Israel: ¿Un estado sin constitución?

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Resúmen

ES la gran pregunta a responder. Y desgraciadamente no existe una respuesta única, no existe una única circunstancia que nos indique por qué Israel no tiene hoy por hoy una Constitución escrita, al más puro estilo clásico de lo que entendemos por Constitución, con sus características, etc. Más adelante trataré la discusión que existe, ya desde hace años, sobre si realmente Israel tiene lo que se llama una Constitución material (no escrita), y no una constitución formal (escrita).

Es pues que cuando observamos el conjunto de normas que conforman el sistema jurídico de Israel nos damos cuenta claramente de que falta la norma suprema o más elevada a nivel jerárquico que existe en la mayoría de países con vocación democrática. Es así que falta una Constitución. Observando este mismo sistema jurídico nos damos cuenta de que estamos ante un sistema único en el mundo, y peculiar, fruto de muchas variantes culturales, históricas, religiosas, etc., que trataré de analizar sumariamente en este artículo.

2. ORIGENES DEL ESTADO DE ISRAEL. LA IDEA DE UNA CONSTITUCIÓN

Lo primero que hay que hacer, a mi entender, es asistir a los momentos previos de la creación del Estado de Israel, cómo se gestó, qué avales internacionales necesitó, etc. Si observamos a lo largo de la historia, incluso en momentos muy recientes de ella, en casi todos los casos en que se ha creado un nuevo Estado, fruto de un proceso, escisión, reconocimiento histórico, etc., se ha formalizado una Constitución, de la cual emana y fluye el resto del ordenamiento jurídico. Incluso cuando un Estado cambia de régimen político, hacia uno democrático, lo primero que hace, en la mayoría de los casos es legitimar ese nuevo sistema con una Constitución formal que es la punta de la pirámide jurídica, de todo el ordenamiento jurídico que se extiende bajo ella. Pues bien, en el proceso de gestación del Estado de Israel, esa era la idea, que quedó incluso plasmada por escrito. Así, la Declaración de independencia del Estado Israel invitaba a la aprobación de una Constitución. Lo hacía exactamente en estos términos: “Nosotros declaramos que, con efectividad desde la terminación del Mandato, esta noche víspera del sábado (15 de mayo de 1948), hasta el establecimiento de las autoridades electas, regulares del Estado, de conformidad con la Constitución que será adoptada por la Asamblea Constituyente, elegida no mas tarde de primero de octubre de 1948, el Consejo del pueblo actuará como Consejo Interino del Estado, y su órgano ejecutivo, la Administración del Pueblo, será el Gobierno Provisional del Estado judío, que se habrá de llamar Israel.”

Así, antes de crearse el Estado de Israel, se llegó a crear lo que se llamó “Asamblea de los Electos”, que se encargaría del estudio de esa “inminente Constitución”.

Pero de hecho, no se cumplió el deseo y mandato de la antes citada declaración de independencia, y no fue hasta febrero de 1949, cuando se eligió una Asamblea Constituyente. Este retraso vino impuesto por circunstancias históricas, debido a la guerra con los países árabes. Es de suponer que en un ambiente bélico, como el que se dio en esos meses, desde la propia creación del Estado de Israel, hasta febrero de 1949, era muy difícil que se diera un ambiente propicio para la formalización de una Constitución. Lo que ocurre es que ese ambiente bélico ha mostrado continuidad, pero de eso hablaré más adelante.

Nos encontramos entonces que en esa época, sí que existió un verdadero periodo Constituyente. Es en este aspecto donde surgen las suspicacias, es decir, ¿realmente querían los políticos del recién nacido Estado, una Constitución? Hay que recordar que todo el proceso de creación del Estado de Israel estaba amparado por la reciente ONU. ¿Es pensable que la ONU hubiera amparado un proceso de creación del Estado de Israel sin un proyecto serio de Constitución, y más saliendo de la Segunda Guerra Mundial? La respuesta es necesariamente negativa. La ONU no hubiera defendido el proyecto de Estado de Israel sin una Constitución que garantizara minimamente los derechos propios de los regímenes democráticos que precisamente amparaban ese proyecto. Este es un punto muy interesante, ya que cabe plantearse, como he referido, si la clase política que existía previamente al Estado de Israel quería realmente una Constitución formal, o lo que se hizo fue simplemente cumplir un guión, con la convicción de que no se redactaría esa Constitución.

 

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Enviado por carlos javier soto cazaña

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