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Poeta su Identidad (página 2)


Partes: 1, 2

de bostezos entumecidos.

Lobo estepario

mendigo…

de rayos espantados

y cruces alambradas

te fabricaron

la existencia

de una prisión lóbrega

necesidades – desempleos

tu cicatriz la quemaron.

Buscas refugio

mientras los días

van siendo asesinados

por armonías fracturadas

de expiraciones albas.

Aúllas tu soledad

au – au – au

¿encontraste reposo

tejiendo las cuerdas

en los susurros

de tus manos

que no se mueven?

Lobo estepario

ropas llorando abandonos

en las goteras

de lluvias incestas

que acariciaran

miedos harapientos.

Lobo estepario

destruido en la ciudad

de paisajes empinados

por ser un artista

de sueños y colores

de voces ondulantes

y espejos inquietos.

Lobo estepario

mueres…

te sepultan

las iras

de la vida.

Lobo estepario…

Dime…

¿Qué sientes

Cuando las miradas

De las constelaciones

Sueñan…

con tus versos de paraísos prohibidos?

¿Qué sientes

Cuando envejeces

En el tiempo

Revoloteado por las fauces

Del olvido?

¿Cuándo todo es inconcluso

Ante los ojos ciegos

De las noches

Que se olvidaron

De suspirar?

Dime…

¿qué sientes

Cuando las letras

En las horas ahuecadas

Se agrietaron

En sus caídas?

Dime…

Cuando las palabras

Destrozan tus recuerdos de niño

Y van opacando

Tus inviernos de bolsillo

¿qué sientes?

Cuando los quejidos

Del viento

Te seducen

Y la boca del silencio

Te arropa.

Cuando tu amor

Es una acuarela

De los signos celestiales

De una astrología desbaratada.

¿Qué sientes

Cuando los suicidios

De las noches

Matan las frases

Dejándote huérfano

En el tiempo.

Cuando la pasión

De los destellos

De las fantasías de unicornios

Te envuelven

En los pasados adolescentes.

¿Qué sientes

Cuando caminas

Por las calles solitarias

De las ciudades esteparias?

¿Cuándo los árboles

Emigran sus vestidos

De canela

Para mudarse con las tristezas

De las tardes de franela?

¿Cuándo las lágrimas

Se entierran

En las arenas

De los versos

Transformándose en el funeral

Y en el adiós.

¿Qué sientes?…

Dime…

Preguntas

¿Qué pienso?

¿qué callo?

¿no son acaso…

poemas incompletos

prisioneros sin culpas

azotándose…

en los deseos llagados?

¿No son acaso penas

que las escupo

en los atardeceres

para que se ensarten

entre mis memorias?

¿No son acaso disparates

que remendando vacíos

de sueños

luego… luego…

emergen con los silencios profundos?

¿No son acaso

venas de fuego vacilantes

que carcomen…

olfatos de tímpanos

encerrados aturdidamente

entre galerías de gritos

que se ahogaron?

¿Qué pienso?

¿qué callo?

¿tú lo sabes?

¿si no? … ¿por qué

termino moviendo

la cabeza desbocadamente

a las intemperies

de notas sonámbulas

extraviadamente perdidas

en las profundidades fabuladas

de los inconcientes castigados?

¿Qué pienso?…

¿Qué callo?…

Poeta: inspiración final

En las esquinas

de las noches fingidas

el poeta

de vientos tiernos

envejeciendo…

a su inspiración espera.

¿Ella?

decidió vestirse de luto

para quedarse en el descanso

de aquellos horizontes

de agujeros mutilados

Y… ¿en este soplo poeta?

¿Dónde los versos

que lamían

las pieles femeninas

y sollozaban sus soledades?

¿Dónde los versos

que salpicaban tus sienes

con esas huellas

de aguas equivocadas?

¿Dónde los naufragios

que en sus tempestades

escurrían…

tus días de insomnio?

¿Dónde los versos

estremeciendo sangres

encendièndo…

sensibilidades faunas?

¿Recuerdas?

¡Aniquilabas al sol

cada vez que soñabas

por que tus sueños

arrastraban incendios!

cobrizamente incendios

¡Recuerda!

¡Lástima!

se flechó la juventud

los años consumieron

al tiempo…

lo arrugaron.

¿Inspiración?

¿Exhalas?

¿Estas muriendo?

Poeta-inspiración-final.

La poesía que no alcanzaría a escribir

La poesía

que no alcanzaría a escribir

tendría sus letras deformadas

deseando arrastrar los eclipses

que centauros

de las constelaciones

dejarían en sus cabalgatas

por caminos

opacamente eternos.

La poesía

que no alcanzaría a escribir

tendría el pecado

de cupidos cobardes

escondiéndose de las flechas

que no disparan

por que sus ojos

se ahogaron en el velo

de lascivias prohibidas.

La poesía

que no alcanzaría a escribir

se transformaría en el grito

de una noche agonizante

recorriendo las paredes grises

de hospitales apolillándose

en el anonimato.

La poesía

que no alcanzaría a escribir

quebraría alas de colibríes

murmurando ecos de arrepentimientos

en tardes sedientas

de amores clandestinos

La poesía

que no alcanzaría a escribir

amararía las lenguas

de las estrellas

y… las forjaría mudas

de sus brillos.

La poesía

que no alcanzaría a escribir

engancharía sueños lisiados

alucinando horizontes

de soles quemantes

que marchen asesinando

naturalezas abiertas.

La poesía

que no alcanzaría a escribir

tendría letras

que se ahogarían

en las cascadas

de llantos abandonados

que mimarían los rostros

de las brisas.

La poesía

que no alcanzaría a escribir

tendría playas tenues

de versos delirantes

que con sus penas plateadas

abatirían delirantes mariposas.

La poesía

que no alcanzaría a escribir

tendría una tarde

en donde ardan

cantos de cigarras.

La poesía

que no alcanzaría a escribir

vendría con su bofetada

de un látigo silencioso

que se hundiría

en un cielo gris humeante

de tierna rosa

caminando por lomos curtidos

que seduzcan salvajemente.

La poesía

que no podría escribir

llevaría principio y fin

de un cansancio

de bailes interminables

husmeando ojos sudorosos

dentro de pupilas perdidas.

La poesía

que no alcanzaría a escribir

tendría letras exhaustas

buscando los faros

de llamas silenciosas

que alumbren auras extraviadas

en agujeros homicidas.

La poesía

que no alcanzaría a escribir

tendría mis sueños inconfesables

circulando avergonzadamente

por claustros escondidos.

La poesía

que no alcanzaría a escribir…

Tendría palabras que se perdieron

Entre los inciensos de los santuarios

Con los fulgores temblorosos

De los arcos iris escondidos.

Escuchando música

La poesía que no podré escribir

Tiene los labios

De un tiempo que se mece

En los recuerdos

De horizontes ardientes

Que se van degollando

Entre las espumas

De lluvias incesantes.

Tiene los tímpanos sordos

De una piel de río

Que grita en su abismo

Queriendo saciarse

De su pálida agua

Ocasos decepcionados

De alas fatigadas.

La poesía

Que no podré escribir…

Tiene la tensión tórrida

De unos vientos de castaño

Que llevan suspiros encerrados

En sus colores

De dolores de pino.

Tiene los placeres encapuchados

De atmósferas cuarteadas

Que van haciendo

Ecos vacilantes.

La poesía

Que no podré escribir…

Tiene los ojos

Que hurgan los vacíos

De noches sedientas

Que van angustiándose

En los finales

De sus sombras.

Tiene las letras

De paraísos prohibidos

Que se fracturan

Entre las miradas

De los astros.

¡Ay!

¿Qué puedo escribir

Si mi tiempo

Es un vacío que rodea

Las siluetas

De las lunas distantes?

Aguas bravas

Que se detienen

En sus espinas arrugadas

Relinchando sus sueños

En las poesías escondidas

Tras los arco-iris.

Termino…

Y el cansancio

Es un silencio de manos frías

Que va trizando

Mis años y sentires.

La poesía que no podré escribir…

Busco la inspiración

En la piel azulada

Del agua mansa

Que refleja el polvo dormido

De mis letras

Desparramadas y pálidas.

Picoteando los dìas

Amortajando las zonas muertas.

Dando bofetadas al barro

Cortejando estrellas ahuecadas

Busco la inspiración.

En el susurro engendrado

De signos

De vientre

En los zodíacos

De ojos fríos

Busco la inspiración.

En las goteras disfrazadas

De sonidos aplatinados

Marcados en el marròn

De sus despojos presos

Busco la inspiración.

En las brochas

De fuego celeste

Que muerden

Las notas sudorosas

De pieles arrinconadas.

En los tiempos usurpadores

De sombras asesinadas

De ciudades

Que circulan

Por sequías agotadas.

Busco la inspiración

En laberintos de cascadas

Rumiando relámpagos

Que cabalgan locos

Hechizando letras… ciegas.

Busco la inspiración

Entre dìas espantados

Que besaron

Sus horas de orfandad.

En los espejos solitarios

Que perezosamente

Soplan imàgenes

De jardines excomulgados.

Busco la inspiración

En las frìas orquìdeas

Enamoradas de colores atolondrados

Que rozan aguas frescas.

Entre los aleteos imposibles

De arccos iris

Gritando en sus latidos

Naturalezas de pasiones apagadas.

En el paraíso de labios

Cristales rojos incandescentes

Que dejan cenizas tatuadas.

La busco

Entre los aleteos

De arcos iris

Que van gritando

Entre sus latidos

Naturalezas de claveles.

La busco

En la espera

De una noche alocada

Con sus acuarelas agitadas.

La busco

Entre los colibríes

Hechizados…

De mis sueños.

Busco y busco…

Me extravìo y extravìo…

Mientras el corazòn

Se congela

Entre madrugadas

De cielos apenados

En sus pinturas grises.

Busco y busco…

Pensé

Pensé…

Que mis letras

Podrían arar el firmamento

Sembrando besos

De colores eternos

Besos que hirieran

El alma de los arcos iris.

Pensé…

Que mis letras

Podrían confeccionar túnicas

Que tapen los despojos

De cometas desnudos.

Pensé…

Que mis letras

Podrían respirar

La humedad de los centauros

En sus viajes por espejos

Con sus siluetas desgarbadas.

Y lo que obtuve…

Fueron letras pegadas

En lágrimas viejas

Cantando por los espígales

Sus locuras de pegasos.

Pensé… pensé…

Reflejos

En la vigilia

de un sol

enjuagando la marea

los reflejos

de la vida aparecen

envueltos en espectros estigmatizados

de alocadas vivencias.

Reflejos…

despojos de pájaros

temblando en abismos azules

soplos de hojas secas

que caen amando

sus propias existencias.

Reflejos…

tiempos disipando

el color de la frescura

en una jornada más

vidas deshojando

a las noches

con sus sombras prestadas

deslizando traviesamente nubes

que se escabullen

en rumores de brisas.

Reflejos…

luces color de fuego

bebiendo las auras

de colibríes extinguiéndose

que navegan

por los corazones enamorados

de un beso.

Reflejos fríos

cabalgando insensibilidades

en sus bronces homicidas

cuando los abismos

en sus mugidos

encuentran…

llamas silenciosas

que opacan alientos.

Al final…

los crepúsculos

de la últimas páginas

son los reflejos

de águilas

que entre fuegos de seda

dejan espacio

en el muelle de los años.

Una gota en flor

un niño nuevo

que al pétalo sonríe

mitades de lirios desplomados

divergencias de imágenes encrespadas

son a los reflejos poseídos.

Y… poco a poco

los reflejos dolientemente

en aires callados

se desvanecen

¿Cansancios somnolientos?

¿olvidos columpiándose?

Reflejos…

mis reflejos

Apocalipsis

¿Qué puedo escribir

Cuando mis letras

En sus Apocalipsis

Ahuyentan su voz

Inundando de abismos

Los versos?

¿Qué puedo escribir

Si mis letras

Convertidas en ángeles

Que buscando paraísos

Se encuentran torrentes ásperos

En el amanecer

De sus destierros?

¿Qué puedo escribir

Cuando cazo mi sangre

Dentro de vacíos ebrios

Mi locura escondida

En lagos que retuercen

Cuellos de soledad gitana?

¿Qué escribo

Si mis letras

En la noche

Se van asfixiando

Por pieles cuarteadas?

¿Qué puedo escribir

Si mis vuelos

De arcillas tempestuosas

Buscan en el barro

De mis huesos

Pasiones en citas lejanas?

¿Qué escribo

En esas peñas crucificadas

Por fuego antártico

Que con sus voces de plagas

Enjuician orillas samaritanas?

¿Qué puedo escribir

Si mis inspiraciones

Son moribundas?

Cítaras en llanto

Que buscan

Su Apocalipsis.

Apocalipsis del poeta

Rasgando un mundo

De insípidas flores

Apocalipsis…

Calles de mi ciudad

Calles de mi ciudad

atardeceres sudorosos

perdidos en el anonimato

de unos ojos…

prismàticamente aburridos.

Calles…

pies largos

que se desperezan

en la hora

que la luna

bostezò su desaparición.

Calles de mi ciudad

emanando rezos

de sonidos herrumbrosos

que visten sombras

de cuerpos en soliloquios

que se eclipsan

cuando mueren

los horizontes violetas.

Calles…

alas avergonzadas

que persiguiendo

la tristeza escrita

escalan acantilados

de vértigos

que se escapan

cortando cornetas

en vientos nocturnos.

Calles de mi ciudad

ulceradas con ráfagas

de estrellas suspendidas

en esos horizontes bifurcados

de guiños desabrigados.

Calles…

llevando espumas

de olas temblorosas

mis dolores pegajosos

en amores pernoctados.

Calles de mi calles…

La poesía

La poesía

se entristece

cuando las letras

con sus colores

van destiñendo firmamentos.

La poesía

se consume

cuando las letras envejecen

y … mueren

garabateando aguas sedientas.

La poesía

se extravía

cuando las letras

se visten en ternuras

de formas necias

para derrocharse

entre las piedras

de ciudades

enormemente desconocidas.

La poesía

es extraña

cuando las letras

se encadenan

en las muecas ambulantes

de rostros felizmente tristes.

La poesía

se quiebra

y… es coja

cuando las letras

en sus muletas

destrozan realidades

y la convierten

en lunas

de bordes deformes.

La poesía

es abofeteada

y… lagrimea

cuando las letras saben

que los ojos

de sus péndolas

se enceguecieron.

La poesía

pierde los matices

cuando las letras

en sus fuegos acanalados

se mojan

en ondulantes formas

y estas se callan

mordiendo las siluetas

de sueños insípidos.

La poesía

es pordiosera

cuando las letras

se flagelan

quedando esbozos harapientos

que mendigan

los anhelos

de ser verso.

La poesía

se desfallece

cuando las letras

aniquilan las formas

de constelaciones

desapariciones que hacen flotar

cadenas oxidadas

de unicornios esclavos.

La poesía

pierde la voz

cuando las letras

en sus noches

opacan los cantos

y las flores

se atormentan

con las cicatrices

de no saber

si despertaran tejidas

en la procesión de grillos.

La poesía

es pulverizada

cuando las letras

en sus silencios hablan

de las incomprensiones

y toda laringe

se sumerge

en los ciénagas fangosas

La poesía

se cercena

cuando las letras

en sus fantasías

inexisten por nubes

que babean sus desapariciones

y toda mano que escribe

se estrangula

con el hambre y el frío.

La poesía

es génesis fallida

cuando el alma

de las letras

se extinguen irreverentemente

con la neblina

de un poeta

que camina

entre sus espumas perdidas.

La poesía, el verso…

Noche

La noche…

asomó con su ceja triste

para hablarme

entre sueños diluidos

de las garzas

escapando de sus destinos

de los mares emplumados

que no vuelven

de las clarividencias

que se azotan locamente

en los vientres futuros

de los dedos que corren

en los vientos de una escritura

de las bandadas nocturnas

que calcinan alambradas

de las hileras de arboledas

que con ojos de lechuza

van sin rumbo

mendigando destinos.

La noche…

asomó con sus arandelas

de silencios libertinos

para hablarme

entre sueños diluidos

de los epigramas calcados

en las cercanías

de prisiones hambrientas

de los brazos

cálidamente fracturados

que saborean

en los tiempos arrugados

los desocupados que desaparecen

entre campanillas sedientas.

La noche…

asomó con sus telares

para hablarme

entre sueños diluidos

de sus agonías

cuando las aves

rompen sus huesos

y… ya no pueden

saciarse de las aguas de lluvia

dejando que sus pieles

maceren los sonidos

de los aires infortunados.

La noche…

asomó con sus besos atormentados

para hablarme

entre sueños diluidos

de las alas de cristales

evaporando canciones

en pieles asesinadas.

La noche…

asomó para hablarme

y yo desperté

a mis versos

en el sueño.

La noche…

la noche…

asomó…

Despídeme

Cuando los llantos

De los días holgazanes

Vinieran a quebrarse

En los rincones

De mis sombras arrimadas.

Cuando los pómulos del tiempo

Se sepulten

En los viejos guiños

De las brújulas enclenques.

Despídeme…

Cuando los arcos iris

Se laven

Con los filos tibios

De los labios emborrachados.

Cuando el aprendiz

Taladre…

Las espumas de los cielos

Para que se impregnen

En las pieles rasgadas

De sus propias metamorfosis.

Despídeme…

Cuando las vértebras

De los relojes

Disloquen las lágrimas

De las palmeras frescas.

Cuando las cascadas

Griten sus soledades

En los espasmos

De las noches silenciosas.

Despídeme…

Cuando los ojos

De las constelaciones

Sean aves

Con cartas fugaces

Metiéndose en los agujeros

De mis versos degenerados.

Cuando nada tenga solución

Ni los hierros candentes

Marquen sus fuegos prohibidos

Por los paraísos extasiados

De las pieles hambrientas.

Despídeme…

Habré muerto

Habré muerto

el día

que mis ideas

en solitario picoteen

irritaciones espantadas

salidas de una pulpa

de verso fiero.

Habré muerto

el día

que sienta frío

un frío sumiso

que embriague el pasado

con telones

rasgando relojes

paralizando su jornada.

Habré muerto

el día

en que sudores salados

empalaguen el cuerpo

y puedan las luces

en oraciones solitarias

apagar la tormenta

de paisajes ahorcados.

Habré muerto

el día

en que visiones

me trasladen

hacia las llanuras

ebrias de sol

con titanes de marfil

escalando firmamentos.

Habré muerto

el día

en que un beso

salido de un páramo

que no duerma

vuele…vuele…

en vientos salvajes

y me acaricie

el cráter apagado.

Habré muerto

el día

en que el dolor

me clave el tórax

y…yo recuerde

a mis cuentos de hadas

flotando… flotando…

en letras prohibidas.

Habré muerto

el día

ese día

en que no mueva

mi voz

por que se espinó

en el silencio

me escupió silencio

ese día

habré muerto.

FIN DEL POETA…

DEDICATORIA.

Al Poeta que Vagabundea en estas horas por los tejados de una memoria que extraviara su tiempo, jugando con las Palabras, mandamientos MUDOS que se encontraron al lado de una noche, que palpando las luces de las estrellas iluminaron lo que escribo.

¿Vos?, sentado, ¿el silencio?: repartiendo espumas de fantasías en las orillas atormentadas del mismo viento que se enamoró, atravesando las guaridas de los poemas enredados.

 

 

Autor:

Patricio Guzmán Cárdenas

Partes: 1, 2
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