Ibn Sab?in no reconocía la sumisión a nadie, siquiera a Federico II[16]de Hohenstaufen[17]rey de Sicilia. Las «preguntas filosóficas»[18] que había mandado este rey a los sabios musulmanes, fueron descuidadamente recibidas pero asombrosamente las «respuestas» del místico eran minuciosamente elaboradas, porque asociaba el orgullo de ser dueño de sí mismo a la ironía de ser un sabio de su época[19]
La existencia terrena de Abu Mu?ammad ?Abdul?aqq Ibn Sab?in comenzó en Murcia, en el valle de Ricote, donde nació en el año 614 de la Hégira, correspondiente al año 1217 de la era Cristiana, en una familia de buena posición social, que asumió puestos y oficios destacados en la sociedad andaluz de entonces. Su padre Ibrahim ibn Mu?ammad ibn Na?r, asumió cargos políticos y responsabilidades administrativas como ya se mencionó anteriormente, mientras que su hermano Abu ?alib ejerció el cargo de emisario de Ibn Hud al Pontífice de Roma.
En su juventud, Ibn Sab?in empezó a estudiar según los biógrafos el Adab (Humanidades) bajo la dirección de algunos grandes profesores de su tiempo[20]También estudió ciencias jurídicas y disciplinas relativas a la filosofía, mostrando hacia estas últimas su mayor predilecto, sobre todo la Lógica Formal, la Metafísica, la Física y la Aritmética. Por otro lado, estudió la ciencia de la metodología llamado en árabe por «?Ilm al-U?ul», ejercida por la escuela aš?arí.
Además. según el biógrafo Ibn al-?Imad al-?anbali[21]Ibn Sab?in pasaba por conocedor de medicina, química y de la magia blanca «Simya"»[22] y conocía a la perfección la ciencia de los secretos de las letras alfabéticas «?Ilm Asrar al-?uruf».
Al parecer, durante su juventud, los biógrafos nos informan que Ibn sab?in se dedicó al estudio del pensamiento sufí (místico), con el maestro Is?aq ibn al-Mar?a ibn al-Dahhaq (m. 611 h / 1214-15 d.c)[23], comentarista del libro de Ibn al-?Arif (m. 1141 d. c)[24], Ma?asin al-Mayalis (Excelencias de las reuniones) y de una obra de Abu al-Ma?al-Yuwayni (m. 478h/ 1185 d.c) titulada, Kitab al-Iršad (Libro de la Orientación). Tal información es errónea ya que la fecha de la muerte de este maestro es anterior al nacimiento de Ibn Sab?in[25]
También, hubo otros dos maestros que marcaron la vida científica del místico, al-?arrani (m. 538 h / 1141 d.c) y su discípulo al-Buni (m. 622 h / 1225 d.c), autor del famoso libro Šams al-ma?wa-la?a?f al-?awarif (el sol de las sabidurías y las caricias de los gnósticos)[26].
Este pensamiento sufí, según al-Badisi, constituiría más tarde en el místico el objeto de todos sus esfuerzos ya que pretendía unir la filosofía con el sufismo[27]Sus conocimientos de esta ciencia fueron bien pronto extraordinarios y según algunos biógrafos, desde muy joven mostró una inteligencia considerable.
No obstante, Ibn Sab?in, según los biógrafos, ocultó toda su vinculación con otros místicos de su época, y describió su propio aprendizaje del sufismo como un esfuerzo personal. Pero, en algunas citas de su propia obra, el místico nos informa que recibió la ayuda de «alguién» y por eso utilizaba expresiones imprecisas, como la de «busqué ayuda en otro», o como «busqué para leerlo a "alguien" que me ilustrase en los pasajes dudosos». Todo esto, quiere decir que Ibn Sab?in o era erudito y culto, y no necesitaba la ayuda de nadie o tan sólo era un egoísta a la hora de escribir sus obras.
Nuestro comentarista desconocido de la epístola de Ibn Sab?in, Risala al-?Ahd (epístola del testamento) defiende la primera hipótesis diciendo lo siguiente:
«Nuestro señor- Ibn Sab?in- que Dios tenga en su Santa Gloria, investigó todas las ciencias: coránicas, filosóficas y literarias, y abarcó todas sus obras reveladas y las que no los son, desde el principio de las ciencias hasta nuestros días» [28]
Otros de sus discípulos entusiastas que desconocemos, nos informan según al-Maqqari que «Ibn Sab?in, durante toda su juventud, había sido formal y lejano de las diversiones que le distrajeran de sus ocupaciones ordinarias y místicas»[29].
Según parece, el místico no tenía ninguna ambición política ni administrativa como la de tener un cargo de autoridad como la de su padre o la de su hermano, ya que era lo último de sus preocupaciones. Se preparaba para una tarea que iba a hacer de él un Polo de la religión «Qu?b al-Din». Por eso, la vía del misticismo era, la única salida, donde encontró su alivio y su alegría.
Entonces, en Murcia es dónde comenzaron los discípulos a seguir sus enseñanzas y a rodearle para marcar el comienzo de una hermandad que llevaría su nombre, sab?iniyyun, que según la descripción de Esteban Lator:
«Es una secta que debió de tener muchos afiliados, entre ellos hombres maduros que profesaban la pobreza voluntaria- las fuentes les dan preferentemente el nombre de fuqara?-, andaban viajando cubiertos de un tosco sayal y un manto de lana, y pasaban la vida entre caminos y plazas»[30]
Nada faltaba a esta hermandad para emprender su marcha hacia una expansion que incluía, además de al-Andalus, una gran parte del Norte de África y una pequeña región de la Península Arábiga.
Delante de esta propagación apasionada del sab?inismo, los defensores del derecho islámico se vieron forzados de criticar al místico, en primer lugar calumniando todos sus dichos y segundo, acusándole de herejía a las autoridades. En esta atmósfera de incertidumbre y de inseguridad, nuestro místico se lanzó a una serie de desplazamientos ininterrumpidos.
En primer lugar, el místico abandona su ciudad natal dirigiéndose a Granada[31]rodeado por algunos de sus discípulos llamados fuqara' [32]y otros simpatizantes. A su llegada a esta ciudad manifiesta públicamente sus enseñanzas, que desde luego los juristas no le iban a dejar en paz y por eso deciden perseguirlo por todo el al-Andalus.
Ante estas persecuciones, Ibn Sab?in decide viajar a la otra orilla del Mediterráneo, precisamente al Norte de Marruecos, con el propósito de salvar su doctrina enseñandola a la gente y en particular a los bereberes que habitaban la región. Algunos de éstos encontraban en sus mandamientos una enseñanza adorable y favorable.
Hay dos acontecimientos muy importantes en la vida de Ibn Sab?in que se produjeron en consecuencia de la gran reputación que tuvo en esta ciudad. El primero, fue cuando una mujer muy rica y muy bella, fascinada por la inteligencia del místico y posiblemente por su nobleza y por su belleza física, le propuso el matrimonio [33]Una proposición alegremente aceptada por parte del místico, que enseguida tuvo a un recién nacido, de quién la muerte se apoderó en el año 646 de la Hégira. Fue, también, esta mujer quien le construyó un cenobio en su casa, donde el místico se retiraba varias noches para buscar a la «Realidad Absoluta».
El segundo hecho consiste en que el rey almohade Abu Mu?ammad ?Abd al-Wa?id, llamado ar-rašid (630-640h / 1232-1242 J.C), recibió una misiva de Federico II, rey de Sicilia, en la que éste, solicitaba respuestas sobre varias preguntas relacionados con temas filosóficos[34]Ganado por el rumor que circulaba sobre la reputación filosófica de Ibn Sab?in, el gobernador de Ceuta, Ibn Jala? al-balansi entonces, por orden del sultan almohade, decide responsabilizar al murciano de responder a las preguntas del rey Siciliano. El místico lo hizo brillantemente, respondiendo a todas esas preguntas filosóficas y por eso redactó su famosa obra cuyo título es, Aywiba Yamaniya "an Masa"il ?iqiliya (Respuestas Yemeníes a las Cuestiones Sicilianas).
A pesar de que Ibn Sab?in se esforzó en su obra por hacer alarde a la ortodoxia y celo religioso, pronto se difundió el rumor de una presencia fuerte de la filosofía en sus respuestas. Ibn Jala?, como representante del gobierno almohade en Ceuta y amigo de varios alfaquíes, había sido persuadido de que estaba en relación con un filósofo y no con un defensor de la religión y es por eso que no tardó en expulsarle de la ciudad. Además, en aquella época, el sentido de la filosofía era sinónimo de herejía[35]
Ibn Sab?in fue expulsado de Ceuta y es muy posible que hubiera tomado, como camino, la cordillera del Rif – pasando por sus montañas- que se extiende a lo largo de la costa mediterránea y cubre casi toda la región del norte de Marruecos. Algunos biógrafos señalaron su estancia en Badis[36]donde Ibn Sab?in en compañía de un grupo de sufís andalusíes, se dedicaba a la enseñanza y, ofrecía seminarios sobre mística en una de las mezquitas. También se puede decir que posiblemente, el místico organizó algo parecido a las conferencias de hoy, con la intención de debatir las opiniones de sabios de la localidad que en su mayoría eran alfaquíes de menor importancia.
Después de abandonar la fortaleza de Badis por motivos que ignoramos, Ibn Sab?in decide viajar a Vela donde el número de sus discípulos no dejó de crecer. Su estancia en esta ciudad, no va a transcurrir sin disturbios y confusiones, porque, por tercera vez, los juristas le presionaron para dejar aquella región, dirigiéndose primero hacia Túnez y luego a Cabes. Según algunos biógrafos, Ibn Sab?in tuvo el tiempo suficiente para componer algunas de sus obras con el fin de garantizar las bases de su enseñanza.
A causa del fanatismo de los alfaquíes, Ibn Sab?in procuraba ocultar su doctrina por una instrucción ascética y sirviéndose preferentemente de conversaciones privadas, pero su natural falta de tacto en los debates, unida a la imprudencia de sus discípulos, que divulgaban dondequiera la nueva hermandad, no tardó en producirse la voz de alarma. Entonces, comenzó una pesquisa constante, y se buscaron frases equívocas en sus escritos.
En general, esta situación la aprovechó el jefe de los teólogos en Túnez Abu bakr ibn Yalil al-Šakuni (m. 649 h / 1251 d.c), cuando logró enrarecer el clima y presionar de tal forma a sus compañeros los alfaquíes para que expulsen según el mismo teólogo a "Ibn Sab?in el Zindiq" (Ibn Sab?in el herético) del país. Además, según relata Ibn Šakir, el mismo al-Šakuni criticó a los discípulos sab?iníes, apoyándose en los hábitos que llevaban, por el abandono que hacían de las costumbres corrientes y por sus mensajes de pobreza y deseo de identificación con Alá[37]
En Egipto, Ibn Sab?in fue recibido con frialdad, ya que los rumores y la propaganda que se difundían y se oían sobre él, no tardaron en invadir a la población egipcia incluso antes de su llegada a éste país[38]Además, la mentalidad supersticiosa del pueblo egipcio, que miraba con extremadas reservas las innovadoras actividades místicas de este sabio andalusí no ayudaba en absoluto a la expansión de una doctrina como la del sab?inismo[39]Pues, todos, en particular los juristas, temían que el efecto de la renovación espiritual en el pueblo egipcio pudiera tener repercusiones en la organización social e incluso en el sistema político.
No conocemos absolutamente nada sobre la estancia de Ibn Sab?in en Egipto, sin embargo sabemos los motivos que incitaban aquella actitud indiferente hacia el sab?inismo por parte de los egipcios. Uno de esos motivos es que el magrebí Abu-l-?asan al-Šadili (m. 656 h / 1258 d.c) estaba antes que Ibn Sab?in en Egipto y los egipcios le recibieron calurosamente por su inclinación a los sunníes, defensores de la «Šari"a». Además, la presencia de dos grandes alfaquíes, al-Cadi ibn Daqiq al-?Ayyid (m. 702 h / 1302-3 d.c) y Abu bakr Qu?b al-Din al-Qas?alani (m. 686 h / 1287 d.c) impidieron a que Ibn Sab?in ejerciera su doctrina con comodidad. Comenzaron a dirigirle sus críticas y se empeñaban en propagar el pensamiento esotérico del místico. El primero, criticó el estilo literario sab?iní calificándolo de delirio, mientras que el segundo condenó sus razonamientos, porque tenía conceptos heréticos y por lo tanto anti-islámico. Frente a estas acusaciones, Ibn Sab?in decide abandonar esa región marchándose hacia la Meca en búsqueda de un ambiente más propicio para su labor de da"wa.
La nueva estancia de Ibn Sab?in en la Meca se realizó por dos razones: primero, por los ataques intensos siempre llevados contra él por parte de los alfaquíes de los países donde permaneció y, segundo, por su inclinación hacia los fatimíes por los cuales tenía un sentimiento de alivio. El sentimiento que había conseguido a menudo ocultar, sólo se manifestaba a través de ciertas expresiones en la carta de reconocimiento (risalat al-bay"a), públicamente representada por Abu Numay Mu?ammad I (652-702 h / 1254-1301 d.c)[40], en la cual reconoce la soberanía del ?af?i al-Mustan?ir (1249-1277), sultán de Ifriqiya. Ibn Sab?in le animó en su resolución y redactó por su propia mano el documento con que Abu Numay aceptaba al sultán como soberano.
Según Esteban Lator, Ibn Sab?in aprovechó su nueva situación en la Meca para ganarse la gracia del sultán; consolidar su propio prestigio y prepararse así su regreso hacia el Magreb[41]También, según al-Badisi, Ibn Sab?in trató de ganar la amistad de Abu Numay, invitándole a la doctrina chií. Esta conversión no le causó mucho, ya que sus obras anteriores a esta fecha resumían ideas isma?ilíes.
Para reforzar su amistad con el gobernador de la Meca, Ibn Sab?in trata de demostrarle su habilidad en lo que se refiere a la medicina sobre todo cuando trataba de curar una fractura en el cráneo que este gobernador había tenido en una de sus guerras. Según una anécdota de al-Badisi, éste decía lo siguiente:
«Coincidió (la llegada de Ibn Sab?in a la Meca) con la fecha cuando Abu Numay había tenido una fractura craneal en una de sus batallas. La coronilla de su cráneo se había fracturado. En su sitio, Ibn Sab?in le puso una pieza hecha de una corteza de calabaza seca »[42]
El hecho de salvar el místico a este sultán de una muerte probable ayudaba en el aumento de su prestigio. Con su consideración, se han conocido cada vez más sus discípulos, parte de los cuales le habían seguido desde las dos regiones, al-Andalus y el Norte de África.
La estancia de Ibn Sab?in en la Meca favorece su extraordinaria productividad. Simultáneamente, su vida mística se intensifica; las vueltas rituales, reales o mentales, alrededor de la Ka'ba interiorizada como "centro cósmico", alimentan un esfuerzo especulativo al que las visiones interiores, las percepciones teosóficas, proporcionan una confirmación experimental. Ibn Sab?in es admitido como un gran maestro espiritual, por lo cual intenta aprovechar esta situación para enseñar su doctrina.
Otras actividades ultra-místicas de Ibn Sab?in que habían visto la luz en aquella época mecana son los debates que tenía con los sabios que visitaban los lugares santos, como Safiy al-Din al-Hindi (m. 715 h / 1315 d.c) y Naym al-Din b. Isra?il (m. 677 h / 1278 d.c). Con el Qu?b al-Qas?alani, toda controversia era imposible, salvo la venganza de Ibn Sab?in cuando incitó a Abu Numay para que este alfaquie fuera expulsado de la Meca, lo que se consiguió en el año 667 h / 1268[43]
La estancia mecana de Ibn Sab?in fue el objeto de dos juicios diferentes: el de los adeptos entusiastas por el maestro y el de los enemigos que lo consideraron como herético. Los primeros sintieron tranquilidad y paz por su estancia en la Meca y su buena relación con su gobernador ya que gozaban de todo tipo de libertades y de respeto hasta tal punto que algunos biógrafos citaban que los magrebíes comenzaron desde entonces a ser más considerados y respetuosos por los mecanos, que se inclinaban a sus doctrinas e imitaban sus ejemplos. Además, ciertos mecanos llegaron hasta formular alabanzas por su pertenencia hašimí, elogiando al mismo tiempo sus cualidades benéficas que, según ciertos biógrafos, Ibn Sab?in gastaba una suma colosal en las limosnas.
En cuanto al juicio de los que veían en Ibn Sab?in una verdadera amenaza, solamente pudieron enumerar los defectos del místico en lo que se refiere a sus desviaciones y a sus actos turbios. Pues, mientras que algunos lo acusaban de tener costumbre de burlarse de los peregrinos que daban vueltas alrededor de la Ka?ba y calificarlos de asnos, otros lo acusaban de brujería. Esto significa que sus enemigos, una vez más, logran durante la peregrinación, avisar a la gente de la gravedad de esta enseñanza sab?iní. Ante esta situación el místico sentía inestabilidad a causa de la obsesión de estos alfaquies que le perseguían por todas partes y que marcó profundamente su vida. Fue entonces cuando decidió viajar a la India, porque consideraba que, sólo se podía tener la paz en ese lejano continente, pero la muerte se apoderó de él antes de realizar este largo viaje.
Parece que su muerte fue dudosa ya que la mayoría de los biógrafos dieron dos explicaciones distintas de su fallecimiento. Para unos, fue debido a una muerte natural, mientras que otros lo atribuyen a un envenenamiento ya que el gobernador de Y Yemen al-Mu?affar yusuf Ibn Omar (m 694 h/ 1294 d.c), estaba en contra de Ibn Sab?in por el buen recibimiento que el gobernador de la Meca le había dispensado. Este gobernador Yemení se ingenió en enviar a alguna persona para que le envenenase.
Uno de los discípulos más cercanos al místico, daba como exacta la primera hipótesis, es decir, la que atribuía el fin de su maestro a una muerte natural, que se produjo en el año 669 h / 1270 d.c
Autor:
Abdellah el Moussaoui
[1] Este sobrenombre de al-Mursi y otros a los que vamos a mencionar posteriormente han sido facilitados por los biógrafos árabes como, LISAN AL-DIN IBN AL-JA?IB en al-I?a?a fi ajbari Garna?a, 1ª edición de M. ?A.?Inan, al-Qahira, 1977, t. IV., p. 31; ISMA?IL IBN KA?IR en alBidaya wa-l-Nihaya, (Edicion Critica) ?Abdellah Ibn ?Abdel M?sin al-Turki, Dar Hayar, al-Qahira,1947, t., XVII, pp. 497-498, t. XIV, p. 5; Beirut, 1966, v. XIII, p. 261. IBN TAGRI BIRDI en al-Nuyum al-?ahira, fî muluk Mi?r wa-l-Qahira. Presentación y Comentario de Mu?ammad ?usayn Šams al-Din, Dar al-Kutub al-?ilmiyya, 1ª Edición 1992, t. VII, pp. 202-203 y MO?AMMAD IBN A?MAD AL-FASI en al-?Iqd al-?amin fi tarij al-balad al-amin, al-Qahira, 1966, t. 5, p. 335; Beirut 1998, t. V, p, 326.
[2] En lo referente al sobrenombre de al-Riqu?i, podemos decir que es un sobrenombre que procede de la palabra Ricote, es decir de un valle que se componía de las localidades de: Ricote, Albarán, Blancas, Ojós, Ulea y Villanueva, y pertenecía a la orden militar de Santiago. La localidad de la que recibe el nombre corresponde al partido judicial de Cieza y está situada a 14 Km de la cabecera del partido y a 12 Km de Archen, en una carretera que empalma con la de Madrid. Es una población muy antigua, donde en 1228 d. C., se coronó Ibn Hud (m. 1238. d. C) más tarde Rey de Murcia. Para más información sobre al-Riqu?i, véase en IBN AL-JA?IB, op, cit, p. 31; ISMA?IL IBN KA?IR, op, cit, 497; AL-FASI, op, cit, p. 335; La Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo – Americana, Espasa Calpe. S. A. Madrid 1928, p., 51 y 416; el Diccionario Enciclopédico, Espasa Calpe. S. A. Madrid 1992, t. XXV, p. 10027 y la Enciclopedia del idioma de ALONSO MARTÍN. Ed. Aguilar, Madrid. 1958, t. III, p. 3629.
[3] A?MAD IBN MU?AMMAD AL-MAQQARI, Naf? at-?ib min gu?n al-Andalus al-ra?ib, verificación de I?san ?Abbas, Dar ?adir, Beirut, s. d. t. II, p. 196; LISAN AL-DIN IBN AL-JA?IB, al-I?a?a, op, cit., p, 31; ABU MU?AMMAD ‘ALI IBN ?AZM AL-ANDALUSI. Yamharat ansab al-?Arab. Ed. Lévi-Provençal, El Cairo, 1948, p. 309; ESTEBAN LATOR “Ibn Sab?in de Murcia y su budd al-?Arif”. Al-Andalus, Vol. IX, Madrid, 1944, fasc. 2, p. 373. En lo referente a esta última referencia, el arabista español señala que la palabra al-?Akki, era un error por al-Makki (mecano). Decimos que la palabra al-?Akki se funda sobre la pertenencia de Ibn Sab?in a Gafiq Ibn Šahid Ibn ?Alqama Ibn ?Akk. Los banu ?Akk de al-Andalus, habitaban en el Norte de Córdoba cerca de Sevilla y de Guadalquivir.
[4] Al-Qas?alani de la palabra árabe Castala es decir, Castilla de hoy. Ibn Sab?in, puede ser que estuvo en esa región por motivos de aprendizaje. Sobre tal información, véase la obra de AL-YAFI?I AL-YAMANI, Mir?at al-Yinan wa ?Ibrat al-Yaq?an fi Ma?rifat ?awadit al-Zaman. Ed., cri, Jalil Man?ur, Dar al-Kutub al-?ilmiyya, Beirut 1997, t. IV, p., 129.
[5] Puede ser Malikí por su pertenencia en los principios de su vida a la doctrina malikí, expandida en toda la Península Ibérica y en el Norte de África de aquellos tiempos.
[6] A?MAD AL-MAQQARI, Naf? at-?ib, op, cit., p, 196.
[7] ?ABDUL?AQQ IBN SAB?IN, Risala al-Nuriya en Maymu? Rasa?il (manuscrito de la Biblioteca Taymuriya, con el número 149, materia «Ta?awwuf». Dar al-kutub al-Qawmiyya). Ed, cri ?Abd al-Ra?man Badawi. al-Qahira 1965, p. 184.
[8] IBN SAB?IN, Maymu? Rasa?il, p: 473; IBN SAB?IN, Risala al-I?a?a (epístola del conocimiento global). Ed. cri ?Abd al-Ra?man Badawi, al-Qahira 1965, pp. 23-24.
[9] IBN SAB?IN, al-Nuriya, p. 184. [ ??? ???? ??? ????? ???? ???? ????] Este breve anuncio de Ibn Sab?in corresponde con el mismo dicho del Profeta que lo había proclamado éste de esta manera: [????? ???? ??????? ????? ????? ???? ?? ????? ???? ?? ????? ???]. La traducción es la siguiente: «Por Allah, que yo le pido perdón a Allah y me arrepimiento ante Él, más de setenta veces al día» se transmitio de Abu Huraira, Allah esté complacido con él, que oyó decir al Mensajero de Allah, Él le bendiga y le de paz. Lo relato Al-Bujari .Véase en Sa?i? al-Bujari de ISMA?IL AL-BUJARI. Beirut, Líbano, s.d. Kitab al-da‘awat (Libro de las imploraciones) nº 80, [6307], t, XI, p. 101; en I?ya? ?Ulum al-din de ABU ?AMID AL-GAZALI. Capítulo: “Adab al-Du´a? wa Fa?lih”. Segunda edición. Dar al-Fikr, Beirut, Líbano 1409 H/1989 d. c. t. I, p. 369.
[10] IBN SAB?IN, al-I?a?a, op. cit, p. 474, [Traducción mía] El orígen del texto en árabe es este : « ?????????? ???? ???? ?????? ?? ??? ???? ?? ???? […] ??? ????? ?????? ???? ??? ?????,??? ????? ??? ??? ?????»
[11] Para escribir su nombre, Ibn Sab?in usaba la expresión ‘Ibn O’. El cero en el orden numérico romano quiere decir 70. Véase en Naf? al-?ib de A. AL-MAQQARI, ed. cit, t. II, p. 196. También véase el artículo de GEORGES SERAPHIN COLIN, “De l´origine Grecque des ‘Chiffres de Fès’ et de nos ‘Chiffres Arabes’”, Art. Ext du Journal Asiatique. Paris, Avril-Juin, 1933. Recueil trimestriel de mémoire et de notices relatifs aux études orientales, p.75. Por su parte, JOSE ANTONIO SÁNCHEZ PÉREZ interpreta del mismo modo que G- S. Colin, el significado del círculo en su artículo, “Sobre las cifras Rumies” en al-Andalus. Madrid 1935, v, III, pp. 104-106. El Prof. G. LÉVI DELLA VIDA en un artículo titulado “Appunti e quesiti di storia letteraria araba” (apud Revista degli studi orientali, XIV (1933), pp. 249-283, llama brevemente la atención sobre la identidad del alfabeto numeral griego con las cifras que aparecen en los documentos mozárabes de Toledo, publicados en la monumental edición de González Palencia (Numerali greci in documenti arabo-spagnoli, pp. 281-283. También sobre esta materia de “al-Dara” véase en al-Qamus al-Mu?i?, de MUH?AMMAD IBN YA?QUB AL-ŠIRAZI AL-FIRUZABADI , al-Qahira, Matba'at al-Amira, 1289 (1871), 2ª edición t.V, p.345.
[12] A. AL-MAQQARI. Naf? al-?ib, ed. cit, t. II, p. 196
[13] IBN AL-JA?IB, Al-I?a?a, op. cit, t. IV, p. 33; ?A. Al-MAQQARI, Naf? al-?ib., op. cit, t. II, p. 198.
[14] EMILIO, MOLINA LOPÉZ, “Murcia en el marco histórico del segundo tercio del siglo XIII (1212-1258)”; GARCÍA ANTÓN, J., “La cultura Árabe en Murcia”, en GARCÍA ANTÓN, J. et alii: Historia de la Región de Murcia, Tomo III, Ediciones Mediterráneo S.A., Murcia, 1980, 257 y 258.
[15] A. AL-MAQQARI, Naf? al-?ib, op, cit, v. II, p. 201; IBN AL-JA?IB, al-I?a?a fi ajbari Garna?a, op.cit. t, II, pp. 34-3. Hay una traducción en francés de esta anécdota que se encuentra en “Questions philosophiques adressées aux savants musulmans par l´Empereur Frédéric II” de MICHELE. AMARI, Journal Asiatique, 5º serie. I, Paris 1853, pp. 251-2.
[16] Federico II, rey de Secilia y emperador de Alemania, en la primera mitad del siglo XIII. Nacido en Lési (cerca de Ancona) el 26 de diciembre de 1194, hijo de Enrique VI de Hohenstaufen y Constanza de Cecilia, sería el autor intelectual de un movimiento religioso, cultural y social que nada, en el pasado de la cristiandad, dejaba presentir. Sus efectos conmoverían al mundo de su época y perdurarían en la conciencia religiosa de Italia. Véase en La Escatología Musulmana en la Divina Comedia de MIGUEL ASÍN PALACIOS, 1ª edición, Madrid, 1919., pp. 302-3, donde nos relata que ‘este emperador fue filósofo, librepensador y políglota, rodease de musulmanes para las tareas de la paz y para las empresas bélicas?. ‘Estaba por otra parte custodioso por eunucos a la moda oriental; y hasta la túnica con que fue sepultado al morir ostentaba bordada en oro una inscripción arábiga, cosa que los papas y los otros reyes cristianos lamentaban públicamente el escándalo de aquella corte y de aquel emperador’.
[17] Los Hohenstaufen: esta familia reinará entre los siglos X y XIII en Suabia (en alemán, Schwaben, en latín, Suevia), ducado medieval al suroeste de Alemania, en lo que hoy es Baden -Württemberg- y algunas zonas de Baviera y Suiza. La región era conocida en la antigüedad como Alemania.
[18] Sobre estas preguntas, véase más adelante en el capítulo dedicado a las obras del místico.
[19] MIGUEL CRUZ HENÁNDEZ, Historia de la filosofía española: filosofía Hispano-Musulmana, Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, Madrid, 1957, t. II, p. 301.
[20] Ignoramos los nombres de sus maestros en esta ciencia de Humanidades y otras formaciones científicas excepto la del sufismo.
[21] IBN ?IMAD AL-?ANBALI, Ša?arat al-?ahab, fî Ajbar man ?ahab, Comentario y verificación de ?Abd al-Qadir al-Aran?ut y Mu?ammad al-Aran?ut. Beirut-Dimašq, Dar Ibn Katir 1991, t. VII, p. 574, en la cual señala que Ibn Sab?in tenía mucho conocimiento sobre la ciencia de las letras alfabéticas «?Ilm al-?uruf » y es por eso que compuso una obra sobre dicha ciencia titulada, Kitab Idris ( el libro de Hermes ).
[22] La terminología referente a las diferentes ramas de las «Ciencias Sin embargo, en la época "post-clásica", la de Ibn Sab?in (x. XIII) y de Ibn Jaldun (s. XIV), simiya’ designa propiamente a la magia operatoria fundada en la virtud de las letras, mientras que ‘ilm al-?uruf se refiere al aspecto más teórico y particular de las correspondencias entre las letras y los elementos naturales. Véase en "«Al-simiya’»: la ciencia de las letras y esoterismo morisco" de PIERRE LORY, Conferencia publicada en Cahiers de l’Université Saint Jean de Jerusalem nº 11., 1985.
[23] Su nombre completo es Ibrahim Ibn yusuf Ibn Mu?ammad Ibn Dahhaq Abu Is?aq Ibn al-Mar?a (m. 611 H / 1214 -1215). Su enseñanza favorita era ?Ilm al-Kalam (teología dogmática) y de ella se hizo famoso en su tiempo. Habitó durante mucho tiempo en Málaga, de allí se traslada a Murcia. También dedicó algún tiempo en su patria a enseñar el sufismo. Según Ibn al-Ja?ib en al- I?a?a, op. cit, al-Qahira, 1975, t. III, pp. 281-28, «Ibn Dahhaq, nos ha dejado obras de buena calidad y de buena fe».
[24] Místico de Almería, muerto en Marruecos (1141 de J.C) y autor de su opúsculo esotérico titulado Ma?asin al-Mayalis, cuya edición con traducción francesa y comentario han sido publicados por Miguel Asín palacios (Paris, Geuthner, 1933). Una traducción española del opúsculo, con un estudio previo sobre la vida del autor y su ideario mistico, publicado por el mismo Asin en el Boletin de la Universidad de Madrid, 1931.
[25] En lo que se refiere a la enseñanza de Ibn Sab?in sobre Ibn Dahhaq, la mayoría de las biografías, no nos permiten resolver esta dificultad, sobre todo cuando la fecha del nacimiento de Ibn Sab?in es aproximadamente 3 años posterior a la muerte de su maestro. Lo más probable según AL-FASI en Al ?Iqd al-?amin, op, cit, t. III, p. 335, que, ‘Ibn Sab?in, sólo pudo cultivar las obras de este maestro leyéndolas’.
[26] La época en la cual vivían estos dos místicos, al-?arrani (m. 538h / 1141 d.c) y al-Buni (m. 622 h / 1225 d. c), no coincide con la de Ibn Sab?in y por eso, podemos decir que es imposible que el místico haya podido estudiar directamente bajo la dirección de estos dos maestros. Seguro que los biógrafos no se han referido a aquella enseñanza presencial del maestro con su discípulo, sino más bien se referían a que Ibn Sab?in adoptó sus doctrinas basándose en sus obras.
[27] ?ABDUL?AQQ AL-BADISI, al-Maqad al-Šarif wa-l-Manza? al-La?if fî al-?a?if bi-?ula?a?i al-Rif. Manuscrito. Biblioteca General de Rabat, nº. D. 110, ff. 13-15, verificación de Sa?id A?RAB, al-Riba? 1982, pp. 34-37. Algunos fragmentos de esta obra han sido traducidos por el francés. G. COLIN en Archives Marocaines, v. XXVI, París (1926), pp. 74-78.
[28] IBN SAB?IN= Šar? Risalat al?Ahd, en Maymu? Rasa?il (manuscrito de la Biblioteca Taymuriya de El Cairo), edición de. A. Badawi, al-Qahira 1965, p. 11.
[29] A. AL-MAQQARI, Naf? al-?ib, op. cit, t. II, p. 199-200.
[30] E. LATOR “Ibn Sab?in y su Budd al-?Arif”, art., cit, p. 376.
[31] Ibn al-Ja?ib relata en un párrafo de tres líneas titulado «la entrada a Granada» (???? ??????) que Ibn Sab?in a su llegada a Granada, se instaló en un Riba?, llamado el ?Ukab situado al Oeste de dicha ciudad. Véase en IBN AL-JA?IB, al-I?a?a, op, cit, t. II, p. 37.
[32] «Fuqara' »de la palabra «faqr» es el estado de aquel que se ha hecho a sí mismo independiente de todo salvo de Dios y se rehúsa cualquier cosa que le aparte del camino hacia Él.
[33] DARÍO. CABANELAS, «Federico II de Sicilia e Ibn Sab?in de Murcia. Las "Cuestiones Sicilianas"», Miscelánea de estudios Árabes y Hebraicos, Granada, 1954, an. III, pp. 43-4
[34] IBN AL-JA?IB, al-I?a?a, op. cit. t, II, pp. 34-35; A. AL-MAQQARI, Naf? al-?ib, op. cit, t. II, p. 201; véase también en ANTONIO. HUICI MIRANDA, El reinado del Califa almohade al-Rašid, hijo del Ma?mun, apud Hespéris, XLI. Paris 1954, pp. 1-37.
[35] IBN AL-JA?IB, ibidem, p. 33. De otra parte, la obra de DOMINIQUE URVOY, Le Monde de ulémes andalous de V / XI au VII / XIII, Genève 1978, p. 204, nos ayuda a entender la situación política e ideológica vivida en aquel periodo en el cual vivía Ibn Sab?in en al-Andalus. Nos informa sobre la existencia de dos fenómenos muy importantes en la vida de los ulemas andalusíes, el primero consiste en que la conexión entre el mundo jurídico y el mundo místico era cada vez más estrecha, y el segundo consiste en que la posesión del poder político e ideológico era cada vez más ancha.
[36] Fortaleza sobre la costa mediterránea y vecina de la ciudad de Alhucemas, situada entre el pueblo de beni Yeteft y el de beni Gumil.
[37] IBN ŠAKIR AL-KUTUBI, ?Uyun al-Tawarij, al-Qahira, 1980. t, XX, p. 407
[38] No sabemos con exactitud la fecha de su llegada a Egipto, pero si sabemos según un discípulo de Ibn Sab?in, que éste inició su viaje hacia Oriente desde el Magreb en el año 648 h. Véase en al-?Iqd al-?amin de Al-FASI, op, cit, t. III, p. 336.
[39] DARIO CABANELAS, “Frederico II de Cecilia e Ibn Sab?in de Murcia, las cuestiones sicilianas” art, cit, pp. 44-5.
[40] Es fatimi, fundador de la casa jerifiana que reinó en la Meca durante años. Para ver más sobre la vida de este mecano, véase en Encyclopedie de l' Islam. Leiden, Brill 1960.Tome I ?A-B), p. 104.
[41] E. LATOR, “Ibn Sab?in y su Budd al-´Arif”, art, cit, p. 378.
[42] Ibidem, p. 377, nota 4; AL-BADISI, al-Maq?ad, op, cit, p. 15; IBN ŠAKIR, ?Uyun al-Tawarij, op, cit., t, I, p. 315.
[43] Después de su expulsión de la Meca, al-Qas?allani fue nombrado, por parte de Baybars rey de Egipto (658-676 h / 1258-1276 d. c), como director de la escuela Kamiliya de El Cairo, fundada en el año 622 h / 1224 d.c, por el ?ahirí valenciano Di?ya? para la defensa del Islam.
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