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El cambio quirúrgico de sexo

Enviado por Felix Larocca


Partes: 1, 2

  1. Origen multifactorial
  2. La intervención
  3. Bibliografía

La transexualidad y el cambio quirúrgico del sexo: Ignorantes muy tristes, de las neurociencias y sus lecciones, lo que hacen a su propio riesgo

Las cirugías nos asisten en cambiar nuestras vidas y nos proveen con ilusiones de omnipotencia de orden divino. (Véase mi artículo: Las cirugías plásticas… en psikis.cl.com).

Como animales, somos los únicos que deseamos, de manera antojadiza, renunciar nuestra orientación sexual, cambiándola. Y, así haciéndolo, aunque el hecho de hacerlo, contradiga nuestra dotación genética. Lo que crea un dilema para los que pretenden manipular el genoma. (Véase mi artículo: Déjame que te cuente genoma… en psikis.cl.com).

En otras palabras, que cuando cambiamos orientación sexual; aunque luzcamos distintos, permanecemos constituidos orgánicamente, como el sexo que aborrecemos como identidad — ya que nuestros cromosomas nos desmienten, porque éstos no cambian.

Nuestro libre albedrío, aún para la identidad sexual es: "libre albedrío", sólo de manera condicional — ya que la hembra transexual sigue siendo hombre y el hombre mujer — XX — XY — Ahí es donde resta el dilema biológico para nuestro cerebro que todo –– absolutamente todo — lo registra.

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Tres XY…

La sexualización del cerebro en muchas especies ocurre antes del nacimiento o después del mismo. En algunos casos alternando entre varón, hembra y hermafrodita para adaptar a las demandas impuestas por la supervivencia adaptiva.

En nuestra especie, la sexualidad se establece durante el período embrionario de la vida intrauterina. Las hormonas provenientes de la madre se encargan de hacerlo posible.

Las hormonas, que en este proceso participan, son tan poderosas, que desde niños se disciernen diferencias en el comportamiento temperamental de los varones y de las hembras. Diferencias, que acopladas a las morfológicas, son aparentes a simple vista.

La biología, espontáneamente reasigna el género en muchas de las especies conocidas; haciendo que el macho y la hembra demuestren diferencias aparentes que los distinguen entre sí. En nuestro género, este dimorfismo es característico.

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En otras especies, aunque presente, el dimorfismo sexual es tan discreto que no puede ser establecido con certeza por medio de la observación directa.

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Hiena rayada

Algunas especies cambian de orientación sexual, como hemos dicho, transformándose en machos, en hembras, y aun en hermafroditas de acuerdo a las exigencias del entorno, y, por razones de adaptación. Otras nunca lo hacen bajo ninguna circunstancia — la nuestra, entre ellas.

Lo que resulta, en el hecho único de que no sólo nuestros órganos genitales son sexualizados, sino que nuestros cerebros — órgano de la sexualidad — asimismo lo son, como Fausto-Sterling nos ilumina en su libro.

Nos preguntamos: ¿Por qué no podemos cambiarnos nosotros en el sexo preferido, si estamos hastiados de ser lo que no queremos ser…? Hombre o mujer.

Veremos…

La razón obvia es porque, no estamos hablando de hienas ni de los errores absurdos que, el impenitente, John Money cometiera, ni del destino que los "güevodoce" de la Bahía Calderas en la República Dominicana. (Véanse mis ponencias al respecto) sufrieran, si no del cerebro del cual hablamos, que es más complejo que el universo mismo. Órgano que registra todas nuestras actividades biológicas y psicológicas con exactitud y precisión minuciosas.

¿Entonces?

El cambio de sexo se efectúa, a pesar de que en realidad no es un cambio, para que algunas personas puedan vivir más felices aparentando un sexo distinto del que tuvieran asignadas al momento de nacer.

Lo que no es simple, porque el cambio de sexo en sí, es un proceso dificultoso, desde el punto de vista de la cirugía que lo logra.

El cometido del cambio es un asunto largo y complejo que debe de ser supervisado por profesionales calificados, para evitar peligros físicos y secuelas psicológicas.

No es asunto de importancia superficial ni de alterar las simple apariencias, como ocurre cuando se hace un aumento del seno — donde las consecuencias son asimismo neurobiológicas, como igualmente son las de reducir de peso o disminuir la capacidad del lumen estomacal.

Porque el hipotálamo registra todos los cambios que nos inciden. Desde la pérdida de un diente, hasta la pérdida de unas libras.

Pero, el bisturí, al servicio de la vanidad, siempre gana…

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