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Las bacterias: su impacto en los medios naturales y en las industrias.


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Impacto de las bacterias en los medios naturales
  3. Impacto de las bacterias en las industrias
  4. Bibliografía

Introducción

Las bacterias son microorganismos unicelulares que presentan un tamaño de algunos micrómetros de largo (entre 0,5 y 5 µm) y diversas formas, incluyendo esferas, bastones y hélices. Son procariotas y, a diferencia de las células eucariotas (de animales, plantas y otros microorganismos como los hongos), no tienen núcleo definido ni orgánulos citoplasmáticos. Existen evidencias de que fueron las primeras formas vivas que habitaron el planeta. Del estudio de las bacterias se encarga la bacteriología, una rama de la microbiología (1, 2, 3).

La mayoría de las bacterias poseen pared celular compuesta de peptidoglicano. Muchas disponen de flagelos o de otros sistemas de desplazamiento y son móviles; poca importancia se presta, no obstante, a la producción de cápsula, pese a que el 99% de las bacterias viven en los medios naturales embebidas en una matriz o biofilm que no es otra cosa que una "cápsula colectiva". Son los organismos más abundantes del planeta, y, el haber sido sus primeros pobladores, y subsistir hasta la actualidad, justifica su ubicuidad, encontrándose en todos los hábitat terrestres, como el suelo, los manantiales calientes y ácidos, los desechos radioactivos, las profundidades del mar y la corteza terrestre (1, 4-6).

Algunas bacterias pueden sobrevivir en las condiciones extremas del espacio exterior. Se estima que hay alrededor de 40 millones de células bacterianas en un gramo de tierra y un millón en un mililitro de agua dulce. Se estima que hay aproximadamente 5×1030 bacterias en el mundo. Tan exagerada cifra está plenamente justificada si se tiene en cuenta que estos organismos unicelulares son imprescindibles para el reciclaje de los elementos y muchos pasos importantes de los ciclos biogeoquímicos serían imposibles sin su presencia. Como ejemplo cabe citar la fijación del nitrógeno atmosférico, la mineralización de péptidos y compuestos orgánicos nitrogenados, imprescindibles para las plantas (1, 3).

Sin embargo, solamente la mitad de los filos conocidos de bacterias tienen especies que se pueden cultivar en el laboratorio, por lo que una gran parte (se supone que cerca del 90%) de las especies de bacterias existentes todavía no ha sido descrita. En el cuerpo humano hay aproximadamente diez veces más células bacterianas que humanas; buena parte de ellas en la piel y en el tracto digestivo. Aunque el efecto protector del sistema inmune hace que la gran mayoría de estas bacterias sea inofensiva o beneficiosa, algunas bacterias patógenas pueden causar enfermedades infecciosas, incluyendo cólera, sífilis, lepra, tifus, difteria, escarlatina, etc. Las enfermedades bacterianas mortales más comunes son las que afectan vías respiratorias, con una mortalidad cercana a los dos millones de personas al año si se tiene en cuenta sólo la tuberculosis (3).

Desde el pasado siglo comenzó el uso de antibióticos para tratar las infecciones bacterianas. Los mismos inhiben la formación de la pared celular o bloquean la síntesis proteica bacteriana. El uso extenso e indiscriminado de estos productos en los tratamientos humanos, en la agricultura y la ganadería, ha conllevado a la aparición creciente de cepas antibiorresistentes, un problema muy serio, casi tanto como las propias enfermedades que justifican su existencia, por ello, con justificada razón, a este fenómeno que se acrecienta en la actualidad, se le ha denominado la "epidemia invisible del siglo XX" (2).

En la industria, las bacterias son importantes en procesos tales como el tratamiento de aguas residuales, en la producción de queso, yogur, mantequilla, vinagre, etc., y en la fabricación de medicamentos y de otros productos químicos. La industria biotecnológica también explota estas formas microbianas al utilizarlas como biofábricas para la expresión de genes de plantas, animales y humanos (7, 8).

II- Desarrollo

Impacto de las bacterias en los medios naturales

2.1.1- Las bacterias y el cambio climático

Si no existieran bacterias el cúmulo de metano presente en el fondo marino saldría a la superficie, causando un 'cambio climático inmediato', indudablemente muy superior al que está causando la actividad humana inconsciente desde el pasado siglo. Por suerte, estos organismos unicelulares, irracionales al fin, no están sujetas a presiones políticas, ideológicas, mercantilistas, ni nada por el estilo, simplemente siguen las reglas que existían cuando poblaron la Tierra (1, 2, 9, 10). 

El bioquímico alemán Rudolf Amann, codirector del Instituto Max Planck de Microbiología Marina, en Bremen (Alemania), explicó en una entrevista a EFE que ése es sólo uno de los beneficios originados por los microorganismos marinos, que 'juegan un papel clave en el balance de la atmósfera y la biosfera'(10).

'Las bacterias son el motor de la vida', ya que son responsables de completar el ciclo de los elementos, explicó Amann, quien recordó que, a pesar de su importancia, sólo 8 000 especies 'están bien descritas en la actualidad', lo que supone sólo el uno por ciento del total estimado (10).

Partes: 1, 2
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