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El murciano Ibn SabIn


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    El murciano Ibn Sab?in – Monografias.com

    El nombre completo de nuestro sabio Ibn Sab?in es Mu?yi ad-din Abu Mu?ammad ?Abdul?aqq ibn Ibrahim ibn Mu?ammad ibn Na?r ibn Mu?ammad. Famoso entre la gente por Ibn Sab?in. Sus contemporáneos lo apodaban por otros sobrenombres como al-Mursi [1]el murciano), al-Riqu?i[2]al-?Akki[3]al-Gafiqi, al-Qas?alani [4], al-Maliki [5]y por al-Andalusi [6](natural de al-Andalus). En el conocimiento de la mística fue nombrado honoríficamente por « Qu?b al-Din » (el polo de la religión).

    En lo referente a su famoso sobrenombre de Ibn Sab?in, la mayoría de las fuentes bibliográficas no se han referido a él ni explican tal nombramiento extraño. Solamente, Ibn Sab?in nos da una explicación a este sobrenombre en su epístola titulada por «al-Nuriya» (la luminosa)[7] y en otra titulada por «al-I?a?a»[8](el conocimiento global). En la primera, se nombraba «???? ??? ????? ???? ???? ???? ??? » (Esclavo de Dios, el hijo de los grados del arrepentimiento del Profeta)[9] y, en la segunda, el místico se manifestó de este modo:

    «Este es un documento, en el que se dijo y apareció la verdad; lo reveló ?Abdu-l-?aqq […] Y por unanimidad, se basó la fama del Creador en multiplicar siete por diez»[10]

    Para realzar la ironía hasta su límite, Ibn Sab?in tenía otro sobrenombre que era el de «Ibn al-Dara». Pues, gracias a Esteban Lator sabemos el significado que el biógrafo al-Maqqari, en referente al sobrenombre de nuestro filósofo, dio a la palabra «dara» y que no era otro que el de «Círculo», correspondiendo «dara» a «sab"in»(=70) en una notación rumí. Esta misma equivalencia, círculo igual a setenta, fue también dada por Georges Séraphin Colín cuando habló de 27 signos numéricos de valor absoluto llamados «rumies», y por José A.Sánchez Pérez quién recogió hasta 50 cifras de éstas en un manuscrito de El Escorial. Con lo dicho por al-Maqqari, el sobrenombre «Ibn Sab?in» equivale a «Ibn al-dara» y este último significaría «hijo del círculo»[11].

    En lo referente al árbol genealógico de Ibn Sab?in, se sabe que su familia, de excelente posición social, remontaba su orígen hasta el califa ?Ali, aunque algún historiador le atribuye un linaje visigodo[12]Según Ibn al-Ja?ib y al-Maqqari, el padre de Ibn Sab?in, Ibrahim ibn Mu?ammad ibn Na?r, asumió cargos políticos y responsabilidades administrativas, ya que fue nombrado alcalde y desempeño un gran papel en la ciudad de Murcia[13]

    Además, sabemos por al- Maqqari de la existencia de un hermano de Ibn Sab?in, que fue secretario de Ibn Hud al-Wa?iq en su segunda etapa de gobierno de la capital murciana (1263-1264). Tras presentar al-Wa?iq sus protestas a Alfonso X por la política llevada a cabo de no respetar lo pactado en «Alcaraz», envió al hermano de Ibn Sab?in ante el sumo Pontífice para que incidiera en que Alfonso X cumpliese lo acordado en el pacto de 1243[14]

    De tal forma el hermano de Ibn Sab?in cumplió acertadamente su misión, contestando a todas las preguntas del Papa con tan sabia prudencia, que éste hubo de exclamar maravillado:

    «Sabed que el hermano de Abu ?alib es hombre tan sabio que hoy no existe entre los musulmanes quien conozca a Dios mejor que él».

    Una cita, a continuación, revela cuál fue el motivo de todo este asunto.

    «El emir "Abd Allah ibn Hud acababa de concertar un tratado de paz con el tirano de los cristianos. Habiendo quebrantado éste su palabra y faltado a las condiciones estipuladas, ?Abd Allah, se vio precisado a enviar una embajada al gran sacerdote de Roma [Romano], encargando de exponer sus quejas a Abu ?alib ibn Sab?in, hermano de Mu?ammad ?Abdul?aqq [nuestro autor]. Llegado a dicha ciudad, donde jamás pone el pie ningún musulmán, Abu ?alib cumplió su misión. Luego se le preguntó sobre sus asuntos personales, a lo cual habiendo respondido como convenía. Abu ?alib se apercibió de que el Papa, dirigiéndose a las personas que le rodeaban, les dijo en lengua bárbara, palabras cuyo sentido fue explicado al embajador musulmán en los siguientes términos: «Sabed que el hermano de éste [serían las palabras del Pontífice señalando al embajador] es hombre tan sabio, que hoy no existe entre los musulmanes quien conozca a Dios mejor que él»[15]

    Ibn Sab?in pertenecía a una familia hidalga, dotada, al parecer, de una buena posición social, económica y política en la España-Musulmana, lo que le facilitaba asumir su tarea con eficacia. Si añadimos el privilegio social del que gozaba esa familia, privilegio que le aseguraba un medio de vida sano con las virtudes físicas de las cuales gozaba el místico, podemos deducir fácilmente que el orgullo, revelado por su vestimenta de nobleza, fue profundamente justificado.

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