realidad, sólo éste ha podido tenerla.[9] En este sentido es un argumento metafísico optimista, por fundarse en la existencia del mejor mundo posible creado por Dios, con perfecta bondad e infinita sabiduría.

Otra de estas demostraciones, es la de las verdades eternas, éstas a su vez, son aquel tipo de verdades como las de la lógica o de las matemáticas que son siempre irrefutables, están fundadas en el principio de identidad o de no contradicción, en tanto que tienen validez objetiva en sí mismas y gozan de un forma o carácter absoluto, tanto por el sujeto cognoscente como de la voluntad de Dios.

"Otro argumento a priori de la existencia de Dios dado por Leibniz es el argumento que se basa en las verdades eternas y necesarias (…), las proposiciones matemáticas, por ejemplo son necesarias y eternas, en el sentido de que su verdad es independiente de la existencia de cuales quiera cosas contingentes" [10]

En esta prueba se puede apreciar que para Leibniz, es necesario llegar a Dios como fundamento, como razón suficiente de que existen tales verdades, además señala que las mismas prescinden de la voluntad divina y que la región ontológica donde existen es el entendimiento de Dios.

"Dice Leibniz, que las verdades eternas dependen de la voluntad divina, la razón de esas verdades radica en las ideas de las cosas, que están contenidas en la esencia divina misma. Y el entendimiento de Dios es la región de las verdades eternas, o de las ideas de que estas dependen." [11]

Además en esta misma prueba se nota la importancia que para Leibniz teñían las verdades eternas, ya que por medio de éstas se pone de manifiesto la relación de Dios con el mundo, a su vez, ellas son el fundamento regulador y de la existencia de las cosas, en tanto son verdades que están en Dios, claro está, en ellas mismas no se encuentra la razón de su propia existencia; entonces nuevamente Dios se presenta como fundamento de todo lo real y de todo lo posible, nada es sin razón, las verdades eternas son verdades de razón y Dios es la razón suficiente de ellas; es él una causa mayor a los efectos. Este argumento tiene connotación o carácter a priori.

La armonía preestablecida es otro de los argumentos leibnizianos para argumentar a favor de la existencia de Dios, en éste afirma que las mónadas son creadas por Dios; y cuando Dios crea las mónadas, coloca en ellas una ley interna de correspondencia armónica.

"Según Leibniz, Dios ha creado de antemano todas las mónadas de tal modo que sus percepciones siempre coinciden" [12]

"Dios al crear la totalidad de las mónadas, cada una con su ley interna, las ha creado en armonía preestablecida; y entonces, sin necesidad de que haya intercomunicación de las sustancias de hecho, siguiendo cada una ciegamente su propia ley, resulta la armonía universal del todo." [13]

La armonía preestablecida es necesaria para dar razón de las variaciones y cambios de las mónadas, es cierto que el filósofo de Leipzig, dejo claro que las mónadas son sustancias individuales que no se comunican entre sí, [14] pero cabe destacar, que la armonía preestablecida es la naturaleza misma de estas sustancias, es por ello que coinciden todas, en tanto son ellas la constitución del universo.

"Leibniz compara a Dios con un relojero que ha constituido dos relojes de tal modo que desde entonces marchan siempre al unísono, sin que haya necesidad alguna de repararlos o ajustarlos para sincronizarlos. El símil debe entenderse de manera que valga para la armonía preestablecida en general." [15]

Siendo esto así, solo Dios es la causa de orden superior infinitamente inteligente y perfecta que da razón a todo el sistema del universo. La armonía preestablecida es una vía de acceso racional a la existencia de Dios.

Existe también en el sistema leibniziano un argumento ontológico, éste se funda en la premisa fundamental de que la existencia de Dios es deducible a priori, esto quiere decir que se puede llegar a la certeza racional de que Dios existe como Ser necesario mediante el análisis de la propia idea de Dios.

"Se recordara que el argumento ontológico, considerado como un argumento puramente formal, es una tentativa de mostrar que la proposición ?Dios existe? es analítica, y que su verdad es evidente a priori. Es decir, si alguien entiende la noción del sujeto, Dios, vera que el predicado, la existencia, está contenido en el sujeto. La loción de Dios es la noción de un ser puramente perfecto." [16]

Para Leibniz la existencia de Dios es una perfección, esa existencia está comprendida de manera intrínseca en la noción o idea de Dios, es decir, que la existencia pertenece intrínsicamente a la esencia de Dios, de esta manera Dios es determinable o definible como el Ser que necesariamente existe.

"Leibniz creía que la existencia es una perfección, y hablaba de la misma como un predicado. Estaba así favorablemente dispuesto hacia el argumento, y convenía en que sería absurdo decir de Dios que es un ser meramente posible, (?) Dios existe lo cual es privilegio exclusivo de la divinidad" [17]

Leibniz estaba convencido de que el argumento ontológico no era una demostración precisa de la existencia de Dios, tal como él lo expuso, da por supuesto la idea de Dios como la idea de un ser posible, que seguirá siendo posible hasta que se demuestre lo contrario. Su imposibilidad.

"según Leibniz, hay siempre una presunción del lado de la posibilidad; es decir, se dice que todo es posible hasta que se prueba su imposibilidad. Pero esa presunción no es suficiente para convertir al argumento ontológico en una demostración estricta, pero una vez que se ha demostrado que la idea de un ser supremamente perfecto es la idea de un ser posible." [18]

Para demostrar que es posible la idea de un ser perfecto, Leibniz argumenta que en Dios se dan todas las perfecciones, que ninguna perfección exceptúa a la otra; el Ser perfecto es posible, ya que contiene en sí todas las perfecciones, necesariamente contiene la existencia que es un perfección, de esta manera afirma la existencia de Dios.

"El argumento a favor de la posibilidad de Dios aducido por Leibniz en la monadología. "Solo Dios es el ser necesario, tiene el privilegio de que si es posible ha de existir. Y como nada puede estorbar a la posibilidad de lo que no posee limitación alguna, ni, en consecuencia, contradicción, eso solo basta para establecer a priori la existencia de Dios". Esa línea de argumentación, a saber, que la idea del ser supremamente perfecto es la idea de un ser sin limitación alguna, y que ésa es la idea de un ser sin contradicción y, por lo tanto posible". [19]

Este argumento a priori, concluye que en Dios esencia y existencia son inseperables. La existencia es necesaria y Dios el único que la posee.

Otro argumento de la filosofía leibniziana acerca de la existencia de Dios es la prueba modal; consiste en demostrar la existencia de Dios a priori no por la contradicción, como lo hizo en el argumento ontológico, sino por la fundamentación de lo posible, en éste el fundamento de la noción a priori es la posibilidad; cambia además la definición de ser perfecto por ser necesario.

"En tanto que Dios no existiese, nada existiría, o lo que es lo mismo, ningún ser sería posible. De este modo, el argumento modal, puede resumirse de la siguiente forma: si el Ser necesario no es posible, entonces ninguna existencia es posible, si el Ser necesario es posible, entonces existe; por tanto, si el ser necesario no existe, entonces nada existe. Pero algo existe, luego el ser necesario existe" [20]

El ser necesario es posible y existente, de este modo es considerado Dios en ésta argumentación, no porque a su esencia le pertenezca el existir, como derivación de su sola posibilidad, como se dijo en el argumento ontológico, así como tampoco, por ser la fuente de los seres existentes. El argumento se funda en el principio, de que sin la existencia de Dios como Ser Necesario, nada de lo real existiera, es decir, que la realidad debe estar fundada en algo existente y por lo tanto real.

Para finalizar, Dios es un recurso indispensable para que el sistema metafísico leibniziano pueda sostenerse, su filosofía está fundada en una armonía preestablecida creada por Dios. En el filósofo de Leipzig, la perspectiva racionalista encuentra su más alta cumbre, su racionalismo a todo le encuentra una razón. Su filosofía optimista se sostiene en el ente trascendente, es decir, su teodicea es el esfuerzo de la razón, por interpretar la realidad divina en relación con el mundo y el hombre.

BIBLIOGRAFÍA

FERRATER MORA J., Diccionario de filosofía, Tomos III y IV, Ariel, Barcelona, 2001.

Reale G. ? ANTISERI D., Historia del pensamiento filosófico y científico, Tomo II, Herder, Barcelona, 2.001,

GRISON M., Teología natural o teodicea, Herder, Barcelona, 1978.

VERNEAUX R., Historia de la filosofía moderna, Herder, Barcelona, 1980.

CORETH E. ? Schöndorf H. La filosofía de los siglos XVII y XVIII., Herder, Barcelona, 1.987.

COPLESTON F., Historia de la filosofa, Vol. IV, Ariel, Barcelona, 1984.

GARCÍA MORENTE M., Lecciones preliminares de filosofía, Edimusa, México, 1983.

 

Anley Ramírez

Caracas, 30 de Junio de 2006

 

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