Trombosis venosa profunda
La trombosis venosa profunda (TVP) se define como una masa sólida que se forma en el interior del corazón o de los vasos, constituida por los elementos de la sangre, si esta se desprende puede llegar a dar una embolia. La TVP se encuentra dentro de un complejo patológico que abarca también a trombo embolismo pulmonar, como complicación potencial de la misma.(1) Su incidencia es de un 30% en pacientes que son intervenidos quirúrgicamente y hasta un 50% de los que son sometidos a protesis de cadera o de rodilla. Estas cifras Disminuyen con profilaxis antitrombótica (2-3).
Los factores predisponentes son aquellos que están relacionados con su Etiopatogenia. Existe una tríada etiopatogénica de Virchow:
– estasis venosa: asociada a la permanencia prolongada de pie o sentado, siendo más frecuente en personas sedentarias y obesas, en pacientes postrados, como en enfermedades graves, traumatismos o postoperatorios (4). En los pacientes quirúrgicos, el riesgo comienza, durante la inducción anestésica debido a los efectos hemodinámicos que producen desde la disminución del gasto cardíaco hasta la venodilatación y desaparición de los mecanismos de la bomba muscular.
– coagulopatías o estados de hipercoagulabilidad, donde el sistema de coagulación está alterado incluyen enfermedades neoplásicas, embarazo (5) y diferentes terapias hormonales (6). En estos casos se produce un aumento del fibrinógeno y de algunos factores de la coagulación (VII, VIII, IX y X). Algunas patológica cursan con déficit en los inhibidores de la coagulación (proteínas C y S anti-trombina III), favoreciendo los procesos trombocitos (7).
– lesiones endoteliales: activan las vías intrínsecas y extrínsecas de la coagulación. Se favorece la adhesividad e las plaquetas, con la liberación de sustancias capaces de estimular la coagulación en contacto con el colágeno su endotelial. Esto altera el equilibrio entre factores agregantes y antiagregantes, desapareciendo los Factores sistema fibrinolítico (7), como Sucede en los traumatismos, vías centrales y marcapasos. Además existen Zonas turbulentas en el árbol venoso Que facilitan la formación de un trombo, tales como los senos valvulares.
El embolismo pulmonar se produce cuando un trombo alojado en algún lugar del sistema venoso de retorno se desprende y aloja al árbol arterial pulmonar. Esto produce Un infarto del parénquima pulmonar donde hay áreas ventiladas pero no prefundidas, con bronco-constricción e hipoxemia, cuya gravedad depende de su extensión (1).
El diagnóstico de TVP es clínico, aunque en muchas ocasiones es totalmente asintomático. Entre los signos se encuentran la flogosis (8) (dolor, edema, elevación de la temperatura de la región), la presencia de cianosis e ingurgitación venosa superficial.
Con la aparición de disnea, hemoptisis y dolor toráxico se debe sospechar en una embolia pulmonar. La clínica posee baja sensibilidad y especificidad, por lo tanto se debe relacionar con otros datos como factores de riesgos. En esto, se basa el modelo de Wells et al, que permite desarrollar una estrategia diagnóstica y terapeutica segura al Combinar métodos de estudios complementarios (1-9-10). La probabilidad de tener TVP:
– 3 o más puntos: Alta (75%)
– 1-2 puntos: Moderada (17%)
– 0 puntos: Baja (3%)
Este modelo no sirve para embarazadas, pacientes anticuagulados, pacientes con TVP previa, con síntomas de más de 60 días de evolución, ante la sospecha de un tromboembolismo pulmonar y pacientes con un pierna amputada.
Dentro de los estudios complementarios tenemos:
– Dímero D: es producto de la degradación de la fibrina, se encuentra en la circulación sanguínea luego de la lisis de la misma. Este se determina a través de la Técnica de Elisa, tiene un Valor Predictivo Positivo del 44% y un Valor Predictivo Negativo del 98%. Por lo tanto un resultado negativo en pacientes de bajo riesgo permite descartar la trombosis sin necesidad de otro método diagnóstico (11).
– Captación de fibrinógeno marcado: mide la incorporación al trombo reciente de fibrinógeno marcado con Iodo-125.
Para esto es necesario bloquear la captación del isótopo por la glándula tiroides. Tiene una sensibilidad del 90% en la pantorrilla, disminuyendo cuando la localización es más proximal. Puede tardar hasta 72 horas en positivizarse, por lo que se vuelve a explorar a los tres días de la inyección. Los falsos positivos incluyen procesos inflamatorios como fracturas, quemaduras, incisiones, hematomas, etc. No es capaz de detectar trombos antiguos y está contraindicada en embarazo.
– Flebografía: se realiza con la inyección de un medio de contraste en el sistema venoso a través de la visualización directa de los defectos de repleción en el mismo y la extensión del proceso trombótico. Es altamente sensible y específica. En algunos casos el edema imposibilita canalizar una vena del pie para la inyección del contraste y un porcentaje pacientes desarrollan una tromboflebitis o progresión de alguna ya existente, por el efecto irritante del contrate sobre el endotelio. Está contraindicada en pacientes que presentan sensibilidad al Iodo. En la actualidad está en desuso y está siendo reemplazada por el Eco-doppler (3-12). La flebografía isotópica, mediante la utilización de albúmina marcada con tecnecio 99, detecta las TVP de las grandes venas de la pierna y el muslo, no es muy sensible para procesos que afectan a las venas dístales de las pantorrillas y no detecta trombos oclusivos, ni compresiones extrínsecas. Se puede asociar con gama grafía de perfusión pulmonar para el diagnóstico del trombo embolismo pulmonar.
– Pletismografía: detecta cambios de volumen de la extremidad al impedir el retorno venoso, mediante un manguito de tensión aplicado en el muslo, y la velocidad de vaciado del sistema venoso al retirar bruscamente la oclusión del manguito. El tipo de pletismografía más estudiado y utilizado es por impedancia. Tiene las ventajas de ser económico, fiable y repetibles; además es una técnica no invasiva y con sensibilidad de 70 a 100%. No detecta trombosis no oclusivas, que son las riesgosas para una embolia de pulmón.
– Duplex-scan (eco-doppler): es una combinación de ecografía y velocimetría Doppler. Es capaz de diagnosticar la existencia de una TVP y su extensión, también trombos no oclusivos; diferencia defectos intraluminales no oclusivos y defectos intraluminales de compresiones extrínsecas. Se pueden investigar venas inaccesibles como la hipogástrica e ilíaca común, la femoral profunda y las infrapoplíteas. La sensibilidad y especificidad superan cómodamente el 90%, su inconveniente es el tiempo y es operador dependiente (13).
1-El inicio del tratamiento con anticuagulación sistémica con heparina (1) intenta que el proceso trombótico no se extienda, preservar la circulación colateral y activar el sistema fibrinolítico. Tradicionalmente el tratamiento se iniciaba con Heparina No Fraccionada (HNF) en infusión endovenosa continua (1). El monitoreo de la terapia anticoagulante con HNF se realiza a través del Tiempo de Tromboplastina Parcial Activada y Recuento Plaquetario. Se busca llevar el TTPA 1.5 – 2.5 veces superior al control (14-15). Se inicia el tratamiento ajustando la dosis al peso del paciente, y posteriormente se ajusta la dosis de mantenimiento en función del TTPA, que se mide a las 6 horas del comienzo del tratamiento y 6 horas después del cambio de cada dosis. El recuento plaquetario se realiza por el riesgo de trombocitopenia en 1-2% de los casos en los primeros 10 días. Si el nú- mero de plaquetas disminuye a más del 30% del inicial, suspender la dosis (1). También pueden ser utilizadas las Heparinas de bajo peso molecular de forma subcutánea en dosis terapéuticas (14-15) que presentan algunas ventajas sobre las anteriores, tales como una vida media más larga, mejor biodisponibilidad, se pueden ajustar sin necesidad de monitoreo, menor riesgo de osteoporosis, trobocitopenia y hemorragias y permiten el tratamiento ambulatorio.
2- El mantenimiento se realiza la anticuagulación a largo plazo. La anticuagulación oral más utilizada es la oral con dicumarínicos ( Acenocumarol o Warfarina) durante 3-6 meses (1). En pacientes con factores de riesgo irreversibles, el riesgo a la recurrencia es mayor, por lo tanto la duración del tratamiento dependerá de la situación clínica (2).
Cuando la TVP es asociada a un factor de riesgo transitorio (traumatismo, cirugía, terapia estrogénica) la duración es de 3 a 6 meses aproximadamente, ante un primer episodio de TVP idiopática sin factor de riesgo reconocible la duración es de 6 meses y cuando estamos ante un factor de riesgo permanente o una TVP recurrente la duración es de un año o indefinida (8).
3-Las medidas de compresión como las medias cortas de compresión fuerte (30 mmHg) reducen la incidencia del Síndrome post-trombótico si se colocan por lo menos durante dos años del tras el episodio de TVP (3). Aunque no disminuyen la tasa de recurrencia de TVP (15).
4- Los filtros de vena cava inferior están indicados en situaciones en las que existen contraindicación de la anticuagulación, o en complicaciones de la misma o en troembolismo recurrente a pesar de una adecuada terapia anticoagulante (5). En la actualidad han sido desplazados por la aplicación de los filtros percutáneos.
5- El tratamiento fibrinolítico intenta lograr la permeabilidad vascular y la competencia valvular, mediante la infusión de sustancias capaces de destruir el trombo. Estas sustancias son: la estrptoquinasa, la urocinasa y el activador tisular de plasminógeno. Existen dos formas de aplicación ya sea por vía sistémica o regional mediante un catéter que permite la inyección directa del fármaco dentro del trombo con este último se consigue mayor eficacia (17). Están indicadas en trombosis masivas, que ocasionan isquemia en la extremidad, y en casos de embolismo pulmonar masivo (3). Posteriormente se continúa con anticuagulación convencional. Las complicaciones hemorrágicas son de dos a cinco veces más frecuentes que con la heparina.
6-La tromboembolectomía consiste en la extracción quirúrgica de los trombos o émbolos venosos. Está limitada a pacientes con trombosis que produzcan isquemia de la extremidad o embolismo pulmonar extenso, en los que los tratamientos con trombolíticos no stá contraindicado. Esta técnica carece de complicaciones como la alta tasa de mortalidad o la recurrencia de la trombosis, debido al daño causado en el endotelio.
BIBLIOGRAFIA
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Autor:
Julian Camiloforero Agudelo