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Aproximación filosófico-histórica a una nueva concepción de estado a propósito de la actividad pirática en América: los estados flotantes

Enviado por Geniber Cabrera P.


Partes: 1, 2

    RESUMEN

    Tarea nada fácil la de aproximarse desde la filosofía y la historia a una concepción del Estado. Con el cristal que se le mire, reviste dificultad su estudio y, más aún, en el presente caso; porque se trata de acuñar una novedosa comprensión del Estado a partir del actuar de los corsarios y piratas en las atlánticas aguas caribeñas. Los aventureros, una vez instalados en los predios americanos, decidieron asociarse unos con otros y formar cofradías bien organizadas en las cuales se disponían desde las jerarquías de a bordo hasta la repartición de los botines y las indemnizaciones de los que resultaren heridos o mutilados tras cada contienda. Las Hermandades de estos pillos del mar es la causa que motiva este estudio acerca del Estado; visto éste en la neo-concepción de los Estados Flotantes.

    Palabras clave: Estado, cofradía, piratas, hegemonía.

    I. Consideraciones generales

    Mucho se ha escrito, se escribe y, de seguro, se ha de escribir acerca de la significancia del Estado.

    Teorías bien fundamentadas se esgrimen desde las distintas disciplinas y campos del saber: la filosofía, la historia, la psicología, la sociología, la antropología, la teología, las ciencias políticas y jurídicas, entre otro tanto de ciencias – duras o blandas – que pretenden explicar la relación sujeto-objeto, sujeto-sujeto, objeto-sujeto; a través de eso que se ha llamado Estado.

    La noción de Estado resulta muy compleja independientemente del cristal con que se le mire. Cada ciencia aportará ideas referentes al Estado desde sus propias trincheras, lo cual, hace del mismo una complejidad que sin temor a equivocarse, se puede argüir que es inconceptuable y que se yerra al pretender dar conceptos acabados que le definan per se.

    Puede resultar sorprendente lo que con anterioridad se ha expuesto. Pero, sí como simple ejercicio se anotara una definición de Estado por cada disciplina; inmediatamente se percibirá las diferencias abismales, ¿por qué? Porque cada cual acogerá en función de su objeto de estudio lo que considere necesario para explicar sus estados de cosas.

    Ahora bien; la aseveración de la inconceptualización del Estado lleva de ipso facto a decir que el mismo sólo es caracterizable; es decir, se pueden dar características que digan de él; o a lo menos, que propongan ideas desde la disciplina tal o cual, en referencia a sus propios intereses, pero meramente, explicativos. Resultará, por lo tanto, nocivo pretender un concepto acabado y real de lo que es el Estado.

    Las sinnumeras características que puedan semejar ideas en torno al Estado se pierden en el infinito. Todo ello a propósito de que el mismo (el Estado) ha de ver con la situación del hombre (sujeto) en este mundo (objeto); de cómo este – quien ha nacido con la facultad de percibir sensaciones – es capaz, a su vez, de reproducirlas de lo más simple a lo más complejo y dada la facultad humana que se posee, como es el pensamiento, el hombre desarrolla la búsqueda de una perfectibilidad para explicarse su propia existencia. Así pues, el hombre se regula por formas de vida: la virtud, la honestidad, el placer, el dolor, el castigo, la religión, el perdón, el goce, el orden, entre otras tantas facultades que se ha inventado para progresar en la divinidad y, por lo tanto, alcanzar – desde los más remotos antepasados – un estado de civilidad.

    Es importante destacar que si bien es cierto que las nociones referentes al Estado serán tantas en cuanto a la ciencia y/o disciplina que lo exponga. No puede perderse de vista que hay elemento sine qua non entre los distintos fundamentos teóricos del Estado. Es decir, que ha de privar una especie de presentismo de acuerdo al objeto de estudio, pero que las líneas maestras de su concepción – la del Estado – coincidirán en la mayoría de las veces porque la materia de estudio primordial, ha de ser el propio hombre.

    No es menester en este trabajo esbozar sesudamente terminologías propias al Estado, ni tampoco ha de serlo el de enfocarlo desde los distintos ámbitos para aproximarse a una categoría más o menos aceptable del tema expuesto. El interés que acá mueve, viene dado a propósito del hecho histórico conocido como la Piratería Americana, suscitada en las aguas e ínsulas del Gran Caribe y en Tierra Firme del Nuevo Mundo desde principios del siglo XVI, hasta bien entrado el siglo XVIII.

    ¿Qué tiene que ver la piratería con el Estado? Y, más aún, ¿qué tiene que ver la actividad pirática en América con el intento de formular una terminología nueva de Estado ante este hecho histórico en particular? Estas y otras interrogantes se abordarán – con la sutileza del caso – en las próximas líneas por venir; pudiéndose incluso adelantar que aunque el sentido principal de este estudio viene dado por un carácter filosófico-histórico y viceversa; se entiende la necesidad en asirse de otras disciplinas que aborden el tema del Estado para una mejor comprensión. En cuanto a la parte que corresponde a la acción pirática como tal, se tiene por estudios realizados con anterioridad, un camino bien andado.

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