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Restauración de textiles

Enviado por esstigma


    1. Antecedentes históricos.
    2. Clasificación de los textiles.
    3. Tratamiento de conservación
    4. Análisis al textil.
    5. Aspectos del proceso de lavado
    6. Lavado
    7. Tratamientos de limpieza
    8. Tratamiento de textiles frágiles.
    9. Ataque de hongos e insectos
    10. Reparación y montaje

    Antecedentes históricos.

    El hilado y el tejido de los textiles aparecen muy pronto en la historia y las técnicas artesanas. El trabajo de lino se remonta en Europa meridional a la Edad de piedra; en el norte de Europa se empleó la lana en la Edad de Bronce, y la seda originaria de China, se fabrica hace mas de 5 000 años. El bordado, es decir, la decoración de las piezas acabadas de textiles, no aparece hasta mucho después.

    Los problemas que plantea la conservación de tejidos antiguos, no han sido objeto de estudio profundo hasta que, hace corto periodo de tiempo, determinados centros han dedicado sus esfuerzos, cada vez mayores al cuidado que merecen los tejidos artísticos. En gran número de países entre ellos España, se han despertado una gran conciencia de responsabilidad acerca de estas delicadas obras de arte y se ha tratado, por diversas formas detener su deterioración progresiva, con el fin de conservarlos en toda su integridad a las generaciones futuras.

    CLASIFICACION DE LOS TEXTILES.

    Las materias primas textiles se clasifican en fibras naturales y fibras químicas.

    Las fibras naturales pueden ser de origen animal, vegetal o mineral, las primeras comprenden principalmente las fibras proteínicas querantizadas (lana y pelos) y las fibras proteínicas no querantizadas (seda). Entre las segundas se hallan fibras llamadas seminales (algodón, Kapok) liberianas (lino, cáñamo, yute, ramio) y las fibras llamadas duras, de las hojas o de los troncos (sisal, coco). La fibra de origen mineral es el amianto (crisólito).

    Las fibras químicas están constituidas por cadenas macrocelulares se clasifican en: fibras artificiales y fibras sintéticas, según que se obtengan apartir de altos polímeros naturales (como celulosa) o materiales polímeros de síntesis.

    Fibras Naturales.

    • Lino.
    • Yute.
    • Cáñamo.
    • Algodón.
    • Seda.

    Fibras vegetales.

    • Algodón.
    • Fibra de ceiba.
    • Ramio.
    • Abaca.
    • Henequen.

    Fibras animales.

    • Lana.
    • Pelos de camello.
    • Pelo de cabra.

    Fibras sintéticas.

    • Rayon.
    • Nylon.
    • Tergal.

    Antes de empezar cualquier restauración hay que identificar con que tipo de textil sé esta tratando y la forma en que fue elaborado, se puede empezar al analizar con un microscopio con aumento lineal de 100 a 150 veces. Un poco de practica permite identificar rápidamente los principales tipos.

    Como los textiles son de naturaleza orgánica y están expuestos al ataque de los hongos y de las bacterias, los factores más corrientes de deterioro son aquellos que favorecen el desarrollo de estos organismos, es decir, el calor húmedo, la falta de ventilación, y el contacto con substancias animales o vegetales en estado de descomposición. Sin embargo, es posible que en estas condiciones desfavorables, los textiles antiguos no se destruyan totalmente. Es corriente, por ejemplo, encontrar fragmentos de textiles que han sobrevivido al contacto del cobre corroído, los productos de la corrosión han actuado como agentes esterilizantes. Se encuentran frecuentemente restos de textiles unidos a la pátina de los bronces chinos, en un estado tal que aun es posible identificar las fibras y el tipo de tejido. La humedad hace que las fibras vegetales se hinchen y ablanden, pero la permanencia en el agua no destruye necesariamente las fibras animales como lo demuestra la supervivencia de materiales de lana en pantanos y ciudades lacustres,

    El calor excesivo produce la desecación de los textiles haciéndolos quebradizos y la exposición a la luz intensa y a los gases venenosos, origina una alteración característica conocida en ingles con el nombre de "tendering" (reblandecimiento). El aspecto asombrosamente nuevo que presenta ciertas vendas de momias egipcias puede deberse tanto a la presencia de sal, como la obscuridad y la sequedad del medio ambiente.

    TRATAMIENTO DE CONSERVACION.

    Los tratamientos de conservación que se aplique a cualquier tejido antiguo deben realizarse después de un estudio científico, artístico y técnico, de sus elementos constituyentes y, según este criterio, el plan de trabajo debe deducirse de la confrontación d estos tres aspectos fundamentales.

    Los estudios científicos que se realicen, deben tender, a determinar, en la medida en que las técnicas de que se disponen, y el estado de cada una de las piezas lo permitan, tanto su constitución íntima como las alteraciones sufridas con el transcurso del tiempo.

    Antes de comenzar la restauración de la pieza textil, lo primero que hay que hacer es examinarla con lupa o microscopio y anotar los siguientes detalles:

    • Naturaleza de las fibras de la trama y urbidumbre.
    • El sentido de torsión de los hilos: (s) o (z).
    • Tipo de tejido: tatefan, cruzado o figurado.
    • Numero de hilos por centímetro cuadrado en la trama o urbidumbre.
    • Presencia de orillas en la tela.
    • Teñido o decoración aplicada: pintura, pan de oro, hilos metálicos o bordados.
    • Presencia de costuras y agujeros producidos por agujas.

    Si el material esta muy sucio y hace difícil el análisis, se puede limpiar el polvo suavemente con aire, empleando una pera o un fuelle y en algunos casos empleando un cepillo suave. Puede que sea imposible anotar todas las características antes de que el tejido se haya lavado, pero es importante desde el principio conseguir cuanta información sea posible, por si durante el tratamiento desaparecen algunos elementos. Este examen preliminar decidirá cual son los métodos más seguros de limpieza y restauración.

    Es absolutamente necesario antes de todo tratamiento una documentación fotográfica lo más amplia posible, no-solo del aspecto general de la pieza y como testimonio de la naturaleza y amplitud del daño existente, sino tambien de aquellos elementos decorativos y técnicas, que puedan aportar ayuda valiosa al conocimiento exacto de la obra.

    ANALISIS AL TEXTIL.

    Antes de comenzar la restauración de una pieza textil, lo principal es conocer la identidad de cada uno de los materiales empleados en la confección de la obra a tratar.

    Como para todos lo Bienes Culturales, en principio, es imposible establecer normas generales de restauración de tejidos, cada pieza presenta características y problemas diferentes, por consiguiente su tratamiento se proyectara en función de la naturaleza de los materiales empleados en su elaboración, de su estado actual, magnitud de degradación, su conservación o lugar de exposición en colecciones particulares o museos.

    El concepto moderno de conservación y restauración de los textiles antiguos, existe un criterio general de que todo tejido que se trate de conservar esté perfectamente limpio y desprovisto de toda substancia que pueda modificar su aspecto, e impedir en lo mas mínimo el comportamiento natural de las fibras. La superficie irregular de los tejidos de fibras naturales, los hace particularmente susceptibles a la suciedad. El polvo se aloja en los innumerables intersiscos del tejido, el anhídrido sulfuroso unido a las pequeñas partículas de hierro existentes en el aire, junto con la humedad de la atmósfera, origina la formación de ácido sulfúrico que progresivamente destruirá los materiales orgánicos.

    Todo esto nos lleva a mantener el criterio de someter a un lavado cuidadoso el tejido siempre y cuando el estado de conservación de este lo permita.

    ASPECTOS DEL PROCESO DE LAVADO.

    Para el lavado pueden utilizarse detergentes ligeramente ácidos o alcalinos, con el fin de eliminar manchas tambien se usa frecuentemente detergentes totalmente neutros.

    En general, la suciedad es una substancia que se ha establecido en un lugar que no le corresponde y pueden ser del siguiente tipo:

    • Suciedad grasa.
    • Suciedad de pigmentos (partículas sólidas)
    • Tintes vegetales.
    • Sustancias solubles al agua.

    En proceso de lavado, todas estas substancias pegadas al material textil tienen que ser eliminadas. En los líquidos para el lavado hay que disolver compuestos que a su vez disuelvan la suciedad. Su composición

    Depende de la manera en que la suciedad se adhiera al material textil.

    Si se van a lavar textiles viejos, es necesario examinar el textil entero, antes de empezar el proceso de lavado primero debe establecerse que clase de fibras se usaron para hacer el tejido. La elección de la formula para el lavado de la fibra y del estado de esta. Debe determinarse si la suciedad es solo polvo o incluye otro tipo de mugre, como tierra o restos de proteínas. La naturaleza de las manchas como sangre, tintes de fruta, hierro deben ser determinadas, la firmeza del color con respecto al liquido limpiador debe ser investigada, esto se hace frotando un pedazo de tejido blanco empapado con él liquido limpiador.

    Si el tejido es muy frágil, se recomienda coserlo entre dos mallas de polietileno. En este caso el tejido es sostenido durante el lavado, la mejor manera de lavar es en un pila amplia y poca profundidad, deben evitarse movimientos mecánicos de importancia, y siempre hay que usar agua destilada o desmineralizada.

    LAVADO.

    Lo primero que se necesita para lavar los textiles es disponer de agua dulce. Se puede utilizar agua purificada. Los tejidos antiguos se lavan perfectamente en recipientes planos, se pueden tratar muestras pequeñas en cubetas que se emplean para el revelado fotográfico, pero las piezas grandes resultan más difíciles por lo que es mas practico utilizar una pila de madera forrada con polietileno con una altura aproximada de 10 cm.

    Los textiles de malla abierta o de hilos tensados y encajes, se deben prender con alfileres o con tachuelas a una lamina de polietileno para mayor seguridad durante la operación del lavado, si los textiles están teñidos se probara la resistencia de cada color al agua para determinar su estabilidad antes del lavado, los colores inestables se pueden fijar con una solución al 5 % de sal común.

    Cuando todo esta preparado, se llena él deposito con agua dulce, hasta un nivel aproximado de 7 cm, se introduce con cuidado la pieza teniéndola bien tendida y sin arrugarla, y se le mantiene sumergida por espacio de una hora, cambiándole el agua si fuese necesario cada 20 min.

    Parte de la suciedad se disolverá en el agua y las materias insolubles como la arena, pueden eliminarse golpeando suavemente las piezas con la yema de los dedos después de que el tejido se ha remojado durante algún tiempo. Cuando se termina la operación de lavado, se vacía la cubeta, se levanta el soporte de polietileno la cual se adhiere a la pieza y se mantiene con la inclinación necesaria para que escurra el agua. Mientras permanezca la tela en el soporte, se presiona el tejido suavemente con un paño absorbente y después se traslada y se coloca sobre un material templado tambien absorbente como una franela o tejido esponjoso.

    TRATAMIENTOS DE LIMPIEZA.

    Limpieza en seco:

    La limpieza en seco puede realizarse por aspiración suave combinada con un cepillo, empleando disolventes orgánicos de grasas o el vapor seco, la naturaleza y tamaño de los textiles a tratar determinara cada vez el procedimiento más conveniente.

    Tratamientos por vacío y cepillado.

    Las alfombras antiguas y las cortinas que contienen polvo en exceso pueden mejorar su aspecto quitando el polvo con un cepillo suave (en el sentido del pelo) hacia un aspirador o pasando el aspirador directamente si el tejido es lo suficientemente fuerte.

    Limpieza por vapor.

    Para cierta clase de textiles la limpieza de vapor (si se controla eficazmente), es mucho menos enérgica que la inmersión en agua o la limpieza con disolventes orgánicos. El vapor se pude usar a veces para ablandar o eliminar manchas. Es fundamental utilizar una pistola de vapor que suministre calor seco o húmedo según se desee. Este procedimiento se considera esencial hoy día para el lavado, podiendose emplear ventajosamente en los museos para la limpieza de ciertos tipos de textiles, como por ejemplo, vestidos, telas etnográficas, pues permite la aplicación de una serie de operaciones de limpieza que no garantiza ningún otro procedimiento.

    Eliminación de manchas.

    No siempre es aconsejable quitar las manchas de los textiles antiguos, las manchas que han permanecido mucho tiempo, pueden haber experimentado un cambio químico con la formación de substancias insolubles que pueden ser eliminadas por blanqueo, y este procedimiento podría debilitar mas aun al textil viejo, ya de por sí alterado. En algunos casos, no obstante se recomienda la eliminación de las manchas.

    En el caso lamentable de que el tejido se haya manchado accidentalmente, las manchas deben tratarse inmediatamente, antes de que pase tiempo y se fijen dentro de las fibras. Las manchas de hierro pudren generalmente las fibras vegetales, y tienen que eliminarse si el tejido es lo suficientemente fuerte para resistir el tratamiento. Cuando se trate de textiles antiguos y frágiles, esta eliminación de manchas puede constituir una tarea muy delicada que exige experiencia y ciertos conocimientos de química.

    En algunos casos se necesita emplear una técnica distinta conocida por "cercar" la mancha. Es evidente que la aplicación de cualquier disolvente orgánico a una mancha, por ejemplo de grasa, tendría como resultado extender la mancha en usa mayor superficie. El método consiste colocar la pieza con la mancha hacia abajo sobre un cristal cubierto con papel secante, y aplicar un reactivo por el "reverso", gota a gota, con una pipeta, de tal forma que origine un circulo alrededor de la mancha.

    De esta manera el disolvente ataca a la mancha por todas partes a la vez, la grasa se disuelve inmediatamente y la solución formada la absorbe el papel secante. Otro sistema para quitar las manchas de grasa o cera consiste en cubrir los dos lados de la mancha con papel secante y aplicar una plancha caliente. Este es el método tradicional para quitar las "manchas de vela". La grasa se funde y en mayor parte s absorbida por el papel secante, si quedase algún residuo se elimina con bencina. Las manchas espesas y duras de pintura, grasa o barro se deberán quitar raspándolas cuidadosamente con escapelo o cuchilla de afreitar, antes de aplicar el disolvente.

    TRATAMIENTO DE TEXTILES FRAGILES.

    Los textiles pueden presentarse para la conservación en todas fases de deterioro, pero quizás el problema más difícil es el que presentan los materiales recién excavados, muchas veces procedentes de tumbas. Los tejidos pueden estar duros y quebradizos bien alterados hasta el punto de parecer una tela de araña, bien húmedos, o estar los motivos y los colores ocultos debajo de una capa de polvo y restos de insectos. Pero cualquier que sea su estado, siempre que no se hallen completamente desintegrados, merecen en todo caso un examen detallado.

    La primera etapa de tratamiento consiste siempre en hacer una limpieza superficial, que permita el examen del tejido. El polvo superficial puede eliminarse con un fuelle, pero en ningún caso debe cepillarse la pieza. Los restos de insectos muy adheridos con frecuencia, tienen que eliminarse con escápelo o pinzas bajo un microscopio binocular. Cuando el tejido ha estado húmedo puede que desarrolle gradualmente al secarse una efloresencia blanca debida a la cristalización de las sales; esta se puede combatir pulverizando.

    Cuando se han extraído los materiales extraños en la medida de lo posible, se da la vuelta al tejido y se trata el reverso de la misma forma.

    Casi siempre se pueden lavar los textiles frágiles a condición de transladarlos a un soporte y moverlos poco mientras estén húmedos. Como polvo y suciedad tienen efectos destructores, es conveniente siempre un lavado, pero cuando existan elementos decorativos, tales como hilos o panes de oro, cueros, susceptibles a estropease se debe evitar el lavado.

    ATAQUE DE HONGOS E INSECTOS.

    Como otros orgánicos, los textiles están expuestos a los ataques de hongos, pero si se mantienen limpios y el ambiente que le rodea es relativamente seco, no habrá complicaciones en este sentido. Se puede detener un desarrollo de hongos, simplemente airando los textiles y quitando los superficiales con un cepillo suave. Si la infección es grande los textiles deberán esterilizarse con vapores de Timol, pero es posible prescindir de ésta, si las piezas se pueden lavar con simple inmersión. Los textiles dañados por el agua, como podría suceder en el caso de reventar una cañería o por una gotera en el techo, están expuestos especialmente al ataque de hongos; la medida de urgencia más eficaz consiste en someterlos a una corriente de aire caliente y seco. El aparato más practico es en este de los casos es un secador eléctrico de pelo. Debe evitarse el calentamiento sin ventilación, ya que favorecerá la formación de hongos.

    Las plagas de parásitos son para los textiles un peligro, aún mayor que los hongos. Las fibras animales, la lana y la seda constituyen un alimento para algunas clases de insectos y las condiciones de sequedad ambiental no es un obstáculo serio para su actividad. Los linos y los algodones están, generalmente inmunes a los ataques de los insectos, y es preferible separarlos de las lanas y sedas, para facilitar la inspección de los materiales, más vulnerables. Pero toda clase de textiles puede ser atacados si se contaminasen con substancias que atraigan a los insectos y es por esta razón y sobre todo, por lo que las prendas hay que lavarlas antes de incorporaralas a las colecciones.

    De una manera general existen tres formas de proteger a los textiles contra los insectos. La primera consiste en aislarlos, embalando el textil de manera que los insectos no puedan llegar hasta él; el segundo recurrir a los insecticidas y el tercero emplear un producto inhibidor, que repugne suficientemente a los insectos o sea lo bastante tóxico como para asegurar la preservación. Este ultimo método implica el empleo de un reactivo protector, que se pueda fijar de manera permanente sobre la fibra textil, lo que requiere el uso de un aparato especial y de una técnica que solo puede realizarse cuando se trate de materiales nuevos en curso de manufactura.

    Aislamiento del textil.

    Solamente puede llevarse a cabo en algunos tipos de textiles y, aun en estos casos, existe siempre la posibilidad de introducir la infección en el embalaje y dejar desarrollarse el mal sin que se sepa. Se aconseja meter en el paquete un insecticida volátil. Para el embalaje se aconseja el papel, tan eficaz como los plásticos transparentes, aunque éstos son más resistentes y tienen además la ventaja de facilitar la inspección del contenido.

    Cuando se emplean bolsas de polietileno, es muy importante que los textiles estén completamente secos, ya que la humedad n0 se elimina a través de este producto, y si se embala la pieza húmeda, es casi seguro que se enmohecerá. Las bolsas impermeables que se venden para guardar pieles, son también convenientes para los textiles, pero se recomienda depositar en el fondo un puñado de cristales de diclorobenceno, con el objeto de combatir una presencia accidental de huevos de polilla.

    Empleo de insecticidas.

    Aparte de la fumigación en una cámara de vacío, que puede aplicarse en gran escala para proteger trajes o material etnográfico, la protección más eficaz se consigue con un insecticida volátil, como el diclorobenceno, que aunque quizás sea demasiado volátil, resulta satisfactorio y eficaz. Se pueden rellenar con él bolsas de algodón que se cuelguen en los roperos o tambien distribuirlos en cajones y baúles entre hojas de papel. Este producto es muy eficaz contra el principal insecto parásito, la polilla, y contra la cucaracha. No obstante tiene un olor muy fuerte que produce dolores de cabeza, y como además es un tóxico para el hígado, es preciso no trabajar durante mucho tiempo cerca de una caja abierta que lo contenga.

    Se pueden utilizar muchas clases de insecticidas, pero los mejores son aquellos que están diluidos en un destilado de petróleo, inodoro e incoloro.

    REPARACION Y MONTAJE.

    Aun en el caso de que el textil esté fragmentado, nunca se debe pegar con adhesivos. Estos endurecen y dañan el tejido, y constituyen un alimento para los hongos, ademas, si se ha pegado, no podrá nunca estudiarse el reverso. Los fragmentos se pueden conservar en envolturas de plástico, pero para evitar que se deterioren por el manejo, deberán fijarse a un lamina de acetato de celulosa antes de colocarlos dentro de las envolturas. Si los tejidos son demasiado quebradizos o frágiles para ser cosidos, pueden exhibirse colocándolos sobre un plano inclinado dentro de una vitrina impermeable al polvo; el plano debe estar forrado con una tela de seda ordinaria o terciopelo, con el pelo hacia arriba para que los fragmentos de la pieza se queden bien adheridos.

    Siguiendo la temática de la conservación de obras textiles, una vez limpio el tejido sé eligirá cuidadosamente un soporte adecuado para reforzar aquellas piezas en que presenten partes rotas y que afecten el aspecto estético.

    Los métodos para el montaje son:

    • Fijación de la pieza mediante adhesivo (no es muy conveniente por lo que ya se explico)
    • Coserse el textil a una pieza de sujeción.
    • Exhibirse en vitrinas en un plano inclinado.
    • Colocar la pieza entre dos piezas de seda de malla ancha.

     

     

    Julio César Pérez Guzmán