Strongyloides stercoralis
Enviado por Henry Ramírez-Hoffmann, M.D.
Publicación original: Colombia Médica, 1998; 29: 32-42 – ISSN 1657-9534, Reproducción autorizada por: Corporación Editora Médica del Valle, Universidad del Valle, Cali, Colombia |
- Resumen
- Agente etiológico
- Epidemiología
- Ciclo de vida
- Formas clínicas en estrongiloidiasis
- Inmunobiología
- Clínica
- Relación con inmunodeficiencia
- Relación con retrovirus
- Relación con infecciones bacterianas
- Diagnostico
- Tratamiento
- Prevención
- Conclusión
- Referencias
RESUMEN
El Strongyloides stercoralis es un parásito único porque tiene la capacidad de reproducirse dentro del ser humano, lo que explica la persistencia de este helminto durante muchos años. En esta revisión se hace una actualización sobre los diferentes aspectos de esta entidad en el campo de la inmunobiología, diagnóstico y tratamiento. Se hace énfasis en las posibles relaciones con la infección por el virus HTLV-I.
Palabras claves: Estrongiloidiasis. Inmunobiología. Diagnóstico. Tratamiento.
HISTORIA-IMPORTANCIA
En 1876, el médico Louis Normand del Hospital de St. Mandrier en Toulon, Francia, fue el primero en describir las larvas de S. stercoralis, al reconocer un gusano hasta entonces no identificado, en la materia fecal de soldados que regresaban de la Cochinchina (sudeste asiático, hoy Vietnam)1. Inicialmente el parásito recibió el nombre de Anguillula stercoralis.
La infección por este parásito ha ganado importancia en los últimos años por varias razones: entre de todos los nemátodos que parasitan al hombre, es el único capaz de reproducirse dentro del ser humano1 y permanecer en forma indefinida; tal es el caso de un paciente de 65 años con una erupción urticariforme explicada por la presencia del Strongyloides. La inmunosupresión permite que se presenten estados severos de la infección con mortalidades que alcanzan 80%2. El aumento en el uso de terapias inmunosupresivas por diferentes razones médicas y las migraciones a países desarrollados3 explican algunos casos de la presencia de este helminto en tales regiones. La relación del S. stercoralis con la infección por el virus del HTLV-I ha generado una gran controversia4,5. Los tratamientos disponibles pueden disminuir la población de parásitos pero no siempre es posible su erradicación.
AGENTE ETIOLÓGICO
Del género Strongyloides pueden infectar al hombre dos especies: stercoralis y fuelleborni. El primero es específico del hombre y el segundo es propio de primates africanos pero se ha visto en seres humanos de Oceanía. El Strongyloides presenta varios estados: la hembra adulta, larva rabditiforme, larva filariforme, y adultos hembras y machos de vida libre.
La hembra adulta. Es de aspecto filiforme, transparente, de 2.2 mm de longitud por 50 µm de diámetro6. Tiene un esófago cilíndrico ubicado en el tercio anterior del cuerpo, que se continúa con el intestino y termina en el orificio anal, cerca al extremo posterior del cuerpo7. Posee un útero que permanece con huevos y se abre a la vulva, ubicada entre el tercio posterior y el tercio medio del parásito8. Normalmente vive en el duodeno y el yeyuno, ubicada entre los enterocitos y se abre a la luz intestinal. En condiciones normales no sobrepasa la muscularis mucosae. Por las razones mencionadas las hembras adultas, normalmente no se encuentran en la materia fecal y sólo se ven durante el estudio de aspirados duodenales o exámenes histopatológicos. Por estudios en animales9, se calcula que la tasa de mortalidad anual de las hembras adultas es de 10%.
En el ser humano no se identifican parásitos machos, y la hembra se reproduce por partenogénesis. Una vez salen los huevos, se ubican dentro de los tejidos y rápidamente dan origen a la primera forma larvaria, la larva rabditiforme. Algunos han calculado el tiempo entre el ingreso del parásito por la piel y la producción de los primeros huevos en 12 días8 y otros en 28 días6, con una producción aproximada de 15 huevos diarios por hembra8 y en otros estudios de 60 huevos diarios10. No es posible recuperar huevos en la materia fecal, excepto en casos de diarrea severa.
Larva rabditiforme. Esta larva es móvil, tiene 250 µm de longitud por 15 µm de diámetro. Es incapaz de invadir a través de la mucosa o de la piel. El nombre se ha adaptado de los nemátodos rabditídeos que viven en el suelo pero que no pueden invadir al ser humano. Anatómicamente tiene un extremo anterior romo, cavidad bucal corta, que lleva al esófago donde hay cuerpo, istmo y bulbo, y se continúa con el intestino para desembocar en el ano en el extremo posterior. Posee un primordio genital grande, en forma de media luna que se ubica un poco por detrás de la mitad del cuerpo. Cuando las larvas rabditoides salen a la luz intestinal, el contenido digestivo las arrastra y se transforman en larvas filariformes ya sea en el medio exterior o durante el recorrido por el intestino.
Larva filariforme. La larva filariforme mide de 500 a 700 µm de longitud y 25 µm de diámetro. Esta forma es muy móvil y posee el sistema necesario para poder invadir al ser humano. En el extremo anterior hay un estilete. Como durante esta fase no se alimenta, no se observa cavidad bucal. El esófago es largo y se prolonga hasta la parte media del cuerpo. El extremo posterior termina en una muesca. En este estadío, el parásito depende fuertemente de las condiciones ambientales; sobrevive alrededor de 2 semanas en el mundo exterior bajo temperaturas entre 8º y 40° C, pero no soporta la sequedad y humedad excesivas10.
Adultos de vida libre. En esta fase se identifican machos y hembras, con 7 y 10 mm de longitud, respectivamente. En los adultos ciertos tejidos crecen por endorreplicación para permitir el desarrollo sexual11.
Las hembras permanecen con hileras de huevos dentro del útero. La vulva se encuentra en la mitad del cuerpo. Los machos en el extremo posterior curvo, tienen dos espículas copulatrices. Su período de vida es corto, lo que limita la fecundidad12.
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