El taller literario "César Vallejo" y la generación de escritores del 80 en la literatura dominicana contemporánea (página 2)
Enviado por Julio Cuevas
Es así como los integrantes del "Jacques Viau" y del "MCU", pasan a integrar el "Taller Literario César Vallejo", el cual fue inicialmente coordinado por el poeta Juan Byron, teniendo como Secretario de Prensa y Propaganda al autor de este trabajo (Julio Cuevas). Es así como arranca la cimiente de la hoy llamada "Generación de Escritores del 80".
En una segunda jornada se integran José Mármol; Mirian Ventura; César Zapata; Carmen Sánchez; Ylonka Nacidit Perdomo; Marcial Mota y Dulce Ureña; entre otros. Luego, el amigo poeta y publicista, Adrián Javier; la poeta Claribel Díaz; Sarah Merán;
Basilio Belliard; Jorge Piña; Leopoldo Minaya y Nan Chevalier, entre otros, entraron a formar parte del "César Vallejo", aportando al taller y a la literatura dominicana.
A la fecha, el Taller Literario "César Vallejo" de la UASD, se ha convertido en una inagotable cantera de innovadores escritores, artistas de la palabra, que representan hoy en día, de manera irrefutable, a la GENERACION DE ESCRITORES DEL 80.
Recuerdo muy bien que la primera reunión se realizó el 13 de enero del 1979. Desde ese entonces, recorrimos todo el país, ofreciendo recitales, conferencias, organizando talleres literarios en los clubes y en las escuelas y liceos., acompañados de nuestros asesores.
Entre nuestros primeros asesores estaban, Antonio Lockward Artiles, los inolvidables Víctor Villegas, Abel Fernández Mejìa y Abelardo Vicioso y Pedro Mir, entre otros. Debo destacar nuestra intimidad con los integrantes de la Generación del 48, sobre todo con Abel Fernández Mejía y Víctor Villegas.
Es oportuno aclarar que la Generación de Escritores del 80, no solo está representada en esa primera etapa por los integrantes del "César Vallejo", sino que también esa Generación es integrada por los escritores Dionisio Cabral, en Santiago de los Caballeros y Julio Adames, en Constanza y el filósofo de la imagen, Víctor Bidò, aquí en la capital.
Autores como Manuel García Cartagena, Oquendo Medina, Irene de los Santos, entran a formar parte de esa Generación de Escritores del 80 en nuestro país. Sus obras y su quehacer artístico-literario reafirman la existencia de esa Generación, la cual, sin negar a las generaciones de escritores anteriores, se ha desarrollado, asimilando de ellas sus experiencias poéticas y reconociendo la asimilación de algunos de sus principios, sin que esto nos aleje de la búsqueda de nuestro propio discurso.
Como es natural, no todos han quedado con vigencia dentro del vertiginoso y movedizo terreno de la creatividad literaria nacional. Unos han sucumbido por inactividad, otros por pereza y otros hemos quedado fascinados entre las redes envolventes de la lengua, el logos y la imaginación.
Hemos proyectado la búsqueda de nuevos enfoques y tratamientos temático-formales dentro del discurso poético, dentro de la diversidad de estilos, lo cual hace de nuestra producción literaria una amplia amalgama de concepciones poéticas que nos lleva a lo distintivo, a las particularidades de cada uno, fijando en el lomo del tiempo nuestras poéticas identitarias, nuestras marcas simbólicas y estilísticas, para hacer de cada uno el YO de la errancia, dentro del entorno histórico-social que nos otorga sentido generacional, como lo es la temporalidad vivencial, la convivencia escritural, el asumir una simbología poética de grupo, la demarcación de una praxis literaria con sentido de equipo, la conceptualización de un quehacer común en torno a la lengua, y sobre todo, el apego a una poética y a un quehacer creativo de equipo, dentro de la diversidad.
Hago este planteamiento, bajo el entendido de que, cualquier cuestionamiento a nuestro concepto de generación, no puede, ni debe apegarse a los principios ya fijados por José Ortega y Gasset, ni por Julián Marías, sino que debe partir de nuestras particularidades como grupo y de las simbologías estéticas que nos identifican, como escritores .
Otra de las características que nos da sentido generacional es la conceptualización grupal que hicimos y hacemos de la cultura–movimiento, del poema-pensamiento, del filosofar de los sentidos y el asumir una hermenéutica de la imagen metafórica. Todo esto es resultado de lecturas y asimilaciones comunes que hicimos de autores como Vallejo, Vicente Huidobro, Borges, Antonio Machado, Lorca, Miguel Hernández, León Felipe, Franklin Mieses Burgos, Víctor Villegas, Vicente Aleixandre, Nietzsche y Roberto Juarro, entre otros. Teníamos un espacio abierto para nuestras publicaciones, se trataba del periódico "La Noticia", donde Mateo Morrison dirigía el Suplemento Literario "Aquí", aunque teníamos también el boletín mensual del Taller Literario.
Nuestra discursividad poética giraba y gira entre los linderos de la filosofía y los laberintos de la lingüística. No olvidemos que la mayoría de los escritores de la Generación del 80, trajinaban y aún seguimos trajinando por las aulas universitarias, específicamente en la UASD, donde estudiábamos Filosofía, Letras, Publicidad o Psicología, entre otras carreras. Se trata de la generación de los académicos que asumen su quehacer poético con plena conciencia de los vericuetos sintagmáticos de la lengua y sus posibles e incontables rejuegos.
Motivado y orientado por los fundadores del "César Vallejo", surgieron algunos círculos literarios como el Círculo Literario "Domingo Moreno Jiménez", en Los Mina; el Círculo Literario Higueyano "José A, Santana", con su boletín "Colibrí". Al Taller "Domingo Moreno Jiménez" pertenecían los poetas Medar Serrata y Evans Lewis, entre otros. Al "José A. Santana" de Higuey, pertenecían José A. Santana; Ernesto Rivera; Miguel A. Fornerín e Isaél Pérez, entre otros.
Como parte de los frutos de los fundadores del "César Vallejo", se formó, además, el "Círculo Literario Romanense", con su revista titulada "Vagón", el que, junto al círculo Literario "Luciérnaga" (en La Romana), dio lugar a la formación del grupo de escritores "Los Hijos del Diablo". En ese entonces, apareció en la capital de la República, la formación del Círculo Literario "Paco Urondo", con su lema "Por la Literatura y el Combate".
Poco tiempo después se formó, también en la capital, el grupo denominado "Poetas de la Crisis", con el amigo Miguel D´ Mena a la cabeza, quien en el 1983 publicó su obra "Armario Urbano". Este último grupo fue seguido por el grupo de poetas conocido con el nombre de "…Y Punto", formado en el 1984 e integrado por René Rodríguez Soriano, Juan Freddy Armando, Raúl Bartolomé, Aquiles Julián, Tomás Castro y José Galván, entre otros. La mayoría de los integrantes de este grupo literario corresponden a la Generación de Escritores del 70, salvo algunos, como Tomás Castro, José Galván y Amable López, quienes corresponden a la Generación del 80. Tenían una revista con el mismo nombre "…Y Punto".
He hecho esta relación de nuevos talleres y grupos literarios, para demostrar que desde el Taller Literario "César Vallejo" y la Generación de Escritores del 80, no solo han surgido nuevos paradigmas para la literatura dominicana contemporánea, sino que, nuestra Generación de Escritores del 80 impulso la búsqueda de nuevos enfoques en la criticidad del texto literario y de nuevos estudios en el universo inagotable del discurso poético.
Somos los escritores y poetas de la Crisis, porque asumimos nuestro tiempo, nuestro hoy, aquí y ahora, con sus desquites, sus amores y desamores y rupturas. Si por algo nos van a asumir las tuertas y cimarronas lupas de los sabihondos, críticos literarios y jueces de la palabra, es por el signo de la ruptura, por nuestra ruptura con el discurso lineal y verticalizado de una herencia tradicional, la cual no aborrecemos, sino que la asimilamos, aunque sigamos sumergidos en la ausencia de un racional oficio de la crítica en la literatura dominicana contemporánea, desde el cual se analice con pertinencia nuestras producciones estético-literarias.
La heterogeneidad nos ha permitido asumir la libertad individual de crecer en la palabra, porque vimos y vemos a La Poesía como un hecho de lengua. Asumimos el símbolo y el signo como representación abierta que instaura el poder de los sentidos de la enunciación del sujeto (poeta). Es por eso que no me asombra que todavía estemos encrespados y beligerantes ante el presente, enfrentando y enfrentándonos, porque desde el inicio crecimos rompiendo paradigmas alrededor de la metáfora y hemos hecho del ritmo parte de nuestro Ser y nuestro logos identitario.
Estamos en nuestra mejor etapa de producción y procuramos asimilar y asimilarnos en este nuevo mundo plural, cibernético y global, para que sea incompleto, hueco y vacío, cualquier estudio de la literatura dominicana contemporánea, desprovisto de nuestras obras y nuestro aliento. Alzamos nuestra voz para que pandilleros, semidioses y tablajeros de la lengua, ¡ya más!, no pretendan seguir acomodándose antologías, "estudios Críticos" y autocitándose, bajo el signo perverso de la exclusión.
Autor:
Dr. Julio Cuevas
Fundador del Taller Literario "César Vallejo"-UASD- y Miembro de la Generación de Escritores del 80.
Nota: Este Estudio fue leído Durante la XII Feria Internacional del Libro 2009, en el Coloquio El Taller Literario "César Vallejo" y la Generación de Escritores del 80.-
Santo Domingo, República Dominicana
2 de mayo del 2009.
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