El ruido de aquel columpio me llamó la atención. La niebla, como siempre hace un juego perfecto entre el azul del cielo y la luz que penetra en el espeso bosque que rodea el parque. Me asomé con cautela para observar aquel columpio viejo que hacía ruidos extraños, con mucho cuidado quedé fijamente observando, al parecer no existía ningún otro ser a mi alrededor. De pronto, escuché una voz de niño que decía: ¡grasa! ¡grasa! (acercándose a mí y apuntándome los zapatos), acepte el ofrecimiento para hacer más tiempo en ese lugar.
El niño se sentó en su banquito y empezó a limpiarme los zapatos. El frió tenue que habitaba en aquel espacio despertaba en mi una emoción de pánico, de pronto vi un cuaderno de pastas duras muy deterioradas justo al lado donde tomé asiento, con toda curiosidad quise abrirlo, pero algo me detuvo a pensar que tal vez le pertenecía al niño y le pregunté ¡oye niño! ¿ésto es tuyo? (enseñándole la libreta), el niño asintió negativamente moviendo la cabeza sin darme la cara.
Abrí el cuaderno y leí la primera línea que decía "tú serás el siguiente, te vas a morir…" mi cuerpo se heló repentinamente, entonces quise conversar con el niño para tranquilizar mis ánimos y le pregunte ¿oye niño como te llamas? El niño no me contestó y el temor se apoderó más de mi, como si mi propio cuerpo me dictara que algo malo estaba pasando, le toqué el hombro para que volteara pero en ese instante me impactó con un alarido mostrándome su rostro putrefacto y de un sólo sobresalto desperté con el corazón acelerado como si todo hubiese sido una auténtica realidad, inmediatamente observé todo el interior de la habitación, no había nada, la claridad dejaba ver los cristales de la ventana, me levanté para colocar la cortina maldiciendo al mismo tiempo ¡rayos se me olvidó otra vez…!
El frío y la neblina como siempre eran muy pronunciadas y el silencio siempre gobernaba en el espacio. De la ventana sólo se veía la espesa nieve acumulada sobre el césped, eso no era de sorprenderme era la temporada de invierno y el clima es muy normal, al menos aquí en Hartewgii.
Me fui a la cama, justo en el momento que me acosté recordé aquel sueño tan raro que me había despertado pero no le dí mucha importancia a pesar de que aun estaba tenso por lo mismo, pasaron como veinte minutos y no podía conciliar el sueño, me asomé para ver la hora y en ese momento el reloj marcaba 1:45 a.m., no se cuanto tiempo transcurrió para dormirme pero me despertó la alarma a las 6:15 de la mañana.
Han pasado tres días y por las noches mis sueños continúan siendo interrumpidos por horribles pesadillas, realmente no entiendo el significado pero cada día siento más temor como si algo maligno viviera en mi habitación. Recuerdo que la noche anterior desperté con el corazón agitado por aquella voz que se escuchaba en el closet de mi habitación, mencionaba mi nombre con una voz grave pero bajita que decía… Pacooo… Pacoooo… lo extraño es que… estaba sólo…. sentado junto al escritorio con una libreta en la mano observando las letras escritas con sangre las cuales decían "muerte…" y al escuchar esa voz grave y tenebrosa mi cuerpo se paralizó.
Armándome de valor fui caminando lentamente para ver quién estaba ahí, cuando abrí el closet identifiqué al mismo niño del sueño anterior con la cara deforme dejando ver el cráneo, sólo escuché un alarido que emitió al abrir la mandíbula y se esfumó al mismo tiempo.
Hoy he visitado a Feem, hasta ahora Feem ha sido mi mejor amigo y hemos compartido mucho tiempo juntos.
Cuando llegué a su casa él estaba un poco tenso y no podía entender su estado de ánimo, estaba triste, aunque no era de extrañar eso, porque tuvo un cambio radical desde la pérdida de su hermano. Han pasado tres años del accidente y él sigue en el oscuro mundo, sin querer ver la luz y seguir el camino para salir del sendero. Le tomé de los hombros y le dí ánimos para seguir viviendo, él con lagrimas en los ojos me dijo: Paco… no fue accidente, volteándose con una expresión de coraje como si él fuera el culpable, traté de hablar con él pero no pude, alejándose hacia la mesa queriendo captar mi atención diciéndome a la vez: mira…., mira…. ésto y dime, ¡él no quería morir pero lo obligaron! ¡lo obligaron…! me quedé sin aliento, sin saber qué decir y cuando vi el cuaderno, me pareció familiar como si en alguna parte ya lo hubiese visto…. pero no dije nada.
Traté de recordar, pretendiendo comprender lo que le estaba sucediendo, así que tome el cuaderno y cuando quise abrirlo me detuve a leer la portada "Brayan y Jaquelin", en los ojos de Feem se reflejaban únicamente odio a la vida misma, maldiciendo las tragedias que había vivido y renegando de la vida, no mencionó nada acerca de Jaquelin pero pude ver en sus ojos el rencor que le guardaba.
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