El teatro de Shakespeare y las etapas de la vida: (VII) Demencia y proximidad de la muerte
Enviado por Felix Larocca
- Jaques irrumpe nuevamente en el estrado dando clausura a su inmortal soliloquio
- El caso del abuelo adoptivo Walter O.
- La vida del Grandpa O Relatada por sí mismo
- En resumen
- Bibliografía
La diferencia entre la duración de la vida entre las varias especies de animales es asunto de interés, por lo sorprendente que resulta.
Un ratón, con toda su intranquilidad, vive menos que un caballo. Pero, no es tamaño lo que controla la longevidad, ya que los seres humanos vivimos más tiempo que las ballenas y las tortugas galápagos viven más que nosotros.
Muchas teorías tratan de explicar los eventos que, en conjunto, desencadenan u oponen el proceso del envejecimiento, sin que se haya logrado un consenso general. FEFL en: La vejez como "enfermedad curable"
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos56/vejez-curable/vejez-curable#ixzz3CjEnsC00
En esta séptima y última lección continuamos examinando las 7 etapas en la vida del hombre como Shakespeare concibe y las detalla en una de sus obras clásicas.
Shakespeare, titán de la literatura y el teatro, en su melodrama pastoril Como queráis, asigna al taciturno personaje Jaques, la tarea de detallar las 7 etapas en la vida del hombre como el poeta las concibe. A la séptima, y final, el bardo la distinguió como la Edad avanzada.
Aunque poco se conoce con certidumbre acerca de los detalles de su defunción, estimamos que, falleciendo a los 52 años (1564-1616), el dramaturgo viviría una vida relativamente prolongada para su época.
Cleptómano por Gericault (1823)
Jaques irrumpe nuevamente en el estrado dando clausura a su inmortal soliloquio
Etapa 7: Demencia y proximidad de la muerte
Indica el taciturno Jaques: "La escena final de todas, con que termina esta singular y variada historia, es la segunda infancia y el simple olvido, sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada".
¿Qué trata de comunicar el vate con esta descripción que tiene matices tan desesperados como desagradables?
Veamos
la segunda infancia y…
Para muchos, en tiempos pasados. La vejez se entendía como una regresión fisiológica, postrera y final, cuando los órganos y la mente dejaban de funcional eficientemente determinando que el anciano llegaba a una "segunda infancia", tan dolorosa como desaborida. De hecho, una caricatura de su previo ser. Shakespeare, no viviría lo suficiente para ser testigo de esta parte del proceso de la vida que hoy sabemos es función del fenómeno fisiológico de la apoptosis. (Véase mi ponencia El determinismo cósmico).
Shakespeare, temería lo achacoso de la vejez como el que más. De hecho, la evidencia nos confirma que tanto Freud como Erikson, asimismo lo temieran. Y, ¿quién no? Afirmo yo… Debiera preferir, en su lugar, el simple olvido que la muerte proporciona.
Una de mis pacientes víctima del trastorno cognitivo leve, musitaba durante una sesión de terapia: "No poder recordar nada es peor que la muerte". Esta mujer fue testigo del declive progresivo y extinción final de las facultades mentales de su padre, quien fuese víctima de la enfermedad de Alzheimer. (Leer más:http://www.monografias.com/trabajos97/trastorno-neurocognitivo-leve-su-tratamiento-psicoterapeutico-presentacion-caso/trastorno-neurocognitivo-leve-su-tratamiento-psicoterapeutico-presentacion-caso#ixzz3CjMAuirK).
sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada
A medida que, de manera progresiva, las facultades se atenúan; el anciano percibe la disipación progresiva de sus capacidades con resignación melancólica. Un círculo vicioso, resultado de la indefensión aprendida, se establece, empeorando la situación, a menudo acelerando el inexorable y triste desenlace final.
Muchos dicen que Shakespeare encontró en el Decamerón de Boccaccio fuente de inspiración para esta producción tragicómica.
Sea como sea, Shakespeare no pudo anticipar justamente ni la niñez ni la vejez como actualmente las entendemos, haciendo un esfuerzo, como tantos lo hicieran después que él, para dar sentido congruente a las etapas del desarrollo del ser humano. Haciéndolo — como bien lo hiciera — desde el punto de vista que, para el bardo, fuera familiar: desde "el teatro del mundo".
Si, en mis entusiasmos, derivados de la apreciación de su obra, de su perspicacia, de sus poderes de observación y de su agudeza mental, lo he nominado para membrecía honoraria de la prestigiosa American Psychiatric Association, a continuación presentamos un caso clínico que pudo haberlo orientado (de haber, el dramaturgo, llegado a vivir esa edad y, entonces, poder leer esta tesis) en el logro de un mejor entendimiento de esta última etapa de la vida que, en nuestro programa Las Cuatro Estaciones, llamamos "el invierno" o "la etapa postrera".
El caso del abuelo adoptivo Walter O.
El "Grandpa O" — Originalmente Walter Wolff — Grandpa O, para ser precisos, fue uno de los "Abuelos adoptivos" que sirvieran de personal voluntario asistente cuando yo fuera Director Médico del Child Center of Our Lady of Grace en Saint Louis.
"Grandpa O" era una figura que arrojaba una sombra descomunal, de bien merecido reconocimiento, entre nuestros "abuelos adoptivos".
Superviviente afortunado de los campos de concentración nazis, perdió su única hija, Gertrude, a los hornos de exterminación de la llamada "Solución Final". Habiendo logrado escapar la guadaña de Hitler, encontraría asilo en los Estados Unidos.
País donde viviera felizmente, desde sus treinta y cinco años, esperanzado de vivir los pocos que les restaran de vida a él y a su esposa Emma.
Cuando nos conocimos, ya tenía más de ochenta años. Informándome que su pariente cercano el eminente psicoanalista Dr. Walter O. Jahrreiss, le había enterado que era mi amigo desde los tiempos cuando fuera mi supervisor en el Seton Psychiatric Institute, donde yo recibiera parte de mi entrenamiento psiquiátrico.
Me pidió que, a la sazón de la muerte inesperada de su esposa de muchos años, le cediera "unos momentos de mi atención", que tradujera "momentos de terapia".
Mi respuesta instantánea lo convirtió oficialmente en mi paciente, contingencia que nunca lamentaré.
Walter era un depositario de clásicas leyendas, las que relataba para dar fuerza a sus narrativos repletos de moralejas sabias.
Pero un día, el siempre puntual y afable Grandpa O no compareció a la ceremonia de la bandera en el Centro, porque daba inhumación a Emma adorada.
Cuando se despidió de su amor de por vida, todos quienes estuvimos presentes fuimos testigos de que algo muy profundo había dejado de existir para él.
Estando todavía en terapia, en una ocasión más adelante me indicó lo siguiente: "Permítame, antes de morir, revivir mi vida en la terapia, para entonces reunirme con Emma y con Gertrude".
Brindemos a la vida: Lechaim!
La vida del Grandpa O Relatada por sí mismo
"Todo comenzó en una aldea bávara al final de la I Guerra Mundial…" Inició, el emocional narrativo estirándose hasta el momento en que Emma muriera.
Aunque, para nosotros la terminación poco ortodoxa de la terapia tuvo lugar en lo que fuera una noche oscura, cuando la nieve caía copiosamente y el transporte público estaba paralizado.
Con mucha civilidad el noble anciano accedió, con la firmeza esperada, a que lo condujera a su apartamento en mi vehículo, frente al cual nos despedimos.
Antes de separarnos me dijo de manera sosegada: "Doctor el lunes es día feriado y las clases no comienzan hasta el martes. Sé que, sin duda, y, antes de que las clases resuman ya yo estaré reunido con Gertrude y con Emma… ¿Puedo decirle adiós con un abrazo?
Mientras lo sostenía en mis brazos lo sentía sollozar. Cuando, finalmente se separó de mí, lo hizo con las siguientes palabras: "Hasta la próxima vez en Jerusalén…" Selah.
El sepelio fue atendido por todos los niños y sus familiares, estando presentes muchos de los hijos de quienes en tiempos pasado habían sido sus "nietos adoptivos".
Grandpa O entró, "perteneciendo a las edades" (como de Lincoln se dijera cuando una bala asesina lo desarraigara de esta vida para siempre): con dientes, con ojos, con gusto, con entereza.
En resumen
Aquí concluimos esta incursión semi-patográfica en la vida y pensamiento de Shakespeare, haciendo hincapié en su obra Como gustéis, analizando las siete etapas de la vida como fueran desarrolladas por el personaje Jaques.
En el acto II, escena VII, se presenta uno de los monólogos más repetidos de Shakespeare (el personaje es Jaques), que comienza:
"El mundo es un gran teatro,
y los hombres y mujeres son actores.
Todos hacen sus entradas y sus mutis
y diversos papeles en su vida".
Mientras en esta serie recorríamos las siete etapas nos esmeramos en comparar las ideas del bardo inglés con las fases que nos legaron Erikson y Freud. Fue una gran experiencia intelectual.
Para concluir deseo recordar palabras que una vez escuchara en labios de uno de mis mentores.
Gregorio Marañón
He aquí lo que el sabio nos dijo: "El doctor Gregorio Marañón solía repetir que el médico que solamente sabe medicina, ni eso tampoco sabe…"
Así clausura esta serie.
Fin de la lección.
Bibliografía
Larocca, FEF: La vejez como "enfermedad" curable en monografías.com, academia.edu y researchgate.net
Larocca, FEF: El determinismo cósmico en monografías.com, academia.edu y researchgate.net
Larocca, FEF: El trastorno neurocognitivo leve, su tratamiento psicoterapéutico: Presentación de un caso en monografías.com, academia.edu y researchgate.net
Larocca, FEF: Cuatro estaciones en la vida del hombre en monografías.com, academia.edu y researchgate.net
Además, extensivos enlaces (links), bibliografía adicional y referencias de contribuciones a este tema y otros temas mencionados por este mismo autor, pueden obtenerse en los siguientes portales:
AcademiaEdu
ResearchGate y
Monografías.com
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca