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La forma del bien (preseminario Platón, La República)

Enviado por Rodrigo Ferrer


Partes: 1, 2

    1. Símil del sol
    2. Símil de la línea
    3. El mito de la caverna
    4. Conclusiones
    5. Anexos

    INTRODUCCIÓN

    Hasta ahora hemos ido desarrollando la argumentación por la cual ningún hombre puede gobernar bien a menos que logre un conocimiento adecuado de la belleza, la justicia, el bien y otras entidades similares. También debemos considerar que el verdadero conocimiento no se puede lograr en el mundo de lo sensible, donde se da lo múltiple y el cambio continuo y como veremos más adelante sólo interactuamos con imágenes en contraposición con originales.

    La pregunta que nos guiará en esta exposición, que incluye el símil de sol, el símil de la línea y el mito de la caverna, es: ¿cómo se puede obtener un conocimiento de lo uno e inmutable, que no sea por un procedimiento de tipo inductivo y cómo estableceremos esa problemática relación entre el mundo inteligible y el mundo de la vida práctica en donde se desarrollará nuestro modelo de ciudad? Este punto critico de la relación del mundo natural (bien y felicidad) y los principios abstractos (la Forma del Bien) es quizás el tema principal que encontraremos en los libros Sexto y Séptimo, pero teniendo siempre presente la formación del rey filósofo y la conexión con la investigación central del tema de la justicia, dentro de la Republica.

    Pasemos entonces a la descripción y explicación de los tres símiles antes de realizar su análisis e interpretación desde un punto de vista integrado al final bajo el titulo de conclusiones.

    SÍMIL DEL SOL

    En 505 Sócrates nos muestra, que el más sublime objeto del conocimiento es la "idea del Bien o el Bien"[1], (hee tou agathoú idéa), él es la justificación de su propia existencia, el fin de todo esfuerzo, y a su vez sirve de fundamento primordial de la justicia, el valor y las demás virtudes. Sin ella lo justo e injusto quedarían sin sustento, por eso requiere un carácter de estabilidad, además del hecho de poder ser captado por la inteligencia suprema.

    Luego Sócrates comienza con una comparación del Bien con el sol. Esta analogía nos dice que el Bien es en el mundo inteligible, lo que el sol es en el mundo visible (508b-c).

    Los puntos de semejanza en este símil según Guthrie son cuatro:

    • Del mismo modo que el ojo solo puede ver un objeto visible si está presente un tercer elemento, así también, la mente solo puede asir un objeto inteligible si ambos son iluminados por el Bien.

    • De la misma manera que el sol no solo hace a las cosas visibles, sino que es responsable de su generación y crecimiento, así también, el Bien no solo hace a las formas inteligibles, sino que mantiene su ser.

    • Del mismo modo que el sol, además de hacer posible la visibilidad, es en sí mismo visible, así también, el Bien es inteligible.

    • De la misma forma que el sol procura el nacimiento y el crecimiento sin que el mismo sea estos procesos, así también, el Bien no es en si mismo el Ser, sino que es incluso superior al Ser en valía y poder[2]

    Nos dice también Guthrie que: "en el Bien, tenemos tres concepciones: el fin de la vida, objeto suprema del deseo y aspiración; La condición del conocimiento, que hace al mundo inteligible y a la mente humana inteligente, y la causa que sustenta las Formas, que son, a su vez, las causas creadoras de los objetos naturales y de las acciones humanas"[3].

    Con el fin de completar un poco más las ideas anteriores Sócrates considera pertinente pasar a la explicación del símil de la línea.

    SÍMIL DE LA LINEA

    En 509d, Platón utiliza la analogía o símil de la línea para explicarnos las dos regiones de que conforman la realidad, sus divisiones y los tipos de conocimiento que le corresponden. Nos pide que dividamos una línea en dos segmentos desiguales (AC y CB) y que volvamos a cortar cada uno de esos segmentos (obtenemos así AD, DC y CE, EB). Cada sección representa una clase de objeto y de conocimiento, en sucesión creciente hacia el conocimiento de la verdadera realidad. El mayor tamaño de CB respecto de AC indica la primacía del género de la verdadera realidad sobre lo sensible representado por AC.

    En el símil de la línea, Platón hace referencia, a dos modos de conocimiento que corresponden con la opinión (doxa), relacionado de manera directa con lo sensible y con el conocimiento (episteme), el cual está asociado a la región que denominamos como perteneciente a lo inteligible.

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