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Democracia y Bioética

Partes: 1, 2

    Publicación original: Acta bioeth., 2001, vol.7, no.2, p.343-354. ISSN 1726-569X. Artículo reproducido con la autorización de los editores de Acta Bioethica, ISSN 0717 5906, publicación semestral destinada preferentemente a profesionales de las distintas representaciones de la Organización Panamericana de la Salud, OPS/OMS y a otros especialistas de diversas profesiones, en todo el mundo, interesados en el diálogo bioético. http://www.paho.org/Spanish/bio/publica.htmdgracia[arroba]fcs.es http://www.uchile.cl/bioetica/c-bio[arroba]uchile.cl

    Resumen: La Bioética, desde hace treinta años ha promovido incesantemente la participación democrática en el ámbito de la relación sanitaria, mediante procedimientos que permiten adoptar decisiones en las cuales se expresa el parecer y los intereses de todos los involucrados. Estos procedimientos dan cuenta de una práctica constante de deliberar en conjunto, con el fin de lograr las soluciones más matizadas y correctas. Esta experiencia de la Bioética permite plantear, de manera amplia, la relación entre Democracia y Bioética, en la medida que es necesario y urgente corregir los déficits democráticos, logrando que ésta no sólo sea participativa sino que también deliberativa.

    Palabras Clave: modernidad, democracia, legitimidad, _, participación.

    Abstract: Upon the last 30 years Bioethics has permanently been promoting democratic participation in health care contexts through procedures oriented to decision-making that considers the interests of everyone involved. These procedures imply a continual joined deliberative practice aimed at reaching nuanced and fair solutions. This experience of bioethics allows us to suggest, in a broad sense, the relationship between it and democracy since it has become necessary and urgent to correct democratic deficiencies trying to build it up not only participative but also deliberative.

    Keywords: modernity, democracy, legitimacy, deliberation, participation.

    Resumo: A Bioética há 30 anos vem promovendo incessantemente a participação do diálogo democrático no âmbito da saúde, e o faz mediante procedimentos que permitam tomadas de decisões que expressem os interesses de todos envolvidos. Estes procedimentos exibem a prática constante da deliberação em conjunto, com a finalidade de alcançar soluções mais harmônicas e corretas. Esta experiência da Bioética permite sugerir, de maneira ampla, a relação entre Democracia e Bioética, na medida em que se faz necessário e urgente corrigir as deficiências da democracia, buscando construí-la não somente participativa, mas, sobretudo deliberativa.

    Palavras chaves: modernidade, democracia, legitimidade, deliberação, participação.

    Introducción

    El mundo moderno ha asistido a la pérdida de la homogeneidad cultural y creencial. De un sistema basado en la uniformidad de valores, hemos pasado a otro en que la pluralidad y el respeto de la pluralidad han cobrado el primer plano. En la vida religiosa, en la moral, en la política, hemos pasado de sistemas basados en el "código único" a otros que colocan en primer término el respeto del "código múltiple". Utilizando una célebre expresión de Max Weber, cabe decir que hemos pasado del "monoteísmo axiológico" al "politeísmo axiológico".

    Esto es visto por muchos, no sin nostalgia, como una pérdida, como una gran pérdida. Se añora la situación pasada, en que la homogeneidad era grande y parecía posible saber claramente dónde estaba la verdad y dónde el error. En el fondo, se trataba de trasladar a la sociedad humana categorías escatológicas. Recuérdese el texto del libro XIV(28) de La ciudad de Dios, de San Agustín: Fecerunt itaque civitates duas amores duo: ter renam scilicet amor sui usque ad contemptum Dei, caelestem vero, amor Dei usque ad contemptum sui. También aquí, en la tierra, habría dos ciudades, y debería haber dos, la ciudad de los que están en la verdad y la de quienes se hallan en el error. Así planteadas las cosas, es evidente que ni en religión, ni en ética, ni en política, hay espacio para el pluralismo. Está el espacio de la verdad y el espacio del error. Y la vida en la tierra debe entenderse como la batalla sin cuartel contra las fuerzas del error y del mal.

    El problema es que esto puede no ser tan claro. "¿Qué es la verdad?", venimos preguntándonos al menos desde los tiempos en que Pilatos lanzó esta pregunta, que por cierto quedó sin respuesta. ¿Y qué es el bien?

    Toda la historia de la filosofía y de la cultura es el intento de responder a estas dos cuestiones, y a algunas más. Y el resultado no ha sido, ni mucho menos, tan positivo como cabría esperar. La verdad no es categoría humana, sino divina. La verdad se nos escapa continuamente. Los seres humanos no podemos definirnos como "los verdaderos", "los veraces", como, según Nietzsche, se definían a sí mismos los primeros nobles, sino, más humildemente, como "los buscadores de la verdad". La verdad no es tanto algo que se alcanza y se posee, cuanto un camino, un talante, un modo de ser o de vivir en perpetua e incesante búsqueda. Recuérdese aquello de que "quien busca encuentra". Quizá esto se debe a que lo más importante es precisamente la búsqueda, el estado de búsqueda permanente, el amor a la verdad, a pesar de que ésta se nos escape de entre las manos. Quizá lo más importante no es la verdad sino el amor a la verdad. Esto es lo que llevó a los griegos a no considerarse sophói, sabios, término que en el rigor de los términos no podía aplicarse más que a Dios, sino philó-sophoi, amigos de la sabiduría, amantes de la sabiduría, convencidos como estaban de que la sabiduría total no la alcanzarían nunca, pero que su obligación consistía en vivir orientados hacia ella, en tensión de búsqueda hacia ella.

    Ahora bien, si esto es así, entonces cabe concluir que no hay dos ciudades, la de la verdad y la del error y que, en principio, todos los que buscan la verdad merecen consideración y respeto, aunque no lleguen a ella, o aunque lleguen a una verdad que no coincide parcialmente con la nuestra. ¿Quién puede considerarse en posesión de la verdad?

    A partir de aquí es como hay que plantear el problema del pluralismo y de la democracia. En lo que sigue, voy a intentar exponer sus dimensiones fundamentales, abordando tres cuestiones. La primera es el problema epistemológico que se esconde tras la cuestión ¿qué es la verdad? Se trata de conocer las respuestas que se han dado a esta pregunta y el modo cómo hoy podemos intentar contestarla. La segunda parte analizará la evolución del pluralismo dentro de nuestra sociedad occidental; por tanto, la aparición de la democracia y de las diferentes formas de su legitimación. La tercera versará sobre el problema actual de legitimación moral del pluralismo y, más en concreto, sobre las democracias participativa y deliberativa. Y en la cuarta y última distinguiremos entre democracia social y democracia política, defendiendo la tesis de que la primera es indudable que no puede entenderse más que como un proceso de participación y deliberación. Es posible que la democracia política no pueda ser más que representativa, pero aun así resulta necesario concluir que esa representación sólo será adecuada si en la base hay una sociedad que ejerce la democracia participativa y deliberativa. Pues bien, la función básica de la bioética está en el trabajo social, en orden a promover la participación y la deliberación en los procesos de toma de decisiones sobre la vida.

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