En el campo cultural se podían definir tres corrientes con poder: la que se agrupaba en torno al recién creado Consejo Nacional de Cultura (CNC), la que representaba el ICAIC, y la que se había conformado en torno a Revolución, más concretamente a su suplemento cultural Lunes de Revolución. Cada uno tenía su área de competencia y sus enfoques de qué hacer y cómo hacerlo.
Las confrontaciones con la realidad fortalecían o desgastaban la credibilidad y el compromiso con el proyecto y su proceso como un todo. Dependía de diversos factores personales y coyunturales. Se presentaron alternativas de definiciones radicales, no exentas de dramatismo e incluso de desgarraduras. Así llegaron las distancias y las rupturas.
La sociedad cubana y sus dirigentes todavía se estaban organizando, o reorganizando, estructuras de poder en su dirección revolucionaria, donde la autoridad fundacional para delimitar responsabilidades podía ser, y fue, objeto de litigio. Para esa época era comprensible que una parte de los creadores e intelectuales se sintieran preocupados por las tajantes medidas tomadas por el nuevo gobierno revolucionario. Los antagonismos de la lucha política e ideológica presentes en la sociedad de la época no estaban a la vista para todos, o no se querían ver o no se valoraban de igual manera.
Hay que tener presente, además, que el socialismo, como dirección estatal-partidaria a escala internacional, tenía ya un expediente de errores y abusos de poder que se habían dejado sentir con fuerzas en la esfera del trabajo con artistas e intelectuales.
Autor:
Sandra Cristina Hernández Gutiérrez
[1] Muñoz y Nápoles, 2004: s/n
[2] Ídem.
[3] Zardoya, Rubén “Idealidad, ideales, ideología”, en Contracorriente, Nº 5, 1996
[4] de la Fuente, Jorge. Arte, ideología y cultura. Letras cubanas, La Habana, 1992, 97
[5] Carlos Marx y Federico Engels: La ideología alemana, Editora Política, La Habana, 1979.
[6] Carlos Marx y Federico Engels. “Feuerbach. Oposición entre las concepciones materialistas e idealistas (I Capítulo de La Ideología Alemana)”, ed. cit., p. 21.
[7] Zardoya, Rubén “Idealidad, ideales, ideología”, en Contracorriente, No. 5, 1996
[8] Ídem
[9] Ver: Carlos Marx y Federico Engels. Op. cit., p. 45.
[10] Ver: Rubén Zardoya. “Idealidad, ideales, ideología”, en Contracorriente, N° 5, 1996.
[11] Declaraciones del PSP publicadas en "The Daily Worker", órgano del Partido Comunista de los Estados Unidos, el 10 de agosto de 1953
[12] (Marrero, 1999)
[13] Sobre estos detalles del surgimiento de la radio y de la televisión supimos a través de la entrevista realizada a Ernesto Vera y en Dos siglos de periodismo en Cuba.
[14] Cuando mencionamos esa época, nos referimos a los años vividos en la Cuba Neocolonial, de 1902 a 1958 donde los gobiernos de turno garantizaban los intereses imperialistas de los EE.UU. en la Isla de Cuba.
[15] (Vera y Constantín, 2006)
[16] (Vera y Constantín, 2006: 20 y 21)
[17] Estas condiciones están matizadas por el auge del movimiento revolucionario mundial y la lucha contra el nazi fascismo.
[18] (Vera y Constantín, 2006: 16)
[19] Vera y Constantín, 2006: 72)
[20] Según Ernesto Vera y Elio Constantín, en 1924 fue fundado el primer periódico marxista-leninista, bajo el rótulo Lucha de clases, denominado luego Justicia.
[21] Ambos autores añaden que como antecedente de Bandera Roja surgió El Trabajador (1931), órgano del primer partido marxista-leninista.
[22] (Marrero, 1999: 50)
[23] El Centinela (1934) se editaba específicamente para las células comunistas del ejército y la marina de guerra.
[24] Este periódico revolucionario era dirigido por Defensa Obrera Internacional (DOI), filial cubana del Socorro Rojo Internacional.
[25] (Schudson, 1993: s/n)
[26] Serrano, 1986: 52
[27] Ídem
[28] Dirigente del PSP y encargada, junto a Mirta Aguirre, de la página cultural del periódico Hoy, desde la década del cuarenta.
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