Familias que educan a sus hijos en etapas difíciles
Alex Alba Solares –
El tema de la familia resulta de inestimable importancia, teniendo en cuenta su papel en la formación de cada individuo, de lo cual se deriva la relación de los padres con sus hijos. La visión de familia como núcleo formado por el agrupamiento de un hombre y una mujer unidos en matrimonios, más los hijos de ambos, todos viviendo juntos y donde el hombre es el que mantiene económicamente, y asegura la subsistencia familiar, dejando a la mujer para las tareas de la casa más el cuidado de los hijos, afortunadamente, está muy lejos de ser la realidad que vive la familia actual.
De esta forma son muchos los elementos que aparecen en las realidades familiares:
El matrimonio no es necesario para que la pareja comience a pensar en la familia y los hijos, y de hecho la tendencia es a las uniones consensuales.
Uno de los dos progenitores puede faltar y por largo tiempo, e incluso indefinido y quedarse el otro solo con el hijo o varios de ellos; y por muy diversas razones, con frecuencia en tiempos de solvencia material, uno de los progenitores, ya no tan frecuente la madre, se hace cargo del cuidado de sus descendientes.
Los hijos del matrimonio son muy frecuentemente tenidos en común, pero pueden llegar también por la vía de la adopción, provenientes de otras uniones anteriores o por las modernas técnicas de reproducción asistida.
La madre, ya sea en el contexto biparental o monoparental, no tiene que dedicarse exclusivamente al cuidado de los hijos, sino que inserta de manera activa, en actividades laborales fuera del hogar.
El padre, por otra parte, no tiene que limitarse a ser un mero generador de recursos para la subsistencia de la familia, sino que puede implicarse muy activamente en el cuidado y educación de los hijos, e incluso valorar el quedarse en casa mientras la madre por determinadas razones es quien trabaja, en este sentido puede valorarse que es ella quien tiene mejor empleo.
El número de hijos se ha reducido, hasta el punto que en muchas familias hay solamente uno y otras valoran seriamente la opción de no procrear bajo razones de limitaciones económicas, de espacio, entre otras.
Algunos núcleos familiares se disuelven como consecuencia de procesos de separación y divorcio y es frecuente la posterior unión con una nueva pareja en núcleos familiares reconstituidos o reensamblados.
La convivencia multigeneracional se extiende por razones económicas, entre ellas la utilización del familiar para el apoyo en casa y con los hijos, con la compensación para este, que aporta como red de apoyo, en otros casos esta convivencia como alternativa única, ante limitaciones también económicas o porque el familiar no puede estar en alguna institución y se precisa tener en casa.
La conformación de familias con parejas homosexuales, una vez que se procrea, se decide a esta opción como parte de la familia que se reconstituye.
De esta forma podemos decir que actualmente se produce una transición donde coexisten modelos familiares tradicionales y otros que preconizan rupturas generacionales. Se han producido cambios en los cánones tradicionales de formación, estabilidad y relaciones de pareja, se han disminuido las barreras de edad, raza, clase, nacionalidad, afiliación religiosa e ideológica, en la formación de parejas y en la decisión de divorcio y maternidad / paternidad, procesos que han provocado contradicciones intra e intergeneracionales que se manifiestan en la planificación familiar, en la educación de los hijos y en la convivencia hogareña, asi se nos presenta una complejidad familiar que aun cuando estamos convencidos del valor de la familia, que perdura en tiempos de crisis, de guerras, de rupturas, pero que incluso para aquellos que creemos en su fuerza, el camino en su estudio y su entendimiento se hace complejo.
El análisis de las etapas de desarrollo por las que atraviesa la familia nos puede guiar hacia la comprensión de determinadas cuestiones que se nos presentan y que constituyen momentos de la vida, en que el sistema de vivencias de los miembros de la familia se reajusta y puede conllevar a necesarios, importantes y nuevos cambios. Nuevas experiencias u obstáculos llevan a la familia a la adopción de nuevas estrategias de enfrentamiento ante las dificultades.
La actuación cotidiana de los padres se determina por los conocimientos que estos adquieren desde su propia historia familiar y el tipo de relaciones que aprendieron de la formación de sus progenitores. Por otro lado el nivel de instrucción alcanzado condiciona su horizonte como padre y formador.
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