En esta monografía me refiero a algunas de las historietas en las que aparece la inmigración de los abuelos a la Argentina y la emigración de los nietos hacia la tierra de sus mayores.
La historieta ha sido también el medio elegido para evocar la inmigración que llegó a la Argentina entre 1850 y 1950, y la dura realidad que lleva a los descendientes de esos emigrantes a tentar suerte en los países de los que vinieron sus abuelos.
El historiador Exequiel César Ortega sostiene que "La inmigración jugó importante papel ya a mediados de esta etapa del ’80 al ’30. En ciudad y campaña, en oficios diversos que abarcaron la agricultura y la naciente industria; e incluso se dieron lugares como ejemplos de cuánto podía una colonización bien planeada…". Comenta qué sucedió con los inmigrantes llegados a nuestra tierra: "El medio nuestro los asimiló bien pronto y sus descendientes inmediatos se sintieron integrantes ‘de la tierra’. A menudo ascendieron de Status, integraron profesiones, comercio e industria; impulsaron los nuevos partidos políticos mayoritarios".
El gobierno de esa época "En lo social favorecería cada vez más la inmigración, sobre todo la europea en general, perdidas bastante las esperanzas de la anglosajona y francesa en particular. Inmigración que cubriese las necesidades crecientes de mano de obra ciudadana y sobre todo rural, mediante la colonización y la ocupación de dependencia o el arrendamiento y la mediería".
A criterio de Ortega, el régimen se caracterizaba por complementos que radicaban en los aspectos culturales; se refiere a la "Universalidad y amplitud de conocimientos y contenidos de cultura generales, universales; huida de la religiosidad excesiva; aspectos prácticos y utilitarios; enseñanza difundida de tipo enciclopedista-informativa, apta para todos, incluso sin chocar a los diferentes credos y formas de la inmigración".
Hubo "paz, pan y trabajo" para quienes llegaron a la Argentina: "se dio una limitada o encauzada movilidad social, con grupos mayoritarios en condiciones de locación de servicios, incluyéndose la gran inmigración y descendientes inmediatos, salvo una minoría de entre ellos, que proporcionó estratos de clase media comercial, profesional y propietaria".
En cuanto a la composición de la sociedad, señala: "La mayoría empero pertenecía a los grandes estratos derivados de niveles humildes ‘criollos’ (a los que pronto habrán de sumarse los provenientes de inmigraciones interiores provincianas), o derivados de inmigración creciente, de poco antes, los ‘hijos de gringos’, con ocupaciones manuales en su casi totalidad, salvo las excepciones ya aludidas de comerciantes, estancieros y profesionales, ‘hijos de gringos con plata’" (1).
Los inmigrantes se integraron a la sociedad que los recibió. Inodoro Pereyra, el personaje de Fontanarrosa, pregunta por un cacique ranquel. El personaje con el que dialoga le dice que el cacique se llama "Capobianco. No desciende de ranqueles. Desciende de calabreses" (2).
En otra oportunidad, Inodoro se encuentra con don Nino. El italiano lleva en el hombro un loro, al que le ha enseñado a cantar el himno de su tierra (3).
Décadas después, la situación cambia. En una viñeta de Fontanarrosa, referida a las perspectivas de los universitarios en la Argentina, un abuelo dice al nieto: "Vos, Cachito, tenés que aprovechar las oportunidades que ahora, te brinda el país… Yo, como vine de Italia sin nada, tuve que ir a una escuela pública… Vos, en cambio, hoy por hoy, tenés la posibilidad de ir a levantar la cosecha…" (4).
El pasado parece fantasía en este contexto. Un hombre dice a su mujer, en una historieta de Emilio Ferrero: "Pensar que voy a ser papá y le voy a contar las historias que me contaba mi abuelo… Como esa de cuando vino de España siendo muy joven y se encontró con un país rico y lleno de oportunidades…". La reflexión es amarga: "¡¡Claro que ahora, visto a la distancia, parecería que el pobre nono desde chico ya tenía arterosclerosis!!" (5).
Ya nadie se quiere establecer en la Argentina del siglo XXI. "No hay que dejarse vencer por las circunstancias… –dice un personaje de Sergio Ibáñez. Acá tenemos un proyecto para promover el turismo y la inmigración hacia Argentina… Sólo hay que saber a qué segmento del público dirigirse…" "Ah.. ¿sí…? –pregunta el interlocutor. ¿Y cuál es?". "Bueno… contesta el primero. Faquires, masoquistas, autoflageladores…" (6).
Los jóvenes plantean la posibilidad de emigrar. Largas filas se forman a las puertas de las embajadas con el objetivo de obtener la doble ciudadanía. En ese trance, una madre creada por Maitena pregunta a su hijo: "¿Pero vos sabés lo duro que es, a los veinte años, irte a vivir a un país que no conocés?. El hijo le contesta: "Mamá, esto de ahora, para mí, también es estar viviendo en un país que no conocía…" (7).
Los adultos también quieren emigrar. En una viñeta de Fontanarrosa se ve un hombre atado a una enorme cañita voladora, mientras la mujer dice: "…y aunque mi marido insiste en que se iría de este país de cualquier forma, ahora salió al patio a festejar el fin de año…" (8). La nota a la que se refiere esta historieta se titula "Adiós año cruel", y en ella se expresa: "Fue la peor crisis de la historia. La convertibilidad terminó con el default y la devaluación y desnudó las consecuencias de la ilusión primermundista de los 90. Todo cambió: la sociedad, la cultura, la política. Y los argentinos comenzaron a preguntarse qué habían hecho para merecer el 2002".
Pero irse no es fácil. Hay afectos, lugares, historias que atan a los emigrantes. Rste sentimiento se evidencia en una viñeta de Fontanarrosa, en la que una mujer pregunta a un hombre que tiene en la mano un puñado de tierra con lombrices: "¿Y han tenido algún inconveniente con la exportación de lombrices?". "Bueno… –contesta el hombre– Son lombrices… Para ellas es mucho más duro abandonar nuestra tierra…" (9).
La emigración es evocada por Matt en un dibujo en el que se ve una bandada de pájaros, con expresión triste, surcar el cielo con sus pocas pertenencias bajo la lluvia. A medida que avanzan, la lluvia va cesando (10).
La Argentina homenajea ese sacrificio. ."¿Y qué significa este pedestal sin nada encima?" –pregunta un turista, en una viñeta de Fontanarrosa. "Es que –contesta un hombre de traje-, ante la tendencia que se manifiesta últimamente, se decidió levantar un monumento al Emigrante…" (11).
En los tiempos que corren, muchos descendientes de inmigrantes buscan en la tierra de sus mayores la posibilidad de empezar de nuevo. Horacio Fernández se establece, desengañado de la Argentina, en España, de donde vinieron sus padres: "Horacio vive ahora en el lugar que siempre conoció a través de relatos. Todo está igual a como le fue contado. Pero todo, también, es diferente. Por empezar, la barba ya fijó su color de nube y el pasaje no tiene fecha de regreso. Igual que hace setenta y dos años, cuando Felipa y Antonio desembarcaban en Puerto Nuevo con un par de bolsos y un papel con la dirección de unos paisanos –porque en España amenazaba el hambre-, el hijo, ahora, llegaba a Barajas –porque en la Argentina se come tierra- con un bolso y una anotación: ‘Carretera Pandorado 7, Sopeña de Carneros, Astorga’ " (12).
Porque, como escribe el nicaragüense Sergio Ramírez, "Ahora que tantos argentinos descuajados de la normalidad de sus vidas se quieren subir a los viejos barcos en que sus antepasados llegaron desde Calabria, o desde Marsella, o desde Vigo, a buscar un refugio quizás imposible frente a la catástrofe que la repetida corrupción ha traido sobre la Argentina, el rollo de la película es echado a andar, pero hacia atrás" (13). "La tierra generosa se ha vuelto marchita –escribe Héctor Gambini. Y la nueva inmigración se está volviendo. Y muchos de los hijos de la vieja inmigración también se quieren ir. A la aventura de cruzar el océano al revés que los abuelos" (14).
Esa realidad aparece en las historietas, así como también aparece la nostalgia que aflige a quienes han partido. En una viñeta de Fontanarrosa, una mujer dice a otra: "Escribió Beto… Dice que no extraña. Que sólo alguna noches recuerda a la Argentina". "Mejor así", contesta la segunda. "Sí…-aclara la primera- Pero lo que pasa es que vive en Finlandia y las noches duran seis meses" (15).
"Quiero volver a la Argentina…! -dice, desesperado, un personaje de Sergio Ibáñez. ¡Quiero ver a los muchachos…! ¿Quiero ver el obelisco, Marta…! ¡Olvidáte de lo que pactamos…! ¡Marta, quiero comer un buen asado! ¡Martaaa…!". Mientras el hombre grita, engrilldo a la pared, la mujer explica a una amiga: "Es un pacto que hicimos desde que vinimos a España… Cuando uno de los dos se quiebra, el otro se pone firme…" (16).
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Los abuelos llegaron, encontraron un país rico y lleno de posibilidades. Se adaptaron a la sociedad y aportaron sus costumbres y tradiciones. Ahora, los nietos no ven futuro en esta tierra, y quieren dejarla, aunque la nostalgia empañe sus días. Esta es la historia que evocan Fontanarrosa, Maitena, Sergio Ibañez, Matt y Ferrero, en escenas que reflejan la Argentina que fue y la que es.
- Ortega, Exequiel César: Cómo fue la Argentina 1516-1972. Buenos Aires, Plus Ultra, 1972.
- Fontanarrosa, Roberto: "Inodoro Pereyra ‘El renegáu’ ", en Clarín Viva, 16 de abril de 2000.
- Fontanarrosa, Roberto: "Inodoro Pereyra ‘El renegáu’ ", en Clarín Viva, 24 de febrero de 2002.
- Fontanarrosa, Roberto: en "Qué hacer con la Universidad", en Clarín, Buenos Aires, 16 de mayo de 1999.
- Ferrero, Emilio: "S.O:S: Somos primerizos", en La Capital, Mar del Plata, 14 de mayo de 2000.
- Ibáñez, Sergio: "Metahumorfosis", en La Nación, Buenos Aires, 7 de abril de 2002.
- Maitena: "Superadas", en La Nación, Buenos Aires, 7 de julio de 2002.
- Fontanarrosa, Roberto: en "Adiós año cruel", en Clarín, Buenos Aires, 29 de diciembre de 2002.
- Fontanarrosa, Roberto: en "Negocios de aldea", en Clarín, Buenos Aires, 26 de agosto de 2001.
- Matt: "Humor", en La Nación Revista, 24 de agosto de 1997.
- Fontanarrosa, Roberto: "Fontanarrisa", en Clarín Viva, Buenos Aires, 13 de agosto de 200.
- Palomar, Jorge: "Diario del exilio", en La Nación Revista, 15 de septiembre de 2002.
- Ramírez, Sergio: "Yo quería ser argentino", en El Tiempo, Azul, 15 de septiembre de 2002.
- Gambini, Héctor: "Cuando la historia se muerde la cola", en Clarín, Buenos Aires, 16 de mayo de 2002.
- Fontanarrosa, Roberto: en "Argentinos hasta en la crisis", en Clarín, Buenos Aires, 21 de julio de 2002.
- Ibáñez, Sergio: "Metahumorfosis", en La Nación, Buenos Aires, 10 de febrero de 2002.
Trabajo enviado por
María González Rouco
Licenciada en Letras UNBA, Periodista Profesional Matriculada