de bostezos entumecidos.
Lobo estepario
mendigo…
de rayos espantados
y cruces alambradas
te fabricaron
la existencia
de una prisión lóbrega
necesidades – desempleos
tu cicatriz la quemaron.
Buscas refugio
mientras los días
van siendo asesinados
por armonías fracturadas
de expiraciones albas.
Aúllas tu soledad
au – au – au
¿encontraste reposo
tejiendo las cuerdas
en los susurros
de tus manos
que no se mueven?
Lobo estepario
ropas llorando abandonos
en las goteras
de lluvias incestas
que acariciaran
miedos harapientos.
Lobo estepario
destruido en la ciudad
de paisajes empinados
por ser un artista
de sueños y colores
de voces ondulantes
y espejos inquietos.
Lobo estepario
mueres…
te sepultan
las iras
de la vida.
Lobo estepario…
Dime…
¿Qué sientes
Cuando las miradas
De las constelaciones
Sueñan…
con tus versos de paraísos prohibidos?
¿Qué sientes
Cuando envejeces
En el tiempo
Revoloteado por las fauces
Del olvido?
¿Cuándo todo es inconcluso
Ante los ojos ciegos
De las noches
Que se olvidaron
De suspirar?
Dime…
¿qué sientes
Cuando las letras
En las horas ahuecadas
Se agrietaron
En sus caídas?
Dime…
Cuando las palabras
Destrozan tus recuerdos de niño
Y van opacando
Tus inviernos de bolsillo
¿qué sientes?
Cuando los quejidos
Del viento
Te seducen
Y la boca del silencio
Te arropa.
Cuando tu amor
Es una acuarela
De los signos celestiales
De una astrología desbaratada.
¿Qué sientes
Cuando los suicidios
De las noches
Matan las frases
Dejándote huérfano
En el tiempo.
Cuando la pasión
De los destellos
De las fantasías de unicornios
Te envuelven
En los pasados adolescentes.
¿Qué sientes
Cuando caminas
Por las calles solitarias
De las ciudades esteparias?
¿Cuándo los árboles
Emigran sus vestidos
De canela
Para mudarse con las tristezas
De las tardes de franela?
¿Cuándo las lágrimas
Se entierran
En las arenas
De los versos
Transformándose en el funeral
Y en el adiós.
¿Qué sientes?…
Dime…
Preguntas
¿Qué pienso?
¿qué callo?
¿no son acaso…
poemas incompletos
prisioneros sin culpas
azotándose…
en los deseos llagados?
¿No son acaso penas
que las escupo
en los atardeceres
para que se ensarten
entre mis memorias?
¿No son acaso disparates
que remendando vacíos
de sueños
luego… luego…
emergen con los silencios profundos?
¿No son acaso
venas de fuego vacilantes
que carcomen…
olfatos de tímpanos
encerrados aturdidamente
entre galerías de gritos
que se ahogaron?
¿Qué pienso?
¿qué callo?
¿tú lo sabes?
¿si no? … ¿por qué
termino moviendo
la cabeza desbocadamente
a las intemperies
de notas sonámbulas
extraviadamente perdidas
en las profundidades fabuladas
de los inconcientes castigados?
¿Qué pienso?…
¿Qué callo?…
Poeta: inspiración final
En las esquinas
de las noches fingidas
el poeta
de vientos tiernos
envejeciendo…
a su inspiración espera.
¿Ella?
decidió vestirse de luto
para quedarse en el descanso
de aquellos horizontes
de agujeros mutilados
Y… ¿en este soplo poeta?
¿Dónde los versos
que lamían
las pieles femeninas
y sollozaban sus soledades?
¿Dónde los versos
que salpicaban tus sienes
con esas huellas
de aguas equivocadas?
¿Dónde los naufragios
que en sus tempestades
escurrían…
tus días de insomnio?
¿Dónde los versos
estremeciendo sangres
encendièndo…
sensibilidades faunas?
¿Recuerdas?
¡Aniquilabas al sol
cada vez que soñabas
por que tus sueños
arrastraban incendios!
cobrizamente incendios
¡Recuerda!
¡Lástima!
se flechó la juventud
los años consumieron
al tiempo…
lo arrugaron.
¿Inspiración?
¿Exhalas?
¿Estas muriendo?
Poeta-inspiración-final.
La poesía que no alcanzaría a escribir
La poesía
que no alcanzaría a escribir
tendría sus letras deformadas
deseando arrastrar los eclipses
que centauros
de las constelaciones
dejarían en sus cabalgatas
por caminos
opacamente eternos.
La poesía
que no alcanzaría a escribir
tendría el pecado
de cupidos cobardes
escondiéndose de las flechas
que no disparan
por que sus ojos
se ahogaron en el velo
de lascivias prohibidas.
La poesía
que no alcanzaría a escribir
se transformaría en el grito
de una noche agonizante
recorriendo las paredes grises
de hospitales apolillándose
en el anonimato.
La poesía
que no alcanzaría a escribir
quebraría alas de colibríes
murmurando ecos de arrepentimientos
en tardes sedientas
de amores clandestinos
La poesía
que no alcanzaría a escribir
amararía las lenguas
de las estrellas
y… las forjaría mudas
de sus brillos.
La poesía
que no alcanzaría a escribir
engancharía sueños lisiados
alucinando horizontes
de soles quemantes
que marchen asesinando
naturalezas abiertas.
La poesía
que no alcanzaría a escribir
tendría letras
que se ahogarían
en las cascadas
de llantos abandonados
que mimarían los rostros
de las brisas.
La poesía
que no alcanzaría a escribir
tendría playas tenues
de versos delirantes
que con sus penas plateadas
abatirían delirantes mariposas.
La poesía
que no alcanzaría a escribir
tendría una tarde
en donde ardan
cantos de cigarras.
La poesía
que no alcanzaría a escribir
vendría con su bofetada
de un látigo silencioso
que se hundiría
en un cielo gris humeante
de tierna rosa
caminando por lomos curtidos
que seduzcan salvajemente.
La poesía
que no podría escribir
llevaría principio y fin
de un cansancio
de bailes interminables
husmeando ojos sudorosos
dentro de pupilas perdidas.
La poesía
que no alcanzaría a escribir
tendría letras exhaustas
buscando los faros
de llamas silenciosas
que alumbren auras extraviadas
en agujeros homicidas.
La poesía
que no alcanzaría a escribir
tendría mis sueños inconfesables
circulando avergonzadamente
por claustros escondidos.
La poesía
que no alcanzaría a escribir…
Tendría palabras que se perdieron
Entre los inciensos de los santuarios
Con los fulgores temblorosos
De los arcos iris escondidos.
Escuchando música…
La poesía que no podré escribir
Tiene los labios
De un tiempo que se mece
En los recuerdos
De horizontes ardientes
Que se van degollando
Entre las espumas
De lluvias incesantes.
Tiene los tímpanos sordos
De una piel de río
Que grita en su abismo
Queriendo saciarse
De su pálida agua
Ocasos decepcionados
De alas fatigadas.
La poesía
Que no podré escribir…
Tiene la tensión tórrida
De unos vientos de castaño
Que llevan suspiros encerrados
En sus colores
De dolores de pino.
Tiene los placeres encapuchados
De atmósferas cuarteadas
Que van haciendo
Ecos vacilantes.
La poesía
Que no podré escribir…
Tiene los ojos
Que hurgan los vacíos
De noches sedientas
Que van angustiándose
En los finales
De sus sombras.
Tiene las letras
De paraísos prohibidos
Que se fracturan
Entre las miradas
De los astros.
¡Ay!
¿Qué puedo escribir
Si mi tiempo
Es un vacío que rodea
Las siluetas
De las lunas distantes?
Aguas bravas
Que se detienen
En sus espinas arrugadas
Relinchando sus sueños
En las poesías escondidas
Tras los arco-iris.
Termino…
Y el cansancio
Es un silencio de manos frías
Que va trizando
Mis años y sentires.
La poesía que no podré escribir…
Busco la inspiración
En la piel azulada
Del agua mansa
Que refleja el polvo dormido
De mis letras
Desparramadas y pálidas.
Picoteando los dìas
Amortajando las zonas muertas.
Dando bofetadas al barro
Cortejando estrellas ahuecadas
Busco la inspiración.
En el susurro engendrado
De signos
De vientre
En los zodíacos
De ojos fríos
Busco la inspiración.
En las goteras disfrazadas
De sonidos aplatinados
Marcados en el marròn
De sus despojos presos
Busco la inspiración.
En las brochas
De fuego celeste
Que muerden
Las notas sudorosas
De pieles arrinconadas.
En los tiempos usurpadores
De sombras asesinadas
De ciudades
Que circulan
Por sequías agotadas.
Busco la inspiración
En laberintos de cascadas
Rumiando relámpagos
Que cabalgan locos
Hechizando letras… ciegas.
Busco la inspiración
Entre dìas espantados
Que besaron
Sus horas de orfandad.
En los espejos solitarios
Que perezosamente
Soplan imàgenes
De jardines excomulgados.
Busco la inspiración
En las frìas orquìdeas
Enamoradas de colores atolondrados
Que rozan aguas frescas.
Entre los aleteos imposibles
De arccos iris
Gritando en sus latidos
Naturalezas de pasiones apagadas.
En el paraíso de labios
Cristales rojos incandescentes
Que dejan cenizas tatuadas.
La busco
Entre los aleteos
De arcos iris
Que van gritando
Entre sus latidos
Naturalezas de claveles.
La busco
En la espera
De una noche alocada
Con sus acuarelas agitadas.
La busco
Entre los colibríes
Hechizados…
De mis sueños.
Busco y busco…
Me extravìo y extravìo…
Mientras el corazòn
Se congela
Entre madrugadas
De cielos apenados
En sus pinturas grises.
Busco y busco…
Pensé
Pensé…
Que mis letras
Podrían arar el firmamento
Sembrando besos
De colores eternos
Besos que hirieran
El alma de los arcos iris.
Pensé…
Que mis letras
Podrían confeccionar túnicas
Que tapen los despojos
De cometas desnudos.
Pensé…
Que mis letras
Podrían respirar
La humedad de los centauros
En sus viajes por espejos
Con sus siluetas desgarbadas.
Y lo que obtuve…
Fueron letras pegadas
En lágrimas viejas
Cantando por los espígales
Sus locuras de pegasos.
Pensé… pensé…
Reflejos
En la vigilia
de un sol
enjuagando la marea
los reflejos
de la vida aparecen
envueltos en espectros estigmatizados
de alocadas vivencias.
Reflejos…
despojos de pájaros
temblando en abismos azules
soplos de hojas secas
que caen amando
sus propias existencias.
Reflejos…
tiempos disipando
el color de la frescura
en una jornada más
vidas deshojando
a las noches
con sus sombras prestadas
deslizando traviesamente nubes
que se escabullen
en rumores de brisas.
Reflejos…
luces color de fuego
bebiendo las auras
de colibríes extinguiéndose
que navegan
por los corazones enamorados
de un beso.
Reflejos fríos
cabalgando insensibilidades
en sus bronces homicidas
cuando los abismos
en sus mugidos
encuentran…
llamas silenciosas
que opacan alientos.
Al final…
los crepúsculos
de la últimas páginas
son los reflejos
de águilas
que entre fuegos de seda
dejan espacio
en el muelle de los años.
Una gota en flor
un niño nuevo
que al pétalo sonríe
mitades de lirios desplomados
divergencias de imágenes encrespadas
son a los reflejos poseídos.
Y… poco a poco
los reflejos dolientemente
en aires callados
se desvanecen
¿Cansancios somnolientos?
¿olvidos columpiándose?
Reflejos…
mis reflejos
Apocalipsis
¿Qué puedo escribir
Cuando mis letras
En sus Apocalipsis
Ahuyentan su voz
Inundando de abismos
Los versos?
¿Qué puedo escribir
Si mis letras
Convertidas en ángeles
Que buscando paraísos
Se encuentran torrentes ásperos
En el amanecer
De sus destierros?
¿Qué puedo escribir
Cuando cazo mi sangre
Dentro de vacíos ebrios
Mi locura escondida
En lagos que retuercen
Cuellos de soledad gitana?
¿Qué escribo
Si mis letras
En la noche
Se van asfixiando
Por pieles cuarteadas?
¿Qué puedo escribir
Si mis vuelos
De arcillas tempestuosas
Buscan en el barro
De mis huesos
Pasiones en citas lejanas?
¿Qué escribo
En esas peñas crucificadas
Por fuego antártico
Que con sus voces de plagas
Enjuician orillas samaritanas?
¿Qué puedo escribir
Si mis inspiraciones
Son moribundas?
Cítaras en llanto
Que buscan
Su Apocalipsis.
Apocalipsis del poeta
Rasgando un mundo
De insípidas flores
Apocalipsis…
Calles de mi ciudad
Calles de mi ciudad
atardeceres sudorosos
perdidos en el anonimato
de unos ojos…
prismàticamente aburridos.
Calles…
pies largos
que se desperezan
en la hora
que la luna
bostezò su desaparición.
Calles de mi ciudad
emanando rezos
de sonidos herrumbrosos
que visten sombras
de cuerpos en soliloquios
que se eclipsan
cuando mueren
los horizontes violetas.
Calles…
alas avergonzadas
que persiguiendo
la tristeza escrita
escalan acantilados
de vértigos
que se escapan
cortando cornetas
en vientos nocturnos.
Calles de mi ciudad
ulceradas con ráfagas
de estrellas suspendidas
en esos horizontes bifurcados
de guiños desabrigados.
Calles…
llevando espumas
de olas temblorosas
mis dolores pegajosos
en amores pernoctados.
Calles de mi calles…
La poesía
La poesía
se entristece
cuando las letras
con sus colores
van destiñendo firmamentos.
La poesía
se consume
cuando las letras envejecen
y … mueren
garabateando aguas sedientas.
La poesía
se extravía
cuando las letras
se visten en ternuras
de formas necias
para derrocharse
entre las piedras
de ciudades
enormemente desconocidas.
La poesía
es extraña
cuando las letras
se encadenan
en las muecas ambulantes
de rostros felizmente tristes.
La poesía
se quiebra
y… es coja
cuando las letras
en sus muletas
destrozan realidades
y la convierten
en lunas
de bordes deformes.
La poesía
es abofeteada
y… lagrimea
cuando las letras saben
que los ojos
de sus péndolas
se enceguecieron.
La poesía
pierde los matices
cuando las letras
en sus fuegos acanalados
se mojan
en ondulantes formas
y estas se callan
mordiendo las siluetas
de sueños insípidos.
La poesía
es pordiosera
cuando las letras
se flagelan
quedando esbozos harapientos
que mendigan
los anhelos
de ser verso.
La poesía
se desfallece
cuando las letras
aniquilan las formas
de constelaciones
desapariciones que hacen flotar
cadenas oxidadas
de unicornios esclavos.
La poesía
pierde la voz
cuando las letras
en sus noches
opacan los cantos
y las flores
se atormentan
con las cicatrices
de no saber
si despertaran tejidas
en la procesión de grillos.
La poesía
es pulverizada
cuando las letras
en sus silencios hablan
de las incomprensiones
y toda laringe
se sumerge
en los ciénagas fangosas
La poesía
se cercena
cuando las letras
en sus fantasías
inexisten por nubes
que babean sus desapariciones
y toda mano que escribe
se estrangula
con el hambre y el frío.
La poesía
es génesis fallida
cuando el alma
de las letras
se extinguen irreverentemente
con la neblina
de un poeta
que camina
entre sus espumas perdidas.
La poesía, el verso…
Noche
La noche…
asomó con su ceja triste
para hablarme
entre sueños diluidos
de las garzas
escapando de sus destinos
de los mares emplumados
que no vuelven
de las clarividencias
que se azotan locamente
en los vientres futuros
de los dedos que corren
en los vientos de una escritura
de las bandadas nocturnas
que calcinan alambradas
de las hileras de arboledas
que con ojos de lechuza
van sin rumbo
mendigando destinos.
La noche…
asomó con sus arandelas
de silencios libertinos
para hablarme
entre sueños diluidos
de los epigramas calcados
en las cercanías
de prisiones hambrientas
de los brazos
cálidamente fracturados
que saborean
en los tiempos arrugados
los desocupados que desaparecen
entre campanillas sedientas.
La noche…
asomó con sus telares
para hablarme
entre sueños diluidos
de sus agonías
cuando las aves
rompen sus huesos
y… ya no pueden
saciarse de las aguas de lluvia
dejando que sus pieles
maceren los sonidos
de los aires infortunados.
La noche…
asomó con sus besos atormentados
para hablarme
entre sueños diluidos
de las alas de cristales
evaporando canciones
en pieles asesinadas.
La noche…
asomó para hablarme
y yo desperté
a mis versos
en el sueño.
La noche…
la noche…
asomó…
Despídeme
Cuando los llantos
De los días holgazanes
Vinieran a quebrarse
En los rincones
De mis sombras arrimadas.
Cuando los pómulos del tiempo
Se sepulten
En los viejos guiños
De las brújulas enclenques.
Despídeme…
Cuando los arcos iris
Se laven
Con los filos tibios
De los labios emborrachados.
Cuando el aprendiz
Taladre…
Las espumas de los cielos
Para que se impregnen
En las pieles rasgadas
De sus propias metamorfosis.
Despídeme…
Cuando las vértebras
De los relojes
Disloquen las lágrimas
De las palmeras frescas.
Cuando las cascadas
Griten sus soledades
En los espasmos
De las noches silenciosas.
Despídeme…
Cuando los ojos
De las constelaciones
Sean aves
Con cartas fugaces
Metiéndose en los agujeros
De mis versos degenerados.
Cuando nada tenga solución
Ni los hierros candentes
Marquen sus fuegos prohibidos
Por los paraísos extasiados
De las pieles hambrientas.
Despídeme…
Habré muerto
Habré muerto
el día
que mis ideas
en solitario picoteen
irritaciones espantadas
salidas de una pulpa
de verso fiero.
Habré muerto
el día
que sienta frío
un frío sumiso
que embriague el pasado
con telones
rasgando relojes
paralizando su jornada.
Habré muerto
el día
en que sudores salados
empalaguen el cuerpo
y puedan las luces
en oraciones solitarias
apagar la tormenta
de paisajes ahorcados.
Habré muerto
el día
en que visiones
me trasladen
hacia las llanuras
ebrias de sol
con titanes de marfil
escalando firmamentos.
Habré muerto
el día
en que un beso
salido de un páramo
que no duerma
vuele…vuele…
en vientos salvajes
y me acaricie
el cráter apagado.
Habré muerto
el día
en que el dolor
me clave el tórax
y…yo recuerde
a mis cuentos de hadas
flotando… flotando…
en letras prohibidas.
Habré muerto
el día
ese día
en que no mueva
mi voz
por que se espinó
en el silencio
me escupió silencio
ese día
habré muerto.
FIN DEL POETA…
DEDICATORIA.
Al Poeta que Vagabundea en estas horas por los tejados de una memoria que extraviara su tiempo, jugando con las Palabras, mandamientos MUDOS que se encontraron al lado de una noche, que palpando las luces de las estrellas iluminaron lo que escribo.
¿Vos?, sentado, ¿el silencio?: repartiendo espumas de fantasías en las orillas atormentadas del mismo viento que se enamoró, atravesando las guaridas de los poemas enredados.
Autor:
Patricio Guzmán Cárdenas
Página anterior | Volver al principio del trabajo | Página siguiente |