El hombre requiere de afecto para establecer un equilibrio emocional, psíquico, y hasta de salud corporal, ya que ello conllevara a que posea una estructura psíquica socialmente más sana. Entendiendo por esto último a que pueda interrelacionar y adecuarse a las leyes o reglas bajo las cuales se rige una comunidad o sociedad.
Cabe recordar que el hombre nace desprotegido ante un medio "hostil" y por razones de sobrevivencia son los padres la primera instancia que se encarga de proveerle de las herramientas para que pueda valerse, y es aquí también donde se va madurando la estructura psíquica del individuo; aunque también, cabe hacer mención que es incluso desde su gestación que el ser humano va creando su estructura, conforme a la herencia genética, y aún más se ven inmiscuidos los eventos que circunden a la madre durante la gestación del nuevo ser; es decir, si se encuentra expuesta a circunstancias de tensión o tranquilidad (que pueden generar sustancias químicas dentro del cuerpo de la madre y que esta a su vez las trasmite al menor, de igual manera la alimentación. Incluso sustancias externas y ajenas al organismo (tales como puede ser algún tipo de fármaco. Entendiendo por fármaco, a toda aquella sustancia que entre al organismo y que sea ajena a él, tal como tabaco, alcohol, café u otras sustancias químicas.
Tomando como base lo expuesto de que es en nuestros primeros años de vida que adquirimos nuestras "herramientas" sociales para sobre-vivir, podríamos decir que desde un principio estamos expuestos a condicionamientos de lo "socialmente bien visto y lo que no lo es".
Anand(2006), menciona que somos realmente la suma de condicionamientos sociales lo que de alguna manera para bien o para mal es la que forja nuestra personalidad.
Aunque creemos que esto es meramente una especie de corteza que se adhiere a nosotros de tal manera que terminamos creyendo que realmente somos eso que mostramos a los demás y que probablemente nos encontremos muy lejos de nuestro SER real.
Lo que crea aquello que llamamos personalidad, y curiosamente los orígenes de dicha palabra provienen del latín "persona", y dicho sea de paso ésta fue a su vez tomada de la palabra griega "pròsopon" que es una conjugación de dos pabras "pros" que significa delante y "opos" que significa cara, es decir, "delante de la cara. (internet) (Anand. Op.cit.)
Y son propiamente los actores griegos quienes empleaban este término para referirse a las máscaras que utilizaban en sus obras de teatro.
Así que tu mascara es en si la persona que muestras a los demás y que que sirve con fines para cubrir tu verdadero rostro o identidad.
Ahora bien, el hecho es que el ser humano se caracteriza por ser un ente eminentemente social, que necesita de la convivencia de sus semejantes, por lo que llega a agruparse, teniendo siempre como base inicial de todas ellas a los seres con los que convivio primeramente, llámese padres, parientes, o cualquier tipo de gente con la cual tuvo o ha tenido sus primeras aproximaciones sociales. Fungiendo como un agente generador de la estructura de personalidad de un sujeto y en este caso de fuerte influencia para su personalidad.
No es nada fácil el pensar que somos el resultado inconcluso (ya que siempre estamos en constante cambio) de nuestras relaciones sociales. Sin embargo, así es, y es por ello que es más difícil el poder concebirnos a nosotros mismos como seres producto de las creencias, ideologías, pensamientos, etcétera de otros más de que nosotros mismos.
Pero para entender un poco mejor lo dicho partamos de que ningún ser humano no desea su fin, sino al contrario desea preservarse es de ahí mismo que busca las herramientas y habilidades necesarias que le permitan poder ser aceptado en los grupos en los cuales interactúa. Muchas veces conllevando a que se aparte de su propia esencia y auténtico SER, incluso puede llegar a apropiarse de imágenes estereotipadas que muestra a los demás, las cuales llamaremos propiamente máscaras.
Recordemos que la máscara es la imagen que mostramos y que en muchos de los casos difiere de lo que estamos sintiendo en realidad, por ejemplo, el bueno, el malo, el seductor, el egoísta, la persona siempre alegre, el individuo siempre enojado, el maldito, la víctima, etcétera etcétera. Y muchas de las veces son estas máscaras herramientas que hemos aprendido a usar para "protegernos" partiendo de la creencia que en algún momento nos han servido para que no parecer vulnerables.
Pero en otras ocasiones también hemos aprendido a través de la experiencia que el usarlas incluso es bien visto por los grupos sociales donde nos desenvolvamos, y que incluso nos han permitido poder ser "aceptados" por dichos grupos.
La paradoja es que las hemos usado desde momentos tempranos de nuestra vida, que terminamos creyendo que realmente somos de tal o cual manera, es decir, que es nuestra personalidad es simplemente la sumatoria de actitudes aprendidas y aprehendidas.
En conclusión es una forma de ser y de actuar que no deja espacio para ser uno mismo, ser espontaneo.
Lo podemos ver fácilmente con los niños muy pequeños que aún no están "contaminados" o supeditados a formas de ser de los demás, ellos son espontáneos, naturales, auténticos, libres, lo que hace que cuando los vemos nos causen cierta emoción con sus formas tan "espontaneas" de actuar, sin miedos a actuar tal como son para con los demás.
Incluso podríamos atrevernos a mencionar que algunas personas a las cuales juzgamos de "locas" por su forma tan natural de actuar nos pueden ocasionar reacciones tales como rechazo o aceptación pasando por supuesto por una serie de prejuicios introyectados, quizá en el fondo lo que realmente nos refleja es nuestro propio ser interno, al cual tenemos miedo de reconocer, y cuando lo vemos en el otro nos asusta.
Lo verdaderamente asustaste es el que invertimos mucho tiempo de nuestra vida, así como una gran cantidad de energía en tratar de ocultarnos a través de las máscaras que perdemos de vista sentir y experimentar la vida plena con todo nuestro Ser, nuevamente por miedo al "qué dirán".
De acuerdo a Borja (2006), la única forma de poder abordar al ego es reconociendo nuestra propia parte enferma que poseemos todo ser humano; y es ahí desde toda la humildad de reconocernos imperfectos y reconocer al otro de la misma forma y sobre todo respetar esa condición natural de imperfección que poseemos los humanos, nos puede indiscutiblemente liberarnos de nuestra propia prisión.
Ya que como señalamos el ego es importante para la formación psíquica "sana" de un sujeto, pero un ego mal estructurado y sobre todo mal abordado es lo que hace que existan seres de dimensiones casi monstruosas.
Ahora bien, el asunto de pensarse como alguien que se muestre sin máscaras, puede llevar a un individuo a una crisis, y no hay nada más aterrador para muchos que el caer en crisis.
Tal como refiere el mismo Borja (op. cit), "pone de manifiesto todo lo que está irresuelto: la dependencia, la necesidad, las carencias".
E indudablemente se requiere de mucho valor para enfrentar esas partes que no nos gusta ver de nosotros mismos al descubierto, y aún más que las vean los demás.
Pero si queremos señalar que aunque parezca increíble sin importar que tanto nos aferremos a no querer soltar nuestras máscaras, muy en el fondo sabemos que no estamos completos pues hay una parte de nosotros que se encuentra aprisionada y lucha constantemente por salir, ya que percibimos que la felicidad total nunca será obtenida mediante posesiones, logros, ni relaciones exteriores, ya que lo hacemos desde el deseo de que "nos miren" y que logramos lo que pareciera socialmente idóneo, pero son destellos fugaces , puesto que en cierto momento termina y entonces vamos por más reconocimientos, por más logros, por otras relaciones, simplemente porque vemos que eso no nos llena.
Y es cuando se manifiesta nuevamente nuestra personalidad deforme (mascara del ego), y tratamos de mostrar que estamos bien, aunque realmente no sea así.
Thesenga (1997), refiere que el primer paso es aceptar nuestra imperfecta naturaleza humana; ya que como refiere ser humano es sinónimo de que cometemos errores, y en ocasiones tan grandes que pueden llegar a dañar a otros seres, y muchas ocasiones es de forma inconsciente.
Aunque también, queremos hacer hincapié en que es verdad que la mayoría de las veces es de manera inconsciente y sin dolo alguno, (esto es parte de nuestra neurosis); pero hay otras tantas que en verdad reaccionamos con toda consciencia de lo que hacemos y sobre todo de dañar, es dicho caso es perverso.
Sin importar si es consciente o inconscientemente nuestro actuar, consideramos que el verdadero problema radica en no tratar de verlo y sobre todo quedarnos en la negación de nuestras fallas, esto nos mantiene en el intento de "aparentar parecer mejores de lo que realmente somos y optamos por culpar a algo o a alguien más que el asumir nuestra legitima responsabilidad.
Thesenga (op. cit.) y Pierrakos & Saly (2004) señalan que es el niño interno que llevamos quien teme reconocer nuestras imperfecciones, pues en el fondo tememos al rechazo, y recordemos que somos entes sociales, y buscamos ser aceptados, reconocidos, valorados, etcétera, y a pesar de tener un costo muy alto pagamos el precio de negarnos mostrar la verdadera personalidad antes de ser rechazados, o castigados. Y es a partir de nuestros miedos de mostrar nuestro ser imperfecto que vamos creando un ser enmascarado, un ser idealizado, el ser que "deberíamos ser", ya que es a éste al que desean ver los demás. Pero esto es solo un entrampamiento en el cual nos adentramos cada vez más siempre que actuemos así.
Ahora, imaginemos el desgaste energético que conlleva el estar siempre tratando de mostrar imágenes idealizadas de nosotros mismos; siendo más liberador y menos desgastante el mostrar nuestra verdadera personalidad.
Sin embargo, también queremos hacer patente el que muchos individuos prefieren pagar dicho precio energético incluso llegar a niveles de enfermar orgánicamente antes de tratar de ser auténticamente uno mismo.
La solución primaria seria el tratar de fomentar una autoestima más clara y consciente de nuestra propia naturaleza humana imperfecta y sobre todas las cosas aceptarnos tal cuales somos mostrando nuestras fortalezas y reconociendo nuestras flaquezas.
Yendo más allá de nuestras defensas, sabemos que el riesgo es que podamos salir lastimados, pero no más que el lastimarnos al crear defensas, escusas, enmascararnos, justificándonos todo el tiempo, dejar de encerrarnos en máscaras con la esperanza de dejar nuestros defectos; ya que si lo vemos de cierta manera esto es como el tratar de llevar una embarcación a un puerto seguro en una espesa neblina y sin ninguna brújula que nos guie, el resultado será inminente terminaremos perdidos y si bien nos va naufragando en tierras inhóspitas.
Pero es esta misma ilusión que hemos generado de que es mejor estar mostrando una imagen idealizada que el encontrarnos rechazados; pero como bien señalamos es una ilusión simplemente de parte del ego mal estructurado lo que hace tener miedo. Pero como dijo Borja (op. cit.) "se vale tener miedo, pero no miedo al miedo".
Ahora bien, la pregunta en cuestión es si pueden usar las máscaras en beneficio propio con consciencia clara de ellas, y que las estamos usando, eso dependerá de cada individuo, ya que como ya mencionamos con antelación el usarlas para beneficio propio con consciencia clara y saber que esto puede dañar o perjudicar a alguna(s) persona(s), nos pone en el nivel de perversos, pues no es lo mismo usarlas desde nuestra neurosis inconsciente a ya usarlas con consciencia clara de ellas y sobre todo el buscar un beneficio oculto o velado.
En conclusión el camino de abandonar nuestras máscaras es una decisión netamente personal que compete a cada individuo, y como mencionamos aceptar nuestra propia imperfecta naturaleza humana es tarea de cada quien; pero como alguien señalo hace un par de milenios "la verdad nos hará libres", y que mejor verdad que ser auténticos con nosotros mismos, más allá de falsos roles, de falsas pretensiones. Ser o no ser consciente de nuestros deseos negativos implica una diferencia fundamental.
Mientras más consciente seamos de las máscaras que usamos, más estaremos en contacto con el poder autentico del conocimiento de nuestro propio ser y menos jugaremos "juegos" de identidades falsas y por ende estaremos más en comunión con nuestro SER real y autentico.
Anand Dìlvar Sawami (2006) Conversaciones con mi guía " Más allá del esclavo". México. Ed. El camino Rojo Ediciones.
Borja Guillermo (2006) La locura Lo cura "Manifiesto Psicoterapéutico. México. Ed. Cuatro Vientos.
Pierrakos Eva & Saly Judith (2004).Del miedo al amor. "El método pathwork para transformar la relación de pareja". México. Ed. Pax México.
Thesenga Susan (1997) Vivir sin máscaras "Método Pathwork para enfrentar los patrones destructivos que limitan tu relación personal". México. Ed. Pax México.
Diccionario etimología de la palabra persona. (en línea). México: Disponible en: www.etimologias.dechile.net/?persona (2016, junio, 22).
Autor:
Gabriel Navarrete Fernández
Psicólogo
Julio, 2016.