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El seminario diocesano: una mirada sociológica (Apuntes teóricos para un proyecto de investigación)

Partes: 1, 2

    Reproducción autorizada por APOSTA, Revista de Ciencias Sociales, ISSN 1696-7348 – No. 14, Enero 2005.

    Resumen: los trabajos de perspectiva sociológica que sobre los seminarios diocesanos se han llevado a cabo son muy escasos. Sin embargo el estudio de estas instituciones puede proporcionar al científico social datos de gran utilidad que, por una parte, completan los análisis de la religiosidad española hechos hasta el momento y, por otra, ayudan a comprender mejor el futuro de una Iglesia Católica inmersa en un profundo proceso secularizador. Para desarrollar esta propuesta haremos una reflexión sobre la "misión organizativa" que los seminarios han tenido a lo largo de la historia.

    Palabras clave: Iglesia Católica, seminarios diocesanos, instituciones totales, vocaciones, futuro.

    Abstract: The works of sociological perspective that have been carried out about diocesan seminaries are short. However the study of these institutions can provide the social scientific very useful information that, on the one hand, completes the analysis of Spanish religiousness made until the present day and, on the other hand, helps for a better understanding of the future of a Catholic Church immersed in a deep secularising process. In order to develop this proposal we will make a reflection on the "organisational mission" that seminaries have had throughout History.

    Key words: Catholic Church, diocesan seminaries, total institutions, callings, future.

    1. ESQUEMA INTRODUCTORIO

    Planteamiento teórico:

    La Iglesia Católica puede ser analizada en gran parte de su existencia como una organización —burocrática— [1] en tanto en cuanto:

    · Ha poseído una clara delimitación interna de sus funciones.

    · Ha logrado articular racionalmente sus fines.

    · Ha experimentado procesos de institucionalización que le han servido como plataforma de adaptación a las cambiantes y, muchas veces, adversas situaciones históricas que ha debido afrontar [2]. Uno de tales procesos ha tenido como fruto el nacimiento del seminario diocesano, el objeto central de estudio de este artículo.

    Desarrollo:

    Nuestro propósito principal será el de plantear una serie de hipótesis de trabajo relacionadas con los seminarios diocesanos gallegos que ayudarían a cubrir "vacíos" en los análisis que sobre el fenómeno de la religiosidad se han realizado en España. Para alcanzar este objetivo es del todo necesario: · Primero, explicar la historia del nacimiento del seminario diocesano.

    · Segundo, conocer los medios y los fines que trató de articular y perseguir esta institución hasta el Concilio Vaticano II.

    · Tercero, saber qué cambios se han producido durante los últimos treinta años en estos centros religiosos.

    2. EL NACIMIENTO DEL SEMINARIO

    En 1540 el movimiento protestante comenzaba a propagarse en Italia [3]. La Reforma amenazaba la supervivencia de Roma como epicentro de la cristiandad. A diferencia de la nueva doctrina emergente, la Iglesia Católica había dejado de preocuparse por la conciencia de sus fieles. Una liturgia estéril o la venta de indulgencias para sufragar los gastos de la construcción de la Basílica de San Pedro así parecían demostrarlo. Además, el desprestigio que los sacerdotes de la época "arrastraban" por Europa aumentaba sin parar. No era de extrañar: ordenaciones negligentes, la práctica de la simonía, el triunfo del interés personal sobre el bienestar pastoral del pueblo, la nula observancia del celibato… Todo esto había contribuido a formar un "proletariado clerical" que vivía material, espiritual e intelectualmente en "el nivel más bajo" [4].

    Los acontecimientos transcurrían con demasiada rapidez. La creciente debilidad del Papado, el fortalecimiento de las monarquías autoritarias y la aparición de numerosas "Iglesias Nacionales" conducían a la jerarquía católica como entidad organizativa hacia un difícil futuro. Como respuesta a este clima de enfrentamiento y desunión se celebraría el "contrarreformista" Concilio de Trento (1545-1563) [5]. En este Sínodo se reafirmarían todos los dogmas de fe rechazados por los protestantes, entre los que destacamos la confirmación de los Siete Sacramentos, la veneración de los Santos y el reconocimiento de la autoridad del Papa. Sin duda el cumplimiento de estos preceptos exigía una mejor instrucción de un clero "relajado" que asegurase fidelidad a las disposiciones emanadas desde Roma. Para alcanzar este propósito formativo se pondría en marcha desde Trento un nuevo proceso de institucionalización que culminaría con la creación del seminario diocesano. Los futuros clérigos que en él se alojasen serían educados para alejar cualquier desviación estructural del sistema católico y conseguir, de esta manera, posicionar a la población laica en contra de cualquier conato de difusión de luteranismo o calvinismo [6]. El decreto fundacional de la llamada Escuela de Cristo refleja esta motivación:

    "Siendo propensa la juventud a los deleites del mundo, si no se la dirige rectamente; y no perseverando jamás en la perfecta observancia de la disciplina eclesiástica sin un extraordinario y casi singular auxilio de Dios, a no ser que, desde sus más tiernos años y antes que los hábitos viciosos lleguen a dominarla por completo, se la eduque en la piedad y en la religión; establece el Santo Concilio que todas las Catedrales Metropolitanas e Iglesias Mayores tengan obligación de mantener y educar religiosamente e instruir en la disciplina eclesiástica, según las facultades y extensión de la diócesis, cierto número de niños de la misma ciudad, de la diócesis, o a no haberlos en ésta, de la misma provincia, en un colegio situado cerca de las mismas iglesias…" [7].

    Señalar que este modelo de seminario hermético, aislado por completo de lo mundano y marcado por un fuerte carácter preventivo, no se generalizaría hasta mucho después de su fecha de nacimiento al dejar poco a poco de estar en peligro el mundo católico. Su función, incluso, se vería solapada en muchos casos por las propias universidades en manos del clero [8]. Por estos motivos no será hasta el siglo XIX, ante el legado de la Revolución Francesa, ante la posibilidad del descalabro del antiguo orden social y ante la consolidación del Estado Liberal, cuando se imponga la "alternativa tridentina" de los seminarios [9]. El avance de la secularización, unido a una modernidad ya imparable, ponían en juego nuevamente la acción ortodoxa de los religiosos. Expresión de esta preocupación fueron algunas de las discusiones —nunca publicadas [10]— que se celebraron en el breve Concilio Vaticano I (1869-1870) y que querían lograr un endurecimiento renovado de la disciplina en el organigrama de la Iglesia Católica.

    Mientras que no se celebrase el Concilio Vaticano II un siglo después, la Escuela de Cristo no se separaría de su configuración pétrea y refractaria.

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