condición de los huesos
OTIA
condición del oído
OU
pertenecientes a
Oxia
oxígeno
párrafo
a dar – dar nacidos vivos
multíparas
a dar, dar a luz
paresia
debilidad
pareunia
relaciones sexuales
después del parto
nacimientos, el trabajo
penia
deficiencia
pepsia
digestión
patía
la enfermedad, la emoción
fago
comer, tragar
disfagia
comer, tragar
pexia
fijación, para poner en marcha
phasia
discurso
feresis
eliminación
phil
atracción para
plegic
parálisis, parálisis
pnea
respiración
poiesis
formación
Conclusión
La salud por su parte, ocupando diferentes niveles sociales, desde el individual hasta el de la sociedad en general, ha tomado modos variados de manifestarse, yendo por ende desde la vivencia de bienestar biopsicosocial hasta convertirse en un reto para los sistemas sociales de cada país y del mundo; pero en cualquiera de ellos, adquiriendo un valor innegable. Su relación con la religión le viene dada desde sus primeros momentos, cuando desde hace mucho tiempo fue el chamán la persona responsable de cuidar de ella, por poseer supuestos poderes sobrenaturales al estar relacionados con los dioses que regían la naturaleza y por tal motivo es a él a quien se le designa como precursor del médico.
En la actualidad sin embargo, los cuidadores de salud tienen el natural poder del conocimiento adquirido a través de la ciencia; pero no deben olvidar que toda persona que solicita ayuda posee un sistema de creencias que mueve su conducta, entre las que se hallan las vinculadas con la salud y las religiosas, y que todas pueden facilitarles o entorpecerles el cumplimiento de sus funciones si no son capaces de tenerlas en cuenta durante la correcta relación profesional que establezcan con ella y que más valor tiene el conseguir el bienestar de las personas a nuestro cuidado que el imponer nuestras creencias por considerarlas más racionales o superiores.
Las explicaciones en torno a los procesos patológicos han sido formuladas, a lo largo de la historia, en función de diferentes causas: sobrenaturales, divinas, humanas, científicas y naturales. En todas las culturas ancestrales, existía un grupo selecto de gentes que a través de su capacidad de sugestión iniciaron las primeras prácticas curativas mediante el uso de conjuros, empleo de pócimas y otros artificios. Se podría afirmar que no hay cultura ancestral en la que el desarrollo de la práctica médica sea ajena a la magia y la religión. Los conocimientos médicos más antiguos pertenecen al Paleolítico Inferior aunque son escasos. A partir del año 4000 a.C. ocurrió una revolución técnica y cultural que permitió el florecimiento de grandes civilizaciones y sus características comunes en el ámbito médico eran el politeísmo y diferentes grados de religiosidad, asociados directamente con las enfermedades o la acción de sanar. Otra etapa muy importante en el desarrollo de la Medicina y la acción de sanar se inicia con la historia del cristianismo, por tanto, desde la predicación del propio Cristo, es patente la relación entre él y la Medicina, en la que se distinguen, hasta cinco aspectos diferentes: el metafórico, el taumatúrgico, el ético, el doctrinal y el técnico. La Iatroquímica o química médica, nombre que se le dio a la fusión de la Alquimia, la medicina y la química, la practicaban los seguidores de Paracelso desde el siglo XVI. A pesar del progreso en las ciencias médicas el Siglo XVIII se consideraba la edad de oro de la duplicidad, la charlatanería y los cultos extraños. La imagen mágica del médico del siglo XIX cambió por el desarrollo de la medicina que dependía de la ciencia y del papel dominante del laboratorio en los problemas de enfermedad y muerte. El médico dejó de ser un hombre con poderes semimilagrosos, para participar en las tendencias positivistas de la época y reconocer como verdaderas sólo aquellas conclusiones que se basaban en hechos objetivos.
No debe ser casual que a los médicos se nos distinga por el guardapolvo blanco, portador de lejanas reminiscencias de hábitos religiosos, atuendo que simboliza la limpieza y la higiene y que paradójicamente se comenzó a usar, a consecuencia de otro gran avance, el descubrimiento de la etiología microbiana de las infecciones. Si bien, como vemos, lucir tal indumentaria tuvo un origen lógico y científico, nada impide que el que la usa aparezca ante los demás como un ser un poco especial, que todavía lleva algo del lejano sacerdote que mediante conjuros mágicos exorcizaba a los demonios.
Sin embargo, en nuestra época, los fantásticos adelantos que se registran casi diariamente en el campo de la biología y su aplicación a la terapéutica de las enfermedades, no impiden que millones de personas acudan a solicitar auxilio milagroso ante la enfermedad. Incluso por televisión se pueden presenciar presuntas curas fantásticas, puestas en escena con pautas teatrales, delante de una feligresía en trance. Son gentes que contra toda evidencia vuelven a pedir el milagro, la magia, la salvación a través de lo inexplicable o recurre a terapias alternativas sólo porque ellas conservarían algo de lo desconocido, lo no común, lo inexplicable.
Además si bien no con la letalidad de otros tiempos, es constante la interferencia religiosa en la investigación biológica, hoy no pretenden prohibir las autopsias, ahora son su blanco las técnicas más avanzadas como, por ejemplo, la de introducir ADN humano en óvulos animales, para producir de este modo células madre, que permitan investigaciones que pueden aportar terapéuticas para enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer, procedimiento al que califican de "acto monstruoso contra la dignidad humana debido a la petición inmoral de un grupo de científicos" o "una violación más de los derechos del embrión" cuando, insisto, estamos hablando de algo creado en el laboratorio con un óvulo de vaca o coneja y el ADN de una célula humana de la piel o la sangre.
Tenemos un cuerpo y una psiquis que evidentemente no puede funcionar sin él, mucho camino falta recorrer para comprender más íntimamente sus relaciones, por lo que durante mucho tiempo todavía, lo misterioso ocupará un lugar nada despreciable en el escenario de la enfermedad y la muerte.
Autor:
Piña Waldemar
Sección 3
Coro-Edo-Falcón
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para la Educación Superior
Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda
Trabajo Comunitario III
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |