En líneas generales, puede decirse que el judaísmo prestó escasa atención a Jesús de Nazaret. Sin embargo, un personaje llamado Yeshu (alt: Jeshu, Yeishu, en hebreo: ??"?) es mencionado en antiguos textos rabínicos, entre ellos el Talmud de Babilonia, redactado en fecha anterior al año 600, y la literatura midrásica, de entre 200 y 700. El nombre es similar, aunque no idéntico, a Yeshúa, que es considerado por muchos autores el nombre original de Jesús en arameo. Además, en varios manuscritos del Talmud de Babilonia aparece con el sobrenombre Ha-Notztri, que puede significar "el Nazareno". Por este motivo, y por ciertas coincidencias entre la historia de Jesús conocida por los evangelios cristianos y la del Yeshu citado en el Talmud, algunos autores han identificado a ambos personajes. Existen, sin embargo, discrepancias sobre este punto.
En los textos rabínicos, Yeshu es caracterizado desde un punto de vista muy negativo: aparece como un embaucador que empuja a los judíos a apostatar de su religión.
Jesús en las religiones gnósticas
El gnosticismo es un conjunto de religiones heterogéneas que florecieron cuando las religiones locales de Asia entraron en contacto con el helenismo. A pesar de su diversidad de contenidos, comparten algunos rasgos, a veces de estilo y, a veces, de contenido. Por ejemplo, era muy común en ellas atribuir al mundo un origen maligno o defectuoso. Para algunas religiones gnósticas, el mundo había sido creado por malignos demiurgos que tenían al hombre encerrado en la existencia terrenal e ignorante de su condición de prisionero. Para otras, el mundo era el fruto de un fracaso o tragedia creativos. Los que conocían (gnosis) esta verdad podían intentar escapar. En contacto con el cristianismo, aparecieron nuevas variantes gnósticas. Las más destacadas fueron:
Marción de Sínope (siglo II): es el único gnóstico que reconoció a Jesús de Nazaret como único y verdadero Hijo de Dios. Sin embargo, el Dios que propugna Marción no es el Dios del Antiguo Testamento y, por lo tanto, su acto, más que redentor, es liberador. Es decir, el Dios del Antiguo Testamento crea al hombre y el Dios del Nuevo Testamento lo libera o manumite pagando para ello el precio de su sangre.
Valentín (siglo II): fue el fundador de otra escuela gnóstica. Para él, Jesús de Nazaret fue una divinidad creada para redimir a la propia divinidad de un defecto o desorden interno sufrido durante el proceso de la creación.
Simón Mago (siglo I): fue un predicador gnóstico que se autoproclamó encarnación del Padre. Para él, Jesús de Nazaret había sido una encarnación previa del Hijo.
Basílides de Alejandría (siglo II): fue el fundador de otra secta gnóstica. Consideraba que la muerte de Jesús era incompatible con su naturaleza divina y, por lo tanto, había sido una muerte ilusoria.
Mani (siglo III): fundador del maniqueísmo. Dentro de su sistema, Jesús de Nazaret, Zoroastro y Buda habían sido tres predecesores cuya enseñanza él completaba y culminaba.
Jesús según el islam
Jesús, llamado en lengua árabe `Isa o `Isa ibn Maryam ("Jesús, hijo de María"), es uno de los principales profetas del islam. Según el Corán, fue uno de los profetas más queridos por Dios y, a diferencia de lo que ocurre en el cristianismo, para los musulmanes no tiene carácter divino. Existen notables diferencias entre el relato de los Evangelios y la narración coránica de la historia de Jesús.
La virginidad de María es plenamente reconocida (Corán, 3,41; 5,19; 19,22). Jesús es quien anunció la llegada de Mahoma como último profeta (Corán, 3,75; 61,6), aunque siguen su vida y prédica a través de los textos de los evangelios apócrifos. La muerte de Jesús es tratada de forma compleja, al no reconocer explícitamente su sacrificio, sino que antes de la muerte es sustituido por otro ser -del que nada se dice-, mientras Jesús asciende con Dios y burla a los judíos (Corán, 3,48; 4,156). La muerte ignominiosa de Jesús no se contempla, aunque sí se afirma su regreso el día del Juicio Final (Corán, 4,157; 43,61) y el descubrimiento, en ese día, de que la obra de Jesús fue verdadera (en el sentido de enviado por Dios). El Corán rechaza la Trinidad (según el concepto del tawhid), teniéndola por falsa, y considera a Jesús por «Verbo de Dios», pero no hijo de él.
Jesús en el budismo
La visión de Jesús para los budistas es diferente. Algunos budistas, entre ellos el Dalái Lama (1935-), consideran que Jesús fue un bodhisattva que dedicó su vida al bienestar de los seres humanos. El maestro zen del siglo XIV Gasan Joseki señaló que las palabras de Jesús en los evangelios procedían de alguien que no estaba lejos del estado de buda.
Jesús en la ficción y en el arte
En un primer momento, el arte cristiano evitó representar a Jesús en forma humana, prefiriendo evocar su figura mediante símbolos, tales como el monograma formado por las letras griegas ? y ?, iniciales del nombre griego ???st?? (Cristo), en unión a veces de ? y O, primera y última letras, respectivamente, del alfabeto griego, para indicar que Cristo es el principio y el fin; el símbolo del pez (??T?S /ijzus/ en griego, acróstico de ??s??? ???st??, Te?? ????, S?t?? (Iesoús Jristós Zeós uios Soter: "Jesús Cristo hijo de Dios salvador"); el Cordero de Dios; o incluso mediante símbolos antropomórficos, como el del Buen Pastor.
Más tarde aparecieron representaciones de Cristo, primero presentado como un joven imberbe. A partir del siglo IV fue representado casi exclusivamente con barba. En el arte bizantino se hicieron habituales una serie de representaciones de Jesús, algunas de las cuales, como la imagen del Pantocrátor, tuvieron un amplio desarrollo en el arte europeo medieval.
Jesús en la literatura
Desde finales del siglo XIX, son numerosos los autores literarios que han dado su interpretación personal de la vida de Jesús. Entre las obras más destacadas que han tratado el tema pueden citarse:
Fiódor Dostoievski: Los hermanos Karamázov (1880).
Mijaíl Bulgákov: El maestro y Margarita (escrito entre 1928 y 1940, publicado en 1967).
Robert Graves: Rey Jesús (1947).
Nikos Kazantzakis: Cristo crucificado (1948) y La última tentación de Cristo (1951), en la que se basaría Martin Scorsese para su película homónima.
Fulton Oursler: La historia más grande jamás contada (1949). En la que se basó la película de George Stevens.
Anthony Burgess: El hombre de Nazaret (1979), sirvió de base para la Serie Jesús de Nazaret de Franco Zeffirelli.
José Saramago: El Evangelio según Jesucristo (1991).
Gore Vidal: En directo desde el Gólgota (1992); también parcialmente basado en la historia de Jesús de Nazaret, Mesías, 1955.
Norman Mailer: El Evangelio según el Hijo (1997).
Fernando Sánchez Dragó: Carta de Jesús al Papa (2001).
El misterio de la vida de Jesús ha sido también el tema de algunas obras de literatura de consumo, a veces en géneros como la ciencia ficción o la novela de misterio:
Mirza Ghulam Ahmad: Jesús en la India 1899
Andreas Faber-Kaiser: Jesús vivió y murió en Cachemira
Juan José Benítez: Caballo de Troya (1984-2006; saga de varios volúmenes).
Fida Hassnain: La historia de Jesús (1995).
Jesús en el cine
La vida de Jesús según los relatos del Nuevo Testamento, y generalmente desde una perspectiva cristiana, ha sido un tema frecuente en el cine casi desde su misma aparición. De hecho, Jesús de Nazaret es uno de los personajes más interpretados en el cine. Ya en 1898 la vida de Jesús fue llevada a la pantalla por Georges Hatot y Louis Lumière en un filme titulado La vie et la passion de Jésus-Christ. En el cine mudo destaca la superproducción Rey de reyes (1927), de Cecil B. DeMille.
El tema fue abordado después en repetidas ocasiones, desde las superproducciones de Hollywood, como Rey de reyes (Nicholas Ray, 1961) y La historia más grande jamás contada (George Stevens, 1965) o la europea Jesús de Nazaret (Franco Zeffirelli, 1977) hasta visiones más austeras como la de Pier Paolo Pasolini (El Evangelio según San Mateo, 1964). También dieron su personal interpretación de la figura de Jesús autores como Griffith (Intolerancia, 1916), Wiene (INRI, 1923), Morayta (El mártir del Calvario, 1952), Dreyer (Ordet, 1954), Dassin (El que debe morir, 1957), Buñuel (Nazarín, 1958, y La Vía Láctea, 1969), Wajda (Pilatus und andere, 1971), Rossellini (El Mesías, 1975), Arcand (Jesús de Montreal, 1989) o Cuerda (Así en el cielo como en la tierra, 1995).
Algunas de las películas más recientes sobre la vida de Jesús no han estado exentas de polémica. Es el caso de Je vous salue, Marie (1985) de Jean-Luc Godard o La última tentación de Cristo (1988), de Martin Scorsese, basada en la novela homónima de Nikos Kazantzakis y muy criticada en general por su interpretación de Jesús, bastante apartada del punto de vista cristiano tradicional. El filme de Mel Gibson La Pasión de Cristo (2004) suscitó en cambio la aprobación de amplios sectores del cristianismo, pero fue tachado de antisemita por algunos miembros de la comunidad judía.
El personaje de Jesús ha sido tratado en el cine desde muy variados ángulos.[175] No faltan, por ejemplo, aproximaciones paródicas a la figura del iniciador del cristianismo como La vida de Brian (Terry Jones, 1979), la película musical Jesucristo Superstar (Norman Jewison, 1973) y filmes de animación como The Miracle Maker (Derek W. Hayes y Stanislav Sokolov, 2000).
Jesús en el teatro musical
La vida de Jesús también ha sido convertida en musical y llevada a los escenarios en lugares como Broadway. Entre las aproximaciones líricas a la vida y obra de Jesús destacan Jesucristo Superstar, ópera rock con música de Andrew Lloyd Webber y libreto de Tim Rice, representada por primera vez en 1970. Mucho más alternativa es la obra Godspell, con música de Stephen Schartz y libreto de John-Michael Tebelak, representada por primera vez en 1971.
Autor:
Jorge AlbertoVilches Sanchez
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