- Módulos natos
- Módulos natos, o pulsiones instintivas…
- La enfermedad: metáfora de nuestros sentimientos
- El caso de Lucrecia
- Otra situación clínica es el caso de Robert
- Ahora, el caso de Cristie
- En resumen
- Bibliografía
"¿Por qué nos enfermamos? O ¿por qué se desarrolla un cáncer en nuestro seno y no en el colon? O ¿por qué padecemos un tipo de enfermedad en vez de otra?, o sobre todo ¿por qué sucede ahora — lo que nos sorprende — cuando todo parecía ir bien en la vida?
"A lo largo de la historia de las ciencias médicas estas preguntas han logrado muy pocas respuestas. Sólo muy recientemente la medicina psicosomática, la ciencia que estudia la relación de los pensamientos y las emociones en el nacimiento de las enfermedades físicas empieza a cedernos alguna explicación. E incluso la medicina paralela, no convencional o alternativa, tiene muchos problemas en su afán de ser lo más "científico" posible, para entender o explicar estas cuestiones.
"La gran mayoría de las personas atribuyen a la suerte, o al azar, o quizás a un poder superior; la causa y la razón de todo lo que les acontece en la vida. Por ello nunca intentan confirmar la verdad sobre los hechos que les ocurren y prefieren optar por una actitud conformista, alimentando una postura interna de víctimas — que las hace sentirse impotentes". FEFL en La Sonrisa de Dios y la Salud Metafísica.
Jan Saudek
No existe el concepto independiente de enfermedad mental, como no existe tampoco el de enfermedad física.
Me explico. Siendo, como somos, individuos razonantes y, por naturaleza, curiosos; todo lo que perturba la trayectoria sosegada de nuestras existencias afecta la mente y afecta el cuerpo.
De ahí, entonces, es de dónde deriva el concepto de enfermedad o desorden psicosomático — que es lo que, esencialmente define, las llamadas "enfermedades mentales".
Quizás la ciencia del psicoanálisis fuera la primera que investigara esos mecanismos, pero como son parte constitucional de la herencia especie/específica del ser humano; los brujos, chamanes, hechiceros, sacerdotes y curanderos de antaño los entenderían y los aplicarían en sus encantaciones y curas.
¿Cómo arribarían los taumaturgos tribales a la conclusión de que existían fuerzas poderosísimas en la mente que enjaezadas lograrían restablecer al enfermo y retornar juicio al desatinado?
¿Cómo? Muy simple: ¿Recuerdan lecciones previas donde hago referencia a módulos natos? Pues, de esos mecanismos se trata…
Módulos natos
¿Qué son módulos natos? Son tendencias instintivas, arraigadas y básicas que nacen con nosotros como parte de nuestra constitución y que nos sirven para orientarnos cuando confrontamos lo desconocido.
Ejemplo, ciertos chimpancés procuran, localizan y mordisquean hojas de árboles que, cuando sienten síntomas de parásitos intestinales, les permiten librarse de los mismos. Pero, el truquito (si "truco" es lo que es) es mucho más complicado. Los simios saben (o intuyen) que sólo son las bases tiernas de ciertas, y no de todas, las hojas del mismo árbol, las que contienen los alcaloides que confieren los beneficios terapéuticos.
Instintos básicos
¿Cómo lo hacen?
Toda persona en dolor o angustiada tolera su "cruz" de manera única y personal. Unos se desploman, otros se enardecen, otros lo usan como fuente para la obtención de la "ganancia secundaria" de que los psicoanalistas hablan cuando reconocen la ganancia epinósica; mientras que otros recurren a las sustancias disponibles que alterando la mente, les proporciona un alivio fugaz. (Nota: En psicoanálisis, beneficio epinósico es lo mismo que beneficio secundario).
Módulos natos, o pulsiones instintivas…
Prosigamos entonces haciendo una exposición somera del concepto de la imagen corporal y de su esquema neurológico
Cuando nacemos y durante la infancia, antes de que seamos capaces del logro del pensamiento abstracto, la percepción del cuerpo es vaga y borrosa.
Si nos duele la cabeza, ayuda cuando mami nos dice que es "un dolor de cabeza", mientras nos toca la frente para indicarnos donde queda el dolor. Pero, lo que es más sorprendente es que las palabras, el toque y el beso de mami, nos disipa el sufrimiento.
A medida que crecemos, el cuerpo se organiza y se integra, representándose, como imagen cargada de emociones, en la corteza cerebral prefrontal (sitio del razonamiento), en el hemisferio no-dominante (sitio de las vivencias afectivas) y en el hipotálamo, sitio del control de los instintos básicos.
Con eso, avanzamos al estado posible de ser bonita o fea, y más adelante de las cirugías plásticas, de los adornos cosméticos, de las yipetas y de los tatuajes.
Así lo hacemos porque nuestra apariencia adquiere dimensiones insospechadas:
Sensoriales, sociales, económicas, libidinosas, sensuales, éticas y estéticas. Todas integradas bajo el palio de la imagen corporal, y bajo la influencia de nuestras vidas conscientes, inconscientes y vegetativas (o autonómicas).
Nuestros sentimientos y autoestima personal mucho dependen de que seamos aceptables físicamente, que poseamos belleza en medida razonable, que seamos inteligentes, y que nuestros cuerpos sean tan sanos como adecuados, simétricos y armoniosos.
La sociedad decreta en sus diversas proclividades lo que es bello y lo que es no. Lo que predestina a quienes sus anatomías no favorecen, a sufrimientos indecibles.
Nuestra anatomía, de acuerdo a Freud, es destino. Comparen las fotos que hemos visto y después continuaremos la lección de hoy.
Entonces, ya que nuestros lectores poseen un entendimiento aparente de lo que proponemos aquí, podemos empezar a hablar acerca de nuestras dolencias y aflicciones como metáforas que traducen nuestros universos privados y cuya evolución, progresión y aun cura, están supeditadas a nuestras emociones.
Una palabra más. El "órgano fantasma", que consiste en una memoria representativa neurológica.
Si alguien pierde uno de sus miembros quirúrgicamente o por trauma, el cuerpo percibe el órgano en su totalidad como si aún estuviera presente.
Memoria que sólo se desvanece, de manera paulatina con el transcurso del tiempo. Sucede igualmente cuando perdemos un diente o, quizás un paciente.
La enfermedad: metáfora de nuestros sentimientos
Cuando nos enfermamos, cuando tomamos y dependemos de drogas —- cualquier droga (eso incluye relaciones y comida), como cuando tenemos éxito en la vida o engordamos, nuestro esquema simbólico y nuestra imagen interna cambia. Para esta lección, entender este concepto es cardinal.
Es así, porque las dolencias y nuestras dificultades definen nuestras anatomías, nuestros egos y nuestras vidas, porque afectan del modo como nos apreciamos y nos aceptamos. En otras palabras: nuestra autoestima.
Uno no engorda, uno es gordo. No lo mismo ser que estar loco. Las diferencias son tenues, pero la semántica es crucial.
Entonces, vamos a ver. Tomemos tres casos para ilustrar nuestra charla.
El caso de Lucrecia
Todas sus amigas envidiaban su figura menuda y graciosa. Había sido de niña una gimnasta excelente que llegaría a competir por medallas olímpicas en el equipo de su país. Solamente ganaría un bronce, retirándose y estudiando pedagogía en la famosa universidad de la Columbia Británica.
Estricta en sus convicciones religiosas, se enamoró y contrajo nupcias con un joven misionero con quien tuvo dos hijas. Su religión y su miedo al pecado le impedían aceptar que el matrimonio era poco feliz y que la vida le era monótona y poco placentera. Así empezaría a fumar furtivamente y a engordar.
Cuando Lucrecia accidentalmente escuchó a una amiga de su hija mayor decir, mientras miraban fotos viejas en el álbum familiar: "¿Es ésa tu mamá? ¡No puede serlo! Ella está muy gorda".
Las niñas inspeccionaban recuerdos de las olimpiadas pasadas.
Dolida, decidió perder de peso, siguiendo cada uno de los sistemas que existían en la ciudad donde viviera. Su peso llegó a 250 lb. Entonces se tornó a la bulimia, porque no podía dejar de comer y de vomitar — así nos encontramos.
La terapia intensiva le permitiría descubrir que uno de los miedos más agudos de que sufriera era el de ser atractiva, lo que perdiendo de peso, sucedería.
Había reprimido memorias traumáticas de un abuso sexual que ocurriera cuando una entrenadora la obligara a ella y a otra compañera a someterse a una experiencia homosexual en un ménage à trois lesbiano. Poder ser físicamente atractiva era traducido en su fantasía como una mejora en una autoestima lesionada, lo que no podía tolerar.
Cuando la paciente resolvió un conflicto de naturaleza oral en su esencia. La obesidad, la bulimia y el tabaquismo desaparecieron para no volver.
Otra situación clínica es el caso de Robert
En Vietnam había servido como paramédico en una unidad de infantes de marina. Nunca vio combate. Lo que sí hizo, fue aprovechar el acceso libre a drogas y narcóticos para volverse un adicto.
Como veterano de las fuerzas armadas estadounidenses, asistió varias veces programas de tratamiento ofrecidos por el gobierno. Recaía con gran frecuencia, nunca pudiendo ganarse la vida o mantener un empleo.
Nos conocimos en la base Naval de Charlestón, donde fuera admitido con un síndrome de abstinencia agudo, cuando se perdió en una excursión en una foresta aislada.
Una no vivió en la realidad
La psicoterapia individual y de grupo, reveló que para Robert, lo que las drogas proveían era una muralla contra el sentimiento de culpa.
Todos en su familia creían que Robert seguiría los pasos de un papá que, antes de morir en un accidente aéreo, como paracaidista militar, había sido muy condecorado. Lo único que de su papá recordaba era que, cuando concluyera el sepelio se sintió "feliz", porque ya no tendría que soportar sus escarmientos, para Robert, inmerecidos.
Poder revivir y recomponer los orígenes de la culpa, resultado de un trauma psicológico durante una etapa crucial de su vida, permitiría al joven adicto lograr el coraje para verse "distinto", aceptarse a sí mismo y renunciar a su hábito.
Ahora, el caso de Cristie
Esta joven mujer vivió su vida bajo la imagen indeleble de un fantasma desconocido para ella. Nació con una hermana gemela, Andrea, que fuera mortinata — pero la mamá de las gemelas, pretendía que Andrea aun vivía y a todos mencionaba su nombre, dejando la impresión distinta de que estaba en algún lugar remoto visitando.
Cristie contribuyó su historia para un artículo mío en la anorexia que apareció en CBS en la ciudad donde residía su distinguida familia. Luego de graduarse en la administración de empresas y publicidad, se hizo abogada y contrajo nupcias con un profesor recién enviudado con el que procrearía gemelos.
Exorcismo
Yo viajé a asistirla porque la familia lo pidió, como amigo y mentor. Cristie había sido admitida a un hospital psiquiátrico con síntomas floridos de una psicosis post-parto.
Creía que los gemelos eran hijos de Satán, con quien Andrea los había tenido. Lucía totalmente agitada y descompuesta. De no remitir el cuadro clínico se contemplaba darle un curso de electrochoques.
Cuando me vio, se calmó y me pidió que consiguiera algún sacerdote para que, por medio de un exorcismo, le sacara el demonio que dentro de ella viviera — la paciente era judía.
En lugar de choques, recomendé que se le diera una dosis de Trifluoperazina (un anti-psicótico) y resumimos terapia.
Con la medicina, la capacidad de evaluar la realidad retornó y Cristie se permitió el "lujo" de "odiar" a Andrea por lo que su muerte le costara.
Ser melliza de Andrea fue la "distinción" que la marcara toda su vida. El nacimiento de hijos gemelos le causó el retorno de lo reprimido y desencadenó una psicosis afectiva, con un pronóstico excelente. (Véase mi artículo, La Depresión Puerperal).
En resumen
Tres casos. Tres cuadros clínicos esencialmente distintos. Tres pacientes cuyas dinamias, aparentando ser diferentes, todas gravitaban en la dirección de traumas originados en la relación con la figura materna — ya que la paterna (en el caso de Robert) provenía de su relación con la madre.
Tres dramas donde, sin la asistencia de la terapia, el fantasma de los conflictos reprimidos hubiera persistido, y el paciente hubiera definido la calidad de su vida con el sostenimiento de los síntomas.
Sábado de Brujas por Francisco José de Goya
Para perder de peso, para recuperar el equilibrio emocional, para dejar esos "amigos viejos" que, como síntomas nos acompañaran y definieran nuestras identidades; lo que se precisa es el "exorcismo" virtual de la cura hablada. (Véase mi artículo La Curación por el Habla II).
La enfermedad, en sus manifestaciones amargas, a menudo nos ofrece un beneficio epinósico.
Fin de la lección.
Bibliografía
Larocca, FEF: La Sonrisa de Dios y la Salud Metafísica en monografías.com
Larocca, FEF: La Enfermedad en monografías.com
Larocca, FEF: El Proceso de la Terapia en monografías.com
Larocca, FEF: Fenómenos Psíquicos en monografías.com
Larocca, FEF: Dolor Físico y Dolor Emocional: El Holograma de los Sentidos en monografías.com
Larocca, FEF: La Depresión Puerperal en monografías.com
Larocca, FEF: Histeria, su Historia, las Brujas de Salem, el Holograma del Inconsciente: El Exorcista Revisitado en monografías.com
Larocca, FEF: Dolor Cervical: Terapia en mailxmail.com
Larocca, FEF: La Ciencia y la Vida: Estudio en mailxmail.com
Pioneros de la histeria
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca