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La teología como ciencia (página 2)

Enviado por Ana Laura Martinez


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La fe en Dios es caso único, porque la fe en Él no puede compararse con ninguna otra. Porque Dios va más allá de nuestro entendimiento, es hasta cierto punto desconocido, pero Revelado por Él mismo a los profetas y a partir de ellos por la sagrada tradición viva y las sagradas Escrituras y luego revelándose a sí mismo en su Hijo, Jesucristo.

En Él encontramos la plenitud, pero aún así los misterios de Dios nos son insondables. Lo que se recibe, lo que se logra comprender y lo que se cree son puramente gracia de Dios y aceptación del hombre.

Como decimos, la fe es en primer lugar, la respuesta del hombre a Dios, que se Revela y llama. Ésta incluye una apertura radical a la iniciativa de Dios que llama al hombre para que consiga la santidad y la vida Eterna. Es un acto de confianza plena.

También decimos que es:

Un acto de asentimiento: Se aceptan misterios y verdades que no son evidentes para la razón

Es libre e incondicionada: Es una opción de la voluntad que se inclina a Dios y decide entregarse

Es razonable: No se opone a la razón, sino que la supera; Cómo la gracia supera a la naturaleza pero no la destruye

Es un don sobrenatural: Sólo es posible por una gracia aceptada por la persona

Lleva consigo un modo de vivir: Informa la vida, y ésta adquiere sentido gracias a la fe

Creer es un suceso personal; Dios se autocomunica y el creyente responde a esa llamada. Antes de creer en algo, el creyente cree en alguien a quien transfiere aspectos fundamentales de su existencia porque ese Alguien no puede engañarse ni engañarle.

La fe, es un acto de obediencia, por el cual el hombre se confía libre y totalmente a Dios, prestándole el homenaje del entendimiento y la voluntad (Concilio Vaticano II)

Además, podemos decir que, desde el punto de vista antropológico, es uno de los modos que tiene el conocimiento humano para acceder a la realidad.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos señala que por naturaleza el hombre es capaz de Dios (Capax Dei), ya que en su corazón está inscrito el deseo de ligarse con un ser trascendental.

San Agustín explica la fe cómo "pensar con asentimiento". La fe compromete la voluntad y el amor, es decir, "una fe que busca entender". En el caso de la fe ni veo ni lo pienso, pero el asentimiento se debe a que yo creo en Dios y me fío de Él.

El deseo de comprender le lleva al creyente a pensar, sin que esto le lleve a que el asentimiento sea inestable. Por eso no se trata de investigar para llegar a las certezas, porque las certezas ya están, sino de escudriñar para saciar la sed de conocimiento y búsqueda de Aquél a quien se debe la fe, por quien nos es dada como gracia, gratuitamente, y para quien es entregada libre y voluntariamente.

Conclusión

Si decimos que la teología es una ciencia, lo afirmamos porque ella siguiendo un método propio nos permite el conocimiento cierto de Dios. Es por eso que requiere de la fe como respuesta humanamente digna a la Revelación.

A partir de esto, al provenir de Dios y tender hacia Él, la teología es entonces una ciencia respetuosa de la dignidad de la persona humana, pues por ella entendemos lo que es el hombre y lo que debe ser según el Proyecto Divino, así recurrimos a lo que nos dice sobre la creación del hombre y a la Encarnación del Hijo quien nos ha revelado nuestra dignidad y vocación. Entonces, es propio de la labor teológica compenetrarse intelectualmente con la Verdad Revelada que esforzándose en su comprensión, lleva a defenderla y exponerla con convicción y seguridad.

Por lo tanto, es menester citar a un Gran Doctor de la Iglesia, quien nos decía lo siguiente:

Si has comprendido del todo, no es Dios lo que has encontrado. (S. Agustín)

 

 

 

Autor:

Ana Laura Martínez

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